Finalizando el 2006:

Paz e inestabilidad social, en América Latina

20/12/2006
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A través de la historia, América Latina puede ser visto como un vasto territorio convulsionado, y contradictorio, que fue predominantemente gobernado por políticos que, mas que haber estado preocupados por elaborar “ entramados continentales ” que favorezcan el establecimiento de lazos solidarios entre los pueblos de la región, estuvieron interesados en implementar políticas que, desde los centros de poder mundial, eran planeadas para “ ayudar ” a las comunidades mas relegadas de la zona pero, en verdad, lo único que lograban era profundizar la abismal brecha que separaba a quienes mas tenían de aquellos que menos poseían.

Ahora bien, a lo largo de los pocos años que llevamos transitados del siglo XXI está ocurriendo un hecho que, podría decirse, no tiene precedentes en la historia del continente. En efecto, casi todos los pueblos latinoamericanos, tras haber vivenciado el dolor que las políticas neoliberales dejaron en sus almas, eligieron gobernantes que – al menos en apariencia – están mucho mas preocupados en la defensa de los derechos humanos y en la creación de lazos solidarios entre los países del continente que favorezcan el crecimiento de las comunidades, que en copiar políticas “foráneas” que se acercan a la región con un fin lucrativo y no “humanitario ”.

Así fue que, en el transcurso de estos años, fueron elegidos – entre otros – los presidentes Néstor Kirchner en Argentina, Michelle Bachelet en Chile, Tabaré Vázquez en Uruguay, Luiz Inácio Lula Da Silva en Brasil, Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador y Hugo Chávez en Venezuela.

En este sentido, a primera vista, podría llegarse a la conclusión de que en estos tiempos América Latina transita por un sendero de paz ya que, por una lado, lejos han quedado las décadas que a sangre y fuego desangraron el continente, y, por otro lado, al fin y al cabo, se esta produciendo un proceso de mayor concientización social en la población latinoamericana.

Pero, procurando no adoptar posiciones simplistas e ingenuas, debemos tener en claro que “si el desarrollo es el nuevo nombre de la paz, el subdesarrollo latinoamericano, con características propias en los diversos países es una injusta situación promotora de tensiones que conspiran contra la paz” – Medellín, Paz, 1 -.

De esta manera, un análisis mas profundo, y minucioso, de la realidad latinoamericana nos develará que la situación continental no es tan ideal como en ocasiones se nos sugiere presentándonos como beneficiosos, y “revolucionarios”, cambios que solo son superficiales y dejan intactas las raíces que dan como oscuro fruto la miseria, la exclusión y la tristeza social.

En efecto, si “ la paz no es la mera ausencia de la guerra, ni se reduce al solo equilibrio de las fuerzas adversarias, ni surge de una hegemonía despótica … y jamás es una cosa del todo hecha, sino un perpetuo quehacer ” – Concilio Vaticano II, Const. Gaudium et spes, 78 -, los latinoamericanos en general, y los cristianos en particular, debemos ser extremadamente cautos si consideramos, sin mas, que el continente está en paz, sobre todo cuando en él observamos día tras día adolescentes que sin presente ni futuro ahogan sus vidas en un mar de sustancias tóxicas, ancianos derrumbados en las calles de la indigencia, niños que extravían sus infancias abriendo la puerta de los coches, y hombres y mujeres trabajando de sol a sol a cambio de unas pocas monedas que apenas los ayuden a sobrevivir unos días.

De esta forma, si bien es cierto que en casi todos los países latinoamericanos se esta trabajando, con diferentes matices y profundidades, en pos de construir sociedades mas justas y solidarias, es importante y fundamental tomar conciencia que todavía queda mucho por hacer para aquellos que nada tienen no sientan que la violencia puede ser un mecanismo eficaz para conquistar el bienestar tan anhelado, y postergado, a lo largo de los años.

Por estas razones, y observando que aún existen situaciones que atentan gravemente contra la dignidad del pueblo latinoamericano, las transformaciones que hoy en día se están desarrollando en América Latina deben urgentemente profundizarse, ya que “ no hay que abusar de la paciencia de un pueblo que soporta durante años una condición que difícilmente aceptarían quienes tienen una mayor conciencia de los derechos humanos ” – Medellín, Paz, 16 –

- Daniel E. Benadava, desde Buenos Aires, Argentina.
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