La mundialización desde Cristóbal Colón y Vasco da Gama hasta nuestros días

21/02/2008
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
Sobre este artículo[1]|

Primera parte

Eric Toussaint Febrero 2008

El comienzo de la mundialización se remonta a las consecuencias del primer viaje de Cristóbal Colón, que desembarcó en octubre de 1492 en la playa de una isla del mar Caribe. Ese es el punto de partida de una intervención brutal y sanguinaria de las potencias marítimas europeas en la historia de los pueblos de América, una región del mundo que, hasta entonces, había quedado al margen de relaciones regulares con Europa, África y Asia. Los conquistadores españoles y sus homólogos portugueses, británicos, franceses, holandeses[2] se apoderaron del conjunto de tierras que convinieron en llamar América[3], dieron muerte a la mayoría de la población indígena y explotaron al resto a fin de obtener el máximo beneficio de sus recursos naturales (en primer lugar el oro y la plata)[4]. Al mismo tiempo, las potencias europeas partieron a la conquista de Asia. Más tarde ampliarían su dominación de Australasia y finalizarían la de África.

En 1500, justo al principio de la brutal intervención de los españoles y de los portugueses en América Central y en América del Sur, esta región contaba con al menos 18 millones de habitantes (ciertos autores avanzan cifras mucho más elevadas, llegando hasta cerca de 100 millones[5]. Un siglo más tarde no quedaban más que unos 8 millones de habitantes (incluyendo los colonos europeos y los primeros esclavos africanos). En el caso de la mayor parte de las islas del Caribe, la totalidad de los indígenas ha sido exterminada. Nótese que durante un largo período, los europeos, apoyados por el Vaticano[6],. no consideraban a los indígenas americanos como seres humanos[7]. Lo que era muy conveniente para exterminarlos o explotarlos.

Cuadro 1. Comparación entre la evolución de la población de Europa Occidental y la de Latinoamérica entre 1500 y 1820 (en millones de habitantes)
 

Cálculos de Eric Toussaint sobre la base de los de Angus Maddison, 2001

En América del Norte, la colonización europea comenzó en el siglo XVII, esencialmente llevada a cabo por Inglaterra y Francia; después conoció una rápida expansión, en el siglo XVIII, época también marcada por una importación masiva de esclavos africanos. Las poblaciones indígenas fueron exterminadas o desplazadas fuera de las zonas de implantación de los colonos europeos. En 1700, los indígenas constituían las tres cuartas partes de la población; en 1820 su proporción era del 3 %.

Hasta la integración forzada de América en el comercio planetario, el eje principal de los intercambios comerciales intercontinentales incluía China, la India y Europa[8]. El comercio entre Europa y China requería vías terrestres y marítimas (por el mar Negro)[9]. La principal vía que comunicaba Europa con la India (ya sea la región de Gujarat al Noroeste o de Kerala, al Suroeste, con los puertos de Calicut y de Cochín) pasaba por el mar Mediterráneo, luego por Alejandría, Siria, la península Arábiga (el puerto de Muscat), llegando el mar de Arabia. La India desempeñaba igualmente un papel activo en los intercambios comerciales entre China y Europa.

Hasta el siglo XV, los diversos progresos técnicos realizados en Europa dependían de transferencias de tecnología desde Asia y desde el mundo árabe.

A fines del siglo XV y durante el curso del siglo XVI, el comercio comenzó a demandar otras rutas. En el momento en que el genovés Cristóbal Colón, al servicio de la corona de Castilla, abría la ruta marítima hacia las «Indias»[10] por el Atlántico navegando rumbo al oeste; Vasco da Gama, el navegante portugués, singlaba hacia la India, también por el océano Atlántico, pero poniendo proa hacia el sur. Bordeó las costas occidentales de África, del Norte al Sur, y tomo luego la dirección del este, después de haber pasado frente al cabo de Buena Esperanza, en el extremo sur de África[11]. La violencia, la coerción y el robo fueron el núcleo de los métodos empleados por Colón y Vasco da Gama para servir los intereses de las testas coronadas de Castilla y Portugal. En el curso de los siglos siguientes, las potencias europeas y sus servidores utilizarían sistemáticamente el terror, el exterminio y la extorsión, combinados con la búsqueda de aliados locales, prestos a ponerse a su servicio. Numerosos pueblos del planeta han visto el curso de su historia bifurcarse brutalmente bajo los golpes de látigo de los conquistadores, de los colonos y del capital europeo. Otros pueblos sufrieron una suerte aún más terrible, pues fueron exterminados o reducidos a la situación de extranjeros en sus propios países. Otros incluso fueron trasplantados a la fuerza de un continente a otro y reducidos a la esclavitud. Es verdad que la historia anterior al siglo XV de la era cristiana estada marcada en numerosas ocasiones por las conquistas, las dominaciones y la barbarie, pero éstas no abarcaban aún todo el planeta. Lo que choca en el curso de los últimos cinco siglos es que las potencias europeas emprendieron la conquista del mundo entero y, en tres siglos, han acabado por poner en relación de manera brutal a (casi) todos los pueblos del planeta. Al mismo tiempo, la lógica capitalista ha tenido éxito finalmente en imponerse a todos los otros modos de producción (sin necesariamente eliminarlos por completo).

A partir del fin del siglo XV, la mercantilización capitalista del mundo conoció un primer gran golpe de acelerador; luego siguieron otros, principalmente en el siglo XIX, con la difusión de la Revolución Industrial a partir de Europa Occidental y de la «colonización» tardía de África por las potencias europeas. Las primeras crisis económicas internacionales relacionadas con los ciclos del capital (en la industria, las finanzas y el comercio) estallaron desde el comienzo del siglo XIX y han provocado indiscutiblemente las primeras crisis de la deuda[12]. El siglo XX fue el teatro temporal de dos guerras mundiales, cuyo el epicentro estuvo en Europa, y de tentativas infructuosas de construcción del socialismo. El viraje del capitalismo mundial hacia el neoliberalismo a partir de 1970 y la restauración del capitalismo en el ex-bloque soviético y en China ha dado una nueva aceleración a la mundialización capitalista.

Segundo viaje intercontinental de Vasco da Gama (1502): Lisboa – Cabo de Buena Esperanza – África del Este – India (Kerala)

Después de un primer viaje hacia la India, llevado a cabo con éxito en 1497-1499, Vasco da Gama fue enviado de nuevo en misión por la corona portuguesa hacia ese país con una flota de veinte navíos. Zarpó de Lisboa en Febrero de 1502. Quince navíos debían efectuar el viaje de regreso y cinco (bajo el mando de un primo de da Gama) debían permanecer para proteger las bases portuguesas en la India y bloquear los barcos que zarparan de la India hacia el mar Rojo, a fin de cortar el comercio entre ambas regiones. Da Gama dobló el cabo en junio e hizo escala en Sofala, en el este de África, para comprar oro. En Kilva, forzó al soberano local a pagar un tributo anual en perlas y oro, y zarpó hacia la India. Se apostó frente a Cannanore (a 70 km al norte de Calicut —hoy Kozhikode—) a la espera de los navíos árabes de regreso del mar Rojo. Abordó un barco que regresaba de La Meca con peregrinos y un valioso cargamento. Se apoderó de una parte de su carga y lo incendió. La mayor parte de sus pasajeros y de su tripulación perecieron. Hizo luego un alto de descanso en Cannanore, donde intercambió presentes (ofreció oro y recibió piedras preciosas) con el soberano local, pero no hizo negocios porque juzgó que los precios de las especias eran demasiado elevados. Zarpó rumbo a Cochín (hoy Kochi), pone sus navíos al pairo frente a Calicut y exigió al soberano que expulsara toda la comunidad de negociantes musulmanes (4.000 familias), que utilizaban el puerto como base para comerciar con el Mar Rojo. Ante el rechazo de Samudri, soberano local hindú, Vasco da Gama bombardeó la ciudad, como ya había hecho en 1500 Pedro Álvares Cabral, otro navegante portugués. Se dirigió luego a Cochín, donde intercambió especias por la plata, el cobre y los textiles robados al barco que había hundido, a principios de noviembre. Dejó allí un emporio permanente y cinco navíos para proteger los intereses portugueses. Antes de abandonar la India para regresar a Portugal, la flota de da Gama fue atacada por más de treinta navíos fletados por los negociantes musulmanes de Calicut, y decidió entonces establecer la base de sus operaciones en otra parte. Estas batallas navales muestran claramente la violencia y el carácter criminal de la acción de Vasco da Gama y de la flota portuguesa. Da Gama regresó a Lisboa en octubre de 1503, con trece naves y cerca de 1.700 toneladas de especias, o sea, una cantidad poco más o menos igual a la que llegaba cada año de Oriente Medio a Venecia a finales del siglo XV. Los márgenes portugueses sobre ese comercio eran bastante más importantes que los de los venecianos. La mayor parte de las especias se distribuyeron en Europa vía Amberes, el principal puerto de los Países Bajos españoles y también el más importante puerto europeo.

Las expediciones marítimas chinas en el siglo XV

Los europeos no eran los únicos que hacían largos viajes y descubrían nuevas rutas marítimas, pero, manifiestamente, eran los más agresivos y los más conquistadores. Varias décadas antes que Vasco da Gama, entre 1405 y 1433, siete expediciones chinas tomaron la dirección del oeste y visitaron principalmente Indonesia, Vietnam, Malasia, la India, Sri Lanka, la península Arábiga (el estrecho de Ormuz y el mar Rojo), y las costas orientales de África (principalmente Mogadiscio y Malindi).

Bajo el reinado del emperador Yongle, la marina Ming «contaba aproximadamente con 3.800 navíos en total, de los cuales 1.350 eran patrulleros y 1.350 navíos de combate asignados a los puestos de guardia o a las bases insulares; una flota principal de 400 grandes navíos de guerra estacionados cerca de Nankín y 400 navíos de carga para el transporte de cereales. Había además más de 250 navíos-tesoro de gran radio de acción.»[13]. Eran cinco veces más grandes que cualquiera de las naves de da Gama, con 120 metros de eslora y 50 metros de anchura. Los grandes navíos tenían al menos 15 compartimentos estancos, de modo que un bastimento dañado no se hundía y podía ser reparado en alta mar. Sus intenciones eran pacíficas, pero su fuerza militar era suficientemente imponente para detener eficazmente un ataque, lo que sólo se produjo en tres ocasiones. La primera expedición tuvo por destino la India y sus especias. Las otras tenían por misión la exploración de la costa oriental de África, el mar Rojo y el golfo Pérsico. El primer propósito de esos viajes era establecer buenas relaciones, ofreciendo regalos y escoltando a embajadores o a los soberanos que iban o salían de China. No hicieron ninguna tentativa de establecer bases con fines comerciales o militares. Los chinos buscaban nuevas plantas para las necesidades de la medicina y una de las misiones había llevado consigo 180 miembros de la profesión médica. Por el contrario, luego del primer viaje a la India, el equipaje de Vasco da Gama se componía de aproximadamente 160 hombres, entre ellos artilleros, músicos y tres intérpretes del árabe. Después de 1433, los chinos abandonaron sus expediciones marítimas de largo alcance y le dieron prioridad al desarrollo interno.

En el 1500, niveles de vida comparables

Cuando las potencias de Europa occidental se lanzan a la conquista del mundo, a finales del siglo XV, el nivel de vida y el grado de desarrollo de los europeos no era superior al de otras grandes regiones del mundo. China aventajaba indiscutiblemente a Europa occidental en muchos aspectos: condiciones de vida de los habitantes, nivel científico, obras públicas[14], calidad de las técnicas agrícolas y manufactureras. La India estaba más o menos en igualdad con Europa, principalmente desde el punto de vista de las condiciones de vida de sus habitantes y de la calidad de sus productos manufacturados (sus textiles y su hierro eran de mejor calidad que los producidos en Europa)[15]. La civilización inca, en los Andes, en América del Sur, y la de los aztecas en México eran igualmente avanzadas y florecientes. Hay que ser muy prudente cuando se trata de definir los criterios de desarrollo y evitar limitarse al cálculo del producto interior bruto por habitante. La expectativa de vida, el acceso al agua potable, la seguridad de existencia, la calidad de la salud, el respeto de las diferencias, la relación hombre/mujer, los mecanismos de solidaridad colectiva constituyen en su conjunto criterios de comparación más importantes que el PIB per cápita. Sin embargo, si uno se atiene a ese último criterio y si se agrega la esperanza de vida y la calidad de la alimentación, los europeos no vivían mejor que los pueblos de otras grandes regiones del mundo antes de lanzarse a su conquista.

El comercio intra-asiático antes de la irrupción de las potencias europeas.

En 1500, la población de Asia era cinco veces más importante que la de Europa occidental. La población de la India por sí sola representaba el doble de la población de Europa occidental[16]. La región representaba entonces un mercado muy vasto con una red de negociantes asiáticos operando entre África y la India, y entre las Indias orientales e Indonesia. Al este del estrecho de Malaca, el comercio era dominado por China.

Los negociantes asiáticos conocían bien la dirección estacional de los vientos y los problemas de la navegación en el océano Índico. Los navegantes experimentados eran numerosos en la región; tenían a su disposición un conjunto de estudios científicos sobre astronomía y navegación. Sus instrumentos de navegación no tenían gran cosa que envidiar a los de los portugueses. Desde África oriental hasta Malaca (en el angosto estrecho que separa a Sumatra de Malasia), el comercio asiático era realizado por comunidades de mercaderes que conducían sus actividades sin navíos armados ni ingerencia marcada de los gobiernos.

Las cosas cambiaron radicalmente con los métodos empleados por los portugueses, los holandeses, los ingleses, los franceses al servicio de sus Estados y de los mercaderes. Las expediciones marítimas lanzadas por las potencias europeas hacia diferentes partes de Asia aumentaron considerablemente, como lo muestra el cuadro de abajo (tomado de Maddison, 2001). El mismo indica claramente que Portugal era, sin discusión, la potencia europea dominante en Asia durante el curso del siglo XVI. Fue desplazada en el siglo siguiente por los holandeses, quienes permanecieron dominantes durante el curso del siglo XVIII, con los ingleses ocupando la segunda posición.


La Gran Bretaña se unió a las potencias europeas en la conquista del mundo

«En el siglo XVI, las principales actividades de Inglaterra fuera de Europa eran la piratería y los viajes de reconocimiento para estudiar las posibilidades de crear un imperio colonial. El golpe más audaz fue el apoyo real dado a la expedición de Drake (1577-1580), quien, con cinco naves y 116 hombres, rodeó el estrecho de Magallanes, apresó y despojó los barcos españoles cargados de tesoros a lo largo de las costas chilenas y peruanas, estableció contactos útiles en las islas de las especias desde las Molucas y Java hasta el cabo de Buena Esperanza y Guinea, al regreso»[17]. A finales del siglo XVI, Gran Bretaña dio un golpe decisivo con el que afirmó definitivamente su poderío naval al infligir una derrota a España frente a las costas británicas. A partir de ese momento se lanzó a la conquista del Nuevo Mundo y de Asia. En el Nuevo Mundo estableció colonias azucareras en las Antillas y, a partir de la década de 1620, participó activamente en el tráfico de esclavos importados de África. Simultáneamente, instaló entre 1607 y 1713 quince colonias de poblamiento en América del Norte, 13 de las cuales acabaron proclamando su independencia para devenir, en 1776, los Estados Unidos; las otras dos permanecerían en el regazo británico y constituirían parte del Canadá.

En Asia, la corona británica adopta otra política: antes que recurrir a la creación de colonias de poblamiento, instauró un sistema de colonias de explotación, comenzando por la India. A tal efecto, el Estado británico otorgó en 1600 su protección a la Compañía de las Indias Orientales (una asociación de mercaderes que competía con otros agrupamientos del mismo tipo en Gran Bretaña). En 1702, la Compañía de las Indias Orientales obtuvo del Estado el monopolio del comercio y se lanzó a la conquista de la India, que logró con la victoria en la batalla de Plassey en 1757, lo que le permitió tomar el control de Bengala. Durante algo más de dos siglos, Gran Bretaña aplicó una política económica proteccionista pura y dura; luego, una vez convertida en la potencia económica dominante durante el curso del siglo XIX, impuso una política imperialista libre-cambista. Por ejemplo, impuso a golpes de cañón a China, la «libertad del comercio» a fin de forzar a los chinos a comprar el opio indio y permitir a los británicos adquirir, con el producto de la venta del opio, té chino para revenderlo en el mercado europeo. En el resto del mundo, Inglaterra extiendió sus conquistas en Asia (Birmania, Malasia), en Australasia (Australia, Nueva Zelanda…), en el norte de África (Egipto), en Oriente Próximo… En cuanto al África subsahariana, hasta el siglo XIX el comercio de esclavos fue su único gran ámbito de interés. Luego —pero tarde— se lanzó a su conquista.

Goa: un enclave portugués en la India

En
la India, como en otros lugares de Asia, los portugueses se anticiparon a los ingleses, y fueron conquistando pequeñas porciones del territorio indio, donde establecían emporios y aplicaban el terrorismo religioso. Fue así cómo en Goa implantaron en 1560 el tribunal de la Inquisición, que se mantendría hasta 1812. En 1567, todas las ceremonias hinduistas fueron prohibidas. En un poco más de dos siglos, 16.000 casos fueron juzgados en Goa por el tribunal de la Inquisición y millares de hindúes perecieron quemados vivos en la hoguera.

La conquista de Las Indias por los británicos


Los británicos, en el curso de la conquista de la India, expulsaron a los competidores europeos, holandeses y franceses. Estos últimos estaban dispuestos a imponerse pero no tuvieron éxito. Su derrota a mediados del siglo XVIII en la guerra de los 7 años, en la que se enfrentaron a los británicos, se debió principalmente a la insuficiencia del apoyo proporcionado por el Estado francés[18].

Para hacerse con el control de la India, los ingleses buscaron sistemáticamente aliados entre las clases dominantes y los señores locales. No dudaron, cuando les parecía necesario, en utilizar la fuerza, como después de la batalla de Plassey en 1757, o como en la violenta represión de la revuelta de los Cipayos en 1859. Pusieron a su servicio las estructuras locales de poder y, la mayor parte del tiempo, dejaron en sus puestos a los señores, permitiéndoles continuar llevando una vida ostentosa mientras les imponían las reglas del juego (no disponían de ningún poder real frente a los británicos). La división de la sociedad en castas fue mantenida y hasta reforzada, lo que sigue constituyendo un peso terrible sobre la sociedad hindú. En efecto, se suma a la división de la sociedad en clases y a la dominación del género masculino sobre las mujeres una división en castas basada en el nacimiento. Por medio de la recaudación de impuestos y el comercio desigual con Gran Bretaña, el pueblo indio ha contribuido al enriquecimiento de la metrópoli así como al de las clases ricas (comerciantes, industriales, personal político). Pero los británicos no fueron los únicos que se enriquecieron: los banqueros, los comerciantes, los patrones de las manufacturas indias han acumulado igualmente fortunas colosales. Fue gracias a eso que la Compañía de las Indias Orientales (EIC) y el Estado Británico pudieron mantener por tan largo tiempo una dominación que suscitaba un sentimiento de rechazo tan grande en el pueblo

El ejemplo de la industria algodonera

Los textiles de algodón producidos en la India eran de una calidad inigualable a nivel mundial. Los británicos intentaron copiar sus técnicas de producción y de elaborar en su isla tejidos de algodón de calidad comparable, pero durante largo tiempo los tejidos resultantes fueron de calidad mediocre. Bajo la presión de los propietarios de los telares británicos, el gobierno de Londres prohibió la exportación de los tejidos de algodón indios con destino a los territorios integrantes del Imperio Británico. Londres también prohibió a la Compañía de las Indias Orientales comerciar los textiles indios de algodón fuera del Imperio. Así, Gran Bretaña trató de cerrar todas las salidas posibles para los textiles indios. Fue sólo gracias a tales medidas que la industria británica del algodón pudo llegar a ser verdaderamente rentable.

En la actualidad, los británicos y los representantes de las otras potencias más industrializadas aplican sistemáticamente, en el marco de la Organización Mundial del Comercio, los acuerdos comerciales relativos al derecho de propiedad intelectual para frenar el desarrollo de países como la India. Sin embargo, hace poco menos de tres siglos no dudaron en copiar los métodos de producción y el diseño de los indios, principalmente en el campo de la industria textil.

Por otra parte, para aumentar sus beneficios y llegar a ser más competitivos que la industria algodonera hindú, los patrones británicos de las empresas algodoneras fueron llevados a introducir nuevas técnicas de producción: utilización de la máquina de vapor y de nuevos telares para hilar y para tejer. Recurriendo a la fuerza, los británicos transformaron la India de manera fundamental. Cuando, hasta fines del siglo XVIII, la economía de la India era exportadora de productos manufacturados de alta calidad y autosatisfacía ampliamente la demanda de su mercado interior, fue invadida en los siglos XIX y XX por productos manufacturados europeos, británicos en particular. Gran Bretaña prohibió a la India exportar sus productos manufacturados, en cambio, la forzó a exportar en forma creciente opio a China en el siglo XIX (así como le impuso militarmente a China comprar opio de la India) e inundó el mercado indio de productos manufacturados británicos. En resumen, produjo el subdesarrollo de la India.

En la segunda parte de este artículo serán especialmente abordadas las hambrunas coloniales, el comercio triangular, la intervención del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional y de la Organización Mundial del Comercio, los entresijos del milagro actual de la India y algunas pistas alternativas.

Bibliografía

AMIN, S. (1970), L’accumulation à l’échelle mondiale, éditions Anthropos, Paris, 1971, 617 p.

BAIROCH, P. (1993), Mythes et paradoxes de l’histoire économique, La Découverte/Poche, Paris 1999, 288 p.

BAYLY, C.A., (2004), La naissance du monde moderne (1780-1914), Les Editions de l’Atelier/Editions Ouvrières, Paris, 2007, 862 páginas

BEAUD, M. (1981), Histoire du capitalisme de 1500 à 2000, Seuil, Paris, 2000, 437 p.

BRAUDEL, F. (1979), Civilisation matérielle, économie et capitalisme. XVe-XVIIIe siècle. Paris, Armand Collin, 1979. 3 tomos

BRITTO GARCIA, L., América nuestra. Que estás en la tierra: Integración y Revolución, Casa de Nuestra América José Marti, Caracas, 527 p.

CHAUDHURI, K.N. (1978), The Trading World of Asia and the English East India Company, 1660–1760, Cambridge University Press, Cambridge.

CHAUDHURY, S. (1999), From Prosperity to Decline: Eighteenth Century Bengal, Manohar, New Delhi.

CHAUDHURY, S. ET MORINEAU M. (1999), Merchants, Companies and Trade: Europe and Asia in the Early Modern Era, Cambridge University Press, Cambridge

CLAIRMONT, F.F. (1996), The Rise and Fall of Economic Liberalism, Southbound and Third World Network, 356 p.

COLOMB, C., La découverte de l’Amérique I. Journal de bord. 1492-1493, François Maspero, La Découverte, Paris, 1980, 235 p.

COLOMB, C., La découverte de l’Amérique II. Journal de bord. 1493-1504, François Maspero, La Découverte, Paris, 1980, 225 p.

DAVIS M. (2001), Génocides tropicaux, Catastrophes naturelles et famines coloniales. Aux origines du sous-développement, La Découverte, Paris, 2003, 479 p.

GUNDER FRANK, A. (1977), L’accumulation mondiale 1500-1800, Calmann-Lévy, 1977, 340 p.

LUXEMBOURG, R. (1913), L’accumulation du capital, tome II, François Maspero, Paris, 1967, 238p.

MADDISON, A., (2001), L’économie mondiale : une perspective millénaire, Centre de Développement de l’Organisation de coopération et de développement économiques (OCDE), Paris, 2001, 403 p.

MANDEL, E. (1972), Le Troisième âge du capitalisme, Les Editions de la Passion, Paris, 1997, 559 p. MARX, K. (1867), Le Capital, livre I, Œuvres I, Gallimard, La Pléiade, 1963, 1818 p.

NEEDHAM, J. et al. (1954–2000), Science and Civilisation in China, 50 grandes sections, plusieurs coauteurs, plusieurs volumes, Cambridge University Press, Cambridge.

POLO, M., Le devisement du monde. Le livre des merveilles I, François Maspero La Découverte, Paris, 1980,

POMERANZ, K. (2000), The Great Divergence, Princeton University Press, Princeton.

SAHAGUN, F. B. de, Histoire générale des choses de la Nouvelle-Espagne, François Maspero, Paris, 1981, 299p.

SHIVA, V. (1991), The Violence of the green revolution, Third World Network, Malaysia, 1993, 264 p.

SMITH, A. (1776), Recherche sur la nature et les causes de la richesse des nations, Flammarion, Paris, 1991, 2 t., 1168 p.

SUBRAHMANYAM, S. (1997), The Career and Legend of Vasco da Gama, Cambridge University Press, Cambridge

WALLERSTEIN, I. (1983), Le capitalisme historique, Editions La Découverte, Paris, 1996, 119 p.

infos articulo
URL: http://www.cadtm.org


Traducido por Paulino Nunez. Revisado por Raul Quiroz.



[1] Este artículo es una versión ampliada de la conferencia dada por el autor en Kerala (India) el 24 de enero 2008 bajo el título «Impactos de la globalización sobre los campesinos pobres». Los participantes de esta conferencia, en su mayoría mujeres provenientes de medios rurales, respondían a la invitación de la asociación Shanthigram y de VAK (miembro de la red CADTM internacional) en el marco de la semana mundial de acción global lanzada por el Foro Social Mundial.

[2] Falta agregar a los rusos que anduvieron por Alaska y a los daneses que hicieron algunas conquistas en el mar Caribe, sin olvidar el norte, Groenlandia («descubierta» varios siglos antes). Recordemos que los noruegos habían llegado a Groenlandia y «Canadá» bastante antes del siglo XV. Véase especialmente el viaje de Leiv Eriksson a principios del siglo XI a las «Américas» (desde el Labrador hasta la extremidad septentrional de Terranova), donde se estableció una breve colonia, durante mucho tiempo olvidada, en Anse aux Meadows, un lugar histórico-arqueológico de Terranova.

[3] El nombre América hace referencia a Amerigo Vespucci, navegante italiano al servicio de la corona de Castilla. Los pueblos indígenas de los Andes (Quechuas, Aimaras, etc.) llamaban Abya-Yala a su continente.

[4] Entre los recursos naturales, se debe incluir los recursos biológicos llevados por los europeos a sus países, difundidos luego en el resto de sus territorios conquistados y después más allá. Se trata principalmente del maíz, la patata, la batata, la yuca, el pimiento, el tomate, el cacahuete (maní), la piña, el cacao y el tabaco.

[5] Las cifras concernientes a la población de América antes de su conquista por los europeos son objeto de estimaciones bastante diferentes. Borah calcula que la población americana alcanzaba los 100 millones en 1500, Biraben y Clark, en estudios separados, hablan de unos 40 millones. Braudel la evalúa entre 60 y 80 millones en el 1500. Maddison hace una estimación bien inferior, calculando que la población de Latinoamérica se elevaba a 17,5 millones en el 1500 y había sido reducida en más de la mitad un siglo después de la conquista. En el caso de México, estima que la población pasó de 4,5 millones en 1500 a 1,5 millones un siglo más tarde (o sea, una despoblación de dos tercios de los habitantes). En este artículo se adopta la hipótesis baja por prudencia. Aun con estos valores, la invasión y la conquista de la América por los europeos es claramente equiparable a un crimen contra la humanidad y a un genocidio. Las potencias europeas que conquistaron América exterminaron pueblos enteros y los muertos se cuentan al menos por millones, posiblemente por decenas de millones.)

[6] Desde ese punto de vista, el mensaje del papa Benedicto XVI durante su viaje a Latinoamérica en el 2007 es particularmente injurioso con la memoria de los pueblos víctimas de la colonización europea. En efecto, lejos de reconocer los crímenes cometidos con el beneplácito de la Iglesia católica contra las poblaciones indígenas de América, el papa pretende que éstos esperaban el mensaje de Cristo traído por los europeos a partir del siglo XV. Benedicto XVI debería responder de sus palabras ante la justicia

[7] Las realezas española y portuguesa que dominaron durante tres siglos América del Sur, América Central y buena parte del Caribe como potencias católicas, gozaron del apoyo del papado para perpetrar sus crímenes. Es necesario añadir que la Corona de Castilla expulsó a fines del siglo XV a los musulmanes y los judíos (que no se convirtieran al cristianismo) durante y después de la Reconquista (que concluyó el 2 de enero de 1492). Los judíos que se expatriaron y no renunciaron a su religión encontraron refugio principalmente en los países musulmanes en el seno del Imperio Otomano, muy tolerante con las otras religiones.

[8] Los europeos han traído significativamente de Asia, en el curso del tiempo, la producción de textiles de seda, el algodón, la técnica del vidrio soplado, el cultivo del arroz y de la caña de azúcar.

[9] Notablemente la famosa «ruta de la seda» entre Europa y China, recorrida por el veneciano Marco Polo a fines del siglo XIII.

[10] Oficialmente, Cristóbal Colón buscaba alcanzar Asia navegando hacia el oeste, pero se sabe que esperaba encontrar tierras nuevas, desconocidas por los europeos.

[11] A partir del siglo XVI, la ruta del océano Atlántico para ir de Europa a Asia y a las Américas marginaría al Mediterráneo durante cuatro siglos. Por lo tanto, hasta la apertura del canal de Suez, los principales puertos europeos se encontraban en el Mediterráneo hasta finales del siglo XV (Venecia y Génova, principalmente), momento en que los puertos europeos abiertos al océano Atlántico irían tomando progresivamente posiciones de ventaja (Amberes, Londres, Ámsterdam).

[12] Ver Eric Toussaint, La Bolsa o la Vida, CLACSO, Buenos Aires, 2004, capítulo 7. La primera crisis internacional de la deuda sobreviene al final del primer cuarto del siglo XIX afectando simultáneamente a Europa y las Américas (asociada a la primera crisis mundial de sobreproducción de mercaderías). La segunda crisis internacional de la deuda estalló durante el curso del último cuarto del siglo XIX y sus repercusiones afectaron a todos los continentes

[13] Needham, 1971, p. 484.

[14] En el siglo XV, Pekín estaba enlazada a sus zonas de aprovisionamiento en redes alimentarías por el Gran Canal que medía 2 300 Kilómetros y sobre el cual navegaban fácilmente gabarras gracias a un sistema ingenioso de esclusas.

[15] La comparación entre el producto interior bruto europeo por habitante y el del resto del mundo es objeto de debates importantes. Las estimaciones varían fuertemente según las fuentes. Autores tan diferentes como Paul Bairoch, Fernand Braudel y Kenneth Pomeranz consideran que, en 1500, Europa no tenía un PIB por habitante superior al de otras partes del mundo como la India y China. Maddison, que se opone radicalmente a esta opinión, (pues le reprocha que subestimara el desarrollo de Europa occidental) estima que el PIB per cápita de la India se elevaba en el 1500 a 550 dólares (de 1990) y el de Europa occidental a 750 dólares. Lo que se retiene, pese a las divergencias entre esos autores, es que en el 1500, antes de que las potencias europeas partieran a la conquista del resto del mundo, su PIB per cápita, en el mejor de los casos (el propuesto por Maddison), representaba entre 1,5 y 2 veces el PIB de la India mientras que 500 años más tarde, éste es 10 veces más importante. Es perfectamente razonable deducir que la utilización de la violencia y de la extorsión por las potencias europeas (a las que se sumaron más tarde Estados Unidos, Canadá, Australia y otros países de emigración europea dominante) están en buena medida en la base de su ventaja económica actual. El mismo razonamiento se aplica a Japón con un desfase en el tiempo, pues mientras que entre 1500 y 1800 tenía un PIB inferior al de China, no se transformó en una potencia capitalista agresiva y conquistadora sino al final del siglo XIX. A partir de ese momento, la progresión de su PIB per cápita es fulgurante, se multiplicó por 30 entre 1870 y el año2000 (si hemos de creer a Maddison). Fue durante el curso de este período cuando marcó verdaderamente la distancia con relación a China.

[16] Ver Maddison, 2001, p. 260.

[17] Ver Maddison, 2001, p. 110.

[18] Ver Gunder Frank, 1977, p. 237-238.

https://www.alainet.org/es/articulo/125838?language=es

Clasificado en

Clasificado en: 

Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS