Elementos teórico-históricos para comprender el ALCA Y LOS TLCs

11/11/2004
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1. La tendencia más característica de la economía internacional contemporánea constituye la mundialización capitalista de los procesos productivos, comerciales y financieros, así como de sus concomitantes pautas de consumo. El fenómeno involucra tanto a los países centrales del sistema como a los periféricos, incluidos en estos últimos las naciones del ex campo socialista europeo y se cumple bajo comando de las gigantes corporaciones transnacionales. La tendencia se habría iniciado desde el fin de la II Guerra Mundial. 2. La mundialización capitalista en curso viene configurando tres grandes bloques económicos: a) el presidido por Estados Unidos, con hegemonía sobre América Latina, b) la Unión Europea, encabezada por Alemania y Francia, en proceso de expansión hacia Europa Central y Oriental, y c) Japón y China, cuya influencia se despliega en el Sudeste asiático y el Pacífico, y que, según opinión distintos analistas, resultará en un futuro próximo en un entendimiento militar-político entre esas dos potencias. Los citados bloques apuntan a desenvolverse en un contexto de creciente interpenetración de capitales, que, sin embargo, dado el carácter intrínsecamente violento del capitalismo, no excluye la posibilidad de confrontaciones militares entre los Estados imperialistas y, menos aún, el fomento de guerras periféricas de distinta índole (religiosas, contra el denominado "narcoterrorismo", tribales). 3. Las actuales propuestas integracionistas de los Estados Unidos para el continente, como el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y los Tratados de Libre Comercio (TLCs), se engranan con concepciones y políticas de corte colonialista o neocolonialista impulsadas por la Unión Americana en distintos momentos de su historia. El más notorio de tales antecedentes constituye la Doctrina Monroe ("América para los americanos"), sustento del expansionismo territorial de Washington a lo largo del siglo XIX. En época más reciente, el monroísmo- panamericanismo se sustentará en la ideología del "espacio vital", un elaborado del nacionalsocialismo alemán asumido por el complejo industrial-militar norteamericano como soporte de la estrategia de la Gran Área (Grand Area), fundamento de la intervención estadounidense en la segunda contienda, conforme lo demuestran Noam Chomsky y Heinz Dieterich en su libro Los vencedores. A fines del siglo pasado, Bush padre extrapolará esos axiomas de la política exterior de EE. UU. a la Iniciativa para las Américas, el corolario hemisférico de la caída del socialismo soviético. 4. Las fórmulas unionistas de la Casa Blanca del ALCA y los TLCs, lejos de inspirarse en propósitos de fomento productivo y diseminación del progreso en las naciones sureñas, buscan, sobre todas las cosas, consolidar la hegemonía de la potencia unipolar en las esferas productiva, comercial, financiera, científica, tecnológica, ambiental, ideológica, cultural y legal, en la perspectiva de contrarrestar la superioridad tecnológica de los europeos y asiáticos en la producción de bienes de consumo civil, así como sus pretensiones de orden geopolítico. A la luz de estas urgencias, no resulta casual que el ALCA y los TLCs comporten esquemas de liberalización de "una sola vía"; es decir, propuestas encaminadas a preservar el proteccionismo metropolitano, por un lado, y por otro, a desmantelar las restricciones impuestas por nuestros Estados-nación al flujo de mercancías, inversiones y tecnología. Todo esto en orden a consolidar un "modelo de acumulación por desposesión" –el capitalismo de rapiña que dijeran los clásicos de la Economía Política- que han puesto en marcha Washington y Wall Street para enjugar su crisis sistémica. Específicamente, Estados Unidos pretende asegurar la libertad de movimiento y las máximas ganancias a las corporaciones estadounidenses, y, en contrapartida, enajenar aún más la soberanía de nuestras naciones, liquidar a los mini-Estados sociales preexistentes, profundizar la expoliación de su fuerza laboral y el saqueo de sus recursos naturales y ambientales, apropiarse de los conocimientos vernáculos, eliminar competidores, extender el antidesarrollo neoliberal, adoctrinar al continente en la religión del mercado, empobrecer y humillar a los latinoamericanos. 5. La integración-"anexión" de América Latina se ha tornado más necesaria para los Estados Unidos en el marco del reciente debilitamiento de su poder económico y financiero. ¿A qué aludimos? El auge de la economía de la potencia unipolar durante la era Clinton colapsó a fines del 2000 envuelto en la debacle de la Nueva Economía. Esta inflexión del ciclo económico norteamericano se expresó no solo en la caída de las inversiones, sino también en las espectaculares caídas de sus exportaciones y en el crecimiento exponencial del déficit presupuestario. Amén de la vertical expansión de su endeudamiento externo con la correlativa erosión del dólar como moneda internacional. Factores de este orden son los que están detrás de la decisión de George W. Bush de impulsar un plan completo de recolonización de América Latina, inicialmente bajo el formato del ALCA y, a partir de noviembre del 2003, bajo el molde de los TLCs. 6. El horizonte que dibujan los TLCs –y el ALCA- no agota el futuro probable de América Latina, entre otras razones porque la ofensiva avasalladora y multifacética del capital monopólico norteamericano, encaminada al debilitamiento, si no extinción, de los Estados-nación latinoamericanos, está llamada a inducir múltiples resistencias de los grupos y segmentos sociales que no derivan ni derivarán ventajas de esquemas unionistas de corte recolonizador. 7. En el plano político-institucional tres procesos ilustran sobre la aludida resistencia: a) la Revolución Bolivariana en la Venezuela chavista, b) el desafío de la Argentina de Kirchner a la banca internacional con su decisión de reconocer únicamente la cuarta parte de los compromisos externos del país gaucho, y c) el planteamiento de "Lula" da Silva encaminado a conformar la Confederación Sudamericana de Naciones. En el plano de la denominada sociedad civil, la oposición a las fórmulas unionistas de Washington tiene expresiones continentales y nacionales –incluidas las protagonizadas por organizaciones ecologistas, laborales y de defensa de los derechos humanos de los propios Estados Unidos. 8. ¿Qué hay detrás de esa polarización de fuerzas? A mi juicio, la confrontación de dos formas de asumir la evolución de las sociedades. Siguiendo a Darcy Ribeiro, el choque entra la evolución refleja y la evolución autodeterminada. La primera – implícita en el ALCA y los TLCs- busca persuadirnos que los agobiantes problemas del atraso y "subdesarrollo" de nuestros pueblos pueden resolverse por la agregación a nuestros países latinoamericanos de algunos trazos modernizadores que, instrumentados por la teología del mercado, les permitirían equipararse con las sociedades industriales o pos-industriales. "El águila sugiriendo a la gallina que puede ser igual, con tal de solo imitarla" (Roberto García). La segunda forma, la de la evolución autodeterminada del avance de nuestras atribuladas naciones, me parece que tiene su mejor, más honda y más estética formulación en dos expresiones del Libertador Bolívar. En una carta a su amigo Patricio Campbell, el fundador de nuestras patrias dejó escrito: "Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia a plagar a la América Hispana de miserias en nombre de la libertad". Y en una frase crítica de lo que ahora denominanos la razón instrumental para aludir a la lógica implacable del dinero y la tecnolatría, convocaba a los latinoamericanos de todos los tiempos a edificar la Patria Grande, es decir, "la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riqueza que por su libertad y gloria". * René Báez es profesor de la Facultad de Economía de la PUCE y miembro de la Internacional Writers Association (IWA, USA). Exposición en la Academia de Guerra de la Fuerza Terrestre realizada el día 11 de noviembre del 2004.
https://www.alainet.org/es/articulo/110937

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