América Latina ¿Cuartel Made in USA?
02/09/2003
- Opinión
Junto a la dominación económica, también la militar
Las presiones militares de Estados Unidos hacia nuestros países no
cesan, sino que se incrementan. En la última cumbre de presidentes,
en Cuzco, se planteó concretamente contemplar la propuesta del
presidente colombiano Alvaro Uribe de conformar una fuerza
interamericana que pueda intervenir en su país en contra de la
insurgencia. El tema está en la agenda norteamericana, y volvió a
surgir a mediados de junio en Buenos Aires en un encuentro realizado
en el hotel Sheraton, en el que el general James Hill, jefe del
Comando Sur de los Estados Unidos, encabezó un ejercicio de gabinete
supuestamente sobre "misiones de paz", pero en el que se discutió
este tema y también el de la Triple Frontera (entre Brasil, Paraguay
y Argentina). Estados Unidos menea el argumento de la existencia de
células terroristas árabes que estarían "dormidas" en dicha zona,
asiento de una comunidad importante de dicho origen (cuestión que es
una patraña), con lo cual está creando las justificaciones para su
ingreso militar al área; en realidad, el principal objetivo es
lograr el control y preservación para sí del Acuífero Guaraní,
reservorio de los más grandes del mundo de agua dulce, y tener
presencia en una zona que es la puerta de entrada a la Amazonia. En
el ejercicio teórico del Sheraton participaron 500 militares de diez
países americanos, de los cuales 150 eran estadounidenses.
El otro elemento que persigue influencia y dominio sobre nuestras FF
AA es el de los denominados Ejercicios Combinados, en los que
participan militares de nuestros países, siempre regenteados por
oficiales del Comando Sur de EE.UU. En los últimos años estos
ejercicios se han intensificado, habiéndose concretado los UNITAS
(marinos), Cabañas (terrestres), Fluviales (en ríos de zonas
selváticas), planteándose para la Argentina el Águila III (aéreo), a
desarrollarse en octubre en la zona de Cuyo. La Fuerza Aérea
Argentina compartirá este ejercicio con Brasil, Chile, Uruguay,
Bolivia y Paraguay, bajo las órdenes de los aviadores yanquis. Hay
que destacar que este ejercicio se había suspendido hace algunos
meses, debido al fuerte sentimiento antiimperialista y antiyanqui
que se evidencia en la población argentina y que reflejan
contundentemente todas las encuestas, y a la proximidad de las
elecciones presidenciales. Superadas las elecciones, el tema volvió
a surgir de la mano de los norteamericanos.
Para la realización del Águila III, Washington reclama protección
para sus uniformados, exigiendo "inmunidad diplomática", basándose
en el rechazo de Estados Unidos a la jurisdicción de la Corte Penal
Internacional de Roma, y en el hecho de que 43 países suscribieron
ya convenios para garantizar dicha inmunidad. Esto le genera al
gobierno de Kirchner una contrariedad seria, sobre todo si se deja
presionar al respecto, lo cual pondría en evidencia que la promesa
del flamante presidente de no tener un alineamiento automático con
el país del norte, sería un nuevo engaño al pueblo. Todavía no se
envió el pedido al Congreso Nacional, institución que debe autorizar
además el ingreso de tropas extranjeras al territorio nacional.
Informaciones de prensa dan cuenta de tratativas del Poder Ejecutivo
con la diplomacia yanqui en función de ver si se puede resolver el
problema de la inmunidad mediante una ley marco, aprobada por el
Congreso, que sancione -según citan fuentes de la Cancillería- una
especie de inmunidad "funcional o administrativa, no total". Esto
significaría que la Argentina aplicaría la Convención de Viena sobre
Relaciones Diplomáticas, rubricada en 1961, lo que haría que si un
soldado norteamericano comete un delito que no guarda relación con
su misión, deberá ser juzgado en el país.
Como represalia a aquellas naciones que no le otorgaron inmunidad a
sus efectivos, EE.UU. anunció a principios de julio la suspensión de
la asistencia militar, penalización que le cabe a 35 países, entre
los que se encuentran, en Sudamérica, Brasil, Uruguay, Costa Rica,
Ecuador, Paraguay, Venezuela y Perú. También aparece Colombia entre
los afectados, aunque en aras del pragmatismo que caracteriza a la
administración Bush, ésta declaró que dicha medida no detendrá el
Plan Colombia, por el que las autoridades de Bogotá reciben unos 500
millones de dólares anuales para combatir la insurgencia bajo la
mascarada de luchar contra el narcotráfico.
Bajo la llamada Doctrina Bush de combate al terrorismo, y la
aplicación en nuestro subcontinente del SIAD (Sistema Interamericano
de Defensa), que vino a reemplazar a la vieja Doctrina de Seguridad
Nacional que "combatía" al peligro comunista, Estados Unidos acciona
para convertir a nuestras Fuerzas Armadas en carne de cañón
latinoamericana, involucrándolas en Colombia, si es necesario en el
futuro también en Venezuela, y en todos lados en donde peligre su
dominación continental.
Un momento clave será la reunión especial de Seguridad Hemisférica
de la OEA, que se desarrollará en octubre próximo en México. Ya
están en pleno trabajo las comisiones que sugerirán medidas en dicho
encuentro, y habrá que ver si Estados Unidos logra sus propósitos de
involucrar a nuestros gobiernos y fuerzas armadas como servidores de
su política de dominación para el continente, sobre todo para
concretar la fuerza multinacional que pretende para ir a combatir la
insurgencia en Colombia, o por el contrario, si las posturas
integracionistas de Chávez y Lula pueden marcar el camino digno y
soberano que requiere la región.
* RED ECO ALTERNATIVO, 3 de Septiembre de 2003
https://www.alainet.org/es/articulo/108309
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