La pobreza, el consumo y el sub consumo
18/10/2006
- Opinión
Muchas personas aun tenemos el prejuicio, que referirnos al consumo es idéntico a consumismo. Sin embargo el nivel de consumo y de sub consumo, constituye uno de los indicadores para medir el grado de pobreza en que se encuentra una familia o una población. Otros indicadores lo constituyen los ingresos percibidos en el hogar y en necesidades básicas insatisfechas. En las siguientes líneas sostengo que la perspectiva del consumidor, al igual que la perspectiva de género, de niñez, de sostenimiento medio ambiental constituyen aportes valiosos para combatir la pobreza. Obviamente existen otros “enfoques sobre el consumo que limitan o cuestionan el combate a la pobreza. Las metas del milenio En la Cumbre del Milenio de las Naciones Unidas, en septiembre de 2000, los dirigentes mundiales acordaron una serie de metas y objetivos medibles y con plazos para combatir la pobreza, el hambre, las enfermedades, el analfabetismo, la degradación del medio ambiente y la discriminación en contra de la mujer. Estas metas, que constituyen el centro de la agenda mundial, se conocen actualmente con el nombre de Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Y que debe ser un referente la práctica de nuestras instituciones y redes. Consumo Responsable El ejercicio de un consumo responsable por parte de los ciudadanos y ciudadanas del Perú es un aporte necesario para lograr los objetivos del milenio: sólo aprovechando mejor los recursos naturales, estos podrán ser utilizados entre todos los seres humanos y ponerse al servicio del cumplimiento de los ODM. reducir, reutilizar y reciclar permite que muchas otras personas puedan acceder a lo que necesitan para resolver sus necesidades y desarrollar sus capacidades y si además como consumidores responsables compramos, y exigimos productos de comercio con justicia, para mejorar la vida de los productores, esto en un enfoque de economía solidaria. Erradicar la pobreza al 2015 El Objetivo del Milenio 1 señala el logro a obtener es erradicar la pobreza extrema y el hambre. El comercio justo permite acceder al mercado y obtener ingresos a los productores empobrecidos, garantizando el pago de un precio justo por los productos, y exigiendo también el respeto a los derechos laborales. Así, estas personas reciben una compensación que les permita tener una vida digna. Al no tener que someter su producción a las fluctuaciones del mercado internacional, pueden además mantener una producción variada que permita satisfacer necesidades de consumo doméstico. El consumo justo no es viable, si no existen consumidores y usuarios interesados en adquirir los productos que son producidos en ese sector. Los ingresos obtenidos por el trabajo o las utilidades pueden ser destinados para comprar bienes y servicios producidos en el Perú o en el extranjero. Esta es una decisión que desde C x D queremos incidir. Nuestra opción es promover el consumo de los productos producidos en el Perú y en Sud América Consumismo para los muy ricos y sub consumo para los pobres Un fenómeno indiscriminado de consumo se ha instalado en las clases medias y medias altas urbanas, sostenido en sus ingresos altos, la estabilidad macroeconómica, la baja inflación y el crecimiento de la economía de manera constante en los últimos cinco años. Las cifras macroeconómicas del país explican, en parte, la transformación estética que han sufrido varias zonas de Lima: entre 2001 y 2005 —los 5 años de gobierno de Alejandro Toledo— la economía creció 21%, las exportaciones un 44,7% y la inversión privada poco más del 25%. La inflación fue de apenas el 1,5 durante todo 2005. En sectores de altos ingresos hay un proceso de gasto casi compulsivo y no hay ahorro. Y tampoco parece importar que las tasas de interés de las tarjetas sean altas. El interior de Perú, en particular la selva y la sierra, es la región del país al que no ha llegado el "chorreo" del crecimiento económico del 6,7 por ciento del año pasado. Allí se ve con claridad la pobreza estructural, que llega al 54 por ciento según cifras oficiales, pero que datos privados la ubican por encima del 60 por ciento. Allí no llegan, tampoco, los beneficios de las exportaciones récord en minería, un rubro que no genera puestos de trabajo formal, uno de los dramas de este país: el 65 por ciento de la población es considerado "trabajador informal", pese a que la desocupación —en cifras oficiales— esté por debajo del 10 por ciento. A la sierra o a la selva tampoco le corresponde otro dato que marca la fiebre del consumo que embarga a sectores medio y medios altos: la venta de autos aumentó en un 50 por ciento en 2005 respecto del año anterior, según cifras del sector. Es fundamental tener claro como se mide la pobreza. El potencial del aumento del consumo medio para reducir la extrema pobreza en los países de bajos ingresos no queda de manifiesto en las estadísticas internacionales sobre la pobreza que se utilizan actualmente, debido a las discrepancias entre las estimaciones del consumo privado basadas en las cuentas nacionales y las basadas en las encuestas en los hogares. Está claro que el crecimiento del PIB general per cápita no significa necesariamente un crecimiento del consumo privado per cápita. Por ejemplo, cuando el crecimiento se produce por un aumento de las exportaciones de minerales o de petróleo en un polo de desarrollo aislado de gran densidad de capital, el aumento del PIB per cápita a menudo no se traduce en una reducción de la pobreza. Las nuevas estimaciones de la pobreza de la UNCTAD ponen de relieve la magnitud de la difícil tarea que representa la meta internacional de desarrollo, de reducir a la mitad la incidencia de la pobreza extrema entre 1990 y 2015. Independientemente de las estimaciones de la pobreza que se utilicen, los Países Menos Adelantados, PMA tendrán mayores dificultades para lograr la meta, mientras que otros países en desarrollo sí podrían alcanzarla. El desafío es particularmente difícil en los PMA que dependen mucho de las exportaciones de productos primarios. Pero las nuevas estimaciones también indican lo que puede lograrse si se aplican mejores políticas nacionales e internacionales. Sobre la base de las tendencias actuales, el Informe prevé para 2015 un incremento de la población de los PMA que vive en la extrema pobreza de 113 millones de personas al mínimo. Sin embargo, si el PIB creciera el 7% -- lo que corresponde al objetivo del Programa de Acción aprobado en la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Países Menos Adelantados (Bruselas, 2001) -- y si hubiera un aumento correspondiente del consumo privado, esa cifra podría reducirse, con lo que se alcanzaría la meta internacional de reducción de la pobre Está en nuestras manos.
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