Sarkozy: Un Blair a la francesa

03/09/2007
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Desde su visita a la residencia familiar de los Bush, el nuevo presidente de Francia ingresó de lleno al escenario internacional, buscando un lugar en la carrera por la hegemonía en momentos en que Estados Unidos se tambalea en su sitial de superpotencia. Eso no quiere decir que Nicolas Sarkozy vaya a convertir en confrontación la rivalidad tradicional entre los franceses, críticos del “american way of life”, y los estadounidenses, que se refieren con sarcasmo a “la vieja Europa” simbolizada por París.

En cierta forma, los anuncios hechos hace pocos días por el mandatario galo en una reunión con los embajadores de su país indican que se propone llenar el vacío que dejó el británico Tony Blair, aliado incondicional de Estados Unidos, pero para jugar un rol distinto. Auténtico representante de una derecha renovada en su forma, no en el fondo, los planteamientos de Sarkozi indican que ha entendido que el mundo unipolar está llegando a su fin y que hay que admitir la nueva realidad para lograr una transición pacífica, en lo posible, en la que Europa, y Francia en particular, recuperen el poder o la influencia que perdieron en la segunda guerra mundial.

Es así que ha propuesto la ampliación del Grupo de los 8 incorporando a México, Brasil, India, China y Sudáfrica ,y el ingreso al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas de Brasil, India, Japón y Alemania, señalando también que es fundamental que Africa esté representada en ese organismo. Incluso mostró un pequeño cambio en su oposición a que Turquía sea parte de la Unión Europea, señalando que no se opondrá a nuevas negociaciones con ese país, pero reiterando que es preferible una asociación en vez de otorgarle membresía plena en ese bloque regional.

Así fue delineando lo que será su política internacional hasta llegar a Irak y Estados Unidos. Sostuvo que su antecesor Jacques Chirac no se equivocó al oponerse a la guerra contra Irak y afirmó: “Francia aún está en contra de la guerra” y pidió un calendario para la salida de las tropas. En relación a Estados Unidos señaló: “Aliados no quiere decir alineados y me siento perfectamente libre de expresar nuestros acuerdos como nuestros desacuerdos, sin complacencia ni tabúes”.Al mismo tiempo, se mostró partidario de que los europeos asuman ”su pleno papel y responsabilidades para su propia seguridad y la del mundo” impulsando su planificación, capacidad operativa y desarrollando un nuevo plan armamentista, asegurando que eso no implica enfrentarse con la OTAN y que hasta le conviene a Estados Unidos.

La realidad


Los dichos de Sarkozy se producen en medio de una polémica en Estados Unidos acerca de la permanencia de las tropas de ese país en Irak y a pocos días de conocerse un informe sobre el estado de la guerra que deben presentar al congreso el general David Petraeus, comandante de las fuerzas destacadas en Irak y el embajador estadounidense en ese país Ryan Crocker.Si Petraeus es coherente con lo que ha dicho antes, y que reprodujimos en estas páginas, tendrá que reiterar que “no hay solución militar para un problema como el de Irak”.

A eso debe agregarse la posición del jefe de Estado Mayor Conjunto, Peter Pace, quien según trascendidos en la prensa del norte es partidario de retirar por lo menos la mitad de las tropas que se encuentran en Irak, para que las fuerzas armadas estén en condiciones “de responder ante otras amenazas”, lo que obviamente alude a Irán, país que la administración Bush también tiene en la mira. Y aunque Pace va a ser reemplazado dentro de algunos días, su sucesor, el almirante Michael Mullen sostiene lo mismo, al igual que los vocales del Estado Mayor.

Y eso no es todo, en las esferas militares del norte hay preocupación porque con el gran despliegue de tropas que se ha realizado, ya no van quedando soldados para reemplazar a los que se encuentran en Irak si Bush opta por mantener la ocupación de ese país más allá de la mitad del próximo año. En otros pronunciamientos, personal de la Armada, en un artículo publicado por The New York Times, sostienen que “pensar que se está a la altura de conquistar a una población recalcitrante es una fantasía”, lo que incide en las salidas políticas al problema.

En el artículo se señala, también, que aunque tienen los medios y la determinación de luchar “nuestra capacidad de acción es limitada porque la realidad sobre el terreno requiere medidas que rechazamos-el uso de la fuerza letal”.A la gravedad de la afirmación hay que añadir otro hecho ,la falta de soldados no sólo se plantea en Estados Unidos, en Gran Bretaña se ha dado a conocer hace unas semanas la existencia del mismo problema. Todo esto ayuda a entender a Sarkozy.

Imperialismo compartido

Si la salida del berenjenal en que está metido Bush no es militar a menos que se usen “armas letales”,que suponemos un sinónimo de atómicas, hay que pensar entonces qué fórmulas, de las llamadas políticas, se están barajando. Estados Unidos organizó en Irak unas elecciones cuya transparencia a nadie le consta y de ellas surgió un gobierno que satisfacía los requerimientos de los invasores, pero ese gobierno no podía garantizar que la población aceptara la institucionalización de la política de fuerza estadounidense. Y en los hechos vemos todos los días las consecuencias de lo que es una guerra de resistencia a la ocupación extranjera.

Durante la segunda guerra mundial los europeos resistieron a los alemanes y fueron ensalzados por sus acciones y reconocidos como combatientes contra el nazismo, todo lo cual se plasmó después en numerosos libros, películas y series de televisión. A los iraquíes se les ha negado ese estatus y se los considera terroristas, una de las tantas clasificaciones que Estados Unidos ha hecho de sus enemigos, entre los que se cuentan también los “islamistas” y los “militantes”.En este cuadro se pretende que el gobierno que encabeza el primer ministro Nuri-al-Maliki solucione el problema creado por los estadounidenses y que sus propios militares consideran insoluble.

Mientras en Estados Unidos se pedía la salida de Maliki, el flamante canciller francés Bernard Kouchner la solicitaba abiertamente y proponía que lo reemplazara uno de los vicepresidentes, que estudió en Francia. Bush medio defendió a Maliki diciendo que era un buen hombre. Kouchner pidió disculpas ante el emplazamiento que le formuló el iraquí, diciendo que sólo había repetido ”lo que otros han dicho”,agregando que “todos dicen que debe renunciar”. Sarkozy ha respaldado a su canciller.

El mandatario francés está implementando una audaz jugada en la que espera combinar una salida decorosa para Bush, si existe alguna, y un nuevo rol internacional para Europa, con Francia reviviendo su pasado imperial y él en el centro de un nuevo orden imperialista compartido.
https://www.alainet.org/es/articulo/123000?language=en
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