Como salir del neoliberalismo

18/03/2003
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El debate político en Brasil postula una nueva problemática de teoría de la economía política. El gobierno del Presidente Lula pretende aplicar una nueva política económica que privilegie el crecimiento económico, la distribución del ingreso y garantice la autodeterminación en el plano económico y la integración nacional y regional de la economía. Al mismo tiempo pretende mantener la inflación bajo control y asegurar el equilibrio y sobretodo la moralidad de las cuentas públicas. Para realizar estas metas el nuevo gobierno tiene que reverter la política económica del anterior que llevó el país a la recesión, a la concentración del ingreso, a la desintegración del aparato económico nacional y al debilitamiento de la integración regional (comprometida por la aplicación de políticas económicas inestables y mismo opuestas). Al mismo tiempo, en los últimos años se presentó un aumento de la inflación así como una acumulación de escándalos financieros que comprometen gravemente la moralidad pública. Sin embargo el nuevo gobierno se confronta con graves bloqueos ideológicos, psicológicos y sobretodo científicos. El llamado "pensamiento único" metió en la cabeza de las personas la idea de que es el único capaz de garantizar la "estabilidad económica" y de orientar correctamente las políticas económicas. Aún cuando su aplicación haya llevado a la acentuación de los desequilibrios económicos, a la recesión y al fracaso de sus metas el aparato publicitario que lo implantó continua sosteniendo su corrección y la imposibilidad de sustituirlo. Pero no es solamente un bloqueo mental. Hay vastos intereses que reivindican la manutención de la política del desastre. Se trata sobretodo del poderoso capital financiero nacional e internacional que logró organizar en los últimos 20 años un aparato de succión de los superávits fiscales y cambiarios disfrazados de políticas públicas respetables y sobretodo insustituibles. Es interesante notar como este aparato ideológico es contradictorio. Él presenta como su objetivo la realización del equilibrio automático de la economía, garantizado por la fuerza estabilizadora del mercado que es al mismo tiempo una garantía de eficiencia a través de su capacidad de asignación racional de los recursos. En la práctica con todo las políticas neoliberales han dado origen a los desequilibrios cambiarios, fiscales y monetarios más dramáticos. Sin embargo, con el auxilio de los medios de comunicación y del terrorismo intelectual, los responsables de estos desatinos logran transformarlos en una razón más para continuar las políticas que los generaron. Este es el caso de Brasil en el momento actual. Los derrotados en las elecciones presidenciales de 2002, debido a la gravedad de sus desatinos técnicos y morales, lograron paralizar hasta el momento la aplicación de una nueva política económica, en consecuencia de las dificultades generadas por las políticas que siguieron. Está en primer lugar, la cuestión inflacionaria. Por haber derrumbado la hiperinflación que se acumulara en los años ochenta ellos se presentan como insustituibles. Esta inflación fuera el resultado de las políticas de "ajuste estructural" impuestas por el FMI para pagar las deudas de la región hacia un sistema financiero internacional convertido en captador de cerca de miles de millones de dólares de América Latina. Se elaboraron muchas propuestas teóricas para contener esta inflación y ninguna funcionó hasta que milagrosamente en la década del 90, como resultado de la crisis del sector financiero mundial y de la suspensión generalizada del pago de los intereses de la deuda internacional y la rebaja generalizada de las tasas de interés internacionales entramos en una deflación mundial. Si en el final de los años 80s todos los países capitalistas presentaban inflaciones superiores a l dígito, en la mitad y en el final de la década de los 90s solamente dos o tres presentaban inflaciones superiores a l dígito. Claro que en cada país hubo un "genio" de política económica que se responsabilizó por su victoria particular sobre la inflación. Pena que estos "genios" terminaron su mágica junto con la derrota electoral de sus gobiernos y los escándalos que ellas siempre involucran. Pero hay que llegar hasta bien bajo. El señor Caballo era considerado un mago de la economía hasta que presidió el hundimiento total de la economía Argentina. El señor Salinas iba a presidir la Organización Mundial del Comercio en recompensa por su "genial" gestión de la economía mexicana. No vamos a perder tiempo con estos ejemplos caricatos... Es muy fácil detener la inflación de un país dependiente cuando se parte de un proceso deflacionario mundial, de la crisis del sector financiero y la caída brutal de la tasa de interés internacional. Más fácil aún es cuando la suspensión del pago de la deuda para renegociarla a través del Plan Brady permite disponer de altas reservas cambiarias o cuando los capitales internacionales están sin perspectivas de inversiones en los países centrales y están buscando alternativas de inversión en las llamadas economías emergentes. Los métodos utilizados fueron en general bien sucedidos excepto excepciones ridículas como la del plan Collor en Brasil. Pero todo se cambia cuando las políticas económicas adoptadas para contener la inflación captan las divisas guardadas en las reservas, y las convierte en pago de intereses para los capitales atraídos para estos países exactamente con este objetivo, a pesar de los discursos "técnicos" a favor de la atracción de capitales del exterior para reforzar nuestros precarios ahorros. Hasta hoy nadie pudo explicar como se puede reforzar el ahorro nacional cuando él es retirado brutalmente del país a través del pago de intereses, las remesas de ganancia y otros mecanismos de extracción del excedente generado localmente. A todos estos mecanismos, que hemos estudiado en los años 60s e 70s, se agregó, en este nuevo período, las llamadas privatizaciones que permitieron la captación de enormes recursos generados por los gobiernos de la región en forma de empresas públicas degradadas adrede para justificar sus privatizaciones. Esta fue otra fuente espantosa de transferencia de recursos para el exterior, degradando aún más nuestro esfuerzo de generación de ahorro, puesto totalmente al servicio del capital financiero internacional que no dejó en este período ninguna obra significativa, ningún resultado positivo para nuestros países. Pues bien, este colosal sistema de extracción y transferencia de recursos para el sistema financiero internacional se transformó en instituciones respetables e intocables, que asumieron el pomposo título de "contratos" que deben ser respetados de cualquier forma, independiente de sus resultados desastrosos para nuestros pueblos. Que contratos son estos, donde están, cual su fundamento jurídico y sobretodo de derecho son cuestiones que no se pueden tocar por que tienen un carácter subversivo. Pero el hecho es que la inflación tiende a volver a la escena, no como resultado de una presión inflacionaria internacional que no existe en este preciso momento, sino como resultado del mantenimiento de una política económica desestabilizadora como la actual. Este es exactamente el caso de Brasil. Uno de los orígenes de la nueva fase inflacionaria es precisamente la elevación irresponsable de la tasa de interés básica pagada por el sector público, con el objetivo de atraer estos famosos dólares del exterior (que ya salieron en cantidades muy superiores a las que entraron, sobretodo aprovechando la no- devaluación del real durante el año electoral de 1998, como lo denunciamos ampliamente en la ocasión sin ninguna repercusión en la prensa brasileña, aún en el período electoral). Además de la elevación de la tasa básica (SELIC) los genios financieros establecieron inusitados límites al crédito para el sector privado, a través del establecimiento de encajes colosales para los préstamos normales. Esto convirtió a Brasil en el país de los más altos intereses en el mundo. De esta forma, la alta tasa de interés es presentada como un resultado del "mercado" cuando es claramente una tasa administrada por el Estado para atender a objetivos no muy honestos. El efecto inflacionario de esta tasa de interés absurda y antimercado, pues solo sirve a intereses monopolistas y especulativos, es claramente inflacionario. De un lado, genera ( esto sí: genera) un déficit fiscal que no existe. Desde el principio de la década del 90 las cuentas públicas de Brasil presentan superávits fiscales primarios o en el máximo pequeños déficits. El país generó una gigantesca deuda pública de ninguna manera para financiar déficits primarios significativos que nunca existieron. La deuda pública creada en el país en los últimos 8 años tuvo pura y exclusivamente el objetivo de pagar intereses elevados para atraer capitales del exterior o para atender un principio más ridículo aún de política económica: favorecer el ahorro y limitar la demanda, debido al peligro terrible que vive este país de 34 millones de hambrientos, de producir una explosión de ... demanda que llevaría este país al caos de la hiperinflación. Y este celo por el ahorro no cambió la estagnación económica de los últimos 20 años. ¿Cómo se puede creer en tales tonterías? ¿Cómo se puede crear un terror "intelectual" con tales subniveles teóricos? Sin embargo, esto pasa en Brasil en este momento. Todo un equipo económico, formado en las aulas de la Universidad de Chicago y sucursales defiende estas ideas y en vez de avanzar en la dirección de la caída de la tasa de interés y de la disminución del superávit primario realiza exactamente lo contrario en nombre del combate a la inflación. El resultado es exactamente lo contrario, la subida de la tasa de interés en los últimos meses ha hecho aumentar la inflación. Pero los datos no conmueven a estos señores cuyo esquema mental no contempla para nada la realidad. Y logran buscar miles de razones externas a su modelito para justificar el comportamiento real de la economía que nunca se adecua a sus previsiones. Queda la pregunta que se hace como si se hablara de alta ciencia económica: ¿cómo bajar la tasa de interés? De la misma forma en que se la aumentó irresponsablemente contrariando las tendencias del mercado mundial para satisfacer intereses poco defensables. De ahí se inventar esta explicación insostenible de que estas altas tasas de interés son un efecto del "mercado". El Fed norteamericano bajó la tasa de interés básica de Estados Unidos del 6,5% al 1,25% en cerca de 10 meses y nadie se atrevió a llamar el Sr. Greenspan de irresponsable. A pesar de que merecería este epíteto no por la baja que promovió sino por la alta de la tasa de interés que realizó entre 2000 y 2001 sin ninguna razón seria generando una situación de recesión mundial extremamente grave. Señores: pongan los pies en el suelo. Debido al gigantismo de las deudas públicas y la importancia de los títulos públicos desde los años 80s, como resultado de los desequilibrios provocados por las política neoliberales de Reagan y Thatcher, la tasa de interés es el elemento clave de las políticas macroeconómicas y son comandadas radicalmente por los bancos centrales que reivindican cada vez más autonomía para servir a los intereses del capital financiero internacional y nacional. Si no se comprende esto no se comprende nada de la historia económica del final del siglo pasado y del inicio de este. * Theotonio dos Santos es profesor titular de la Universidad Federal Fluminense y Coordinador de la Cátedra y Red UNESCO – Universidad de las Naciones Unidas sobre Economía Global y Desarrollo Sostenible. Su libro más reciente es "Teoría de la Dependencia: Balance y Perspectivas", Editora Plaza & Janés.
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