Elecciones en Guatemala:
Mucha violencia y pocas propuestas
04/11/2003
- Opinión
Los guatemaltecos y guatemaltecas están a pocos días de volver a elegir su
destino. Después de un sucesivo número de elecciones, interrumpidas
únicamente con el intento de autogolpe del ingeniero Serrano Elías, y en este
marco, la firma para una Paz Firme y Duradera entre el gobierno y la ex
insurgencia encabezado por la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca,
URNG,(29 de diciembre de 1996), la esperanza de un futuro mejor está cada vez
muy lejos de cumplirse.
Este 9 de noviembre, se tendrá que elegir entre 12 binomios presidenciales a
los nuevos gobernantes. Estos, en su mayoría están propuestos por alrededor
de 19 partidos políticos, que son de tendencia de derecha neoliberal y
financiados por empresarios, banqueros, militares y posiblemente por grupos
que controlan el narcotráfico en el país. Compitiendo con ellos, la URNG,
como el único partido de izquierda tradicional. También se elegirá a nuevos
diputados por listado nacional y distritales para el Congreso Legislativo e
igualmente a alcaldes de los diferentes municipios del país. Estos últimos,
propuestos por partidos y por comités cívicos.
Lo característico de esta campaña proselitista, que se inició no con la
convocatoria hecha por el Tribunal Supremo Electoral, sino con las elecciones
primarias realizadas por el Partido de Avanzada Nacional (PAN) el 17 de
noviembre del 2002, es que a pesar de la firma de diferentes pactos,
acuerdos, llámese de ética o de compromiso de no agresión, de transparencia y
otros, ésta ha sido violenta. Esta violencia se recrudece con los
acontecimientos del 24 y 25 de julio en la ciudad capital, donde una turba
encabezada por diputados, dirigentes y activistas del Frente Republicano
Guatemalteco (FRG), creó pánico y temor en la población, cuando, con
pasamontañas y otros objetos utilizados como armas, exigió que la Corte de
Constitucionalidad emita orden para la inscripción del caudillo de este
partido, General Efraín Ríos Montt.
La muerte de militantes de otros partidos en el interior del país, la no
aceptación del General en los lugares donde acontecieron masacres durante el
conflicto armado, cuando Ríos Montt era jefe de Estado (Rabinal, Ixcán y
otros) y el último acontecimiento del domingo 25 de octubre, cuando un grupo
de patrulleros de autodefensa civil ?PAC-, tomaron como rehenes a periodistas
y a un activista de derechos humanos, en la región occidental del país, son
muestras de la violencia que impera en este proceso electoral.
A esta violencia se suma la poca capacidad de los partidos políticos
participantes, para presentar un programa de gobierno que fortalezca la
incipiente democracia en Guatemala. Todos han hecho caso omiso a los
compromisos del Estado de Guatemala para el cumplimiento de los Acuerdos de
Paz. Unicamente la URNG, como signataria de los mismos acuerdos, es quien
los propone como plataforma política para salir de la crisis. Al mismo
tiempo han olvidado los compromisos contraídos con la comunidad internacional
sobre todo con las reuniones del Grupo Consultivo del año pasado y este año.
En estas elecciones solo se han escuchado invocaciones moralizantes de la
comunidad internacional. A pesar de la presencia internacional sobre todo de
observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA), Unión Europea y
otros organismos multilaterales y bilaterales, todavía el riesgo de un fraude
electoral, provocado por el gobierno del FRG y sobre todo por el General Rios
Montt, es eminente y está en el imaginario de todos.
Intocados problemas de fondo
La oferta hecha hasta el momento por los partidos políticos es grande, pero
no responde a los problemas que aquejan a la población guatemalteca, una
población que sigue sufriendo las causas que generaron el conflicto armado:
extrema pobreza, pobreza, analfabetismo, desnutrición, problemas de salud,
educación, vivienda, falta de trabajo, la tierra y problemas de seguridad
ciudadana en todo el territorio nacional, provocados por el narcotráfico, la
delincuencia juvenil y otros.
Ninguno está queriendo afrontar el problema de discriminación y opresión que
viven los pueblos indígenas (Maya, Xinka y Garífuna) y prueba de ello es que
apenas dos diputados indígenas del listado nacional tienen la posibilidad de
ganar: uno propuesto por la Gran Alianza Nacional(GANA), compuesta por el
Partido Solidaridad Nacional (PSN), Partido Patriota (PP) y el Movimiento
Reformador(MR), y el otro de la URNG. Aunque existen candidatos a diputados,
que representan a los pueblos indígenas, su número sigue siendo muy bajo y
con pocas posibilidades de ganar. De esta manera, se experimenta de nuevo
que el tema indígena sigue siendo folklore y no un tema de la cotidianidad.
Ante todo esto, se deben hacer serios cuestionamientos. Tal parece que
llegue quien llegue al poder, la situación de los guatemaltecos y de las
guatemaltecas no cambiará en nada. Cualquier que gane sea la GANA, Unión
Nacional de la Esperanza (UNE) o el FRG, se consolidará el proyecto
neoliberal en Guatemala, o el proyecto de los grupos que encabezan el
narcotráfico y el nuevo proyecto militar.
De todas formas, se tendrá que elegir entre el mal menor, puesto que si
llegara a gobernar el General Ríos Montt, se corre el riesgo de que se inicie
una nueva etapa de enfrentamientos entre guatemaltecos y guatemaltecas, lo
que se ha demostrado ya con los levantamientos de los Patrulleros de
Autodefensa Civil, en diferentes lugares del país, a favor de su candidatura.
Debilidad de movimientos sociales
Otro elemento que no hay que perder de vista en este evento electoral, además
de los diferentes asesinatos que han sucedido, es la cooptación de dirigentes
tanto ladinos como indígenas sobre todo mayas, que durante algún tiempo
estuvieron en contra del proyecto neoliberal y globalizador en Guatemala y
ahora abanderan a los diferentes partidos de derecha en el país, con la única
excusa de que hay que ocupar los puestos que se les ofrece.
Por otro lado, no existe tampoco un movimiento de oposición, puesto que el
Frente Cívico contra la Democracia, organizado a raíz de la aceptación del
General como candidato, no es realmente un movimiento social que recoja el
sentir de la población guatemalteca. El movimiento de derechos humanos, el
movimiento indígena y otros espacios que pudieran llegar a ser de oposición,
no han sido capaces de plantear un programa alternativo al que presentan los
partidos políticos.
En todo caso, quien llegue a gobernar el país, tendrá que estar consciente
que la situación de Guatemala es difícil, que no podrá hacerlo sólo con
ofrecimientos tibios, tampoco desprestigiando al otro, ni cooptando líderes
del movimiento social, tendrá que tener la capacidad de llegar a acuerdos con
las fuerzas vivas de la población, llegar a los lugares más lejanos del país
no con proyectos desarrollistas, sino con un verdadero proyecto de desarrollo
que responda al cumplimiento de los acuerdos de paz y la sociedad civil en su
conjunto (organizaciones de derechos humanos, indígenas, campesinos,
sindicatos, mujeres y otros), deberá tener la capacidad de hacer propuestas,
pero a la vez de fortalecer el proyecto iniciado hace muchos años, que
llevaba el objetivo de crear un proyecto de auditoria social, no solo hacia
los poderes del Estado (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), sino también
hacia las municipalidades y otras instituciones de gobierno.
Al mismo tiempo la Comunidad Internacional (OEA, UE) debe ser el garante no
solo de las elecciones mismas, sino acompañar el nuevo proceso guatemalteco,
hasta la construcción de una verdadera democracia, pero que no se traduzca en
imposiciones, como lo han hecho a través del Banco Mundial, Fondo Monetario
Internacional, Banco Interamericano de Desarrollo y otras agencias
multinacionales, sino hacia la concreción de los compromisos de los Acuerdos
de Paz, en las que también son parte importante sobre todo desde las
reuniones del Grupo Consultivo.
Por último, no se puede predecir con exactitud lo que pasará en Guatemala,
eso lo sabremos después del 9 de noviembre. Queda en la decisión de los
electores el camino que se deberá seguir, lo que sí es cierto, es que los
problemas de país deben ser resueltos con la participación de todos y
todas.
* Kajkoj Máximo Ba Tiul, maya guatemalteco, es teólogo, filósofo y
antropólogo.
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