El partido que el Perú se juega con el TLC
02/04/2004
- Opinión
Ya se fue la cuarta parte del
2004, año decisivo para nuestro país, entre otras cosas -quizás la
más importante- por la negociación del Tratado de Libre Comercio
(TLC) con EE.UU., que ha de definir -si se firma- nuestro modelo
de desarrollo, con graves riesgos y ciertas posibilidades. Quienes
tienen intereses y beneficios ligados a la firma del TLC y las
buenas relaciones con EE.UU., presentan el TLC como algo
indiscutible y fantástico. Pero más de quienes quieren TLC si o si,
lo cierto es que el país está ante una crítica encrucijada, con
trascendentes y gravitantes decisiones que tomar.
La ciudadanía debe tener claro lo que realmente está en juego con
el TLC. El mismo Congreso debería estar informado en detalle y el
Ministro de Comercio debería haberse presentado ante el Pleno,
pero parece invitado de piedra y útil sólo en el momento de ratificar
lo negociado sin su pleno conocimiento. Nada pasa. El acuerdo
que se firme tendrá categoría supraconstitucional: los
compromisos que asuma el Perú serán casi imposibles de revertir
a futuro. Lo que se acuerde ahora, afectará el destino del país por
décadas. El TLC no es un acuerdo comercial, abarca temas
cruciales para la soberanía y defensa nacional, la autonomía en el
diseño y aplicación de políticas estatales, la potestad legislativa
del Congreso, la jurisdicción de nuestras leyes y tribunales,
nuestros derechos y deberes ciudadanos.
La negociación del TLC no puede ni debe separarse de una visión
estratégica e integral del desarrollo nacional. Hay que preguntarse:
¿Qué clase de país queremos ser? ¿Nos conviene la senda de
supuesto desarrollo que propone el TLC, ligada al cuestionado
"Consenso de Washington"? ¿A que apostamos: a ser
exportadores primarios, ser maquiladores con mano de obra
barata, a desarrollar cadenas productivas, a especializarnos en
productos autóctonos? ¿Qué metas, qué tipo de desarrollo
económico buscamos? ¿Nos sirve realmente el TLC para
alcanzarlos? ¿Qué alternativas hay? ¿Qué pasa con la integración
regional, CAN-Mercosur?
Alrededor del TLC, el Perú no puede centrarse simplemente en
mantener los beneficios comerciales actuales del ATPDEA o en
potenciar sectores exportadores, confiando en que el resto de la
economía será "arrastrada". El TLC no generará sólo beneficios ni
solucionará todos nuestros problemas. Indudablemente, hay
sectores que se beneficiaran con el TLC, pero también hay
sectores -muy numerosos y con intereses legítimos- que serían
muy perjudicados. El bienestar de cientos de miles de
agricultores, pequeños comerciantes, y pequeños y micro
empresarios, no pueden sacrificarse simplemente para asegurar la
prosperidad de un puñado de enclaves exportadores. Tiene que
llegarse a un acuerdo beneficioso para las mayorías sobre qué,
para qué, y como se negociará con los EE.UU.
La negociación del TLC no puede dejarse al libre albedrío del
Gobierno. La presencia de la sociedad civil en la negociación debe
ser permanente y efectiva. Las propuestas gubernamentales en la
negociación deben provenir de un intenso proceso participativo.
Hay multitud de temas claves que exigen un debate nacional para
llegar a posiciones legitimas y consensuales, que el Gobierno
debe defender: ¿Aceptaremos las exigencias de EE.UU. de
garantizar a sus militares la inmunidad ante la Corte Penal
Internacional en caso de crímenes de guerra? ¿Qué hacer ante los
generosos subsidios que reciben los agricultores norteamericanos
y que EE.UU. considera un tema no negociable? ¿Cómo
negociaremos los derechos de patente, en especial en medicinas
y el uso de software propietario? ¿Cómo preservamos el acceso a
medicamentos genéricos baratos, contra los a deseos de las
transnacionales farmacéuticas? ¿Cómo tratar el tema de las
licitaciones y compras estatales, cuando EE.UU. exige que a sus
empresas se les permita competir a todo nivel con las empresas
peruanas? ¿Cómo proteger nuestro patrimonio cultural y natural,
para impedir que las multinacionales los depreden?
¿Propondremos que junto al tránsito de mercancías se negocie el
tránsito de personas, para que los peruanos podamos movernos a
otros países sin ser maltratados?
Tenemos por delante meses de ardua negociación con los
EE.UU., una superpotencia cuyos intereses no son los nuestros -a
menudo son contrarios- y que usará su influencia y fuerza para
conseguir un acuerdo a su favor. La sociedad civil y el Congreso
deben participar y vigilar las negociaciones. Exijamos al Gobierno
una actitud firme y transparente, pues es indispensable que se
defiendan posiciones y principios que garanticen que el saldo neto
de la negociación para el país, sea positivo para los peruanos de
hoy y de mañana, o no hay acuerdo.
* Javier Diez Canseco es congresista peruano.
https://www.alainet.org/es/articulo/109714
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