Resultados electorales del 12 de marzo y perspectivas para las elecciones presidenciales del 28 de mayo
Resultados agridulces
29/03/2006
- Opinión
Los informes oficiales lo llamaron una “victoria confortable” para Álvaro Uribe. De las 100 curules que se disputaban en el Senado de Colombia, los partidarios de Uribe obtuvieron 61, mientras que aquellos que se cuentan como oposición (los liberales y el partido de izquierdas Polo Democrático Alternativo) obtuvieron 29 escaños y los partidos independientes obtuvieron los 10 restantes. En la Cámara de Representantes, 91 escaños fueron de Uribe, 45 de la oposición y 30 de los independientes para un total de 166 curules. En la práctica esto significa que Uribe cuenta con la mayoría absoluta en la próxima agenda legislativa que incluye la ratificación del recién firmado TLC con EEUU y un número de reformas que facilitarán el control corporativo sobre el bienestar, los recursos y el territorio, así como los ahorros, las inversiones y la mano de obra barata.
Cifras inquietantes
Más del 60% de los 27 millones de votantes potenciales se abstuvieron de votar en estas elecciones y casi el 10%, cerca de 1 millón de votantes, depositaron papeletas sin marcar o inválidas. En otras palabras, 60 de cada 100 votantes no votaron, 4 votaron pero no eligieron candidatos, 3 depositaron votos inválidos y a 1 le devolvieron su tarjeta electoral. Esto significa que los candidatos de Uribe obtuvieron menos del 19% de apoyo electoral, o menos de 4 sobre 10 millones de votos. Si estas cifras se comparan con los 5.829.958 votos con los que Uribe obtuvo una mayoría del 53% por la que fue elegido hace 4 años, la popularidad del Presidente está cayendo. Cabe recordar que Uribe necesitaba movilizar cerca de 6.5 millones de votos en el referendo de 2003 que convocó su gobierno para lograr que los ajustes estructurales y las reformas de la guerra neoliberal fueran aprobadas “democráticamente”, en lo que fracasó. Esto condujo a una crisis que casi fuerza su renuncia. Si el resultado de Uribe fue pobre, se debe decir que el de los otros fue peor.
El partido de izquierdas, PDA, obtuvo 11 escaños y cerca de 1 millón de votos. Aunque lejos de ser un resultado amenazante para el poder establecido, es un resultado excelente para las elecciones al Congreso de una izquierda unida. Gustavo Petro y Jorge Robledo obtuvieron el segundo y tercer mandato más fuerte al Senado de entre todos los candidatos de todos los partidos.
El Partido Liberal eligió a Horacio Serpa como candidato presidencial por tercera vez, pero escasamente obtuvo el 50% de los votos. Según la mayoría de los analistas, su débil ventaja se debe a un fuerte discurso anti uribista similar al del PDA. Considerando su pasado, Serpa sigue siendo un reto débil para Uribe.
Carlos Gaviria ganó la consulta interna del PDA frente a Antonio Navarro con cerca del 54% de los votos y se convirtió en el candidato presidencial de la izquierda contra la mayoría de las predicciones y contrario a los resultados de todas las encuestas. Carlos Gaviria es un fortísimo reto para Uribe y para el modelo corporativo transnacional.
Dados los resultados, el Congreso elegido impondrá una agenda anti popular, pro corporativismo de EEUU a favor de la consolidación de un régimen neoliberal y totalitario dirigido por el terror desde Colombia pero para toda la región, que escoltará a los transnacionales dentro de estos territorios a costa de la gente y de la vida.
La otra cara es que el PDA se ha consolidado a sí mismo y un escollo importante ha sido superado: Carlos Gaviria, quien representa una clara y directa oposición al modelo imperialista neoliberal, hizo lo imposible uniendo a la izquierda y derrotando a Navarro quien ahora lo apoyará. Él predijo esto y también que ahora Uribe no podrá obtener la mayoría el 28 de mayo y se requerirá una segunda vuelta. “Iremos a segunda vuelta y una vez que esto ocurra, con el apoyo de los colombianos, venceré a Uribe”. La realidad es que Uribe ha sido incapaz de aumentar su apoyo (y lo está perdiendo) a pesar de su control sobre el Estado y los medios con enorme ayuda de EEUU. De hecho, el experto en medios estadounidense (Rendón) que desarrolló la campaña a favor de la invasión de EEUU a Irak, ha estado trabajando en el Ministerio de Defensa colombiano desde el año pasado. El reto por delante para los sectores sociales (desde ahora hasta el 28 de mayo) es movilizar a aquellos que se abstuvieron (cerca de 17 millones de votantes), para ejercer su voto contra Uribe y forzar una segunda vuelta. Esto no es solo posible numéricamente, sino que puede ocurrir realmente porque la historia electoral en Colombia ha demostrado que los sectores populares incrementan su participación en las elecciones presidenciales mientras que la derecha no puede aumentar sus números. El reto entonces es ganar la batalla de los medios y la información contra la maquinaria que está siendo utilizada para convencer a la gente de que Uribe no puede ser derrotado cuando la realidad es lo contrario.
El error de la abstención
Hay algunos en la izquierda llamando a la gente a abstenerse en las próximas elecciones. Asumen que los más del 60% que no votaron están en realidad contra el poder establecido. Mientras que ésta es una presunción dudosa y sin sustento. Yo me sumo a aquellos que piensan que esta posición es errada y peligrosa por dos razones: 1. La abstención ayudará a Uribe y al proyecto corporativo de EEUU como lo ha hecho en estas elecciones legislativas (ellos ahora controlan el Congreso colombiano) y 2. La historia no debe ser ignorada: en 1960 el padre Camilo Torres Restrepo movilizó a los colombianos para que se abstuvieran en las elecciones presidenciales basándose en la misma presunción. Camilo podría haber ganado una aplastante victoria presidencial para la izquierda revolucionaria. Más tarde se fue a la clandestinidad con el ELN y murió en combate en 1963.El ELN hoy, ha hecho un llamado a la gente de Colombia para votar activa y masivamente contra Uribe. Aunque es cierto que ganar control electoral sobre las instituciones del poder establecido no es equivalente a lograr un cambio revolucionario, ciertamente puede ayudar como los parlamentarios de la izquierda democrática han demostrado. Perder claramente empeoraría las ya existentes condiciones devastadoras impuestas sobre las empobrecidas y aterrorizadas mayorías, por lo tanto resulta anti ético y anti popular promover la abstención en este contexto. La movilización y revolución por todos y cada uno de los medios resulta más factible si los espacios están abiertos y los sectores populares pueden tomar ventaja de las condiciones creadas.
Desafíos
Estos resultados electorales son agridulces. En la actualidad, Colombia es probablemente el país más importante en el panorama electoral del continente dado que un resultado adverso para el proyecto Uribe-Bush cambiaría la correlación de fuerzas y la dirección de los procesos políticos en la región, porque este país se ha convertido en punta de lanza y base de la agenda corporativa de reformas a través del terror y la propaganda en las Américas. El reto entonces es forzar una segunda vuelta el 28 de mayo.
Los movimientos populares e indígenas y las organizaciones tienen que comprometerse inmediatamente en un análisis crítico del contexto y de sus propias acciones y decisiones. Mientras que la izquierda de partidos está finalmente unida, muchos movimientos sociales fuertes se permitieron caer en la confusión y fragmentación durante la campaña para las elecciones legislativas bajo la influencia de pequeños intereses políticos y personales que promovieron contradicciones entre las decisiones electorales y determinaron las posiciones políticas. El resultado fue la abstención y la derrota en algunas regiones clave. Gran parte del futuro del país depende de la habilidad y compromiso de los líderes y las organizaciones para mirar atrás, reconocer los errores cometidos y seguir su mandato expreso en pro de la justicia social y la transformación dentro de sus decisiones electorales. (Traducido por: María Pérez-Plá)
Cifras inquietantes
Más del 60% de los 27 millones de votantes potenciales se abstuvieron de votar en estas elecciones y casi el 10%, cerca de 1 millón de votantes, depositaron papeletas sin marcar o inválidas. En otras palabras, 60 de cada 100 votantes no votaron, 4 votaron pero no eligieron candidatos, 3 depositaron votos inválidos y a 1 le devolvieron su tarjeta electoral. Esto significa que los candidatos de Uribe obtuvieron menos del 19% de apoyo electoral, o menos de 4 sobre 10 millones de votos. Si estas cifras se comparan con los 5.829.958 votos con los que Uribe obtuvo una mayoría del 53% por la que fue elegido hace 4 años, la popularidad del Presidente está cayendo. Cabe recordar que Uribe necesitaba movilizar cerca de 6.5 millones de votos en el referendo de 2003 que convocó su gobierno para lograr que los ajustes estructurales y las reformas de la guerra neoliberal fueran aprobadas “democráticamente”, en lo que fracasó. Esto condujo a una crisis que casi fuerza su renuncia. Si el resultado de Uribe fue pobre, se debe decir que el de los otros fue peor.
El partido de izquierdas, PDA, obtuvo 11 escaños y cerca de 1 millón de votos. Aunque lejos de ser un resultado amenazante para el poder establecido, es un resultado excelente para las elecciones al Congreso de una izquierda unida. Gustavo Petro y Jorge Robledo obtuvieron el segundo y tercer mandato más fuerte al Senado de entre todos los candidatos de todos los partidos.
El Partido Liberal eligió a Horacio Serpa como candidato presidencial por tercera vez, pero escasamente obtuvo el 50% de los votos. Según la mayoría de los analistas, su débil ventaja se debe a un fuerte discurso anti uribista similar al del PDA. Considerando su pasado, Serpa sigue siendo un reto débil para Uribe.
Carlos Gaviria ganó la consulta interna del PDA frente a Antonio Navarro con cerca del 54% de los votos y se convirtió en el candidato presidencial de la izquierda contra la mayoría de las predicciones y contrario a los resultados de todas las encuestas. Carlos Gaviria es un fortísimo reto para Uribe y para el modelo corporativo transnacional.
Dados los resultados, el Congreso elegido impondrá una agenda anti popular, pro corporativismo de EEUU a favor de la consolidación de un régimen neoliberal y totalitario dirigido por el terror desde Colombia pero para toda la región, que escoltará a los transnacionales dentro de estos territorios a costa de la gente y de la vida.
La otra cara es que el PDA se ha consolidado a sí mismo y un escollo importante ha sido superado: Carlos Gaviria, quien representa una clara y directa oposición al modelo imperialista neoliberal, hizo lo imposible uniendo a la izquierda y derrotando a Navarro quien ahora lo apoyará. Él predijo esto y también que ahora Uribe no podrá obtener la mayoría el 28 de mayo y se requerirá una segunda vuelta. “Iremos a segunda vuelta y una vez que esto ocurra, con el apoyo de los colombianos, venceré a Uribe”. La realidad es que Uribe ha sido incapaz de aumentar su apoyo (y lo está perdiendo) a pesar de su control sobre el Estado y los medios con enorme ayuda de EEUU. De hecho, el experto en medios estadounidense (Rendón) que desarrolló la campaña a favor de la invasión de EEUU a Irak, ha estado trabajando en el Ministerio de Defensa colombiano desde el año pasado. El reto por delante para los sectores sociales (desde ahora hasta el 28 de mayo) es movilizar a aquellos que se abstuvieron (cerca de 17 millones de votantes), para ejercer su voto contra Uribe y forzar una segunda vuelta. Esto no es solo posible numéricamente, sino que puede ocurrir realmente porque la historia electoral en Colombia ha demostrado que los sectores populares incrementan su participación en las elecciones presidenciales mientras que la derecha no puede aumentar sus números. El reto entonces es ganar la batalla de los medios y la información contra la maquinaria que está siendo utilizada para convencer a la gente de que Uribe no puede ser derrotado cuando la realidad es lo contrario.
El error de la abstención
Hay algunos en la izquierda llamando a la gente a abstenerse en las próximas elecciones. Asumen que los más del 60% que no votaron están en realidad contra el poder establecido. Mientras que ésta es una presunción dudosa y sin sustento. Yo me sumo a aquellos que piensan que esta posición es errada y peligrosa por dos razones: 1. La abstención ayudará a Uribe y al proyecto corporativo de EEUU como lo ha hecho en estas elecciones legislativas (ellos ahora controlan el Congreso colombiano) y 2. La historia no debe ser ignorada: en 1960 el padre Camilo Torres Restrepo movilizó a los colombianos para que se abstuvieran en las elecciones presidenciales basándose en la misma presunción. Camilo podría haber ganado una aplastante victoria presidencial para la izquierda revolucionaria. Más tarde se fue a la clandestinidad con el ELN y murió en combate en 1963.El ELN hoy, ha hecho un llamado a la gente de Colombia para votar activa y masivamente contra Uribe. Aunque es cierto que ganar control electoral sobre las instituciones del poder establecido no es equivalente a lograr un cambio revolucionario, ciertamente puede ayudar como los parlamentarios de la izquierda democrática han demostrado. Perder claramente empeoraría las ya existentes condiciones devastadoras impuestas sobre las empobrecidas y aterrorizadas mayorías, por lo tanto resulta anti ético y anti popular promover la abstención en este contexto. La movilización y revolución por todos y cada uno de los medios resulta más factible si los espacios están abiertos y los sectores populares pueden tomar ventaja de las condiciones creadas.
Desafíos
Estos resultados electorales son agridulces. En la actualidad, Colombia es probablemente el país más importante en el panorama electoral del continente dado que un resultado adverso para el proyecto Uribe-Bush cambiaría la correlación de fuerzas y la dirección de los procesos políticos en la región, porque este país se ha convertido en punta de lanza y base de la agenda corporativa de reformas a través del terror y la propaganda en las Américas. El reto entonces es forzar una segunda vuelta el 28 de mayo.
Los movimientos populares e indígenas y las organizaciones tienen que comprometerse inmediatamente en un análisis crítico del contexto y de sus propias acciones y decisiones. Mientras que la izquierda de partidos está finalmente unida, muchos movimientos sociales fuertes se permitieron caer en la confusión y fragmentación durante la campaña para las elecciones legislativas bajo la influencia de pequeños intereses políticos y personales que promovieron contradicciones entre las decisiones electorales y determinaron las posiciones políticas. El resultado fue la abstención y la derrota en algunas regiones clave. Gran parte del futuro del país depende de la habilidad y compromiso de los líderes y las organizaciones para mirar atrás, reconocer los errores cometidos y seguir su mandato expreso en pro de la justicia social y la transformación dentro de sus decisiones electorales. (Traducido por: María Pérez-Plá)
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