Movimiento Indígena y racismo post-CVR
- Opinión
En el tercer aniversario del Informe final de
Como ha demostrado
Por consiguiente, se vio que parte de la recuperación nacional consiste en construir “un nuevo pacto social” entre la sociedad civil y el Estado y entre los miembros y sectores de la misma sociedad, para que todos los peruanos y peruanas sean considerados ciudadanos con plenos derechos. Esta visión fue presentada como “el gran horizonte” hacia la reconciliación nacional, y el respeto por la interculturalidad como nutriente de tal camino. Por ello, la multiculturalidad figura como uno de los temas transversales en el Plan Integral de Reparaciones (PIR).
Las complejidades del racismo
Julie Guillerot y Lisa Magarrell explican que el enfoque de un país pluricultural y multiétnico “[…] reivindica el derecho de los pueblos quechuas e indígenas, a los que pertenecen la mayoría de afectados, a ser reconocidos como ciudadanos plenos”. Como una propuesta de suma importancia, ellas advierten que tal idea no debe quedar como “mera retórica”; al contrario: “[…] estos enfoques deberían ser una herramienta para evitar que la implementación del PIR reproduzca y perpetúe estructuras injustas y discriminatorias”. En la práctica, sin embargo, seguir el consejo de estas autoras no es sencillo, pues requiere confrontar una cultura saturada con tendencias hacia la derivación de “subclases de ciudadanía” dictadas por una jerarquía social, económica y racial. El ex presidente de
El escándalo, los chistes y sarcasmos generados por sus pedidos de contar con traductor revelaron las dificultades para reconciliar algo que nunca estuvo conciliado. Degregori opinó que la experiencia de ellas “[…] no deja la imagen de un país diverso de todas las sangres”; por el contrario, “[…] sigue siendo un país excluyente en el cual todos tienen que ser como ‘yo’ para tener los derechos que ‘yo’ tengo, y ese ‘yo’ por lo general es un punto de vista o sujeto: masculino, urbano, educado, castellanohablante y con piel clara”.
La reincidencia en el populismo en las últimas elecciones presidenciales sacudió al país y causó una profunda preocupación por su aparente división. Se reveló que, en efecto, existen “dos Perús”. Según Degregori, la experiencia tuvo un “efecto no esperado”, en la cual, de pronto, la “[…] exclusión es el centro de la agenda nacional”. Sin embargo, el ex comisionado también señaló que hasta el momento la atención se ha concentrado demasiado en el aspecto económico y social y ha omitido lo cultural y lo racial. Explicó rotundamente que, según el Informe final de
Asimismo, el profesor de
De hecho, se escucha a los afectados cuando se quejan por sentirse excluidos en la toma de decisiones y las acciones concertadas para exigir la implementación de las recomendaciones de
¿Por qué en la lucha para conseguir las reparaciones los afectados no tienen peso político para reclamar su implementación? Ellos preguntan: ¿Por qué no nos incluyen ni en las tomas de decisiones, ni como ponentes en los talleres y seminarios, ni como representantes en las mesas de concentración, ni en los puestos de las ONG?
Las respuestas podrían ser difíciles, pero la reflexión haría posible ayudar a abrir la puerta a los cambios que fueron invocados por
Ser o no ser cholo
¿Puede ser que la falta de definición sobre raza sea el reflejo de una nación multicultural y tolerante de la diversidad? A veces me he preguntado si los peruanos son más libres para poder llamar a una persona tal como es: chino, flaco, calvo, gorda… cholo. ¿Puede ser que decirlo de frente revele simplemente el sentirse cómodo con la realidad? (3). Esta pregunta me dio que pensar, hasta que me percaté de que los apodos pueden ser nocivos. De hecho, ¿no es casi un insulto, aun vacilando, llamar cholo a un amigo, en virtud de los prejuicios que implica: provinciano, serrano, tonto, flojo, cobarde, indio, menos...? Y todos sabemos que “ser cholo” significa no solo exclusión en los restaurantes y discotecas “pitucas”, sino, y sobre todo, desatención en materia de salud o sujeto pasivo de una educación inadecuada, o la carencia de servicios públicos, entre otras cosas importantes que nos proveen de una vida digna. Así me di cuenta de que en este contexto las denominaciones suelen doler mucho. Ser cholo, en el Perú, significa no ser el “yo” al que se refiere Degregori; es decir, un “yo” con derechos.
Este ejemplo de los apodos demuestra lo difícil que es enfrentar el racismo. Como explicó Degregori: “Todos tenemos [racismo] adentro, y este puede salir sin que lo notemos; y muy a menudo lo practicamos sin darnos cuenta de que estamos ofendiendo al otro u otra”.
Reflexionar y lograr tomar conciencia sobre nuestras propias tendencias racistas es un proceso doloroso y a veces disociador de la propia persona. En los Estados Unidos, la fuerte conciencia de la raza a veces nos asfixia y nos distancia de nuestros propios vecinos. Hay gente que vive encerrada en el enojo de ser tratada diferente por no ser blanco; o, al contrario, gente que no sabe cómo hablar con una persona no blanca, lo que crea mucha incomodidad. Cada uno de nosotros, en algún momento de nuestra vida, debemos preguntarnos: “¿Soy racista acaso?”… O, peor, tener la experiencia de ser acusado de “racista”. Aunque suene difícil, es precisamente este momento clave de autorreflexión sobre nuestros propios prejuicios y costumbres lo que nos permitirá tratar a nuestro prójimo como “yo”, y ni tan “otro” ni tan “ajeno”.
Esta autointerrogación es el primer paso para que el color y los rasgos exteriores de las personas se vean como simples partes entre muchas otras características que, juntas, no definan aún su valor como persona. Es decir, ser “ciego al color” (color blind) no significa no “ver el color”, sino, al contrario, es verlo pero sin juzgarlo como un valor prejuicioso. Tolerancia de diferencias significa no prejuzgar a alguien como “menos” si no tiene las características de la clase dominante. Transcurridos tres años desde la presentación del Informe final de
Notas:
(1) Lisa Laplante actualmente está dirigiendo el estudio “Después de la verdad: Las políticas de reparaciones en el Perú post-CVR”, auspiciado por el United States Institute of Peace, desde el cual han surgido algunas observaciones compartidas en este artículo.
(2) Observación hecha también por Carlos Iván Degregori en la presentación del libro de Guillerot y Magarrell.
(3) Entre extranjeras, bromeamos acerca de que si llamas gorda a una chica en los Estados Unidos puedes esperar un ojo negro.
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- Movimiento Indígena y racismo post-CVR 27/04/2007
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