Ejercicios Aguila III

28/08/2003
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El próximo 8 de octubre se desarrollará en Argentina el más grande operativo militar conjunto que se haya realizado en América Latina, lo que los movimientos sociales del Cono Sur han calificado de "verdadera invasión". El llamado Ejercicio Águila III se realizará bajo el mando estadounidense en las provincias argentinas de Mendoza y San Luis; participarán tropas de EE.UU. y Argentina, y observadores de Brasil, Chile, Paraguay, Uruguay y Bolivia. Se movilizarán 80 aviones de combate, unos 1.200 efectivos y más de 200 vehículos de apoyo terrestre. El objetivo de la simulación es aniquilar a un supuesto "comando insurgente", hecho que demuestra que sigue viva la doctrina de la época de las dictaduras militares, que identificaba al pueblo como el "enemigo interno"; esta vez, sin embargo, implica además legitimar la presencia directa de tropas extranjeras en operaciones "contrainsurgentes". Los mandos de la operación serán un grupo de instructores de los EE.UU., "con experiencia en conflictos reales". Este país intenta imponer la inmunidad para sus tropas respecto a la justicia argentina y el Tribunal Penal Internacional. El gobierno argentino ha anunciado el envío al Congreso de una ley para autorizar el ingreso permanente de tropas extranjeras al país. Militarización de la Triple Frontera En el marco de la creciente militarización de la región, las cancillerías de Argentina, Brasil y Paraguay han acogido una propuesta de EE.UU. para realizar el "patrullaje" en forma conjunta de los ríos Iguazú y Paraná. El Pentágono aportará efectivos, lanchas rápidas, equipos de espionaje y radares. Esta decisión coincide con denuncias de persistentes presiones de los EE.UU. sobre Buenos Aires, Brasilia y Asunción, para que haya mayor control en la zona de la "Triple Frontera" con el argumento de que allí descansan "células dormidas" del terrorismo o actividades de lavado de dinero para financiarlas. Pero el Centro de Militares para la Democracia (Cemida) opina que el objetivo real es "el control del Sistema Acuífero Guaraní (SAG), un verdadero océano de agua potable subterráneo que tiene allí su principal punto de recarga", según dijo a Zona, suplemento del diario Clarín, el presidente del Cemida, coronel (r) Horacio Ballester. Por su parte, la investigadora mexicana Ana Esther Ceceña afirma en su libro "La guerra infinita, hegemonía y terror mundial" que "la Triple Frontera funciona como llave de acceso político y militar a la región amazónica; es una frontera que comunica a dos de los países más importantes de América del Sur y está en un lugar rico en biodiversidad (...) y con mucha agua que puede ser una buena fuente de energía eléctrica". Este acuífero, conocido también como el Gigante del Mercosur, consiste en un inmenso reservorio de agua pura que se extiende desde el pantanal en el noroeste de Brasil hasta la pampa argentina. El volumen explotable hoy es de 40 a 80 kilómetros cúbicos por año, una cifra equivalente a 4 veces la demanda total anual de la Argentina; pero se estima que tiene reservas subterráneas mucho mayores. Según Cemida, "EEUU puso al BM (Banco Mundial) y a la OEA al frente de un proyecto que busca detectar la magnitud del recurso, asegurarse su uso de manera sustentable, evitar la contaminación y mantener un control permanente hasta cuando lo considere conveniente. Se destinaron para este plan 26.760.000 dólares". La ONU anticipa que para el año 2025, la demanda de agua potable en el mundo será el 56% más que el suministro; por lo mismo, Ismael Serageldin, ex vicepresidente del Banco Mundial, ha pronosticado que "Las guerras del siglo XXI serán por el agua". La militarización de zonas ricas en estos recursos reviste, entonces, implicaciones preocupantes. Pero la lucha por el agua también se está preparando en otros ámbitos que el militar. Es un tema presente en la negociación de acuerdos comerciales, entre otros en la Organización Mundial de Comercio (OMC) y en el Área de Libre Comercio de las Américas –ALCA-, donde la pugna se ha encendido entre quienes consideran al agua como una mercancía, y quienes afirman que es un bien social relacionado con el derecho a la vida. Otro de los escenarios posibles es la apropiación territorial de zonas con amplios recursos hídricos, a través de compras de tierras con recursos naturales. La adquisición reciente de extensas zonas en la Patagonia bien podría responder a este esquema. La afirmación de la soberanía nacional en este ámbito y las disposiciones legales serán, sin duda, terrenos fundamentales de esta lucha.
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