Universidad y emancipación femenina
15/03/2007
- Opinión
El reciente 8 de marzo, se celebró el Día Internacional de la Mujer que, como conmemoración, tuvo diversos significados para los distintos estamentos de nuestra sociedad.
Para nosotros, este es un día de reconocimiento en el que recordamos a todas aquellas mujeres que luchan y han luchado por la igualdad de oportunidades y trato; es decir, por la construcción de una sociedad más justa y equitativa, y sobre todo, por una convivencia más justa entre hombres y mujeres.
Este día, además, se ha celebrado en un contexto cualitativamente distinto a anteriores ocasiones. En efecto, las transformaciones sociales, económicas y políticas de las últimas décadas en Chile, se han traducido en un aumento explosivo de los niveles de escolaridad y educación de las mujeres de nuestro país. Se está verificando un ingreso creciente y sostenido de la mujer al mercado del trabajo. Se están modificando las formas tradicionales de familia y los roles en su interior. Es decir, somos testigos de un profundo cambio en la condición social de la mujer en Chile: mujeres con mayores niveles de educación, mayores niveles de ingreso, mayor autonomía y con voz propia es el escenario de este nuevo siglo.
No obstante aquello, uno de los desafíos mas urgentes en Chile se refiere a la todavía baja participación de la mujer en el mercado laboral. Si bien, ha aumentado la tasa de participación femenina en el mundo del trabajo, el tránsito hacia éste sigue siendo complejo, persisten condiciones de desigualdad de oportunidades -en desmedro de las mujeres- para acceder a puestos de trabajo, es mayor la inestabilidad laboral, la precariedad del empleo y se mantienen importantes brechas salariales y previsionales a favor de los hombres. Y las mujeres siguen muchas veces experimentando las tensiones que significan el trabajo dentro y fuera del hogar.
En los centros académicos la situación no es mucho mejor. Mientras que un número cada vez mayor de mujeres se gradúa de las Universidades - y con muy buenos resultados – su presencia en las universidades tradicionales está lejos de ser igualitaria. Menos mujeres que hombres llegan a ser profesoras titulares, doctoras o investigadoras independientes. Además, las mujeres están escasamente representadas en los puestos más altos de toma de decisiones, entre ellos los de Decanos y de Rector. Por eso, nuestra Universidad se siente orgullosa de decirle al país que el 47% de sus docentes son mujeres y que el 48% de los funcionarios académicos y administrativos son del sexo femenino.
Pero aún queda mucho por hacer. Los progresos son lentos. Persisten visiones estereotipadas y miradas estrechas sobre los roles sociales de las mujeres. Más aún, en nuestra propia vida cotidiana como Universidad hemos sido testigos de la diversidad de enfoques sobre esta nueva realidad social.
En ese contexto, las fuerzas de izquierda deben asumir que en sus matrices ideológicas tradicionales no han logrado comprender adecuadamente las luchas de las mujeres por su emancipación social, económica, política y cultural. Anclados en modelos teóricos donde los clivajes de clase o de raíz socio-económica serían la base material que construye los movimientos sociales, muchas izquierdas han sido incapaces de comprender la especificidad de las luchas de las mujeres.
Los movimientos feministas y de emancipación femenina han logrado instalar en el debate teórico y académico que la discriminación hacia la mujer no es un fenómeno histórico asociado en exclusiva al capitalismo. En efecto, la construcción social e histórica de roles asociados a los géneros sexuales significó la consolidación de un modelo de dominación patriarcal que legitima la subordinación y la discriminación de las mujeres, lo que implica formas de organización y movilización que deben contar con su propia especificidad.
Porque estamos convencidos que las universidades progresistas tienen el deber de recoger la diversidad de miradas, reflexiones y creaciones intelectuales sobre esta fundamental temática, hemos inaugurado un Programa de Investigación y Estudios de Género, que permita incorporar al debate crítico nacional las miradas contemporáneas sobre la realidad femenina del Chile actual. Esta es una deuda que nuestra Casa de Estudios, así como la Izquierda chilena, tienen consigo mismas y que deben pagar.
A la base de este programa está también la necesidad de no olvidar, homenajeando a todas las mujeres que lucharon contra la Dictadura y por una sociedad más justa y libertaria. Lo que hoy día estamos viviendo es el resultado de un largo camino recorrido por muchas mujeres, muchas de ellas anónimas, la mujer obrera, la mujer dueña de casa, la mujer intelectual, la mujer jefa de hogar, la mujer profesional, la mujer trabajadora, la mujer artista, la mujer política, la mujer madre, la mujer estudiante, la mujer profesora. Mujeres que se adelantaron a su época, y que fueron capaces de alzar su voz para defender sus derechos - con valentía -, a veces llegando a entregar sus vidas por esta causa.
A ellas les debemos este sueño de emancipación, libertad e igualdad social de géneros para cuya concreción debemos seguir trabajando decididamente.
- Carlos Margotta Trincado, abogado y rector de la Universidad ARCIS.
Para nosotros, este es un día de reconocimiento en el que recordamos a todas aquellas mujeres que luchan y han luchado por la igualdad de oportunidades y trato; es decir, por la construcción de una sociedad más justa y equitativa, y sobre todo, por una convivencia más justa entre hombres y mujeres.
Este día, además, se ha celebrado en un contexto cualitativamente distinto a anteriores ocasiones. En efecto, las transformaciones sociales, económicas y políticas de las últimas décadas en Chile, se han traducido en un aumento explosivo de los niveles de escolaridad y educación de las mujeres de nuestro país. Se está verificando un ingreso creciente y sostenido de la mujer al mercado del trabajo. Se están modificando las formas tradicionales de familia y los roles en su interior. Es decir, somos testigos de un profundo cambio en la condición social de la mujer en Chile: mujeres con mayores niveles de educación, mayores niveles de ingreso, mayor autonomía y con voz propia es el escenario de este nuevo siglo.
No obstante aquello, uno de los desafíos mas urgentes en Chile se refiere a la todavía baja participación de la mujer en el mercado laboral. Si bien, ha aumentado la tasa de participación femenina en el mundo del trabajo, el tránsito hacia éste sigue siendo complejo, persisten condiciones de desigualdad de oportunidades -en desmedro de las mujeres- para acceder a puestos de trabajo, es mayor la inestabilidad laboral, la precariedad del empleo y se mantienen importantes brechas salariales y previsionales a favor de los hombres. Y las mujeres siguen muchas veces experimentando las tensiones que significan el trabajo dentro y fuera del hogar.
En los centros académicos la situación no es mucho mejor. Mientras que un número cada vez mayor de mujeres se gradúa de las Universidades - y con muy buenos resultados – su presencia en las universidades tradicionales está lejos de ser igualitaria. Menos mujeres que hombres llegan a ser profesoras titulares, doctoras o investigadoras independientes. Además, las mujeres están escasamente representadas en los puestos más altos de toma de decisiones, entre ellos los de Decanos y de Rector. Por eso, nuestra Universidad se siente orgullosa de decirle al país que el 47% de sus docentes son mujeres y que el 48% de los funcionarios académicos y administrativos son del sexo femenino.
Pero aún queda mucho por hacer. Los progresos son lentos. Persisten visiones estereotipadas y miradas estrechas sobre los roles sociales de las mujeres. Más aún, en nuestra propia vida cotidiana como Universidad hemos sido testigos de la diversidad de enfoques sobre esta nueva realidad social.
En ese contexto, las fuerzas de izquierda deben asumir que en sus matrices ideológicas tradicionales no han logrado comprender adecuadamente las luchas de las mujeres por su emancipación social, económica, política y cultural. Anclados en modelos teóricos donde los clivajes de clase o de raíz socio-económica serían la base material que construye los movimientos sociales, muchas izquierdas han sido incapaces de comprender la especificidad de las luchas de las mujeres.
Los movimientos feministas y de emancipación femenina han logrado instalar en el debate teórico y académico que la discriminación hacia la mujer no es un fenómeno histórico asociado en exclusiva al capitalismo. En efecto, la construcción social e histórica de roles asociados a los géneros sexuales significó la consolidación de un modelo de dominación patriarcal que legitima la subordinación y la discriminación de las mujeres, lo que implica formas de organización y movilización que deben contar con su propia especificidad.
Porque estamos convencidos que las universidades progresistas tienen el deber de recoger la diversidad de miradas, reflexiones y creaciones intelectuales sobre esta fundamental temática, hemos inaugurado un Programa de Investigación y Estudios de Género, que permita incorporar al debate crítico nacional las miradas contemporáneas sobre la realidad femenina del Chile actual. Esta es una deuda que nuestra Casa de Estudios, así como la Izquierda chilena, tienen consigo mismas y que deben pagar.
A la base de este programa está también la necesidad de no olvidar, homenajeando a todas las mujeres que lucharon contra la Dictadura y por una sociedad más justa y libertaria. Lo que hoy día estamos viviendo es el resultado de un largo camino recorrido por muchas mujeres, muchas de ellas anónimas, la mujer obrera, la mujer dueña de casa, la mujer intelectual, la mujer jefa de hogar, la mujer profesional, la mujer trabajadora, la mujer artista, la mujer política, la mujer madre, la mujer estudiante, la mujer profesora. Mujeres que se adelantaron a su época, y que fueron capaces de alzar su voz para defender sus derechos - con valentía -, a veces llegando a entregar sus vidas por esta causa.
A ellas les debemos este sueño de emancipación, libertad e igualdad social de géneros para cuya concreción debemos seguir trabajando decididamente.
- Carlos Margotta Trincado, abogado y rector de la Universidad ARCIS.
Fuente: Crónica Digital (Santiago de Chile)
https://www.alainet.org/es/articulo/119994
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