Los Cerrícolas no van a reparos
27/04/2004
- Opinión
Según la visión de agudos y prominentes intelectuales venezolanos,
la Sociedad Civil se encuentra en un momento de franca crisis, por
cuanto perdió el poder político en diciembre de 1998, y está
perdiendo el poder ideológico y social. Es decir, un nuevo modo de
pensar ha surgido en el país a raíz de la irrupción de esos seres
extraños, ajenos a la Sociedad Civil venezolana y que algunos
llaman los cerrícolas. Estos nuevos actores de la política
venezolana han provocado que se afeara la clase dirigente
nacional. Un presidente mestizo, un presidente del CNE y una
vicepresidenta de la Asamblea Nacional indios, y hasta ministros,
como el de educación, negros, es algo que desprestigia y "raya" a
nuestro país, en el que siempre se había mostrado una clase
dirigente, en su mayoría, impecable racialmente y hasta se
exportaban misses catiritas y de cuerpos perfectos. Lo único bueno
de color negro en nuestro país era el petróleo.
Aclaremos, los cerrícolas son esos seres sumidos en el olvido y
en la ignorancia oficial y social, llamados así por ser habitantes
de los cerros, es decir, elevaciones topográficas que albergan a
los cinturones de miseria de las principales ciudades del país.
Indicamos esto, porque cuando los que habitan las alturas del
terreno son las clases pudientes o media alta, entonces se les
llama lomas, colinas o altos, y cuando el nivel de ostentación es
muy grande, entonces, en este país tropical y latino, se le agrega
la terminación Country Club, con lo cual se deja claro quiénes
habitan dichos sectores.
La crisis por la que pasa la Sociedad Civil se evidencia en tres
aspectos que son consecuencia de la llegada de los cerrícolas al
poder y que constantemente son denunciados por los voceros de la
oposición, añorando con nostalgia los tiempos de la IV República
en que esto no se veía.
En primer lugar, se ha dividido en dos al país, cuestión que antes
no era así.
En segundo lugar, ha surgido una violencia que antes tampoco vivía
el país.
En tercer lugar, se ha obligado a redefinir el concepto de
Democracia.
Analicemos cada uno de estos aspectos que la Sociedad Civil ha
colocado en la discusión diaria.
Primero, es cierto que se ha dividido en dos el país. Lo que no es
cierto es que esto sea consecuencia de la Revolución Bolivariana.
Nuestro país ha estado, desde hace mucho tiempo, dividido en
explotados y explotadores, en dominados y dominadores, en
dirigentes y dirigidos. Hoy en día la división que vive nuestro
país, en el fondo, responde a esa alineación de los miembros de la
sociedad: explotados y explotadores. Lo grave de esto es que,
mientras exista explotación, las posibilidades de reconciliación
de clases son nulas.
Segundo, con respecto al tema de la violencia, desde que la
Revolución Bolivariana tomó el poder político en diciembre de
1998, las antiguas clases dirigentes, aquellas que se
autodenominan ahora Sociedad Civil, comenzaron a enfrentar y a
oponerse a los cambios que se comenzaban a construir. Por otro
lado, la Revolución comenzó a mostrar la verdad de la sociedad en
que vivimos. Se denunció el estado real de pobreza y la "Sociedad
Civil" se enteró de que existían pobres, seres humanos pobres,
venezolanos sin los más elementales recursos habitando en nuestro
país. Pero ser pobre no es una elección, es una imposición en una
sociedad que expolia a las clases trabajadoras. Ese inmenso
universo de venezolanos pobres, a quienes les arrebataron sus
riquezas, ha sufrido la violencia de un sistema que les extraía su
trabajo a cambio de limosnas. Esa violencia ha quedado al
descubierto con la Revolución Bolivariana. Y, cuando hoy en día,
los venezolanos salen a protestar como consecue! ncia de la
violencia, no son reprimidos, asesinados o desaparecidos como en
otros gobiernos. Por eso, se ha evidenciado que existe violencia
en el país, una natural consecuencia de un sistema explotador. La
Revolución Bolivariana no la inventó ni la descubrió, sólo la
develó.
Y tercero, el advenimiento de los cerrícolas al mundo de la
política ha mostrado un nuevo discurso político que poco a poco ha
tomado fuerza dentro de las fuerzas reaccionarias del país. El
razonamiento es muy sencillo: la Democracia es y debe ser el
gobierno de la mayoría. Pero, si la mayoría no está preparada, no
está educada, son todos unos ignorantes o son emotivos, o se
dejaron engañar por un populista, entonces, es la minoría
ilustrada la que debe decidir, con buen criterio sobre los
destinos del país. Es decir, mientras los marginales, los
desdentados, los negros, en fin, los cerrícolas, estén de acuerdo
con la "Sociedad Civil", entonces son bienvenidos a la Democracia,
pero cuando ocurre que sus intereses difieren, entonces deben ser
relegados a un plano en el que no participen de la Democracia. Es
como el concepto que manejaban los Griegos, en el que participaban
todos los ciudadanos, sin excepción, en la Democracia. Pero los
esclavos, por ejemplo, no eran ciudadano! s.
Ahora bien, aclarado quiénes son los cerrícolas y por qué la
Sociedad Civil se encuentra en crisis, es fácil entender quiénes
son los que van a los reparos. Los cerrícolas han recibido un país
en ruinas, pero con el esfuerzo y la fortaleza de quiénes siempre
han trabajado para ganarse el sustento, es previsible que puedan
salir adelante. Por el contrario, la Sociedad Civil, tiene que
hacer muchos reparos, desde las trampas efectuadas en las
recolecciones de firmas para activar un posible referéndum
presidencial, hasta reparar los daños ocasionados a Venezuela, a
quien durante años saquearon, robaron y hasta pretendieron vender.
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