Consolidación del polo sudamericano

19/07/2004
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Las majestuosas cascadas de Iguazú, allí donde se encuentran las fronteras entre Argentina, Brasil y Paraguay, han sido el escenario de un evento geopolítico de gran proyección a corto plazo. Venezuela ha entrado en el polo del Mercado del Sur (Mercosur), región económica estructurada alrededor de la novena economía del mundo -Brasil- integrada también por Argentina, Uruguay y Paraguay, con Chile y Bolivia como miembros asociados. Ha creado resentimiento que también México haya solicitado la asociación a este más que incipiente bloque sudamericano. En Iguazú estuvieron presentes -por vez primera- delegaciones de China y Singapur para seguir de cerca esta cumbre que ha dado un empuje significativo a la consolidación del bloque del sur, que ahora puede contar también con el decisivo aporte energético y de materias primas de Venezuela Se ha firmado un acuerdo entre Argentina y Venezuela en materia energética que prevé la constitución de una compañía interestatal (Petrosur) abierta al resto de países de la región, concebida como instrumento de autonomía energética respecto a las multinacionales del norte; también se ha firmado un convenio entre los dos canales televisivos estatales que deberá desembocar en una red sudamericana. La nueva flota de petroleros se construirá en astilleros argentinos. Todas las evidencias indican que el ALCA está definitivamente acabada diez años después de su espectacular lanzamiento publicitario. El modelo de integración propuesto por los Estados Unidos se ha precipitado al vacío porque fue acogido como instrumento de anexión no solamente de los mercados, sino de todo el espacio social continental. En su parte meridional, se fue haciendo más fuerte cada vez un punto de agregación económica de considerables dimensiones, encontrando en Mercosur el medio más idóneo para constituir una primera alternativa al ALCA. El paso adelante dado por Venezuela marca definitivamente también el destino de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), condenada de esta manera a confluir en Mercosur o a desaparecer. De poco servirán las resistencias colombianas ahora que Venezuela y Bolivia son parte activa de Mercosur. Se confirma el aspecto cada vez más inconsistente de la actual doctrina imperial unilateral. La superioridad en las artes marciales obtenida mediante inversiones estatales sin precedentes en el complejo militar-industrial -lo que equivale a endeudamiento- se demuestra eficaz en la conquista de espacios geográficos, pero se atasca en la fase en la que -para consolidar las adquisiciones- hay que capturar la mente y el corazón de las sociedades invadidas. El nuevo lanzamiento geopolítico La ocupación colonial de Irak nos enseña que los Estados Unidos, cuando tiran demasiado de la manta hacia Oriente próximo dejan al descubierto los pies, es decir, el "patio" de casa. Esta es la actual relación de fuerza, que hace posible la existencia de gobiernos más o menos recalcitrantes ante la ortodoxia neoliberal y, al mismo tiempo, el protagonismo creciente de los movimientos sociales de los llamados "sin": sin trabajo, sin tierra, sin casa, sin comida, sin instrucción y sin derechos. El 70% de los trabajadores latinoamericanos gravitan en la economía informal: la flexibilización está al máximo; más de así es la muerte. La unilateralidad del clan fundamentalista actualmente en el poder en los Estados Unidos es un extremismo que, erróneamente, hace de la superioridad militar - y de la apropiación de los recursos energéticos- el elemento decisivo en la lucha por la hegemonía absoluta con el bloque europeo y asiático. Si tenemos en cuenta el BRIC (Brasil, Rusia, India y China) y el mundo árabe, no es difícil convencerse de que el mundo es una realidad multilateral. El otro dato que emerge de Iguazú es la recuperación de la iniciativa global y la capacidad de elaboración geopolítica en la América meridional, que se ha incrementado todavía más tras el fracaso manifiesto de las últimas reuniones del OMC y las resistencias que se está encontrando el FMI en Argentina. En Iguazú ha tomado forma y vida un sujeto socio-económico que tiene como principio-guía la prioridad de la cooperación sur- sur, tanto que China, India y Sudáfrica son referencias concretas, puntos nodales para reequilibrar los intercambios comerciales con el norte "desarrollado" y para tratar, desde posiciones de mayor fuerza -es decir, como bloque- con las nuevas instituciones de la globalización: FMI, OMC, Banco Mundial y Pentágono, y hasta con la propia ONU. Sudamérica está estructurada alrededor de los Andes, auténtica columna vertebral geopolítica: quien la controla militarmente, controla la región. El imperio español se hizo añicos cuando la chispa insurreccional que Bolívar prendió en Caracas se propagó a Bogotá, Quito, después Bolivia hasta el extremo sur peruano. Los Andes son el punto neurálgico y todavía hoy representan la línea divisoria entre la zona integracionista y la de alineación automática con el imperio. La dorsal armada En el sector andino del Pacífico -Colombia, Ecuador, Bolivia, Perú y Chile- los Estados unidos están intentando que sobreviva el ALCA bajo la forma de tratados bilaterales de libre comercio. Los gobiernos de Santiago de Chile, Lima, Quito y Bogotá han mostrado gran disponibilidad, así como la voluntad de mantener en vigor a cualquier precio el liberalismo a ultranza. El Pentágono, para contrarrestar el creciente autonomismo integracionista o el antiimperialismo abierto del otro lado de los Andes, ha predispuesto dos fortalezas blindadas, políticamente incondicionales y militarmente poderosas. Colombia ha subordinado sus propias fuerzas armadas al Comando Sur de los Estados Unidos. No hay duda de que la oligarquía colombiana que fue capaz de ponerse de parte de los ingleses durante la guerra de las Malvinas, hoy está dispuesta a agredir a Venezuela, prestando su territorio colindante y a sus paramilitares, reciclados -tras la inminente amnistía- en contratistas. La disponibilidad de Uribe a una reedición actualizada del guión ensayado con los sandinistas corre paralela a la represión interna, que se ha concretado en dos millones de evacuados de las zonas rurales, fenómeno caracterizado por la ONU como "catástrofe humanitaria". La derecha colombiana iría gustosa más allá, pero la precaria situación interna de virtual dualidad del poder hace imposible cualquier agresión militar externa. Podrían perder la capital, y la zona central podría caer en manos de las guerrillas. El Pentágono quiere utilizar Colombia como retaguardia para exportar el terrorismo de los paramilitares y fomentar la formación de un enclave petrolífero constituido por territorios a ambos lados de la frontera. Diseñar un nuevo Panamá que contenga el petróleo del lago de Maracaibo y del Santander. El otro bastión del Pentágono es Chile, con una fidelidad demostrada que ha durado treinta años, firmada por Pinochet con la sangre de los masacrados, con la que se bautizó el neoliberalismo naciente. El reciente rearme del ejército con tecnología avanzada y el aumento del radio de acción de la aviación chilena provista de F16, subrayan su papel de gendarme regional del Cono Sur. Son conocidos los contrastes históricos existentes entre Bolivia y Chile, y menos conocida la reciente toma de postura de las tropas chilenas a lo largo de la frontera, como forma de presión disuasoria sobre el gobierno de La Paz. No se trata en absoluto de anacrónicos contrastes, patrimonio de un pasado remoto, sino, para variar, de notables yacimientos de gas, y qué camino deben tomar los gasoductos: hacia Chile o hacia Perú. Hay de por medio un referéndum en el cual los bolivianos deben decidir dentro de poco la validez de la mala venta firmada a favor de las multinacionales, y la anunciada nacionalización del hidrocarburo. Pocos dudan de que los Estados Unidos utilizarán las fuerzas armadas chilenas si el movimiento social boliviano mantiene el gas fuera de su alcance y de sus industrias. Entre las dos fortalezas imperiales en los extremos de los Andes, se perfila la explosiva situación en Ecuador y Bolivia, agitados por movimientos que han impuesto la fuga de varios presidentes, y que están buscando la capacidad de sedimentar una coalición social -y un programa político- capaz de quitar al menos el poder político a las oligarquías vasallas del imperio. En estos dos teatros de operaciones se juega la posibilidad real de controlar completamente los Andes, de forma que se pueda contrarrestar el empuje centrífugo regional. La situación más crítica, donde la apuesta es más alta porque las prioridades del Pentágono son absolutas, es la de Bolivia. Con los problemas que se están encontrando en Irak y el rumbo que han tomado los acontecimientos en Venezuela, la geopolítica imperial del hidrocarburo no puede permitirse perder el control de un país como Bolivia que, literalmente flota sobre un mar de gas. El otro punto de discontinuidad es el movimiento ecuatoriano que se ha liberado del abrazo vampiresco de Lucio Gutiérrez. La partida está abierta, ahora se encuentra en la fase de recolocación estratégica y acumulación de fuerzas a la espera de una nueva ofensiva, indispensable en un país en que los emigrados son los primeros generadores de la renta nacional. Terreno fértil para las alianzas ILos vientos de cambio que soplan en el sur se reforzarán en Uruguay, donde la izquierda del Frente Amplio está a punto de ganar las elecciones presidenciales; y rozan incluso el altiplano azteca, donde elaboran documentos (judiciales) falsos para intentar cortarle las alas a López Obrador y detenerlo en su carrera presidencial. No se pueden sobrevalorar las posibilidades de maniobra de los gobiernos, en una región en la que -más que en el resto- el poder político está subordinado a los poderes financieros autóctonos e internacionales. La deuda externa es un nudo corredizo que regula la cantidad de oxígeno que el usurero deja llegar a las economías víctimas: el mínimo necesario para no tirar la toalla y seguir pagando. Vale la pena recordar el destino reservado a Perú después de que el Presidente Alán García declarara valientemente la moratoria sobre la deuda externa: estrangulamiento económico y llegada de la dictadura liberal de Fujimori. No es posible enfrentarse en solitario al FMI. La sustancial suspensión del pago de la deuda practicada en los últimos dos años por Argentina se sostiene sobre la explosión social de una sociedad desintegrada por la bancarrota neoliberal, en un momento en que confiscaban incluso los ahorros de la clase media urbana. El "consenso de Brasilia", firmado por Brasil y Argentina, es el primer intento de poner límites al FMI, subordinando el pago de la deuda a un crecimiento mínimo de la economía. Si no aumenta el PIL es imposible pagar, y hay que destinar los recursos a inversiones productivas y al gasto social. Aisladamente es imposible enfrentarse frontalmente al FMI y los accionistas mayoritarios del G7. El bloque sudamericano, paradójicamente, tiene en sus manos una formidable arma de destrucción masiva: concentra una elevadísima cuota de deuda externa. Sólo con una mayor integración en las políticas comerciales, económicas, sociales y militares podrá negociar con éxito con los poderes fuertes del mundo y jugar una apuesta vital. Entre el deudor aislado moroso y el usurero, el problema es todo del deudor. La cosa cambia cuando un club de deudores recalcitrantes consigue imponer condiciones; sólo entonces se convierte en un problema del usurero. Los imperios empiezan a colapsarse cuando estallan crisis incontrolables en su periferia. Lo comprometido de la situación militar en Afganistán y en Irak es evidente. El elegante señor designado presidente no va más allá de las funciones de alcalde de la capital del no-Estado afgano, a cuyas puertas empieza el reino floreciente de los clanes, que este año han tenido una cosecha record de opio. Se aplaza la fecha de las elecciones o de un sucedáneo de éstas. En Irak ha desembarcado el nuevo Negroponte plenipotenciario con una dote nada menos que de 186.000 millones de dólares. Éste es un veterano del juego duro entrenado en Centroamérica, en la época dorada de los escuadrones de la muerte y de oficiales acostumbrados a la filosofía de la tierra quemada. ¿Conseguirá Negroponte reactivar rápidamente la industria petrolífera y provocar una implosión en la OPEC? Podrá desmembrar a Irak en tres pequeños estados (kurdo, chiíta y sunita) sin que "se metan" turcos, iraníes u sirios? por ahora lo único seguro es que la aplicación de la "terapia polaca" para conseguir una rápida privatización de la sociedad iraquí ha generado el caos: no hay ni agua potable ni electricidad. Excusas y acusaciones preventivas En la periferia continental, los Estados Unidos intentan hacer una lectura correcta del nuevo panorama delineado. El general Hill, jefe del comando sur, señala como "amenaza emergente" el cambio en la relación de fuerzas determinado por nuevos movimientos y el cruce de estas formidables redes sociales con los gobiernos regionales no alineados. El nuevo enemigo se llama "populismo radical" y el general se apresta a incluir en él también las críticas a la "validez de las reformas neoliberales" contenidas en el "consenso de Brasilia" firmado por Lula y Kirchner en 2003. El Pentágono repite las tradicionales "amenazas hemisféricas" representadas por el narcotráfico y la guerrilla, añadiendo el "populismo radical", en un esfuerzo de homologación y asimilación bastante superficial y sospechoso. La responsabilidad del fenómeno recaería en "algunos dirigentes" que en América Latina "se aprovechan de las frustraciones causadas por las desigualdades sociales y económicas para reforzar sus posiciones radicales y alimentar sentimientos anti- USA". El nuevo viento del sur, la cumbre de Iguazú y la incontenible fuerza de las redes sociales continentales es algo más que un fenómeno colateral al narcotráfico. La corriente integracionista que se propaga a lo largo de todo el eje Caracas-Brasilia-Buenos Aires difícilmente se puede reducir al excesivo e incorrecto protagonismo de "algunos dirigentes" o a una especie de nuevo "cártel de Medellín" social. Este análisis de la sociología militar del pentágono es un error que confunde la causa con el efecto, porque se niega obstinadamente a admitir que el "problema" real aparece cuando la "gente normal empieza a utilizar nuevos métodos para defender sus intereses" (J.Auyero). Los líderes son simplemente una consecuencia. De hecho, sería imposible que Kirchner se comportara como Ménem o De La Rúa sin toparse de frente con la ingobernabilidad, o que aplicara alguna variante formal de las recetas de Cavallo sin ir irremediablemente hacia nuevas explosiones sociales. Los espacios de maniobra de los gobiernos del "populismo radical" son los mismos creados por la ofensiva continental de los movimientos antiliberales, el problema es que sepan -y quieran- utilizarlos con eficacia y determinación. Los infortunios del general Hill son típicos de quien se debate en el dilema de un dominio que ha dejado de ser hegemonía global, capaz de conservar la ventaja estratégica en los cuatro continentes y de combatir victoriosamente dos guerras simultáneas en dos continentes distintos. Una cosa es la doctrina enunciada por Rumsfeld y otra la realidad. Una cosa el dominio militar u otra la hegemonía global. * Tito Pulsinelli, colaborador de "Radio Onda d'URTO" de Brescia - Italia escribe para Selvas.org analisis sobre la geopolitica del continente latinoamericano. Traducion de Coral Barrachina - de Traduttori per la Pace
https://www.alainet.org/es/articulo/110487
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