Para nadie es un secreto que la juventud boliviana aspira a capacitarse integralmente durante su servicio militar, especialmente las juventudes campesinas e indígenas que con civismo extremo acuden al llamado del servicio militar obligatorio anual. Es una característica boliviana que proviene de la revolución nacional de 1952 la cual dio a la juventud este camino de acceso a la integración nacional y social y a la superación cultural de las masas. Los campesinos fueron integrados de alguna manera y con muchas deficiencias a la sociedad y eso evitó en gran medida que existieran grandes corrientes guerrilleras en nuestra agitada vida política. Como dijera el Comandante Gualberto Villarroel en 1943-46 y el Almirante Ing. Gildo Angulo en el 2005, las FFAA o sirven al pueblo trabajador o están al servicio de las oligarquías y el imperio. Ahora en pleno siglo XXI y con la revolución del conocimiento y de la inteligencia a nivel planetario, corresponde tomar esos objetivos nobles en otro nivel de actualización y calidad. Estamos hablando del nivel que necesita Bolivia que es el desarrollo nacional integral y sostenible y la profundización de la cohesión social y la igualdad de género. La juventud boliviana de ambos sexos debe acudir a los cuarteles con un plan de realizaciones técnicas, profesionales y culturales ofrecidas por la institución militar, que requiere una transformación previa y una superación total de la mentalidad actual y de formación integral de oficiales y suboficiales en las fuerzas armadas y en la policía nacional. Se requiere un cambio desde adentro y desde el espíritu. El impulso debe venir de adentro de la institución militar y policial indudablemente, pero fundamentalmente del mismo gobierno actual socializante y progresista. El gobierno nacional a través del Ministerio de Defensa y de Gobierno debe elaborar un plan de formación intensiva de oficiales, suboficiales y clases en la comprensión del desarrollo integral sostenible como componente esencial de la lucha contra la pobreza, la exclusión y la industrialización de nuestro país. Y los catedráticos gratuitos para esta tarea histórica no podrían ser otros que los diplomados civiles y militares de la Escuela de Altos Estudios Nacionales, pero también catedráticos de universidades y tecnológicos. Estos profesionales, por lo general ya en retiro pero con edades mayores a 45 y menores a los 70 años están en condiciones plenas de asentarse en los cuarteles para formar a los entrenadores en ramas como geopolítica y tecnología; desarrollo industrial ecológicamente sostenible; tecnologías de punta e investigación; elaboración de POAs para cada municipio, comunidad, empresa, cooperativa y cuartel; elaboración y aplicación de proyectos productivos; conservación de biodiversidad y servicios ambientales; protección y aprovechamiento forestal; granjas-criaderos de peces en todo el territorio nacional; filosofía de la ciencia y de la historia. Y mucho mas dentro de la capacitación integral ofrecida y demandada, pero todo esto referido a conferir a los instructores dominio y seguridad sobre los objetivos de la nueva revolución nacional, social, moral y espiritual. Paralelamente a este nivel de capacitación de los instructores se debe instalar junto a INFOCAL y empresarios nacionalistas, centros tecnológicos bien equipados dentro de cada cuartel para formar a los soldados en ramas técnicas como riego, carpas solares, infraestructura, semillas, electricidad, metal-mecánica, electromecánica, comunicación y telecomunicaciones, informática, biotecnologías, energías alternativas, carpintería; criaderos de peces, conejos, cerdos y llamas; agropecuaria, agroindustrias; organización sostenible y financiera de las comunidades campesinas; elaboración de planes operativos anuales de desarrollo; enfermería y sanidad; tejidos y textiles; hotelería y turismo; leyes principales de Bolivia y derecho constitucional. Con este plan de capacitación, primero de los instructores oficiales y suboficiales con apoyo de universidades y tecnológicos y de cooperación internacional y después de los solados propiamente, se tendría en dos años el material humano necesario y apto dentro de los cuarteles para capacitar integralmente a nuestros soldados y soldadas. Con alta humanidad, moral, espiritualidad y decencia. Si consideramos un promedio anual de 20 mil soldados que hacen el servicio militar, en diez años se tendría una masa crítica de 200 mil soldados hombres y mujeres que podrían transformar sus comunidades de origen con una visión del desarrollo general y práctico, capacitados en los cuarteles de la patria con rango de técnicos medios y superiores, orgullosos del nivel personal y cultural alcanzado. Bolivia ganaría, con este esfuerzo económico y financiero que tendría que realizar el gobierno nacional, prestigio de formador de juventudes para el desarrollo integral y humano. Los instructores verían poco a poco que la capacitación integral también hace emerger la investigación e innovación en otras áreas de la producción y productividad. Nos estaríamos acercando a una sociedad altamente civilizada. Los soldados tecnificados podrían incubar sus propias empresas individuales o en grupo o en comunidad, recibiendo por parte del gobierno facilidades para adquirir tierras, ganados, granjas criaderos, créditos de operación inicial y medios de producción La banca ya sabría que este es el nicho esencial para ser financiado con créditos blandos y a largo plazo. No se debe olvidar que los soldados egresan con 20 años y tienen una vida productiva de al menos 40 años de extensión, lapso al que debe adaptarse cualquier crédito que impulse la producción y el desarrollo. Créditos que deben ser ya procesados en la última fase de formación de los soldaos y soldadas. La banca y financieras de microcrédito deberían poner sucursales de apoyo, control y seguimiento en cada cuartel. La Escuela Militar de Ingeniería y sus profesionales egresados y practicantes tendrían como misión principal empadronar a todos los soldados(as) tecnificados y realizar un acompañamiento y tutoría de por vida para que no fracasen los proyectos en implementación. Esta tutoría se la puede realizar por internet y publicando mensualmente revistas que muestren el progreso alcanzado. La EMI sería la encargada de dinamizar la producción con asesoramiento oportuno y seguimiento de actividades en todo el territorio nacional. Informando al Ministerio de Defensa y de Gobierno las estadísticas de desarrollo y producción y aún de productividad alcanzados. Se debería crear en la EMI un banco de datos y tecnológico de apoyo a la producción e investigación de los soldados(as) productores. No se debe descartar que el espíritu de progreso de los soldados(as) tecnificados, y con el asesoramiento respectivo de ONUDI, PNUD, FAO, GTZ, JICA, DANIDA, COSUDE, ONGs, MERCOSUR y sistema universitario nacional, les lleve a incubar parques científicos y tecnológicos en correspondencia con los planes productivos de prefecturas autonómicas y municipios productivos. Si hay una forma de definir la construcción del socialismo del siglo XXI propugnado en alguna medida por el gobierno nacional actual, este es el verdadero camino basado en la ciencia y tecnología, incubación de empresas, innovación, investigación, modernización, espiritualidad y cooperación internacional. Sin descartar el aporte de otras instituciones como iglesias, sindicatos y empresarios. - Ricardo Ángel Cardona, DAEN