Organización de Estados Americanos: El desafío de Insulza
21/02/2005
- Opinión
Dos asuntos fundamentales ponen en un complejo escenario la
candidatura del ministro del interior José Miguel Insulza para la
secretaría General de la Organización de Estados Americanos OEA.
La primera se refiere a las alianzas internacionales de Chile en
el hemisferio y la segunda a las cuestiones indígenas.
La Organización de Estados Americanos en tanto foro político,
enfrenta una evidente crisis de credibilidad ante y a posterior de
lo sucedido con el ex Secretario General Rodríguez de Costa Rica.
A raíz de las denuncias de corrupción en contra del ex Secretario
General, los Estados se están tomando el tiempo necesario para una
decisión más analizada sobre el futuro de la organización regional.
Esta situación, da lugar para armar y desarmar alianzas entre las
subregiones, poniendo de relieve la posición que ha tomado cada
país en determinados hechos que han afectado el hemisferio.
Sin embargo, es importante subrayar que la crisis de la OEA radica
en el ámbito político, no así, en el sistema interamericano de
protección a los derechos humanos, tanto la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Corte
Interamericana (CI), siguen efectuando sus actividades en materia
de derechos humanos con total normalidad.
Uno de los desafíos importante para Chile consiste en conseguir el
apoyo de la Comunidad del Caribe -CARICOM-. Esta situación está
dada por los hechos que sustituyó el gobierno de Jean Bertrand
Arístide en Haití. Los hechos no fueron lo suficientemente
clarificados, ni creíbles para la comunidad internacional. A raíz
de lo mismo, el CARICOM planteo en su tiempo una fuerte
resistencia a la presencia de una fuerza multinacional en Haití.
El CARICOM, además de resistir la presencia de una fuerza
multinacional, cuestionó la legitimidad del gobierno sucesor de
Bertrand Arístide. En este escenario, hasta ahora no superado,
subyace una crítica implícita a los gobiernos que participan en la
alianza multinacional, es decir, entre otros a Chile.
La presencia de una fuerza multinacional en Haití, ha generado
múltiples consecuencias tanto a nivel de la Organización de
Estados Americanos como de las Naciones Unidas. Una de las
consecuencias se refleja en la falta de apoyo económico de los
organismos multilaterales al proceso en Haití, pero, no es una
cuestión casual, sino, el resultado lógico de un panorama regional
con posiciones diversas, en donde el propio Heraldo Muñoz,
embajador de Chile ante Naciones Unidas ha manifestado sus
preocupaciones. El embajador ha sido muy claro al identificar que
el Fondo Monetario Internacional y el Banco Interamericano del
Desarrollo, no han cooperado económicamente como se esperaba, pero
es más elocuente cuando afirma: “Sin un dialogo y un proceso de
reconciliación que incluya a los partidarios de Arístides la
situación continuará siguiendo inestable”.
La falta de cooperación de los organismos multilaterales son
consecuencias de las diversas posiciones que tienen los gobiernos
sobre lo sucedido en Haití. El asunto económico y político que
plantea el embajador Muñoz, indica claramente que la misión de
militares chilenos seguirán permaneciendo por un tiempo no
definido en Haití, con los costos económicos que el Estado chileno
debe cubrir, con el erario nacional.
Evidentemente la participación de Chile en una alianza
multinacional en el caso de Haití, no le ha traído los dividendos
esperados para los fines de la diplomacia internacional a la hora
de tomar decisiones, al contrario, la falta de consenso en las
subregiones, aleja las posibilidades de apoyo de los países del
Caribe y de otras subregiones en la candidatura del ministro
Insulza. Además, Estados Unidos, principal gestor de la alianza
multinacional en Haití, tiene su propio candidato.
La segunda cuestión, aunque no en la misma dimensión anterior, se
refiere a los asuntos de derechos humanos con la población en
general y los Pueblos Indígenas de Chile. El país es conocido
internacionalmente por sus logros económicos, pero con mucha falta
de compatibilidad en el goce y disfrute de los derechos humanos de
sectores importantes de la población nacional y de los Pueblos
indígenas en particular.
Excepcionalmente Chile es conocido en el hemisferio como un país
en donde las legítimas reivindicaciones de derechos humanos de los
Pueblos indígenas, han sido criminalizadas, aplicando un régimen
jurídico proveniente de la dictadura militar como son la Ley de
Seguridad Interior del Estado y la Ley Antiterrorista. A nivel
interno pareciera que la aplicación de las leyes especiales se ha
convertido en una práctica, pero a nivel internacional esta
situación llama poderosamente la atención, considerando que se
trata de un “Estado Democrático” y no una dictadura. En otro
contexto la señora, Mónica Madariaga tenía en su tiempo una
posición más cómoda ante la Organización de Estados Americanos,
porque la comunidad internacional no se preguntaba los mismos
asuntos, sencillamente porque se trataba de una dictadura militar,
en donde no se reconocía la jurisdicción de los organismos de
protección a los derechos humanos.
La situación indígena tiene relativa importancia a la hora de
revisar las políticas de los Estados en materias de derechos
humanos. En este caso, el informe del Relator Especial Rodolfo
Stavenhagen que afirma que “bajo ninguna circunstancia se deben
criminalizar las legitimas protesta indígenas por el derecho a la
tierra”. Esta misma situación esta ampliamente consignado en las
conclusiones y recomendaciones del Comité Internacional del Pacto
de Derechos Económicos Sociales y Culturales “El Comité Recomienda
al Estado parte que no aplique leyes especiales, como la Ley de
seguridad interior del Estado [Nº 12927] y la Ley antiterrorista
[Nº 18314], a actos relacionados con la lucha social por la tierra
y las reclamaciones legitimas de los indígenas” . Ambos
instrumentos dan cuenta de la contravención en materia de derechos
humanos la aplicación de instrumentos jurídicos “sacados de otros
contexto”.
Lo anterior tiene estrecha relación con las preguntas que se le
formuló al ministro Insulza en la sesión del Consejo Permanente,
oportunidad en que presentaba sus ideas sobre la Organización de
Estados Americanos. En vista que el ministro no incluyó los
asuntos indígenas en su discurso, los representantes
gubernamentales le consultaron su posición sobre los “Pueblos
Indígenas”. La respuesta fue en un lenguaje en desuso según la
práctica jurídica internacional, al referirse a las “Etnias”. A
nivel del sistema interamericano, el concepto de Pueblos
Indígenas está introducido y aceptado. Este constituye el primer
logro y consenso internacional del Grupo de Trabajo para la
redacción de un Proyecto de Declaración Americana.
El concepto de Pueblos Indígenas, jurídica y constitucionalmente
esta lo suficientemente respaldo con los reconocimientos
constitucionales con los Pueblos Indígenas y sus derechos en la
región. Además, la Asamblea General de la OEA, mediante varias
resoluciones, se ha propuesto adoptar una Declaración Americana
que cubre todos los derechos colectivos de los Pueblos Indígenas.
Este objetivo constituye el desafío más relevante que se ha
propuesto la OEA en el marco del sistema interamericano.
El concepto etnias está en desuso a nivel internacional y en el
sistema interamericano. Incluso en el Instituto Indigenista
Interamericano, organismo que creo y acuño éste concepto, se
prevé su eliminación en el marco de la reforma institucional de la
OEA por su falta de aporte y funcionalidad para el sistema
interamericano.
En otro aspecto, uno de los meritos importantes que ha tenido la
diplomacia Chilena, es haber conseguido el apoyo de Venezuela a la
candidatura del ministro Insulza. A pesar que el presidente Hugo
Chávez manifestó “que no reconocía el gobierno que sustituyó a
Bertrand Arístide”. Este logro en el escenario internacional
podría ayudar a sensibilizar la posición de los gobiernos del
CARICOM, que hasta ahora sigue siendo incierta con Chile.
Efectivamente, las candidaturas tanto del Canciller mexicano Luis
Derbez, como la Francisco Flores, ex presidente de El Salvador, y
la de Insulza no tienen asegurado los votos necesarios para la
Secretaria General de la OEA. A raíz de la indiscutible falta de
consenso, ha aparecido en los últimos días la candidatura del
canciller del Perú Manuel Rodríguez, aunque se ha desmentido su
inscripción, no se desmentido su interés. En diplomacia
internacional, se entiende que la falta de consenso genera un
escenario propicio para la emergencia nuevas propuestas –con
sentido de consenso- a la que se está asistiendo en torno a la
ansiada Secretaria General de la OEA.
* Aucán Huilcaman, Werken internacional del Consejo de Todas las
Tierras (Chile).
https://www.alainet.org/es/articulo/111387?language=en
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