No sólo para periodistas
28/01/2004
- Opinión
El tema del derecho a la información cobra vigencia en
Guatemala sólo cuando se agrede a algún periodista, se
viola este derecho o se conmemora internacionalmente su
existencia, de lo contrario, ni siquiera se asume como
parte de las plataformas reivindicativas de la sociedad.
Es una creencia generalizada que este derecho lo puede
ejercer únicamente quien se desempeña en el ámbito del
periodismo, razón por la cual, le es ajeno a la mayoría
de la población, creencia que ha sido impuesta por
quienes controlan los medios y concentran la propiedad
sobre esas empresas.
Por eso es sumamente importante que en el inicio del año
surjan tres casos que se vinculan directamente con esa
garantía, con vertientes totalmente distintas y actores
disímiles y que posibilitan el abordaje desde distintas
ópticas.
El primero, el de José Rubén Zamora, Ingeniero y Director
de el Periódico, un medio escrito joven, innovador, con
un estilo basado en reportajes a profundidad y que ha
revelado hechos de corrupción, narcotráfico, malos
manejos del erario nacional, entre otros. El caso Zamora
es muy conocido por su posición de empresario y ejecutivo
de medios Y porque él y su familia fueron víctimas de los
poderes paralelos quienes allanaron su residencia,
violaron su privacidad, los amenazaron, intimidaron,
amedrentaron y humillaron.
Aunque la prensa nacional e internacional divulgó
ampliamente la noticia y el Ministerio Público, entidad
encargada de la investigación, hizo presencia y aparentó
dar mucha importancia al caso, no hubo resultados
oficiales, a pesar de que, según el propio Zamora, el
entonces presidente Alfonso Portillo y su canciller Edgar
Gutiérrez, recibieron información recabada por el
afectado, a través de una investigación privada que él
mismo gestionó y patrocinó.
El otro, no menos importante, es el relacionado con la
muerte del reportero Víctor Ramírez, quién falleció de un
infarto debido a la tensión que le provocó la persecución
y amenaza de linchamiento por parte de las turbas
comandadas por altos dirigentes del entonces partido en
el gobierno, el Frente Republicano Guatemalteco, liderado
por el general Efraín Ríos Montt durante la ocupación de
la capita el Jueves negro y Viernes de luto.
Su hijo, mostrando un valor e hidalguía dignas de
ejemplo, ha solicitado a los tribunales una orden de
captura en contra del militar, que también está acusado
de genocidio en tribunales guatemaltecos y españoles.
Esta solicitud fue denegada por el Tribunal.
El tercer ejemplo del tema libertad de emisión del
pensamiento, es el de Bruce Harris, un defensor y
activista a favor de los derechos de los niños,
especialmente de aquellos que viven en las calles, quien
ha expresado públicamente su preocupación por una
práctica bastante generalizada en Guatemala, que
desnaturalizó una institución civil, de noble
inspiración, como es la adopción, que muchas veces
conlleva el tráfico de menores.
Harris, después de investigaciones realizadas, producto
de un convenio con la Procuraduría General de la Nación,
en relación con anomalías en los procesos de adopciones,
junto al entonces titular de esa dependencia, expuso los
resultados en una conferencia de prensa.
El activista por los derechos de la niñez asegura que ha
presentado reiteradas denuncias contra profesionales del
derecho que participan de esa red que comercia y exporta
niños. En ese contexto se refirió a una Notaria, Susana
Luarca de Umaña de estar vinculada a estas prácticas de
adopciones internacionales y de ejercer presiones y
tráfico de influencias para alcanzar sus propósitos.
Según Harris la Fiscalía nunca investigó.
Umaña, entonces esposa de un ex presidente de la Corte
Suprema de Justicia, ha denunciado penalmente a Harris
por el delito de difamación. Sin embargo el señalado
sostiene que no es en una corte penal en donde debe
dilucidarse su caso, sino que en un Tribunal de Imprenta,
tal como lo establece la Ley de Emisión del Pensamiento,
una norma de carácter constitucional.
Los tres casos son un desafío para la justicia
guatemalteca y para el mismo sistema democrático. Se
vinculan con asuntos de importancia estratégica como son
el estado de derecho, la existencia de poderes paralelos,
la fe pública y sobre todo, el derecho a la libre emisión
de pensamiento o expresión.
Es esta una incomparable oportunidad para una reflexión
social que lleve a la comprensión del inmenso valor que
tiene el derecho de informar y estar informado, como
parte de esa garantía fundamental, que permite, no solo
el acceso a las fuentes, sino que los y las ciudadanas
puedan ver reflejados sus puntos de vista y opiniones en
los medios, en igualdad de condiciones.
La libertad de prensa no es sólo para los dueños de los
medios, ni exclusivamente para los periodistas. Debe
entenderse como un bien público, como es la información y
como un derecho social que debe ser ejercido socialmente.
Esta coyuntura debe ser aprovechada también para la
apertura de espacios y reflexiones colectivas y sobre
todo para escuchar a los silenciados de siempre. En manos
del sistema de justicia están, una vez más, la
efectividad de nuestros derechos. Estaremos vigilantes
pues los precedentes que se vayan sentando son referentes
obligados para el futuro.
https://www.alainet.org/es/active/5510
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