Barbies y Polly-Pockets en acción
China, potencia en ascenso, EE.UU, en caída
27/08/2007
- Opinión
Nunca se imaginaron las Barbies, las Polly-pockets, Batman Barney y muchos otros personajes del mundo infantil que se iban a ver envueltos en una confrontación entre dos potencias, una que va perdiendo su poderío y otra que lo va ganando. Ese es el verdadero motivo de la recogida de millones de juguetes que ha tenido que hacer la empresa Mattel y su división Fischer Price, debido a que las autoridades sanitarias estadounidenses dijeron que la pintura con la que estaban revestidos contenía plomo en cantidades superiores a las permitidas en el país del norte, lo que ponía en peligro la salud de los niños.
Aparte, y por su cuenta, Mattel anunció que también serían recogidos otros juguetes que contenían imanes pequeños que podían desprenderse, por lo que modificarían sus normas de producción. Más de 18 millones de juguetes fueron recogidos en todo el mundo. El asunto recibió una extraordinaria publicidad, la salud de los niños estaba amenazada por aquellos que habían sido fabricados en China por una empresa contratada por Mattel, la que a su vez había subcontratado con otra empresa la pintura de algunas partes de los juguetes. Esa tercera empresa, en lugar de usar la pintura entregada por la contratada por Mattel, había utilizado pintura proveniente de una cuarta empresa, un proveedor no autorizado.
Es interesante consignar estos detalles porque todo el proceso de fabricación se ciñó a las leyes del modelo neoliberal que se aplican en todos los rubros: las grandes empresas contratan a otras de menor tamaño que les hacen el trabajo a menor costo y éstas a su vez subcontratan a otras que le producen los artículos de que se trate a menor costo también. Así, los distintos niveles de empresas ganan en cada una de esas instancias. Los que siempre pierden son los obreros y empleados, que en estas contrataciones y subcontrataciones ganan salarios más bajos, no tienen ninguna prestación y tampoco pueden organizarse para defender sus derechos.
La guerra comercial
Nadie puede poner en duda que es un deber proteger la salud de los niños, como así también sus derechos, pero hay muchos omisos, en especial las grandes empresas que los utilizan como mano de obra barata, con la ventaja de que los menores no saben de derechos sociales. Es difícil saber qué va a ganar Mattel para compensar las supuestas pérdidas, pero lo que está claro es que todo el despliegue publicitario tenía un objetivo, seguir poniendo en duda la calidad de los productos hechos en China, que es lo que se ha venido señalando a lo largo de este año en particular. Las razones son igualmente claras: China es una potencia en ascenso, ya es la cuarta economía mundial, y Estados Unidos una en descenso, su pérdida de hegemonía es un hecho admitido en el plano internacional.
No se trata solamente de que la economía china crece a un 10 por ciento anual, sino que además el país invierte en otros continentes y compra lo que contribuye a producir porque la nación asiática es varias cosas a la vez: productor, inversor y comprador, con lo que amplía su influencia en áreas que Estados Unidos consideraba dentro de “su” zona de influencia, América Latina en particular. Por otra parte, los productos chinos son más baratos y los estadounidenses los prefieren, con lo que la superpotencia tiene ya un déficit comercial multimillonario con China que en 2005 ascendía a 233 mil millones de dólares.
En el primer semestre de este año ese déficit alcanzó los 96 mil millones de dólares,15 por ciento más que el año pasado, en el marco de una disminución del déficit total del país del norte debido a la devaluación del dólar, lo que hace más competitivas su exportaciones, y a una pequeña apreciación de la moneda china. Este intento de desprestigiar los productos chinos choca con la realidad. Las normas internas sobre su elaboración son rigurosas y la tasa de aceptación de las exportaciones realizadas entre enero y junio de este año fue del 99.1 por ciento en Estados Unidos y del 99.8 por ciento en la Unión Europea. Dicho de otra manera, los productos rechazados fueron menos del 0.9 por ciento de las 55 mil partidas enviadas al país del norte y del 0.2 por ciento de las 62 mil partidas que enviaron a Europa. Pero hay también otros motivos.
Los juegos olímpicos
A partir del 8 de agosto del próximo año, y durante dos semanas, China será la sede de los Juegos Olímpicos de Beijing y los preparativos señalan que se pretende mostrarle al mundo que a la grandeza de la civilización y la cultura china milenaria, hoy se agrega la de un país que ha alcanzado niveles inimaginables en su desarrollo económico, industrial, científico y militar, que ahora enfoca sus preocupaciones en el bienestar social de sus mil 300 millones de habitantes. El éxito de estos juegos tiene para China tanta importancia como la que tiene para sus adversarios un eventual fracaso. Crear desconfianza respecto a sus productos no sería una casualidad.
Desde hace meses las autoridades chinas han estado implementando diversos proyectos que van desde señalar normas de cortesía hacia los visitantes, incluyendo la modificación de algunos hábitos, hasta cambiar fenómenos naturales. De acuerdo a las estadísticas, hay un 50 por ciento de probabilidades de que llueva durante los juegos, pero los metereólogos chinos estiman que pueden revertir esa situación sembrando lluvias para que éstas caigan en los días previos y tener cielos limpios durante el desarrollo de la competencia. Hay controversia respecto a la siembra de lluvias, pero la Oficina de Modificación del Clima de Beijing ya hizo una prueba el año pasado para reducir la contaminación de la ciudad y logró provocar una lluvia de 10 milímetros.
Mientras tanto, el fin de semana pasado se puso en práctica un programa de restricción vehicular, parecido al Hoy no Circula, para medir sus efectos tanto en la contaminación como en el tráfico, estableciendo servicios de taxi y autobuses para el transporte de los forzados peatones, sistema que también se pretende aplicar durante los juegos. Por de pronto, durante cuatro días salieron de la circulación un millón 300 mil automóviles, de los mas de tres millones de vehículos con que cuenta la ciudad.
También está en construcción una Villa Olímpica, donde los atletas tendrán agua caliente producida por una placa solar de 6 mil metros cuadrados, cuya construcción se financia en parte con un aporte de Italia, placa que permitirá después ahorrar 2 mil toneladas de carbón al año. Y se construye además un megaedificio que usará agua reciclada. El objetivo es que los Juegos Olímpicos de Beijing sean limpios, si factores externos no los enturbian.
Aparte, y por su cuenta, Mattel anunció que también serían recogidos otros juguetes que contenían imanes pequeños que podían desprenderse, por lo que modificarían sus normas de producción. Más de 18 millones de juguetes fueron recogidos en todo el mundo. El asunto recibió una extraordinaria publicidad, la salud de los niños estaba amenazada por aquellos que habían sido fabricados en China por una empresa contratada por Mattel, la que a su vez había subcontratado con otra empresa la pintura de algunas partes de los juguetes. Esa tercera empresa, en lugar de usar la pintura entregada por la contratada por Mattel, había utilizado pintura proveniente de una cuarta empresa, un proveedor no autorizado.
Es interesante consignar estos detalles porque todo el proceso de fabricación se ciñó a las leyes del modelo neoliberal que se aplican en todos los rubros: las grandes empresas contratan a otras de menor tamaño que les hacen el trabajo a menor costo y éstas a su vez subcontratan a otras que le producen los artículos de que se trate a menor costo también. Así, los distintos niveles de empresas ganan en cada una de esas instancias. Los que siempre pierden son los obreros y empleados, que en estas contrataciones y subcontrataciones ganan salarios más bajos, no tienen ninguna prestación y tampoco pueden organizarse para defender sus derechos.
La guerra comercial
Nadie puede poner en duda que es un deber proteger la salud de los niños, como así también sus derechos, pero hay muchos omisos, en especial las grandes empresas que los utilizan como mano de obra barata, con la ventaja de que los menores no saben de derechos sociales. Es difícil saber qué va a ganar Mattel para compensar las supuestas pérdidas, pero lo que está claro es que todo el despliegue publicitario tenía un objetivo, seguir poniendo en duda la calidad de los productos hechos en China, que es lo que se ha venido señalando a lo largo de este año en particular. Las razones son igualmente claras: China es una potencia en ascenso, ya es la cuarta economía mundial, y Estados Unidos una en descenso, su pérdida de hegemonía es un hecho admitido en el plano internacional.
No se trata solamente de que la economía china crece a un 10 por ciento anual, sino que además el país invierte en otros continentes y compra lo que contribuye a producir porque la nación asiática es varias cosas a la vez: productor, inversor y comprador, con lo que amplía su influencia en áreas que Estados Unidos consideraba dentro de “su” zona de influencia, América Latina en particular. Por otra parte, los productos chinos son más baratos y los estadounidenses los prefieren, con lo que la superpotencia tiene ya un déficit comercial multimillonario con China que en 2005 ascendía a 233 mil millones de dólares.
En el primer semestre de este año ese déficit alcanzó los 96 mil millones de dólares,15 por ciento más que el año pasado, en el marco de una disminución del déficit total del país del norte debido a la devaluación del dólar, lo que hace más competitivas su exportaciones, y a una pequeña apreciación de la moneda china. Este intento de desprestigiar los productos chinos choca con la realidad. Las normas internas sobre su elaboración son rigurosas y la tasa de aceptación de las exportaciones realizadas entre enero y junio de este año fue del 99.1 por ciento en Estados Unidos y del 99.8 por ciento en la Unión Europea. Dicho de otra manera, los productos rechazados fueron menos del 0.9 por ciento de las 55 mil partidas enviadas al país del norte y del 0.2 por ciento de las 62 mil partidas que enviaron a Europa. Pero hay también otros motivos.
Los juegos olímpicos
A partir del 8 de agosto del próximo año, y durante dos semanas, China será la sede de los Juegos Olímpicos de Beijing y los preparativos señalan que se pretende mostrarle al mundo que a la grandeza de la civilización y la cultura china milenaria, hoy se agrega la de un país que ha alcanzado niveles inimaginables en su desarrollo económico, industrial, científico y militar, que ahora enfoca sus preocupaciones en el bienestar social de sus mil 300 millones de habitantes. El éxito de estos juegos tiene para China tanta importancia como la que tiene para sus adversarios un eventual fracaso. Crear desconfianza respecto a sus productos no sería una casualidad.
Desde hace meses las autoridades chinas han estado implementando diversos proyectos que van desde señalar normas de cortesía hacia los visitantes, incluyendo la modificación de algunos hábitos, hasta cambiar fenómenos naturales. De acuerdo a las estadísticas, hay un 50 por ciento de probabilidades de que llueva durante los juegos, pero los metereólogos chinos estiman que pueden revertir esa situación sembrando lluvias para que éstas caigan en los días previos y tener cielos limpios durante el desarrollo de la competencia. Hay controversia respecto a la siembra de lluvias, pero la Oficina de Modificación del Clima de Beijing ya hizo una prueba el año pasado para reducir la contaminación de la ciudad y logró provocar una lluvia de 10 milímetros.
Mientras tanto, el fin de semana pasado se puso en práctica un programa de restricción vehicular, parecido al Hoy no Circula, para medir sus efectos tanto en la contaminación como en el tráfico, estableciendo servicios de taxi y autobuses para el transporte de los forzados peatones, sistema que también se pretende aplicar durante los juegos. Por de pronto, durante cuatro días salieron de la circulación un millón 300 mil automóviles, de los mas de tres millones de vehículos con que cuenta la ciudad.
También está en construcción una Villa Olímpica, donde los atletas tendrán agua caliente producida por una placa solar de 6 mil metros cuadrados, cuya construcción se financia en parte con un aporte de Italia, placa que permitirá después ahorrar 2 mil toneladas de carbón al año. Y se construye además un megaedificio que usará agua reciclada. El objetivo es que los Juegos Olímpicos de Beijing sean limpios, si factores externos no los enturbian.
https://www.alainet.org/es/articulo/122876?language=es
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