El fin, SI justifica los medios

19/02/2008
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La danza electoral

Los partidos políticos y sus dueños están agitándose nerviosamente en sus propios medios de comunicación, sembrando de mentiras y falsa conciencia la mente de los panameños. Obispos, ministros, diputados, magistrados y policías se llenan la boca de mentiras que, lanzan, como veneno, por radio, prensa y televisión. Se trata de la prematura campaña electoral iniciada en Panamá. Los partidos y sus cúpulas, defensores del poder político, económico y religioso reúne a gente de la peor calaña y ralea que se auto proclaman la divina pomada y la divina providencia para solucionar los males y sufrimientos de la población que estos mismos partidos han causado.

Haciendo dinero

Hacer, acumular y concentrar dinero es el objetivo fundamental del sistema capitalista. Ahora, en su fase neoliberal, este objetivo se ha maximizado. Así las cosas, el modo de producción capitalista -donde el CAPITAL es lo más importante- reglamenta y maximiza la explotación del ser humano y de toda la naturaleza. El capitalismo, como es natural, determina el tipo de democracia y de derechos ciudadanos que le convienen a su propio sistema. El capitalismo organiza y legisla su propia democracia para que esta democracia minúscula, garantice, al máximo, la explotación, el lucro y la ganancia fácil.

En el capitalismo, el privilegio, del que gozan las elites del poder, es ilimitado y escandaloso. Todo se hace a costilla de los trabajadores y de las mayorías nacionales. La única patria y la única soberanía que conocen los capitalistas es el capital. El amor y la solidaridad; la ternura y la alegría; el dolor y la rabia de estos señores y señoras del capital pasa por su bolsillo. Su corazón es de dinero y solo el dinero lo perturba. Estos idealistas esquizofrénicos que, creen en el dios dinero, son materialistas consagrados, aferrados, entre otras tantas cosas inútiles, a las cuentas bancarias y a la posesión de infinitas propiedades: perfumes, prendas, autos, represas, minas, hoteles, fincas, industrias, edificios, compañías de todas las calañas, financieras, terminales, buses al por mayor, armas y cementerios.

Al paso del sistema capitalista, también resulta normal la implementación de la caricatura que ellos llaman democracia. Una "democracia restringida", con mayor o menor grado de libertades y derechos, según el nivel de conciencia y organización alcanzado por la población. La relación es, como señala la regla matemática: a menor conciencia y menor organización; menor libertad y menores derechos. Ésta es, sin duda, la etapa o el nivel en que nos encontramos los panameños. Somos mangoneados por el capital de arriba, el del norte y, por el capital de abajo, el de aquí.

Los capitalistas del patio que, nos tratan como esclavos, son esclavos del imperio. Esto explica que hayan entregado el país entero -gente y naturaleza- al insaciable y voraz apetito del capitalismo internacional. Las privatizaciones venidas y por venir representan la corrupción y el entreguismo de los partidos políticos incapaces de palpar el sentido de patria y soberanía que recae sobre la dignidad de los seres humanos que vivimos en Panamá.

En realidad estamos frente a un MÉTODO, o forma de hacer las cosas. Este método de explotación es, y ha sido, reproducido en todos los ámbitos de la sociedad. Sus "principios", son sencillos, aunque desastrosos, y en cada país, han sido adaptados y nacionalizados. El “JUEGA VIVO” panameño no es más que un principio del capitalismo internacional.

La explotación, como el maltrato familiar, se reproduce y atraviesa todas las clases sociales. Arriba y abajo, la mafia se distingue por sus métodos y por sus propósitos. Mafiosos los hay en la casa, el sindicato o el gobierno. Para todos los mafiosos: el fin, Sí justifica los medios.

Ser personas amantes y respetuosas de la vida y la naturaleza nos exige el rompimiento radical con la absurda, estúpida y criminal filosofía del “fin justifica los medios”. Dicho de otra manera, no podemos construir nueva sociedad, para hombres y mujeres nuevas, con los mismos métodos salvajes de los que mantienen, empecinados, esta vieja sociedad. La democracia participativa, la de las mayorías nacionales, solo puede ser obra de estas mismas mayorías. La patria es el ser humano y, éste, como la naturaleza, tienen que ser respetados.

Repudio total y radical a los métodos de los partidos políticos y sus dueños. Los panameños no somos ganado, somos personas, seres pensantes. Repudio total y radical a toda la parafernalia y el andamiaje ideológico y religioso que trata de darle validez credibilidad al actual sistema de corrupción y el juega vivo electoral en Panamá.
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