Estado y sociedad civil – Expresiones ideológicas

17/12/2003
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Ponencia  presentada en: III  JORNADAS NACIONALES DE FILOSOFÍA Y CIENCIA POLÍTICA, MAR DEL PLATA  - 20, 21 y 22 de Noviembre de 2003

Facultad de Derecho – Universidad Nacional de Mar del Plata

I. La sociedad civil ([1]) es una entidad compleja, compuesta de grupos con intereses  diferentes y a veces antagónicos y el Estado sería, al menos el Estado ideal, el mediador entre esos intereses divergentes o contradictorios.

En su libro "Législation et le commerce des grains" (1775) Necker escribió:

"Le Propriétaire ne voit dans le blé qu'un fruit de ses soins et un produit de la terre qui l'appartient; il veut en disposer comme de ses autres revenus. (...) Le Négociant n'aperçoit dans cette denrée qu'une marchandise qui se vend et s'achète; il veut pouvoir l'acquérir et la revendre au gré de son intérêt. Le Peuple (...) envisage le blé comme un élément nécessaire à sa conservation; il est sur la terre, il y veut vivre; il veut assurer sa subsistance par son travail. (...) Le Seigneur de terre invoque les droits de la propriété; le Marchand, ceux de la liberté; le Peuple, ceux de l'humanité. (...) C'est au milieu de ce choc continuel d'intérêts, de principes et d'opinions que le Législateur doit chercher la vérité"[2].

El Propietario, el Negociante y el Pueblo serían la sociedad civil y el Legislador el Estado, en su versión ideal.

II. Pero más allá de esta versión de un Estado "neutral y mediador" se han desarrollado concepciones de un Estado que llamaremos "comprometido". "Comprometido" con los intereses de determinadas clases sociales.

Según Locke, los hombres abandonan el estado de naturaleza... «se juntan en comunidad y se someten a un gobierno »...para... »mantener sus propiedades, para cuya conservación muchas cosas faltan en el estado de naturaleza » (leyes, jueces y «un poder que sea capaz de sostener y de apoyar una sentencia dada y de ejecutarla »). Locke llama propiedades de los individuos a la vida, a la libertad y a los bienes ([3]). Pero aclara que cualquiera sea el poder de los gobernantes, así sea absoluto, no les da derecho a apropiarse ni de la más pequeña parte de las haciendas de sus súbditos y ejemplifica con el general que tiene poder de vida o muerte sobre el soldado, pero que no puede disponer del caudal y bienes de este soldado ([4]).

El tirano, para Locke, es quien ejerce el poder al margen de la ley «y cuyas órdenes y acciones no tienden a conservar las propiedades de los que se hallan bajo su dominación » ([5]).

Para Locke, pues, la sociedad política es un contrato entre los gobernados y los gobernantes por el cual éstos, mediante las leyes, los jueces y el poder garantizan a aquéllos el goce de sus propiedades (vida, libertad y bienes). Aunque, como se ha visto, de esta tríada de derechos, uno es el supremo e intangible: la propiedad privada de los bienes.

     Cincuenta años después de la muerte de Locke, Juan Jacobo Rousseau meditaba sobre las injusticias sociales y escribía: « El primero que habiendo cercado un terreno, dijo esto es mío y encontró gente bastante simple como para creerle, fue el verdadero fundador de la sociedad civil. Cuántos crímenes, guerras, asesinatos, miserias y horrores hubiera ahorrado al género humano el que arrancando los postes o llenando el foso, hubiera alertado a sus semejantes: no crean a ese impostor; están perdidos si olvidan que los frutos pertenecen a todos y la tierra a nadie... » ([6]).

Para Locke la sociedad política es el resultado de un contrato celebrado entre gobernantes y gobernados, para Rousseau es un contrato entre todos, fundado en la voluntad general, como expresión de la soberanía popular. Para Locke la libertad individual se realiza con la propiedad privada, para Rousseau, la libertad individual se funda en la voluntad general y se realiza con la igualdad y la solidaridad.

Pero también decía Rousseau en el «Contrato Social » :

« En un mal gobierno esta igualdad es solo aparente e ilusoria; sirve tan solo para mantener al pobre en la miseria y al rico en la usurpación. De hecho, las leyes siempre son útiles a los que poseen y perjudiciales a los que nada tienen, de lo que se sigue que el estado social solo es ventajoso para los hombres cuando todos tienen algo y cuando ninguno de ellos tiene demasiado » ([7]).

De modo que el contrato russoniano, al contrario de Locke y de los pensadores liberales (o neoliberales) contemporáneos es un pacto entre iguales fundado en la voluntad general que tiene por fin realizar el bien de cada uno y el bienestar general mediante la justicia distributiva y la solidaridad.

Además, para Rousseau, también al contrario de Locke y de la ideología neoliberal contemporánea, la propiedad privada no es un derecho fundamental ni intangible, cuando afirma «los frutos pertenecen a todos y la tierra a nadie... ».

John Locke y J.J. Rousseau pueden ser ejemplos de dos concepciones diferentes de Estado "comprometido", fundadas en un enfoque también diferente de la sociedad humana.

Locke esboza la descripción del Estado capitalista moderno, que Marx,  Lenin y Gramsci analizaron después en profundidad y con sus diferentes matices, sin perder de vista la idea básica expuesta en el Manifiesto Comunista : « El Gobierno del Estado moderno no es más que una junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa ».

La utopía russoniana espera todavía su realización.

III. Con el auge del neoliberalismo se ha revitalizado la idea según la cual  el papel del Estado  debe reducirse al mantenimiento del orden establecido mediante la policía, la justicia, las fuerzas armadas y, en cierta medida, la enseñanza, dejando al ámbito privado la gestión de la economía en todos sus aspectos. Y por cierto el Estado debe continuar gestionando, a través de diversos mecanismos (impuestos, nivel de salarios, reducción de los gastos sociales, subvenciones a las empresas, etc.) la distribución desigual del producto social.

De ahí derivan las corrientes de opinión que  consideran entidades totalmente diferenciadas al Estado (el "Estado mínimo" neoliberal) por un lado y a la sociedad civil, por el otro. Y, dado que -según dichas corrientes de opinión- la sociedad humana está organizada y condicionada por las relaciones económicas, atribuyen un papel fundamental en la sociedad civil a los empresarios, en tanto gestores de la economía y, en particular, a las empresas transnacionales, en su calidad de actores principales de la economía. Aquí las clases dominantes aplican – probablemente sin saberlo – el enfoque gramsciano de « sociedad civil ».

IV. Esta práctica de los sectores hegemónicos  se manifiesta  claramente, por ejemplo, en el seno de las Naciones Unidas y en su periferia.

El anterior Secretario General de las Naciones Unidas, Butros Ghali decía en el Foro de Davos,  el 26 de enero de 1995, refiriéndose a las empresas transnacionales, que había que "asociarlas más estrechamente a las decisiones internacionales" y en la Universidad Carlos III de Madrid, el 15 de abril de 1994: "Además, debemos tener siempre presente en la mente el hecho de que el orden internacional de ahora en adelante ya no debe regir  una sociedad interestatal, sino una sociedad fundamentalmente transnacional. En efecto, durante mucho tiempo hemos concebido el orden internacional como un orden político y sedentario. Ahora tenemos que aprender a captar y ordenar también un mundo económico y nómada...Por lo tanto, tenemos que reflexionar sobre reglas que puedan tener en cuenta no sólo la voluntad de los sujetos políticos, sino también el comportamiento de los agentes económicos y que puedan superar las inevitables contradicciones entre la lógica del territorio y la lógica del capital".

Y el actual Secretario General, Koffi Annan, en su informe de julio de 1997 sobre la reestructuración de las Naciones Unidas anunció el propósito de establecer un servicio interinstitucional de enlace con las empresas y hacer arreglos con las organizaciones empresariales más destacadas a fin de continuar el diálogo entre los representantes del mundo empresarial y las Naciones Unidas (documento A/51/950, párr. 216, Medida 17, c) y d)). Esta « asociación »  entre la Secretaría de la ONU y las grandes empresas se concretó en el año 2000 con el « Global Compact »([8]). El informe de Koffi Annan de octubre de 1997 a la Asamblea General es una verdadera elegía del  neoliberalismo, fundada en dos ideas básicas, que expuso también en el Foro de Davos: 1) "existe un consenso universal sobre el papel esencial de las fuerzas del mercado para un desarrollo sostenible" y 2) "el papel del Estado está cambiando en la mayor parte del mundo en desarrollo: de tratar de dominar la vida económica a crear las condiciones para hacer posible un desarrollo sostenible"[9].  

Esta apertura hacia la "sociedad civil" de la cúspide onusiana incluye llamados a la participación de las organizaciones no gubernamentales como "representantes de la sociedad civil".

V. Bajo el denominador común de ONGs existen organizaciones muy diversas, algunas de las cuales manejan fondos considerables.  Por ejemplo, en un documento publicado por el Departamento de Información Pública de las Naciones Unidas en febrero de 1995 (ONG: colaboradores en el desarrollo social) se dice que, según la OCDE, el monto total de la contribución de las organizaciones no gubernamentales de los países desarrollados fue de 8300 millones de dólares en 1992, el 13 por ciento de toda la asistencia para el desarrollo.

Refiriéndose a este tipo de ONG el documento del UNRISD "Estados de desorden" dice: "Las ONG, por ejemplo, en algunos casos, pueden tener los motivos más valiosos para adoptar la causa de los pobres. Pero en años recientes han surgido varias de estas organizaciones cuya inspiración ha sido primordialmente la de la disponibilidad de fondos"..."Las ONG también pueden compartir debilidades con los organismos que se supone han de reemplazar, con los empleados que tratan de obtener seguridad en sus empleos y los privilegios inherentes y con los organismos que adquieren diversos niveles de burocracia." (pág.40) y ..."Los organismos benefactores bilaterales y multilaterales están encauzando ahora una mayor parte de sus fondos para los países destruidos por la guerra a través de organizaciones no gubernamentales. Por lo general, las ONG tienen mucho más libertad de acción que los gobiernos y pueden adoptar una línea más independiente para proporcionar ayuda a aquellos que más la necesiten. Sin embargo, aunque esto puede acelerar los esfuerzos de apoyo, también puede minar a las estructuras locales de gobierno y aumentar la dependencia sobre la ayuda externa" (pág. XVIII).

Algunas  ONGs, que gozan de gran reputación desde hace tiempo en la defensa de los derechos humanos en general, se ocupan ahora también de vigilar el comportamiento de las sociedades transnacionales.

En un artículo publicado en Le Monde Diplomatique en  mayo de 1998, el entonces Secretario general de Amnesty Internacional decía que las instituciones financieras internacionales y las sociedades transnacionales “...deben utilizar su influencia para tratar de poner fin a las violaciones de los derechos humanos cometidas por los gobiernos y por los grupos armados de oposición en los países donde ellas operan”. Después de indicar que el silencio de las grandes empresas no es neutro, el Secretario general de A.I. continuaba diciendo que Acuando el mundo hacía campaña para evitar la ejecución de Ken Saro-Wiwa y sus ocho coacusados ogonis en Nigeria, en 1995, A.I. exhortó a la compañía petrolera Shell, uno de los más importantes inversores en dicho país, a intervenir... pero que la empresa se negó, aduciendo que no podía intervenir en la política nigeriana”. El Secretario General de Amnesty International  se refería a la Shell como una empresa muy influyente en Nigeria, que podía interceder con todo su peso ante el Gobierno de dicho país, aparentando ignorar el papel decisivo de la Shell en la represión del pueblo ogoni en general y en la decisión final sobre la suerte de Saro-Wiwa y de sus compañeros en particular ([10]). Por el contrario, afirmaba en el mismo artículo (nota 2) que “después Shell ha expresado públicamente su apoyo a los derechos de la persona humana”. Indudablemente, este “certificado de buena conducta” otorgado por  Amnesty International  tiene un gran valor para la imagen pública del gigante petrolero.

En un artículo publicado en diciembre del 2000 en Le Monde Diplomatique ([11]) se relatan las campañas de Amnesty International y de Human Rights Watch para “incitar” a las grandes sociedades transnacionales a “asumir responsabilidades económicas y sociales de conformidad con su poder y su influencia”. Y se informa que A.I.  ha encontrado la feliz réplica al argumento de las empresas de que “human rights is not the business of business” : “human rights is the business of business” y que dicha ONG “ha decidido tender la mano a las multinacionales, consideradas en este asunto como asociadas” y “ha desarrollado una política de encuentros y de intercambio de ideas con miras a llegar a un objetivo común”. Estos intercambios deben estar facilitados por el hecho de que un ex dirigente de Shell es  responsable del Grupo “negocios” de Amnesty International en el Reino Unido, según se informa en el mismo artículo. No sabemos si en la actualidad dicha persona sigue ocupando ese cargo.

Otro caso de "asociación" entre una ONG  y una sociedad transnacional es el  del "partenariat" entre la Federación Internacional de Ligas de Derechos Humanos (FIDH) y el Grupo Carrefour, (37 mil millones de dólares de ventas,  300.000 empleados, segundo gigante mundial de la distribución minorista y una de las más importantes  sociedades  transnacionales francesas, implantada en todas las regiones del mundo). La "cooperación" consiste esencialmente, explica la FIDH, en que Carrefour adopte una "Carta proveedor" y que se ponga en ejecución una metodología para controlar el respeto de dicha Carta:  Carrefour deberá  respetar ciertas normas fundamentales y hacerlos respetar por el proveedor, en particular una serie de derechos laborales. Si éste no respeta dichos derechos, Carrefour se reserva el derecho de rescindir los pedidos en curso e interrumpir  definitivamente las relaciones comerciales con el proveedor.

La FIDH realiza el control exterior "independiente" del cumplimiento de esos compromisos, si lo considera necesario mediante visitas en el terreno, financiadas por Carrefour, según han admitido los representantes de esa ONG. El acuerdo entre la FIDH y Carrefour establece que "El trabajo de la FIDH se desarrolla de manera confidencial (nuestro el subrayado). Sin embargo, si la FIDH considera que sus recomendaciones no se aplican de manera satisfactoria, puede decidir hacer públicas sus observaciones después de un plazo de cuatro meses".(Véase www.fidh.org/ecosoc/rapport/2001/fr/carr1405f.PDF)

De modo que, según ese acuerdo, los proveedores de Carrefour debe respetar ciertas normas laborales, so pena de perder a su único comprador, pues Carrefour ejerce un monopsonio (situación comercial en la que hay un sólo comprador para determinado producto o servicio).

Pero el acuerdo entre la FIDH y Carrefour no prevé que éste último pague precios justos al proveedor, de manera que la sociedad transnacional, en posición de monopsonio, puede imponer los precios a que adquiere los productos, los que por cierto son bajos. Entonces puede ocurrir que el proveedor, que recibe precios bajos por sus productos, reduzca aun más sus márgenes de beneficio mejorando las condiciones laborales de su personal, bajo la amenaza de perder a su único cliente, o que no las mejore, en cuyo último caso Carrefour puede optar por cerrar los ojos y seguir comprándole o dejar de comprarle y anunciar su decisión con  un buen despliegue publicitario destinado a cultivar su imagen pública.

De modo que a Carrefour el "partenariat" con la FIDH no le cuesta prácticamente nada, salvo las misiones sobre el terreno de la FIDH, y  es una excelente contribución a su imagen pública.Carrefour, también para mejorar su imagen,  no se priva de anunciar en su página "web" su asociación con la FIDH  (Véase www.carrefour.com/francais/nosengagements). Las condiciones de trabajo del propio personal de Carrefour, caracterizadas por los bajos salarios, los horarios prolongados e irregulares y la inestabilidad, no forman parte del acuerdo con la FIDH, porque la mejora de dichas condiciones laborales podría afectar los generosos márgenes de beneficio del gigante transnacional.

A las sociedades transnacionales estas asociaciones con las ONG les pueden significar algunos gastos suplementarios, en forma de donaciones o contribuciones para el presupuesto de la ONG o proporcionándoles  infraestructuras en grandes reuniones internacionales (carpas de Amnesty International pagadas por Volkswagen, que tarda en indemnizar a los trabajadores esclavos que utilizó durante el régimen hitleriano) o  los costos de reuniones para debatir precisamente sobre la mejor manera de controlar a las sociedades transnacionales.

VI. Por cierto que las empresas -y los empresarios- forman parte de la sociedad civil y también forman parte de ella las ONG, con las particularidades que acabamos de señalar. Pero la sociedad civil (en sentido amplio) tiene muchos otros componentes: los trabajadores, los campesinos, los profesionales, los intelectuales y sus respectivas organizaciones, los partidos políticos, los movimientos populares en general, etc., que Gramsci llamó « grupos subalternos ».

Pero, la participación en las decisiones de esos "muchos otros componentes de la sociedad civil" se ha reducido a la mínima expresión, en el supuesto que exista: el poder de decisión, el poder político, ha sido confiscado en buena medida por el poder económico, que cuenta con  sus gestionarios y con sus portavoces ideológicos.

VII. La « sociedad civil » (según Gramsci) y sus expresiones ideológicas.

Ellas  son múltiples.

La Societé de Mont- Pèlerin.

Cuando la coyuntura económica de posguerra se tornó desfavorable y comenzaron a resquebrajarse los cimientos económicos del Estado de bienestar y a mostrar sus límites las teorías keynesianas, pasaron a la ofensiva los economistas ortodoxos que se estaban preparando para el contraataque desde tiempo atrás: del 1 al 10 de abril de 1947 se realizó en un hotel cerca de Montreux, Suiza, en el Mont-Pèlerin, una reunión promovida por Friedrich von Hayek ([12]), en la que participaron economistas y otros intelectuales de diversas procedencias, como Milton Friedman, Karl Polanyi (frecuentemente invocado por algunos “posmarxistas”) , Bertrand de Jouvenel, Jacques Rueff y otros, con el objetivo común de combatir al “colectivismo” y al “estatismo” representado por las ideas keynesianas. Dicha reunión dio origen a la Societé Mont-Pèlerin, una de las primeras que emprendió la tarea de desalojar al keynesianismo del medio académico, de neutralizar su influencia en el medio político y de desprestigiarlo ante la opinión pública y que lograron que sus ideas se convirtieran en el pensamiento dominante a partir del decenio de 1970([13]).

Las ideas de Hayek y de sus amigos de la Escuela de Chicago inspiraron a varias dictaduras latinoamericanas, que en nombre de un desarrollo basado en la modernización (en los hechos la satelización incondicional a las economías centrales, en particular a la economía estadounidense) reprimieron ferozmente a los pueblos de la región, para que no ofrecieran resistencia al despojo de sus derechos sociales fundamentales.

Fue, como dice Galbraith en su libro Voyage dans le temps économique([14]), la expresión ideológica de la tendencia de la economía y otras ciencias sociales a adaptarse a las necesidades de los miembros ricos de la sociedad.

La universalización del cálculo costo-beneficio

Algunos sostienen que todo lo relacionado con la vida humana y con las actividades humanas: el trabajo, la salud, la educación, la cultura, la investigación científica, la creación artística, el derecho, las relaciones familiares, etc., está determinado por el cálculo económico costo-beneficio (cálculo de rentabilidad).

Se formulan teorías en ese sentido, como la denominada  « law and economics », cuya idea central es que las normas jurídicas generan costos y pueden procurar beneficios, de modo que la creación de las normas y la aplicación de las mismas debe ser decididas en función de su eficacia económica. Por ejemplo, para decidir si para combatir la delincuencia se permite  a los particulares portar armas de fuego o se deja el monopolio de la represión a la fuerza pública, basta determinar en cual de las dos alternativas el costo de la represión de la delincuencia será menor ([15]). En la misma corriente de ideas, se pretende reducir a un simple cálculo económico la decisión de utilizar o no  técnicas de reanimación en un enfermo, en función de su edad, de la gravedad de su estado y de la esperanza estimada de sobrevida ([16]). Una  figura eminente de la teoría del costo-beneficio aplicable a todas las actividades humanas (incluidos el matrimonio, la fertilidad, la educación y la formación) es Gary Becker, premio Nóbel de economía en 1992 ([17]).

Otras corrientes se ocupan de la moral relativizándola totalmente. Así Guy Sorman, en un trabajo titulado « Cómo el capitalismo edifica una sociedad moral a partir de comportamientos inmorales », dice que  el capitalismo históricamente se desarrolló en base a comportamientos inmorales y ahora  conquista nuevas regiones con la actividad de los mafiosos y de los traficantes de drogas. Condenarlos sería moralmente justificado, como lo sería condenar la desocupación, la exclusión y las desigualdades sociales. Pero, continúa diciendo Sorman, tales comportamientos antiéticos sirven para desarrollar un sistema que ha demostrado ser el más progresista y moralmente respetable, porque en él los seres humanos viven mejor[18].

Rawls y su Teoría de la Justicia.

Fuera de estas  posiciones que llamaremos extremas, porque consagran la subordinación a las leyes del mercado de la dignidad inherente a la condición humana, existen otras corrientes que se empeñan en establecer el nexo entre la condición humana  y la concepción individualista   que domina actualmente en la sociedad capitalista.

Muchas de ellas están inspiradas en el pensamiento de John Rawls, cuya obra de referencia es Teoría de la justicia .

Rawls se inspiró, creemmos  que lo dice en alguna parte de su obra, en las ideas de Hobbes y Locke y, de manera solo formal, en el imperativo categórico kantiano : actúa de manera tal que el principio que guía tu acción pueda valer siempre como principio de aplicación universal.

Decimos  que de manera sólo formal en lo que se refiere a Kant , porque la moral rawlsiana es relativista y subjetiva , en tanto que la moral kantiana es absoluta y objetiva, deriva de la razón y no del interés. Por ejemplo frente a Benjamín Constant, Kant sostenía que la prohibición de mentir es absoluta ([19]). Decía que no se puede mentir ni para salvar una vida. Para Kant, el imperativo moral no sufre excepción alguna ni está sometido a ninguna condición.

Rawls publicó su Teoría de la justicia   1971 y con el tiempo fue haciéndole algunos retoques.

Su teoría actualizada la expuso en una conferencia  en la Universidad de Michigan en 1981, que se publicó en 1987 ( [20]).

Rawls enuncia lo que él llama los dos principios de justicia :

1)      Cada persona tiene un derecho  igual a un sistema plenamente adecuado de libertades de base iguales para todos, que sea compatible con un mismo sistema de libertades para todos los demás;

2)      Las desigualdades sociales y económicas deben satisfacer dos condiciones :

a)      deben estar vinculadas a funciones y posiciones abiertas  a todos, en condiciones de una equitativa igualdad de oportunidades ;

b)      dichas desigualdades deben proporcionar el mayor beneficio a los miembros más desfavorecidos de la sociedad.

Las libertades de base  del primer principio, sigue diciendo Rawls, están definidas por la lista siguiente : libertad de pensamiento y de conciencia,  libertades políticas y  libertad de asociación, libertades comprendidas en la noción de libertad e  integridad  de la persona y, finalmente, los derechos y libertades protegidos por la autoridad de la ley.

Entre las libertades de base Rawls incluye el derecho que tiene cada uno de obtener y disponer del uso exclusivo de su propiedad personal. Rawls aclara que existen  otras dos concepciones   del derecho de propiedad como libertad de base  que se deben evitar : por un lado la que defiende el derecho hereditario y la propiedad  privada de los medios de producción  y de los recursos naturales y por el otro  la que postula el derecho igual para todos de participar en el control de los medios de producción y de los recursos naturales, que deben ser de propiedad social.

Entre las libertades civiles y políticas, Rawls da la primacía a las primeras, considerando las segundas como un medio para preservar las primeras.

Luego Rawls trata de resolver la contradicción entre los intereses particulares desarrollando lo que  llama justicia con equidad , que consistiría en elaborar una concepción de la justicia política y social en armonía con las convicciones más enraizadas de un Estado democrático moderno, que parte de la idea de los individuos en tanto personas , que tienen conciencia de sí mismos y de los otros en sus relaciones sociales y políticas.

Dice  Rawls que  la cooperación social no es simplemente una actividad social coordinada, eficazmente organizada y guiada por reglas públicamente reconocidas con el fin de alcanzar un objetivo común. La cooperación –sigue diciendo Rawls - debe siempre apuntar a un beneficio mutuo, lo que implica los dos elementos siguientes :

1)      una noción común de términos equitativos de cooperación, que se puede esperar razonablemente  que cada participante los acepte, siempre que cada otro participante también los acepte.  Todos los que cooperan deben obtener ventajas o compartir las cargas comunes, de una manera apropiada. Rawls llama a este elemento Razonable ;

2)      el otro elemento  lo llama Racional y se refiere a la ventaja racional de cada participante que, como individuo, trata de aumentar .

Concluye Rawls esta parte diciendo que no hay opción posible fuera de la cooperación , a no ser la mala voluntad y la obediencia reticente, o la resistencia y la guerra civil. Nuestro interés –dice Rawls- está dirigido a las personas  que son capaces durante toda su vida de ser miembros normales y plenamente cooperativos de la sociedad.

Sin adentrarnos más en el análisis de las teorías de Rawls, se  pueden apreciar en ellas  dos cosas :

1)      Por un lado es la descripción de una sociedad  capitalista de mercado ideal , de competencia pura y perfecta, como diría algún economista, donde  todos gozan igualmente de sus libertades individuales y de sus derechos civiles y políticos e incluso obtendrán algún beneficio si tienen conciencia del lugar que ocupan en la misma  y obedecen a sus reglas.

2)      Por otro lado las teorías de Rawls ignoran totalmente  las sociedades  actuales contemporáneas  como realmente son,  incluso las  sociedades democráticas liberales a las cuales él dice que se refiere su teoría. Todas ellas están caracterizadas por relaciones de dominación, económica, política, ideológica, cultural  y militar.

En base a teorías como la de Rawls, en la sociedad contemporánea se invocan  la igualdad  de oportunidades y  la libertad de elección.

La igualdad de oportunidades consistiría en poner a todos por igual en la línea de largada,  por ejemplo en el sistema educativo. Fernán Ferrer , profesor  de educación comparada de la Universidad Autónoma de Barcelona, ha escrito que : « No es de recibo afirmar que es el libre mercado el que establece las diferencias según los méritos y cualidades de cada individuo o familia, cuando las situaciones sociales y económicas de partida de cada uno de ellas son claramente distintas »([21]). Y el economista Thomas Piketty abunda en el mismo sentido en su libro L’economie des inegalités : no basta abrir las puertas de la escuela a todos por igual, sino que hay que crear las condiciones económicas y sociales para cambiar en sentido favorable a la educación el medio familiar y el medio social próximo de los niños y jóvenes en edad escolar ([22]).

En cuanto a a posibilidad de tener libertad de elección, implica pensar con espíritu crítico para  decidir por uno mismo. Y actualmente, el espíritu crítico y la libertad de elección están en crisis profunda frente al lavado de cerebro permanente y universal vehiculizado por los medios  de comunicación de masa en forma de información-propaganda,  de  propaganda comercial y  de productos culturales. Dicho de otra manera, la libertad de elección  está condicionada a la hegemonía ideológica y cultural de las clases dominantes.

Las teorías de Rawls inspiran, con distintas variantes, buena parte de la ideología neoliberal contemporánea, incluso  algunas  que pretenden ser socialmente avanzadas.

Por ejemplo  Amartya Sen, el « portavoz  más inspirado y convincente de los pobres del mundo entero», según Kofi Annan, pero cuyas ideas alguien ha calificado acertadamente como « neoliberalismo con rostro humano »([23]).

El resurgimiento de las teorías de la dependencia (burguesía nacional, etc.).

Ciertas situaciones coyunturales en algunos países del Cono sur han estimulado ahora cierto  resurgimiento de las teorías de la dependencia.

En el período premonopolista y concurrencial del sistema capitalista, se distinguían tres procesos relativamente autónomos: a) el proceso de producción; b) el proceso de circulación y c) el proceso de conjunto de realización de la producción, regidos cada uno por sus propios capitales: el capital industrial, el capital comercial y el capital bancario, los dos últimos extrayendo su parte de beneficios (plusvalía) del sólo capital productivo: el capital industrial ([24]).

Pero con el surgimiento del capitalismo monopolista, que se consolida en la segunda mitad del siglo XX con la llamada revolución científica y técnica (electrónica, informática, etc.) se producen dos hechos fundamentales en la economía mundial: la fusión o coalición del capital industrial y del capital bancario y la desaparición de la competencia como mecanismo autorregulador del mercado. Las sociedades transnacionales pasan a ser las estructuras básicas del actual sistema económico-financiero y sustituyen al mercado como método de organización del comercio internacional ([25]). Sin que por ello deje de existir la competencia entre los grandes oligopolios, que suele ser encarnizada y sin cuartel, pese a la existencia de la Organización Mundial del Comercio. La “guerra mundial del acero” desatada por Bush, es un ejemplo .

De modo que cuando actualmente se oye decir a los ideólogos del neoliberalismo que “el funcionamiento de la economía debe quedar librado a las fuerzas del mercado” debe entenderse que el funcionamiento de la economía (y de la sociedad en general) debe quedar sometido a la estrategia decidida por el capital monopolista transnacional encarnado en las sociedades transnacionales, cuyo objetivo básico es maximizar sus beneficios, apropiándose por cualquier medio del fruto del trabajo, de los ahorros y de los conocimientos tradicionales y científicos de la sociedad humana.

En esas condiciones, las posibilidades de un desarrollo nacional autocentrado, basado en un pacto social de hecho entre los capitalistas y los trabajadores, que preconizaban, con distintos matices o enfoques diferentes los teóricos latinoamericanos de la dependencia ([26]), es actualmente irrealizable ([27]).

De la misma manera que es actualmente irrealizable un desarrollo regional (subcontinental o subnacional) autocentrado porque, como bien señala Korten, los intereses de los grupos sociales son convergentes horizontalmente a través de las fronteras y antagónicos verticalmente a escala planetaria y en el interior de las regiones y de los Estados. Por cierto que nos referimos al desarrollo entendido como  la plena realización del ser humano y no a islotes de desarrollo económico que sólo sirven para una mayor concentración de la riqueza.

Dice Korten:

“Robert Reich, secretario americano del Trabajo en la administración Clinton, explicaba en su libro The Work of Nations (1991) que la mundialización económica promovida con tanto éxito por las instituciones de Bretton Woods llevó a las clases más ricas a separar su interés del de la nación y, por eso mismo, a no sentirse interesados por sus vecinos menos favorecidos ni obligados en forma alguna hacia ellos. La ínfima minoría de los muy ricos ha formado una alianza apátrida en virtud de la cual el interés general se confunde con los intereses financieros de sus miembros. Esta separación se ha producido casi en todos lados con tal amplitud que la distinción entre países del Sur y del Norte ya no tiene mayor significación. La división no es más entre países sino entre clases. Cualquiera haya sido la intención, las políticas propiciadas por las instituciones de Bretton Woods que tuvieron éxito permitieron inexorablemente a los muy ricos reivindicar las riquezas del mundo entero a expensas de sus semejantes, de las otras especies y de la viabilidad de los ecosistemas del planeta” ([28]).

Puede agregarse que ahora no hay posibilidades de una alianza objetiva entre los capitalistas “nacionales” como productores y los trabajadores del propio país como consumidores. En las condiciones de la mundialización acelerada, los detentores del poder económico y político a escala mundial, con su visión de »economía-mundo » y de «mercado global » desecharon la  opción de poner la revolución tecnológica al servicio del bienestar general y eligieron ponerla al servicio de la acumulación y concentración de las riquezas, con lo que se cerró la puerta a la posibilidad de aumentar significativamente la inversión productiva, aumentar la producción en general y facilitar la colocación de ésta aumentando la capacidad adquisitiva global de los consumidores.

Ello ha tenido como consecuencia acentuar las desigualdades sociales en el interior de cada país y en el plano internacional, con lo que creó una neta diferenciación en la oferta y demanda de bienes y servicios. La producción y oferta de bienes se orientó no a la gente en general sino a los llamados “clientes solventes” a escala internacional. Fue así como la oferta de bienes de lujo aumentó enormemente y la oferta de nuevos productos como ordenadores y teléfonos portátiles encontró una gran masa de clientes en los países ricos y muchos clientes en la primera periferia no demasiado pobre.

Los bienes esenciales para la supervivencia (alimentos, salud, medicamentos) quedaron prácticamente fuera del alcance del sector más pobre de la población mundial. La idea de servicio público y de un derecho irrevocable a los bienes esenciales para vivir con un mínimo de dignidad, fue reemplazada por la afirmación de que todo debe estar sometido a las leyes del mercado.

Los “posmarxistas”.

No podemos cerrar este capítulo sin pagar nuestro tributo, así sea breve, a la moda ([29]).

Los rasgos comunes (o más o menos comunes)   de los “posmarxistas” más en boga son haber abandonado las ideas centrales del marxismo y de la metodología marxista de análisis de la sociedad, pese a que mirando alrededor nuestro, se puede apreciar que mantienen plena vigencia:

1)      La lucha de clases (ahora se trata de lucha de “multitudes”);

2)      La hegemonía cultural e ideológica de las clases dominantes y el indispensable proceso de  adquisición de la conciencia de clase y de la conciencia revolucionaria a través de la unidad de la teoría y de la práctica (ahora resulta que las multitudes y cada uno en particular –sin distinción de clases- entran dentro de la categoría metafísica de “rebeldes”);

3)      No interesa disputar el poder a las clases dominantes porque se puede cambiar el mundo “desde abajo”;

4)      El imperialismo no existe más (al parecer, Irak recolonizado tampoco). Ahora existe el “Imperio” que está al mismo tiempo en todas partes y en ninguna;

5)      Por cierto, ni hablar de organización ni de dirección revolucionaria.

Pero lo más interesante es que los “posmarxistas” teorizan sobre el  mundo sin tomarse la molestia: primero, de tratar de averiguar lo que realmente pasa en él; segundo, de elaborar sus teorías partiendo de un buen conocimiento de la realidad y tercero, de confrontar sus teorías con los hechos. Es lo que hizo Marx cuando escribió “El Capital” y Lenin cuando escribió “El imperialismo” y “El desarrollo del capitalismo en Rusia” y lo siguen haciendo  otros cuando quieren escribir seriamente sobre temas sociales.

Váttimo habló del “pensamiento débil”. Creemos que en este caso se puede hablar del “pensamiento fofo”.

VIII. Hace unos  dos mil cuatrocientos años, Aristóteles comprendió mejor al ser humano y a la sociedad  humana que muchos  pensadores contemporáneos cuando dijo en la  Política  que el hombre es por naturaleza un animal político,  a diferencia de las abejas o de cualquier animal gregario.

Es la idea aristotélica del « zoon politikon » :  lo que caracteriza al ser humano es no sólo vivir en sociedad, sino ocuparse de las cosas de la polis, del bien común, que es la actividad noble por excelencia del ser humano. En la polis griega quien  se ocupaba de los asuntos privados, como los negocios, ocupaba una posición inferior. La polis era una comunidad de iguales cuyo régimen político tiene por finalidad el bien común.

Para Aristóteles el ser humano es por naturaleza político y destinado también por naturaleza a vivir en sociedad. (Etica a Nicómaco).

Las ideas políticas y éticas de Aristóteles basadas en el análisis de la polis griega : el ciudadano dedicado a la política, a la filosofía y a las artes,  surgieron en un contexto totalmente diferente al actual.

Por un lado no es comparable la polis griega con el Estado contemporáneo. Por otro,  los ciudadanos  podían dedicar su tiempo a lo que se consideraban actividades nobles  porque  el trabajo productivo lo realizaban fundamentalmente los esclavos (sobre los cuales Aristóteles se interrogaba si eran realmente seres humanos ) y de las cosas de la familia se ocupaban las mujeres, que el filósofo consideraba inferiores.

Pero actualmente podemos y debemos rescatar lo esencial del pensamiento de Aristóteles  y de la ética de Rousseau  para aplicarlos al conjunto de los seres humanos, porque existen las condiciones materiales para ello, consistentes en el fenomenal desarrollo de las fuerzas productivas que están permitiendo, por un lado, producir todo lo necesario para satisfacer las necesidades humanas y, por el otro, ir liberando al ser humano del trabajo manual, sobre todo en sus formas actuales  de verdadera esclavitud asalariada.

Esto es lo que previó genialmente Marx  hace más de 140 años en los Grundrisse.

En efecto, en los Grundrisse[30] Marx escribió que los progresos tecnológicos, la ciencia aplicada y la automatización de la producción  finalmente liberarían al ser humano de la necesidad, de los trabajos físicos y del trabajo alienado en general, lo que permitiría su plena realización pasando a ser el tiempo libre (« disposable time », decía Marx) y no el trabajo, la medida del valor. Y agregaba,  : « Desarrollo libre de las individualidades y por ende no reducción del tiempo de trabajo necesario con miras a poner plustrabajo, sino en general reducción del  trabajo necesario de la sociedad a un mínimo, al cual corresponde  entonces la formación artística, científica, etc., de los individuos gracias al tiempo que se ha vuelto libre  y a los medios creados para todos ».

No estaba descaminado  Keynes cuando decía en 1931: “Estoy convencido que algunas de las cosas que se requieren urgentemente en el terreno práctico, tales como el control central de las inversiones y una distribución distinta de la renta, de manera tal de proporcionar un poder adquisitivo que garantice una salida al enorme producto potencial que permite la técnica moderna, tenderán también a producir un mejor tipo de sociedad... la técnica productiva ha alcanzado un tal nivel de perfección que ha hecho evidentes los defectos de la organización económica que siempre ha existido” ([31]).

En efecto, lo paradójico de la sociedad contemporánea es que los progresos tecnológicos son deslumbrantes pero incluso las necesidades mínimas de buena parte de la población mundial permanecen insatisfechas, todos los seres humanos están  cada vez más alienados al trabajo (cualquiera sea su categoría) y quienes tienen los medios económicos suficientes están esclavizados por el consumismo.

De modo que para avanzar hacia la   plena realización del ser humano, la acción política debe inspirarse en las ideas de  grandes pensadores como Aristóteles, Rousseau y Marx, aunque  no sólo en ellos, pues en todas las épocas distintas filosofías, religiones y culturas  han  puesto de relieve la dignidad intrínseca de la condición humana.

EN CONCLUSION

Se trata pues de reflexionar acerca de cómo el ser humano oprimido, explotado y alienado pasa a ocupar en la sociedad el papel protagonista que le corresponde, a fin de lograr que el poder económico se subordine al interés social, es decir que la economía esté al servicio del ser humano y no a la inversa. Ese es el gran desafío de nuestra época e incluye necesariamente la cuestión del poder, en sus dimensiones  económicas, políticas y sociales y de hegemonía cultural.

Responder a ese desafío no es fácil: el poder económico transnacional no sólo domina el ámbito económico, sino que, además de haber subordinado a las élites políticas nacionales e internacionales, ha logrado imponer la hegemonía de la ideología neoliberal en todos los estratos de la sociedad  a través de los conglomerados mediático-industriales (fusión de grandes industrias de todo tipo con la industria de la comunicación) y con la colaboración de  una buena parte de la "intelligentsia", que utiliza su status científico y cultural y mediático para hacer pasar mejor las ideas de los grupos dominantes al conjunto de la sociedad, envueltas en un halo de objetividad académica y a veces también de izquierdismo antiliberal posmarxista y posrevolucionario. Estos últimos son  los que dicen en alta voz que « otro mundo es posible »  pero piensan que es muy poco probable.

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Lyon, 3 de noviembre de 2003

Alejandro Teitelbaum es Abogado, Universidad de Buenos Aires. Diplomado en relaciones económicas internacionales en  el Instituto de Estudios del Desarrollo Económico de la Universidad de Paris I.  Representante permanente de la Asociación Americana de Juristas ante los organismos de la ONU en Ginebra.



[1] Aqui le doy a « sociedad civil » un sentido amplio, apartándome de la definición de Gramsci : « conjunto de los organismos vulgarmente llamados privados…que corresponden a la función de hegemonía que el grupo dominante ejerce en toda la sociedad ». Pero volveré a ella.

[2]  Citado por Pierre Spitz, Les greniers de l'Etat, Revue Cérès, FAO, vol. 12, NE6, novembre-décembre 1979.

[3] Locke, Tratado del gobierno civil, Capítulo VIII, par. I a V)

[4] Op. citada, Cap. X, par. VI.

[5] Op. citada, Cap. XVII.

[6] J.J. Rousseau, Discours sur l'origine et les fondements de l'inégalité parmi les hommes, Segunda Parte, Editions Gallimard, 1965, pág. 87.

[7] J.J. Rousseau, El Contrato Social, nota final al Capítulo IX del Libro I.

[8] EGlobal Compact se lanzó oficialmente el 25 de julio del 2000, en la sede de la ONU en New York, con la participación  de 44 grandes sociedades transnacionales y algunos otros “representantes de la sociedad civil”. Entre las sociedades participantes en el Global Compact,  se encuentran entre otras,  British Petroleum, Nike, Shell, Rio Tinto y Novartis, con densos “curricula” en materia de violación de los derechos humanos y laborales  o de daños al medio ambiente;  la Lyonnaise des Eaux,   cuyas actividades en materia de corrupción de funcionarios públicos con el fin de obtener el monopolio del agua potable son bien conocidas en Argentina y en Francia y más recientemente en Chile. Participaron también en dicha inauguración cinco asociaciones patronales y nueve ONGs, entre las cuales Amnesty International (que tiene en su sede en Londres una sección «business », dirigida, al menos durante cierto tiempo,  por un ex funcionario de la Shell) y la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres.

[9] Rapport du Secrétaire général à l'Assemblée Générale "L'esprit d'entreprise et la privatisation au service de la croissance économique et du développement durable (A/52/428).

[10] Véase The role of  Shell in Ogoni, www.mosopcanada.org/text/sheel). Los familiares de Ken Saro Wiwa están querellando actualmente a la Shell ante un tribunal de Nueva York, por complicidad en la muerte  del líder ogoni (véase  VI.2 de este trabajo).

[11] Roland-Pierre Paringaux, “De la complicité avec les dictatures au “capitalisme éthique”. Business, pétrole et droits humains”, en Le Monde Diplomatique, diciembre 2000, págs. 4 y 5.

[12] En una entrevista concedida al diario AEl Mercurio@, de Chile, en abril de 1981 (en plena dictadura de Pinochet), Hayek decía: ... AUna sociedad libre requiere ciertas morales que en última instancia se reducen a la mantención de vidas; no a la mantención de todas las vidas porque podría ser necesario sacrificar vidas individuales para preservar un número mayor de otras vidas. Por lo tanto, las únicas reglas morales son las que llevan al >cálculo de vidas=: la propiedad y el contrato@ (19/4/81). ...ACuando un gobierno está en quiebra y no hay reglas conocidas, es necesario crear las reglas para decir lo que se puede hacer y lo que no se puede hacer. Y en estas circunstancias es prácticamente inevitable que alguien tenga poderes absolutos. Poderes absolutos que debería usar, justamente, para evitar y limitar todo poder absoluto en el futuro@. (12/4/81). Citado por Franz Hinkelammert, en su presentación ALa mística del capital transnacional y la visión de una sociedad justa@, a la Consulta Internacional del Consejo Mundial de Iglesias sobre Empresas Transnacionales, Bad Boll, Alemania, 23-28/11/1981.

[13] Keith Dixon, Les évangélistes du marché, Ediciones Raisons d=Agir, Dijon, octubre 1998.

[14]  John Kenneth Galbraith, Voyage dans le temps économique, Editions du Seuil, Paris, 1995, pág. 210.

[15] John Lott Jr., « More Guns, Less Crim », University of Chicago Press, 1998, citado por Ibrahim Warde en Le Monde Diplomatique de junio de 1998, pág. 16.

[16] Richard Posner, « Aging and Old Age », University of Chicago Press, 1996, Le Monde Diplomatique, op.cit. 

[17]  Gary Becker, The economic approach to human behavior.

[18]  Guy Sorman, « Cómo el capitalismo edifica una sociedad moral a partir de comportamientos inmorales », reproducido en Problèmes économiques, n1 2444-2445, 1-8/11/95, La Documentation Française, Paris.

[19]  Emmanuel Kant et Benjamin Constant, Le droit de mentir, Editions mille et une nuits, Paris 2003.

[20]  En Liberty, Equality and Law, Sterling McMurrin ed., Cambridge University Press. Versión abreviada en francés en la revista  Critique,  Nº 505-506, Paris, junio-julio 1989, con el título  Les libertés de base et leur priorité.

[21] « El derecho a la educación y los programas de compensación de desigualdades », documento presentado al debate celebrado el 30/11/98 en el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales sobre el derecho a la educación. Doc. E/C.12/1998/20. Naciones Unidas.

[22]  Thomas Piketty, L’économie des inegalités, Ed. La Découverte, Paris, 1999.

[23] Sobre Amartya Sen me remito a mi libro « La crisis actual del derecho al desarrollo », , pags. 89 a 101. Instituto de Derechos Humanos de la Universidad de Deusto, Bilbao, 2000.

[24] Christian Palloix, "L'économie mondiale capitaliste et les firmes multinationales", T. II, edit. François Maspero, Paris, abril 1975, pág. 103.

[25] Palloix, op. cit. págs. 106 y 107, quien cita a Stephen Hymer ("The efficency (contradictions) of multinational corporations", The American Economic Review, mayo 1970, nº2, pág. 441).

[26] Cabe mencionar entre ellos a Gunder Frank, Furtado, Faletto, Cardoso, Mauro Marini, Prebisch, Theotonio dos Santos, etc. Para una crítica de algunas de sus formulaciones puede leerse "Siete tesis equivocadas sobre América Latina" (1965), de Rodolfo Stavenhagen. Pero algunos de ellos, como Gunder Frank, tuvieron razón en afirmar que el subdesarrollo formó y forma parte del mismo proceso histórico que generó el desarrollo capitalista ("América Latina: subdesarrollo o revolución", 1963). O el mismo Stavenhagen, que en su trabajo "Siete tesis…" dice certeramente que las sociedades latinoamericanas no son duales y que existe una relación de complementaridad entre los "polos de desarrollo" y las zonas subdesarrolladas.

Un lugar importante en la producción teórica latinoamericana de ese período lo ocupa el "Modelo Mundial Latinoamericano", que preconiza un modelo de desarrollo distinto al modelo de los países industrializados y  fue la réplica de un grupo de científicos sociales latinoamericanos, bajo los auspicios de la Fundación Bariloche, a "Los límites del crecimiento" de Meadows. Existe una edición en francés: Amilcar Herrera: "Un monde pour tous", Ed. PUF, 1977 y una Síntesis informativa de 25 páginas, de la Fundación Bariloche.

[27] Algunos intentos de llevar a la práctica, con diferentes modalidades, ciertas ideas de los teóricos de la dependencia, cuando las condiciones económicas mundiales podían permitir suponer que esas ideas eran viables, no pudieron someterse a la prueba de los hechos porque terminaron abruptamente con golpes de Estado: Arbenz en Guatemala, Goulart en Brasil y Allende en Chile.

[28] David C. Korten, "L'échec des institutions de Bretton Woods", en Le procés de la mondialisation, bajo la dirección de Edward Goldsmith y Jerry Mander, ediciones Fayard, París, marzo 2001, pág. 91. (edición original en inglés: The Case again the globalisation).

[29]  Porque de una moda se trata, como fueron moda los « nuevos filósofos » y la  « net-economía ». De  los primeros nadie se acuerda, salvo cuando alguno de ellos  escribe para, por ejemplo,  apoyar la invasión a  Irak. Y de la net-economía se acuerdan bien los que se arruinaron en la aventura.  Sería más sabio no seguir la corriente, como hizo Gilles Deleuze cuando – para hacerlo hablar de los « nuevos filósofos » - le preguntaron qué opinaba de ellos y respondió : « Nada ».

[30] Carlos Marx, Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (Grundrisse), Siglo XXI Editores, 120 edición, 1989, tomo 2, págs. 227 y ss. [Contradicción entre la base de la producción burguesa (medida del valor) y su propio desarrollo. Máquinas, etc.].

[31] John Maynard Keynes, El Dilema del socialismo moderno (Society for Socialist Inquiry, 13 de diciembre de 1931) en L=assurdità dei sacrifici, Ed. Manifestolibri, Roma, junio de 1995.

https://www.alainet.org/es/articulo/108990
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