No en nuestro nombre, No con nuestro silencio
Contra la barbarie
14/03/2003
- Opinión
Mientras se instalaba la Corte Penal Internacional, el Pentágono
explosionaba "la madre de todas las bombas" y Bush blandía el puño frente
al mundo anunciando que los Estados Unidos irán a la guerra contra Irak ,
con o sin autorización de las Naciones Unidas.
Bush y sus halcones saben que ellos podrían ser los primeros en
estrenar la Corte Penal Internacional, acusados de crímenes de guerra. De
ahí su negativa a reconocer la jurisdicción de ese alto tribunal. Una
guerra inmoral e ilegal como la que se quiere desatar contra Irak,
coloca a la dirigencia estadounidense fuera de la justicia internacional,
susceptible de ser acusada, perseguida, juzgada y condenada por la
comisión de crímenes contemplados en la carta constitutiva de la Corte
Penal Internacional. Si la Corte funciona y Bush va a la guerra, la
cárcel debiera ser el destino final de personajes tan peligrosos y
siniestros.
Eso soñaba ayer en medio de una pesadilla trufada de bombas, gritos
y hocicos de bestias carroñeras hincados en cadáveres de niños iraquíes.
Y al despertar, de nuevo la cara y la voz de Bush, el tonto canalla,
recordando que el Imperio es la ley, y que los que podríamos terminar en
Guantánamo acompañando a los presos de la otra guerra sucia y terrorista
de Afganistán, o en los cementerios, somos nosotros. El tribunal que está
en funciones no es el de los derechos humanos, es el tribunal de la
barbarie con la madre de todas las bombas y el padre Caín con la güadaña
chorreando sangre.
Este asesinato global que se prepara, que podría desembocar en el
suicidio también global, pues no se descarta el uso de la bomba atómica,
es el impulso de muerte más amenazante que enfrenta la humanidad desde el
horror del abismo que se abrió en Hiroshima. Asesinado el derecho
internacional, destruido el sistema de contención de la ONU, ¿quién
detendrá a una dirigencia irresponsable, cegada por una inmensa e
irrefrenable codicia?
La multitud está en la calle, transformada en el movimiento de
opinión pública y de humanidad consciente más formidable de las últimas
décadas. Las ideas del bien común y de la paz, han encontrado millones de
piernas para moverse. Dos fuerzas globales se enfrentan, la una
alimentada de la razón y de la esperanza que se apoya en el corazón y en
la conciencia de los pueblos, la otra armada de la soberbia y de la
fuerza que cabalga sobre una arrogante maquinaria de guerra.¿Quién ganará
esta batalla? ¿O la perderemos todos?
No tenemos derecho a sentirnos ajenos ni impotentes. Somos, mujeres
y hombres de Costa Rica, parte de esta lucha que se libra en estos
momentos y que será decisiva para la vida de todo el género humano. Hay
que tomar partido: bien común o barbarie, civilización o barbarie. No en
nuestro nombre. No con nuestro silencio. Ayudemos a parar la guerra
canalla.
https://www.alainet.org/es/articulo/107098
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