Declaración del Consejo Nacional de la UNEAC
Los escritores y artistas cubanos contra el fascismo
11/04/2003
- Opinión
El Consejo Nacional de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba se
reúne en momentos dramáticos y en extremo peligrosos para la
humanidad, cuando el fascismo resurge con la pretensión de ejercer
su brutal dominio sobre el planeta. La guerra de conquista desatada
contra el pueblo de Iraq, con absoluto desprecio de la opinión
pública mundial y de la comunidad de naciones, recuerda la
intervención fascista en España, en 1936, que constituyó el preludio
de la II Guerra Mundial.
En aquellos días infaustos, el fascismo probó sus armas de
exterminio en sitios como Guernica e inició una larga escalada que
culminaría en la invasión a Polonia y en una contienda que costó 50
millones de vidas y la destrucción y la ruina de continentes
enteros. Estamos hoy ante un peligro mucho más grave porque este
retorno del fascismo a escala universal no tiene, como entonces,
opositores armados ni muro de contención alguno, y su maquinaria
bélica alcanza un poder devastador, capaz de destruir a cualquier
país en cuestión de minutos.
Con la invasión a Iraq, el gobierno de Estados Unidos ha desconocido
abiertamente los principios de convivencia entre las naciones y la
propia Carta de San Francisco, que fundó la esperanza en un orden
justo, equilibrado y pacífico en el sistema de la Organización de
Naciones Unidas. Se impone un criterio intervencionista que viola
todos los acuerdos en materia de derecho internacional y pretende
arrasar con los principios irrenunciables de soberanía y
autodeterminación. También en su momento, con propósitos similares,
la Alemania Nazi, abandonó la Liga de las Naciones. Se trata, como
se ha dicho con razón, de la sustitución fatídica del imperio de la
ley por la ley del imperio.
En esta agresión, vemos, perfectamente articuladas, las teorías
fascistas de la guerra preventiva y la guerra relámpago, a las que
se añade un poderoso sistema de propaganda y desinformación. Sin
duda, el legado de Goebbels también está presente en el neofascismo.
Su maquinaria propagandística repite acusaciones de forma
deliberada, sin exhibir jamás ninguna prueba; presenta a las fuerzas
del imperio como "liberadoras" y como "coalición"; anuncia el
carácter "democrático" de la administración colonial que se
impondrá; utiliza de forma repugnante la llamada "ayuda humanitaria"
y se propone dejar sin rostro, sin cultura o moral a las víctimas,
mostrando una imagen aséptica de la masacre con el bloqueo
sistemático de la información, de modo que la sangre, la muerte de
miles de civiles, las propias bajas de los atacantes y la
resistencia a la invasión no sean visibles ni juzgables por el
pueblo norteamericano y la opinión pública mundial.
La manipulación informativa se nutre de aberraciones teóricas como
la del supuesto choque de civilizaciones, y el esquema de
civilización contra barbarie, máscaras del racismo que han
acompañado desde sus inicios a las guerras de conquista y
colonización.
Esta maquinaria inunda el planeta cotidianamente con un reiterado
mensaje sobre la superioridad de los Estados Unidos y el papel
mesiánico, de salvadores de la humanidad, que les atribuye,
complementándolo con una visión caricaturesca y xenófoba del Otro y
en especial del Tercer Mundo. Al propio tiempo insiste con énfasis
particular en la manipulación de la historia, evidente, por ejemplo,
en los intentos de borrar el llamado síndrome de Vietnam de la
memoria de los norteamericanos.
Sin embargo, a pesar de la enorme influencia de la guerra mediática,
crece hoy una nueva conciencia antibélica y antiimperialista en la
humanidad, que empezó a manifestarse desde el anuncio y la
preparación del genocidio contra el pueblo de Iraq, y tiene un digno
antecedente en el manifiesto "No en nuestro nombre", firmado por
miles de los más destacados artistas e intelectuales
estadounidenses. Es justo recordar que la UNEAC celebró el 4 de
julio el pasado año con la intención de subrayar que la cultura
norteamericana y su pueblo nada tienen que ver con las atrocidades
del gobierno que padecen.
Saludamos también otros documentos que se han publicado en distintos
países con semejante intención, como "Contra la barbarie" y
"Manifiesto del Comité Internacional de Intelectuales contra la
Guerra", emitidos respectivamente por colegas europeos y
latinoamericanos, que expresan la rebeldía, lucidez y espíritu de
justicia de los hombres y mujeres de la cultura. Hoy como nunca
antes los pueblos han tomado las calles para condenar el monstruoso
crimen. Esta conmoción ha provocado que los intelectuales recuperen
su lugar en la sociedad y participen de esta reactivación de la
conducta cívica y humanista de sus pueblos. Se trata de uno de los
hechos más notables en estos días convulsos en los que se debaten
problemas de vida o muerte para la especie humana.
Los trágicos y repudiables sucesos del 11 de septiembre de 2001 han
sido convertidos en pretexto para implantar una política
preconcebida de dominación y saqueo universales.
La presunta lucha contra el terrorismo ha facilitado un despliegue
sin precedentes en armas y recursos, un espléndido negocio que fue
siempre el sueño del complejo militar industrial.
La guerra en Iraq es un fenómeno a escala mundial, que ocurre hoy
allí y mañana en cualquier otro sitio. El programa expansionista
que fundamenta esta agresión fue elaborado por la ultraderecha
norteamericana, heredera del pensamiento de aquellos que en su época
denunció con asombrosa visión histórica José Martí. Estamos ante un
despojo de territorios y de la riqueza de otros pueblos, aún peor
que en la época del colonialismo, con las armas más sofisticadas del
siglo XXI, en manos de la mayor potencia imperial que ha existido
jamás.
Asistimos al siniestro propósito de imponer una tiranía mundial
neofascista que garantice a la superpotencia imperial el control de
los mercados, materias primas, fuentes energéticas, industrias y
servicios fundamentales del planeta.
Los escritores y artistas cubanos, como ya hicimos en el reciente
taller "No a la guerra" llamamos a los hombres y mujeres de buena
voluntad a sumarse a un frente antifascista, coincidiendo con
antecedentes tan nobles como el Congreso en Defensa de la Cultura
que se celebró bajo las bombas en la España de 1937.
Si a principios del siglo XIX Simón Bolívar reparó en que los
Estados Unidos parecían destinados por la Providencia para plagar la
América de miserias a nombre de la libertad, ahora esa amenaza se
cierne sobre todas las regiones del planeta. Combatirla con todas
nuestras fuerzas es un irrenunciable deber. Sembrar ideas, sembrar
conciencia, como fue proclamado en el 150 aniversario de José Martí,
debe ser nuestra tarea primordial.
La Habana, 12 de abril de 2003
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