Escándalos!
21/02/2006
- Opinión
En México, en estos tiempos, podemos fallecer de cualquier cosa menos de aburrimiento. No existe día en el cual no nos acostemos o despertemos con un nuevo escándalo a cuestas. Tal parece que la dichosa transición hacia el cambio, que no el cambio consolidado, implica, en todo el país, borrasca sobre borrasca o tormenta sobre tormenta, unas veces política, otras veces económica y generalmente, o ¿siempre?, social y ¿sexual?. El escándalo en sí, siempre nos incluye, ya que, por añadidura, no podemos, por nuestro propio gregarismo, permanecer al margen de él. Existen estudiosos que afirman que el escándalo, casi siempre escatológico, tiene una función en los procesos de cambio en una sociedad, porque son como martillazos a nuestra conciencia, y nos hacen vernos en el mismo espejo en el que se ven los demás, cuando por azares de la circunstancia o ¿destino? observan, como son víctimas de las consecuencias de sus acciones.
A final de cuentas nos escandalizamos pero nos gusta, porque el escándalo en esta aldea global ya es parte de nuestro entorno, que ha sido minimizado por el poder de cobertura de los medios de comunicación, constituidos en el eje fundamental que alimenta el morbo de millones de seres en todo el planeta, siempre ávidos de saber y conocer todo lo que gira a nuestro alrededor, cerca o lejos, y entre mas terrible mejor; y, en mas de las ocasiones, el Estado es el que nos nutre, con su permanente vocación de espía a ultranza, con aparatos sofisticados, por la gracia de la tecnología, que ya son capaces de oír y visualizar lo que ocurre en los más recónditos rincones del planeta. Actualmente en ninguna parte estamos ha salvo de escuchas entrometidos que nos dicen, y le dicen a nuestros coterráneos aldeanos, hasta de que nos vamos a morir.
El escándalo no es propio de los políticos, y la política, aun cuando en esta área el impacto sea mayor, por lo que la misma representa, ya que la política, y el político, nos influyen en cuanto al poder que ejercen, y la fascinación que ese mismo poder nos causa, porque de una u otra manera está en nuestra naturaleza la tendencia a detentarlo, aun cuando, presupongamos o tengamos, idealista o realistamente, propósitos diferentes. Desde el político aldeano, y no lo digo peyorativamente, hasta el político imperial, se supone que el principio fundamental de su mandato, sus conciudadanos para eso se lo entregaron, es servir a sus semejantes, pero esto desgraciadamente no siempre es así, de aquí viene la denostación del político, y la política, que tantas incertidumbres y decepciones causa; de aquí viene también la satanización y la condenación de sus acciones y motivaciones. Sin embargo, nosotros, ciudadanos de siempre, simples mortales que a cada rato nos damos golpes de pecho, sin ejercer el “nefasto”, dirían los más radicales, poder de la política, y con todo el puritanismo e hipocresía de lo que podemos ser capaces, con sus permanentes excepciones que afortunadamente las hay, no estamos exentos de padecer, o disfrutar, en cuanto a escándalos mediáticos se refiere, que de eso siempre estamos ayunos y dispuestos a saciarnos como se saciaban nuestros, no tan lejanos, parientes hominoides en el siempre atiborrado Coliseo Romano, ya sea por la acción o la expectación.
Existen escándalos que ocurren en espacios sociales limitados, pero no por eso se quedan ahí, sino que, por la magnitud de sus proyecciones y consecuencias, le dan la vuelta al mundo, contagiando del escándalo mediático a todos los seres siempre dispuestos a satisfacerse de él. En Xalapa, por señalar un ejemplo, hemos tenido nuestros escándalos domésticos que no le piden nada al de otros lugares, como el de “Los Porquis”, que llamó mucho la atención por estar involucrados algunos “niños bien”, que habían hecho de la violencia un modo de vida, o yéndonos un poco mas atrás, el de la descuartizada, donde se sospecha que personajes influyentes y reconocidos estuvieron involucrados, o el de los jóvenes que coadyuvaron al asesinato de los padres de un muchacho insatisfecho con los recursos económicos que le eran generosamente dados.
El escándalo en si, siempre lleva su alta dosis de mensaje escalofriante, pero pareciera que eso es lo que nos causa esa extraña y mórbida sensación de curiosidad malsana, que solo se puede dar en una sociedad globalmente enferma, donde los valores morales parece que han pasado a mejor vida para darle lugar al dios mamón, ya que los escándalos, fundamentalmente, se originan por dinero, sexo o poder, o los tres elementos juntos, y ningún país o rincón del mundo se encuentra libre de ellos. Expondré algunos breves ejemplos de los cuales los medios de comunicación nos han dado información, veamos.
España año 2003. La comunidad de Madrid continúa sin poder formar gobierno después que la deserción de dos diputados socialistas dejara a la izquierda sin mayoría absoluta. La crisis se ha convertido en un gran escándalo que domina hace una semana los medios de comunicación y tiene consecuencias políticas cada vez más graves, ya que compromete directamente el prestigio del PSOE y el liderazgo de José Luis Rodríguez Zapatero, en medio de gravísimas acusaciones mutuas de corrupción y especulación inmobiliaria
Estados Unidos 2006. Jack Abramoff está por detonar lo que podría ser el escándalo político del siglo en Washington, y revelar cómo funciona el negocio de la democracia en Estados Unidos. Hasta hace poco Abramoff fue uno de los cabilderos más poderosos en Washington, y su negocio de tráfico de influencias políticas tocó a más de 200 legisladores federales, incluyendo algunas de las figuras más importantes del Capitolio, entre ellos quien lo consideró su "íntimo amigo", el hasta hace un par de meses líder de la mayoría republicana de la Cámara, Tom DeLay.
La ONU AÑO 2006. La Organización de las Naciones Unidas está seriamente herida, debido al escándalo provocado por la corrupción y las componendas del programa Petróleo por Comida, para ayudar a Iraq. El propio Kofi Annan está manchado por su incapacidad de liderazgo y supervisión, estando fuera de toda sospecha de corrupción personal. El comité encabezado por Paul Volcker, antiguo presidente de la Reserva Federal, ha mostrado un panorama de corrupción rampante dentro y fuera de la ONU, de sobornos, corruptelas, pagos ilícitos y contrabando, que afectan casi el total de los 100 mil millones de dólares asignados a dicho programa.
Por ultimo quiero recordar aquel escandaloso caso Profumo, donde un ministro ingles se involucró con una modelo que a su vez tenia relaciones con un espía ruso, causando un verdadero estrago a la autoestima, puritanismo e hipocresía de la que tanto hace gala la pérfida Albion.
Y así hasta el infinito
“Mal de muchos consuelo de tontos” reza un conocido refrán, pero cuando menos sirve para no sentir el rigor de la soledad.
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