Irak: Bahía Cochinos de los poderosos

29/04/2003
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Suceda lo que suceda en Irak, la resistencia heroica -por las condiciones tan desiguales contra los invasores- desbarató en días la soberbia y el triunfalismo de Estados Unidos y puso en evidencia las falsedades de sus argumentos. La resistencia permitió al mundo valorar de qué se trataba la llamada guerra, en realidad una invasión pírrica, no de "aliados" sino de una coalición forzada, actuando bajo las órdenes del Pentágono estadunidense, y sostenida militarmente por dos países: en su casi totalidad Estados Unidos y en menor escala Gran Bretaña. La presencia de España es sólo un gesto simbólico y oportunista para "estar junto al más fuerte". La invasión militar de Estados Unidos es parte de la "guerra global" planificada desde hace mucho tiempo y expresada en una serie de documentos de la ultraderecha estadunidense y su proyecto de un "Nuevo Ordenl", para remplazar el que surgió después de la Segunda Guerra Mundial, ahora con un trazado de hegemonía absoluta que retrotrae al nazismo en su estado de pureza. El presidente George W. Bush, se muestra como un cowboy, un "sheriff" dispuesto a desenfundar la pistola ante una simple sospecha. Su lenguaje viola los derechos humanos, porque amenaza y aterroriza. Y miente en el mejor estilo goebeliano. Es lo más parecido a Hitler que haya surgido en los últimos años y su dominio por el terror y la desinformación surgen de la misma matriz ideológica. Antes de ordenar la invasión, que ya estaba decidida desde mucho antes, el secretario de Estado Colin Powell dijo en Naciones Unidas: "el juego se terminó", pero no logró convencer ni a Irak ni a algunos antiguos aliados. Sus "pruebas" falsas, como las presentadas por el premier británico Tony Blair, quedarán incorporadas a la historia de la infamia y al escándalo. Después de escuchar los informes de avances en las negociaciones de desarme en Irak, Bush lanzó un escueto :"Vamos a parar a Saddam Hussein". Lenguaje sintético si los hay para anunciar una acción ilegal y criminal. Además de esa coalición montada sobre el cohecho y la presión, está en el terreno un convidado de piedra que se mantiene en silencio y es Israel. ¿Qué están haciendo en esta guerra los hombres de Ariel Sharon, cuyo sueño es acabar con los países árabes, dentro de su esquema de las "fronteras seguras" que aducía Adolfo Hitler para avanzar sobre el mundo?. El silencio de ese gobierno aparece como una acción táctica, pero nadie cree que estén ausentes de las acciones en Irak. La guerra sucia está en su apogeo. Algo se había adelantado cuando se escucharon los extraños anuncios previos de los funcionarios de Washington de que Hussein había mandado hacer uniformes similares a los británicos y estadunidenses para "cometer atrocidades" y acusarlas a los invasores. De acuerdo a los especialistas en la "guerra sucia" hay que tomar esto como un anuncio de que las tropas de agresión traman atrocidades para aterrorizar y paralizar al pueblo iraquí y descalificar aún más a Hussein. Como también su exigencia a muchos países dependientes para firmar un acuerdo otorgando inmunidad a sus tropas hicieran lo que hicieran. El intento de Bush de tratar de derivar los bombardeos contra la población civil iraquí, a fantasmales "autores desconocidos" es también parte de la guerra sucia, como sus mentiras alimentan la guerra psicológica. Son los mismos personajes que en Rumania desenterraron cadáveres de un cementerio común, los alinearon y fotografiaron para mostrar las "atrocidades" de Nicolae Ceaucescu. Según los informes, el dictador había asesinado a cuatro mil personas en Timisoara y entonces aparecieron las fotos. Un tiempo después se conoció una rectificación que muy pocos leyeron. La matanza de Timisoara "había ocurrido, pero había cobrado un centenar de víctimas, incluyendo a los policías de la dictadura, y aquellas imágenes espeluznantes no habían sido más que una puesta en escena. Los cadáveres no tenían nada que ver con esa historia y no habían sido deformados por la tortura, sino por el paso del tiempo, los fabricantes de noticias los habían desenterrado de un cementerio y los habían puesto a posar ante las cámaras", como recuerda el escritor Eduardo Galeano en su libro: "Patas Arriba. La Escuela del mundo al revés". En una carta enviada por un joven que está solidariamente en Irak relata que cuando los invasores toman pequeños grupos de prisioneros iraquíes les entregan una bandera blanca para mostrar a la TV que se rinden. ¿Hasta dónde llegarán? Algunos informativos británicos estaban sorprendidos porque la población de Basora -a la que consideraban rebelde contra Hussein- no salía a abrazar a los soldados que la sitiaban, cortándoles el agua, la luz y otros servicios, como en la Edad Media. Sólo pudieron mostrar a la TV la foto de una mujer y dos niños que tímidamente levantaban una mano en una desganada señal de "victoria". Tampoco debe extrañar a nadie que si entran a sangre fuego con tanques y llevándose a hombres y niños, como lo están haciendo, lo que queda de la población los salude por terror, no por amor. Errores de precisión, helicópteros chocando en el aire, prisioneros estadunidenses que no se ven precisamente maltratados, mostrados al mundo, misiles que caen sobre los aviones y territorios de los aliados de los invasores y hasta un sargento convertido al islamismo que tira una granada sobre sus compañeros, porque está contra la invasión. ¿Qué horrores estará sufriendo ese prisionero y los otros si recordamos el suplicio cotidiano de sus viejos amigos talibanes llevados a Guantánamo?. La voz del secretario de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld monótona y fría prometió "algo nunca visto en el mundo" en su guerra contra Irak. El "nunca visto" de Rumsfeld pretendía aterrorizar al mundo, como la "noche y niebla " de los nazis (la desaparición absoluta que significaron los dos términos juntos para millones de personas). Se habló ahora de provocar un "shock" brutal, seguido del terror, el asombro, el "estupor" y por supuesto la paralización del pueblo iraquí. Y el shok fue una pesadilla de misiles sin fin, pero el estupor se transformó en una indignación sin límites, porque en aquella cultura la dignidad se liga con el sacrificio absoluto por lo que se siente justo: el derecho. La misma voz de Rumsfeld, algo más alterada hablando de la maldad de los iraquíes que se rinden y cuando se acercan atacan. Como si este no fuera un derecho primario de quienes son invadidos, agredidos, bombardeados, apresados y maltratados, llevados con los ojos vendados y las manos atadas o encapuchados Con cada misil y cada hora que pasa crece la rebelión internacional contra la ilegalidad de esta invasión. La perversidad ya no se oculta, pero sí se estrella contra una realidad que surge como los hongos venenosos para ese equipo de campaña planeado meticulosamente, porque el presidente George W, Bush parece no entender que el mundo real se le escapó de las manos. Su argumento primario de un ataque preventivo como parte de su guerra contra el terrorismo, término eufemístico si los hay y sobre todo en su lenguaje, los llevó a forzar un eje del mal Saddam Hussein-Osama Bin Laden, lo que nunca existió. Bin Laden -socio de la familia Bush hasta hace poco tiempo y que ahora no se sabe porque sigue siendo funcional a las necesidades de EE.UU.- como los talibanes, fueron creados y armados por los servicios de inteligencia estadunidense en Afganistán y por lo tanto eran y son enemigos declarados del presidente iraquí. Hablaron de la amenaza que significaba Irak para el mundo, argumento alentado entusiastamente por Sharon, cuando desde 1992 Irak estaba bajo bloqueo, en una situación desoladora como un país destruido, donde miles de niños murieron por desnutrición y falta de medicamentos, por el bloqueo, perdiendo su población el nivel de vida logrado que todos reconocen ahora como uno de los más altos y avanzados entre los países árabes en su momento. Washington tropezó esta vez con la oposición de varios de sus antiguos aliados. En 1991, el ex subprocurador de Estados Unidos Ramsey Clark, advertía sobre todas las violaciones de su país a la legalidad internacional para llevar adelante su guerra del Golfo. "Mi convicción profunda y triste es que Estados Unidos tuvo éxito en hacer que Naciones Unidas se transforme de una institución creada para desalentar y terminar con el uso de la fuerza, con la guerra, en un instrumento de guerra. Cohecho e intimidación ejercida sobre muchos países han sido un espectáculo muy triste y degradante". Sus palabras suenan muy actuales en estos días cuando la 'injusticia infinita', parece no tener límites. Washington deja en claro, que interviene cuando quiere preventivamente y por su sola decisión, que la ONU ya fue y que no existe ninguna instancia internacional legal en este tiempo del Nuevo Orden y de la guerra antiterrorista. La fundamentalista ultraderecha estadunidense está al frente de la ofensiva mundial. Sus documentos hablan del Siglo americano (el XXI) es decir norteamericano y hegemónico y para eso están las armas nuevas y la tecnología de avanzada y los inspectores de la ONU para desarmar al resto del mundo. Todo muy democrático con armas y bombas inteligentes de un poder nunca visto, gases destructivos, rayos lasser que destruyen la retina del adversario, entre otras temibles creaciones para imponer la "democracia". También los demandantes de la libre expresión bombardean las plantas televisivas y prueban aparatos que acaban con las ondas de transmisión de los invadidos porque sólo puede haber una verdad: la suya. Así cada día y cada hora el mundo asiste a las escenas de la ilegalidad de la acción criminal en Irak y ya nadie se detiene a mirar el espectáculo perverso de las luces y las fantasías en color difuso que el espectador veía como una representación fantástica de una guerra donde no había muertos, aunque sumaran más de cien mil como sucedió en la del Golfo. Los halcones de Washington prepararon el control de la prensa y también han fracasado, porque no pudieron mantener el esquema de 1991. A pesar de un despliegue inaudito de hombres y armas, de su control de la información, gracias a la acelerada apropiación y fusión de medios grandes y pequeños en todo el mundo, su aceitado espionaje tecnológico y sus campañas desinformativas para el manejo de grandes masas, o de terror para lograr el apoyo del pueblo estadunidense, la verdad aparece debajo de las piedras y de la arena del desierto que también los desafía. El lenguaje de los invasores es directo, perverso y preciso: no importa el costo de vidas civiles, dicen los mismos que hasta hace poco tiempo hablaban de operaciones medidas. Su objetivo es sacar a Saddam Hussein del gobierno y poner sus propios gobernantes en el lugar, en un plan de hegemonías de mayores alcances, bajo el viejo esquema hitleriano de las fronteras seguras. Para Washington todo el mundo es ahora su frontera segura. Como en la Guerra del Golfo, Washington eludió toda vía diplomática. Ni siquiera estuvo en sus proyecciones. Colocó a Naciones Unidas en el peor de los escaños. El trabajo de los inspectores enviados por la ONU fue interrumpido abruptamente a pesar de que los jefes lograban avances y solicitaban más tiempo. Pero para el mundo queda otra imagen: Los inspectores desarmaban a Irak, también una decisión polémica de la ONU, mientras casi medio millón de soldados y la más avanzada tecnología militar esperaban en las fronteras cercanas para atacar a la nación inerme. "La idea parece ser utilizar el ingreso y ocupación del ejército norteamericano en Irak, como el inicio de un 'rediseño' político y cultural de toda la región, que mellará el filo antinorteamericano del islamismo, y generará regímenes más 'previsibles', que no escapen del control de EE.UU. Pero volviendo a la escala global, esta 'guerra mundial contra el terrorismo' puede seguir en cualquier lado, incluyendo regiones tan alejadas del Medio Oriente como Colombia, imponiendo el principio de que el gobierno estadunidense tiene pleno derecho a intervenciones 'preventivas', que puede y debe decidir unilateralmente. Esto inutiliza a la ONU, pero también ha tenido la virtud de dividir y desorganizar a la Unión Europea, y le permite al Imperio jugar con la idea de 'vieja' y 'nueva' Europa, esta última identificada con el modelo 'americano' de capitalismo, y sin pujos autonómicos frente a la política exterior estadunidense. Y el día de mañana puede amenazar incluso a China, ese país-continente cuya envergadura y crecimiento económico sostenido, puede convertirlo con el tiempo en un rival del poderío norteamericano" señala el analista argentino Daniel Campione. La utilización del atentado del 11 de septiembre del 2001 pemite cualquier escarmiento y cualquier castigo. "La guerra de Irak sigue formando parte del escarmiento a producir, aunque los vínculos Irak-atentado a las Torres sean entre tenues e inexistentes, o quizás precisamente por ello. La guerra norteamericana, como invocó Bush en su momento, es una guerra global contra el terrorismo, no sólo una persecución de los autores del gigantesco incendio en Manhattan. Irak es parte de una política que no se agota en esta invasión, y que no se detendrá por sí misma. El 'rediseño' del mundo entero a la imagen norteamericana, es el objetivo final".
https://www.alainet.org/es/articulo/107430
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