Los lamentos de la tierra

20/08/2007
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  • Opinión
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¿Cómo no atender los lamentos de la tierra, doliente ante tanta intromisión?

Cuando alguien se siente enfermo, aquejado por alguna dolencia, aparecen determinados síntomas, temblores, le sube la temperatura, le duele la cabeza, algunas veces aparecen náuseas, convulsiones.

¿Qué es lo primero que se hace ante una situación tal?

En mis tiempos –ahora todo el mundo va a urgencias médicas- se tomaban determinadas medidas: reposo, dieta, tranquilidad...

Tengo la certeza de que la tierra está delicada, y se está quejando de sus males: tala de sus bosques, pérdida de sus plantas autóctonas que le proporcionaban savia, vigor, fuerza.

Desecación de sus aguas, lagos, riachuelos con la dispersión de todos los animales vivos que cobijaban.

Ocaso de insectos y especies originarias que trasladaban líquenes y reproducían la vida por doquier.

¿Dónde están las mariposas que colmaban de gozo nuestras fértiles imaginaciones cuando éramos niños?

O las abejas que nos proporcionaban exquisita miel?

La tierra tiembla, sufre retorcimientos, estertores, se duele de tanta insensatez, la de nosotros, los seres humanos, que pretendemos acabar con su vitalidad, le privamos de sus liños, de sus musgos, sus borrajos.

Los animales que ocultaba la espesura de sus árboles han debido emigrar, buscar nuevos cobijos, acercarse a la civilización para poder mantenerse.

Poco queda de lo que antaño les sirvió de guarida donde esconder sus crías, donde preservarles del hombre, ávido depredador, peor que la mayoría de animales salvajes que, en definitiva, luchan por subsistir.

Tierras peruanas han sido, en esta ocasión, las que han sufrido terribles daños y, como siempre suele suceder, han sido las gentes sencillas -las que menos culpa tienen en la devastación- las que sufrieron en sus carnes, el zarpazo de la Naturaleza en su lucha contra la agonía que la aqueja.

Para todos ellos mi cariño y soporte en momentos tan confusos. Es de esperar que las autoridades tomen las medidas pertinentes y viertan, sobre este maltrecho pueblo, toda la ayuda y sostén necesario que les permita recomponer sus vidas, recuperar a sus muertos, reconfortarles anímicamente para que puedan seguir viviendo junto a los que, como ellos, salvaron sus vidas de las iras de esta tierra que tanto nos ha dado y, con nuestra mezquindad, quisimos usurpar.

Amigos de Pisco, no desfallezcan, somos muchos los que estamos con el corazón dolorido junto al vuestro. Seguid luchando por vuestros ideales, por vuestro país y sus gentes. Seguid viviendo con el recuerdo de los vuestros, competid en esta lid de conseguir un mundo mejor para todos los seres humanos, mundo que respete la Naturaleza, las personas, esta tierra que les vio nacer, y que enferma y quejumbrosa se ensañó con ustedes, igual que pudo hacerlo con otros, para mostrar su poder y majestad.
El mensaje queda claro, el mundo debe saber que contra ella nada puede. Seamos respetuosos, no nos ensañemos con la Pacha Mama que tanto nos ha dado.

- Montserrat Ponsa, escritora, Catalunya-España
https://www.alainet.org/es/articulo/122755
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