Jornada de protesta contra las FARC cerraría caminos hacia la paz
- Opinión
Medellín
Si bien es justificable el repudio generalizado de la sociedad hacia las FARC, la movilización del próximo 4 de febrero podría generar complejos obstáculos de cara a un eventual acuerdo humanitario e incluso, a una posible salida negociada a la confrontación armada con este grupo guerrillero.
Por lo menos a esta conclusión llegaron diversos analistas consultados por la Agencia de Prensa IPC sobre las adhesiones, rechazos, inquietudes y temores que ha generado la movilización contra las FARC programada para el próximo 4 de febrero y que tendrá lugar en las principales ciudades capitales del país y en por lo menos 80 ciudades del mundo.
De acuerdo con los consultados, el hecho de que la sociedad se movilice para manifestar su rechazo e indignación frente a las violaciones al derecho internacional humanitario y a los derechos humanos cometidas por las FARC es positivo en tanto que apunta a convertirse en el golpe de opinión mas contundente que recibirá en su contra la organización guerrillera. Sin embargo, podría verse como una “victoria pírrica” si la marcha no plantea la pregunta por la situación de los secuestrados y, en general, de las víctimas; interrogante que, según los especialistas, no aparece claramente.
Luis Eduardo Salcedo, vocero regional de la Asamblea Permanente de la Sociedad Civil por la Paz, sostiene que desde hace varios años la organización que representa trabaja por un acuerdo humanitario que permita la liberación de los civiles y militares plagiados por las FARC. Dicha lucha, añadió, no ha contado con el suficiente respaldo en la opinión pública y teme que los esfuerzos de la Asamblea encuentren ahora mayor resistencia, pese a la generalizada voz de rechazo e indignación que despertaron las pruebas de supervivencia difundidas a principios de este año, en donde se dan a conocer las actuales condiciones de los secuestrados.
“Nosotros representamos un sector como lo es las víctimas del secuestro de las cuales muchas han manifestado no estar en contra “de”, sino a favor del acuerdo. Lo importante aquí es que la movilización exprese indignación contra el secuestro, pero que al mismo tiempo reclame a las partes un acuerdo humanitario”, expresó Salcedo.
Igual concepto comparten la Corporación Madres de las Candelaria Línea Fundadora, quien a través de un comunicado manifestaron su negativa a marchar el próximo 4 de febrero, por considerar que la iniciativa abre un camino para la “salida militar al drama de los secuestrados” y cierra toda posibilidad de un acuerdo humanitario y por ende, de una salida negociada a la confrontación armada con las FARC.
Por ello, las consignas y motivaciones de las Madres de la Candelaria así como de la Asamblea Permanente para la jornada del próximo lunes serán distintas a las planteadas por sus organizadores: “no al secuestro, sí al intercambio humanitario, no a la violencia”.
Cultura política
Posiciones como esta han provocado algún grado de malestar entre los organizadores de la marcha, que a diferencia de otras surgió como iniciativa de integrantes de la red virtual Facebook, lo que le ha dado no sólo un carácter más internacional sino también un sentido para nada institucional. A través de diversos escenarios y diferentes medios han pedido a los asistentes “no manipular ni tergiversar el sentido de la marcha, pues la idea es enviarle un mensaje contundente a las Farc”.
Al respecto, Fabio Giraldo, director del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia, señaló que el posible antagonismo en las motivaciones que se vivirá en la marcha, más que polarizar a la sociedad, enriquece el debate político de cara a la búsqueda de salidas al drama de los secuestrados.
“Yo no veo ningún problema en eso, pues en última instancia lo que se está reafirmando es un rechazo universal contra el secuestro y sus perpetradores. Todo eso es válido en el espectro político y en últimas ayuda a enriquecer el debate público”, declaró Giraldo, quien además se mostró escéptico frente a un cambio de postura por parte de las FARC o del Gobierno Nacional en torno a un eventual acuerdo humanitario.
“Veo más alejada la posibilidad de un acuerdo humanitario. Por un lado está la ofensiva militar de Uribe y por otro lado, lastimosamente la guerrilla ve en los secuestrados la manera de mantenerse en la agenda pública”, aseveró Giraldo.
El investigador también advirtió que, dadas las condiciones de la convocatoria, podría generarse un “sentimiento de inequidad” entre las víctimas de otros actores armados, quienes no se estarían sintiendo solidarizados en sus luchas y su dolor.
Dicha apreciación también fue compartida por Iván Cepeda, presidente del Movimiento Nacional de Crímenes de Estado, quien aseguró que gracias a la intervención de los medios de comunicación se viene imponiendo una visión “unidimensional del conflicto y el terrorismo”, que podría traducirse en una opinión pública favorable a la política de Seguridad Democrática en cuanto traslada todo el problema humanitario hacia un solo actor en particular.
“La convocatoria que se realiza contra una forma de violencia excluye otras lógicas y se podría decir que hay dos tipos de víctimas: las del secuestro y las de la guerrilla, y otras que han pasado a ser víctimas inexistentes”, conceptuó Cepeda.
En este sentido, Martha Lucía Peña Duque, presidenta del Instituto Popular de Capacitación (IPC), consideró que si bien la movilización de rechazo hacia las Farc es positiva, paradójicamente las iniciativas de paz y aquellas voces que desde años claman por una salida negociada al conflicto podrían salir como perdedoras de la jornada, pues su voz se vería opacada por los gritos de rechazo enérgico contra las FARC.
Ante esto, Peña Duque plantea interrogantes por el carácter civilista de la sociedad colombiana: “Lo que uno se pregunta es dónde está la sociedad colombiana en términos de una salida civilista. Lo preocupante es que hay unas respuestas de la sociedad que avala una violencia y rechaza otra, cómo quedo demostrado en una encuesta hecha hace algunos años por la Revista Semana, donde cerca de un 25% de la encuestados toleraba el accionar de los paramilitares. Esto nos pone en un clima donde es difícil pensar que luego del 4 de febrero, se abrirán nuevos caminos de paz en Colombia”.
Fuente: Agencia de Prensa IPC
Medellín, Colombia
www.ipc.org.co
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