Calendario de la resistencia
Agosto: Región norte-pacifico, la octava estela. (Los Pueblos Indios enseñan a gobernar y gobernarse)
14/02/2003
- Opinión
Desde la Italia rebelde y digna, la nube da un complicado rodeo para regresar.
Por razones del viento y de la historia actual, es atrapada por un remolino de
piedras y aires indios. A ratos, son los cielos de Chihuahua y Durango; otros
los suelos de Zacatecas o San Luis Potosí; después es Sonora, luego Colima; de
pronto son las montañas de Jalisco y Nayarit, y, más allá, los caminos de
Michoacán.
Pareciera que no habría nada que ligara a todos estos estados, pero resulta que
abajo hay caminos subterráneos e historias que nada saben de divisiones
políticas. Más de 20 millones de mexicanos viven en estas tierras. Y más medio
millón de indígenas construyen una experiencia que puede enseñar mucho sobre lo
que sería un buen gobierno. ¿Dije "construyen"? Bueno, debería haber dicho
"reconstruyen", porque es viendo hacia atrás y pensando hacia delante que estos
pueblos indios ligan resistencia con autonomía... y con otras luchas.
Allá está Sonora y el puente a la Arizona norteamericana que tienden los Tohono
O'odham (antes conocidos como "Pápagos"). Si hay alguna muestra de los inútiles
y artificiales de las fronteras, aquí hay una: la Nación Tohono O'odham se
reconoce como un pueblo dividido por la frontera internacional USA-México, pero
junto por su historia y su cultura. Tan es así que, en ocasión de la Marcha del
Color de la Tierra, este pueblo indio emplazó a los presidentes Fox y Bush, y a
los dos congresos, a que cumplieran con los Acuerdos de San Andrés (que este 16
de febrero cumplen siete años).
Más allá están los Mayos o Yoremes de Cohuirimpo (uno de los ocho pueblos de la
tribu Mayo), con una sabiduría que apenaría a cualquier filósofo posmoderno. Y
así dicen: "La rebelión a los tiranos es obediencia a la verdad", "...quitarte
la tierra es quitarte el pan y la paz, la libertad y la alegría, el aire, el sol
y la lluvia... quien se apodera de la porción de suelo que a ti te corresponde,
se apodera en cierto modo de tu ser... destruye tan monstruosa aberración, haz
que la tierra sea para todos, como la atmósfera y el mar, porque sin tierra
continuarás esclavo y miserable". "La verdad adelgaza y no quiebra, y siempre
nada sobre la mentira, como el aceite sobre el agua". Reflexionando sobre las
rebeldías indígenas que cada tanto aparecen, así dicen: "Una espina es un bosque
de advertencias" (textos aparecidos en Ojarasca, suplemento de La Jornada.
2002).
En Baja California Norte, los indígenas Kiliwas, los hijos del viento, pierden
la vida cuando pierden la tierra. Ahora sólo quedan ocho indígenas de este
pueblo que fue saqueado por terratenientes, gobiernos, religiosos protestantes,
ganaderos, burócratas del INI y de la Reforma Agraria, y que cantando contaba su
historia a las nuevas generaciones (Cfr. Los Kiliwa. Los últimos nueve, Juan
Cristián Gutiérrez).
Un viento lleva a la nube hasta Chihuahua, donde se vive y sufre el fracaso de
convertir a zonas de México en estados de la Unión Americana; tanto el PRI como
su pareja dispareja, el PAN, han demostrado que, en cuestión de hacer el
ridículo, sus gobiernos nada tienen que pedirle a sus homólogos norteamericanos.
El asesinato de mujeres en Ciudad Juárez define perfectamente el desapego de los
gobernantes: la frivolidad y la irresponsabilidad constituyen el eje de los
programas de gobierno frente a este problema. Y no sólo es una actitud racista,
machista y de clase. Sí, el gobierno de Chihuahua no tiene por qué preocuparse
de lo que ocurre en Ciudad Juárez. Después de todo son sólo mujeres, obreras,
jóvenes y pobres las que son asesinadas. Sin embargo, parece que es más lo que
se oculta. Como si el o los asesinos fueran parte de ese pequeño grupo de
poderosos que en el Norte determinan quién vive y cómo, y quién muere y cómo. El
horror de las mujeres sacrificadas en Ciudad Juárez deja a cualquier película de
asesinos seriales en la categoría de caricatura dominical. Nada, ni el clamor
popular, ni los reportajes de la prensa local y nacional, ni las movilizaciones,
ni las denuncias, han conmovido a los distintos gobiernos. Más que
irresponsabilidad, su ineficacia sugiere complicidad (consulte usted sobre este
asunto en la página web de "Comunicación e Información sobre la Mujeres. Cimac.
www.cimacnoticias.com).
Pero en la sierra Tarahumara, los Rarámuris buscan otra puerta para salir del
callejón de muerte y miseria. Y así se cruzan manos y miradas con los O'odham o
Tepehuanos de Chihuahua y Durango, con los Tohono O'odham o Pápagos en Sonora.
Su trabajo de resistencia es la reivindicación de su religiosidad, su comunidad
y sus derechos por el bosque y el territorio.
Ricardo Robles SJ, acaso el que mejor conoce la realidad de la Sierra
Tarahumara, cuenta cómo los Rarámuris, que trabajan con el corazón puesto en la
comunidad, recientemente dieron un golpe fuerte a las simulaciones
gubernamentales. Ellos lograron realizar una consulta (que pudo extenderse por
las rancherías dispersas que salpican los cañones de la Sierra Tarahumara), cuyo
resultado fue el rechazo a la contrarreforma Cevallos-Bartlett-Ortega. Porque
los pueblos Rarámuri, Rarómari y Odani son botones de la feliz muestra de la
lucha por la palabra. En mayo del año 2001, escribieron al Congreso de
Chihuahua. "No estamos de acuerdo con lo que se aprobó... no se reconoce la
autonomía de nuestros derechos a ser pueblos indígenas diferentes, mas no
diferentes a ser ciudadanos mexicanos... pedimos que nos den un espacio para dar
nuestra palabra, nuestro pensamiento... nosotros de por sí hemos vivido desde
siempre sin respeto de nuestros derechos y cultura indígena."
Los políticos, como era de esperarse, no escucharon. Los trataron con desprecio,
racismo y prepotencia, es decir, con el modo de los políticos profesionales. Les
dijeron que no había dinero para hacer una consulta con los pueblos. Los
indígenas respondieron: la haremos nosotros. Y como los indígenas cumplen su
palabra, a diferencia de los políticos, hicieron la consulta. Durante seis
meses, sin más recursos que su digno corazón, recorrieron la Sierra Tarahumara y
lograron la consulta más amplia y más confiable que se haya realizado jamás en
esas tierras. Seis municipios, 64 comunidades y 4 mil 567 firmas o huellas
digitales que decían "NO" a la ley Cevallos-Bartlett-Ortega. Cuando llevaron los
resultados, en el congreso de Chihuahua les dijeron: "¡Ustedes no saben nada!"
Ciertamente se puede reflexionar sobre la incapacidad del Poder para escuchar,
pero aquí se trata de señalar la capacidad de los pueblos indios para dialogar,
para la palabra. Y por el camino de la palabra se encuentran a sí mismos, su
historia, su cultura, sus dolores, sus esperanzas. Y también encuentran al
otro...
Por ejemplo al Tepehuano en Durango y Zacatecas. Sí, en la Zacatecas del
precandidato a la Presidencia de la República, Monreal, donde para las mujeres
indígenas y no indígenas no hay más ruta que la prostitución, donde existe el
mercado negro de dólares más grande de México, donde aumenta la tasa de
suicidios, incluso entre los niños, donde proliferan las maquiladoras y la
migración a Estados Unidos.
Y en Durango, los pueblos indios del norte de México encuentran la mano y la
mirada de los Wixaritari. Los Huicholes se convierten así en un puente que une
lo que la lógica perversa y cruel del capital separa: la resistencia indígena.
En lo que se llama la región Centro-Pacífico (pero que en realidad trabaja
también con el norte, sur, golfo y sureste de México) se han generado varios
encuentros de médicos, participan contra la bioprospección, contra la
certificación de médicos, contra las consultas espurias del INI. Algunos de los
pueblos luchan con amparos contra la reforma constitucional, otros en
controversias, pero siempre acompañan esto con la construcción cotidiana de la
autonomía, del autogobierno indígena.
Si algo tienen en común estos pueblos, además del color que son de la tierra, es
que sus voces se reivindican como de las comunidades y le dan peso a
comisariados, a autoridades tradicionales y a los comuneros y comuneras.
En Jalisco y Nayarit, los Wixaritari están empeñados en seguir ganando juicios
contra los invasores, pero al mismo tiempo buscan fortalecer la orilla de su
territorio, para que no los vuelvan a invadir. Resienten la intromisión de la
luz eléctrica y de las carreteras, de la posible contaminación con maíz
transgénico, e insisten en tener una educación con contenidos propios. Son
varias las acciones concretas que están emprendiendo. Por un lado, las
autoridades comunales y tradicionales (en la Huichola ambas palabras caminan de
acuerdo) de San Sebastián y Santa Catarina (dos de las grandes comunidades
agrario-religiosas huicholas) emprendieron durante 15 días, cada una por un
lado, pero de acuerdo, una caminata alrededor de su comunidad, sobre la línea
límite de su territorio, pasando por encima de tierras invadidas por caciques,
narcotraficantes, lo que fuera, para ora sí que pintar su raya y afirmar que de
ahí nadie los iba a sacar y en cambio, ellos sí sacarían a quien los estaba
invadiendo. Para eso, fueron abriendo, con topiles, una brecha de tres metros de
ancho en la que quedó marcado el límite real de su comunidad. Hicieron realeos
en los terrenos ya recuperados y se llevaron a las vacas, toros, mulas y
caballos a sus corrales para que los pasen a recoger los mestizos, previo pago
de multas que les imponen.
Pero la "modernidad" también se subvierte. Grupos de indígenas, equipados con
sistemas de posicionamiento global, rectificaron los trazos de la brecha de
acuerdo con los planos. En el camino fueron recogiendo historias de amenazas,
maltratos de los invasores hacia las familias que viven en la línea (y que
tienen el encargo de vivir ahí para defender la orilla). En uno de los parajes
detuvieron a dos huicholes de los que se supo habían sido los sicarios
contratados por narcos para victimar, hace como seis meses a una familia
huichola a la que le quemaron su casa y colgaron a dos de sus miembros. Entonces
las autoridades de San Sebastián, con la fuerza de los topiles, aprehendieron y
amarraron a los asesinos y decidieron que no los iban a entregar al Ministerio
Público. Afirmaron que no los iban a matar pero los mantendrían encerrados y los
juzgarían y les aplicarían castigos de trabajos para la comunidad.
Los narcos y caciques supieron que se habían llevado a dos gentes que los podían
delatar y dieron el "pitazo" al Ejército y a la Judicial, que peinaron la región
durante varios días, pero no hallaron a nadie y nadie les dio señas.
El acuerdo entre autoridad comunal y autoridad tradicional en la Huichola es
también otro acuerdo: el que se da entre jóvenes y ancianos.
Los Wixaritari, como luego dice, no están solos. Junto con la Asociación
Jalisciense de Apoyo a Grupos Indígenas (AJAGI) están echando a andar, con mucho
éxito, varios almacenes comunitarios que compran al mayoreo los productos que
necesitan las comunidades de afuera y los venden cooperativamente, mucho más
baratos que las tiendas de la región. También iniciaron un programa muy
innovador, en donde median- te talleres se concientiza a los jóvenes a cuidar
que no haya incendios, que no se tale madera, que nadie saque recursos
naturales, que no se deje basura y otras muchas acciones protectoras de la
ecología.
¡Un momento! ¿O sea que los indígenas se organizan para evitar incendios,
prohibir la tala de bosques y proteger los recursos naturales? ¡Pero si en la
televisión dicen que son los indígenas los que están destruyendo nuestra
ecología!
Pues sí, la televisión miente. Los pueblos indios no sólo defienden la tierra y
la cuidan, también defienden y cuidan la solidaridad entre los seres humanos. En
la sierra, lejos de los Teletones televisivos, se está construyendo en los
hechos una red de personas de las comunidades que se comunican entre sí para
echarse la mano en las emergencias, en trabajos de lectura de mapas, de apagado
de incendios, y esto ha creado tal revuelo que ahora no pasa casi nada en la
Huichola sin que se entere toda la comunidad, pese a la dispersión natural. Son
ellos los que investigan qué ocurre y corren la voz. En fin, que avanzan y
rápido en la creación de un sistema de seguridad civil comunitaria no sólo para
delitos, sino para todo tipo de emergencias, totalmente autónoma, o sea sin
"Plan DN-III".
Hace unas semanas, en el fondo de una barranca en la Huichola, se reunieron casi
2 mil comuneros después de caminar hasta dos días. Mientras los kawiteros
(oficiantes de las ceremonias) cantaban al modo wixaritari, la asamblea discutía
y acordaba los caminos del buen gobierno... y de la solidaridad con otros
hermanos. A esta reunión asistieron indígenas de Morelos, Michoacán, Colima,
Nayarit, Jalisco y Durango, y en donde todos los comuneros de base huicholes que
pudieron asistieron, empujando fuerte contra la famosa consulta del INI. El
resultado fue un documento beligerante que salió al paso contra la consulta
antes de que ocurriera y que disuadió a los mareados de no participar. En el
documento, entre otras cuestiones, se insistió en hermanar silencios con los
indígenas zapatistas del sureste mexicano. Días antes, en Bajíos del Tule, se
tuvo un encuentro internacional de pueblos indígenas. Ahí estuvieron los Samis
de Finlandia, Miskitos, Garifunas, Kunas, Amuzgos de Xochistlahuaca, Nahuas de
Jalisco y Wixaritaris.
La Sierra Huichola. Un venado azul se asoma y la nube levanta el vuelo al cielo
de los wixaritari, mientras un violín inicia una tonada: "Ya se mira el
horizonte..."
Y en el horizonte aparece el cielo de Michoacán, el que ahora brinda cobijo y
enseñanzas a la nube-piedra.
Michoacán es la tierra del llamado "Corunda Power" del Partido Acción Nacional,
formado por la familia Calderón. Por un lado está el ex coordinador de los
diputados panistas, Felipe Calderón Hinojosa. Felipillo, que sueña desde hace
tres años con despachar en Bucareli, será enviado en breve a Banobras (el señor
Calderón tiene acusaciones de malos manejos financieros en la fracción
parlamentaria del PAN, así que tiene "experiencia" para dirigir un banco). Un
puesto burocrático para quien nunca ha dejado de ser un burócrata.
Felipe Calderón, que sueña con emular a La Coyota Fernández de Cevallos, decidió
no competir por la gubernatura de Michoacán frente a Cárdenas Batel, cuando supo
que una parte de la estructura de Amigos de Fox en ese estado apoyaba al
candidato perredista.
También del "Corunda Power" es la senadora María Luisa Calderón. La Calderona,
como la conocen los zapatistas y los no zapatistas, famosa por su actitud
despótica y su lenguaje de lenona, es una de las senadoras más incompetentes e
ignorantes (lo que, en el caso del Senado, ya es decir bastante). La Calderona
brilla también por su falta de inteligencia. Hace unos meses contrató a un tal
Mario Maqueo, el cual se presentaba, ante los estúpidos del Senado y del
gabinete foxista, como alguien que "buscaba romper la inercia de la carencia de
diálogo entre el zapatismo y el gobierno". El señor Maqueo vendía un cuento
viejo: existían divergencias en el EZLN y había una posibilidad de que un ala
del zapatismo quisiera reanudar el diálogo. ¡El sueño del gobierno y de los
partidos políticos! ¡El EZLN dividido! Por supuesto que el cuento se vendió bien
y caro, porque el gobierno gusta de comprar mentiras (claro, también de
venderlas). Entre los absurdos que vendió el señor Maqueo estaba el que conocía
al "Procurador de Derechos Humanos del EZLN" (¡¡!!), el cual despachaba en...
¡Comitán, Chiapas! De servir a esa muestra de delicadeza y finura que es La
Calderona, el señor Maqueo pasó a las órdenes de otra persona fina y delicada (y
con el mismo coeficiente intelectual): Santiago Creel.
También en Michoacán están: una de las secciones más combativas del sindicato
del magisterio, la Sección 18; la Casa del Estudiante "Lenin"; los estudiantes
de la Normal de Tiripetío, trabajadores del INEGI; el sindicato de empleados de
la Universidad Michoacana; sociedad civil de Uruapan; vendedores ambulantes; El
Barzón; la CNPA y más.
Hay, en muchos michoacanos, la sensación de que no hay cambio. El gobierno local
ha venido haciendo alianzas con grupos empresariales y priístas. Y las acciones
de gobierno son las mismas que con el PRI, incluso no cambian ni los discursos.
En el gobierno de Michoacán, frente al movimiento indígena, se lleva adelante la
misma estrategia que en el gobierno federal: se ha dedicado a tratar de romper
las organizaciones empujando a todos hacia posiciones de gobierno con el
espejismo del apoyo del gobierno. Y algunos se han tragado el anzuelo. El que no
es diputado tiene puestos de funcionario y se les inyectan recursos
gubernamentales a mitad con las fundaciones internacionales. "El gobierno quiere
diluir la resistencia", dicen, "hay mucha cooptación". Hace poco incluso
quisieron cooptar a algunos líderes purhépechas vendiéndoles la idea de una
universidad indígena.
Pero el gobierno de quien primero traicionó sus principios, luego traicionó la
verdad y después a sus amigos, a quienes acusó de mentirosos (sólo le falta
ordenar la represión para ser un "político" completo), no ha podido conformar
una base propia en las comunidades ni de la Meseta ni de las orillas del Lago, y
mucho menos entre los nahuas de la costa de Michoacán.
Ahí están por ejemplo, la Unión de Comuneros Emiliano Zapata (UCEZ). La UCEZ
tiene un trabajo muy consistente, no tiene nexos con el gobierno y sigue en su
camino de defensoría agraria entre los comuneros de Meseta y Lago, sobre todo
entre los de las inmediaciones del lago de Pátzcuaro.
En los suelos de Michoacán, los campesinos e indígenas de la UCEZ son los
combativos, los presentes, los agudos, los gritones, a quienes siempre quieren
encarcelar. Están en resistencia, pues, en Pátzcuaro, Zirahuén (donde les han
encarcelado comuneros) y en Caltzontzin.
Hay también un movimiento que intenta recuperar comunalidad y hasta autonomía en
toda la Meseta Purhépecha, agrupando principalmente a los municipios de Paracho,
Cherán Carapan, Charapan, Nahuatzen y Zacapu, aunque también se pega
Caltzontzin. En donde se ha notado su visibilidad es en el movimiento por la
defensa de la medicina tradicional.
En escaso un año se han sumado comunidades y organizaciones que en su discusión
y en sus demandas incorporan cuestiones de naturaleza común: defensa de la madre
tierra, protección de los territorios comunales, exigencia de reconocimiento
constitucional de los derechos de los pueblos indios, rechazo contundente a la
biopiratería, a la introducción de maíces transgénicos y a los políticas
oficiales que prohíben el uso de plantas o reducen arbitrariamente el ejercicio
de la medicina tradicional con el claro fin de favorecer a empresas
transnacionales.
Es la gestación de un movimiento con múltiples caras, político pero apartidista,
que se esparce por muchas geografías y que, sumado a otros movimientos, es
expresión de una resistencia colectiva e individual, invisible todavía.
En este impulso han participado la Comunidad Purhépecha de Caltzontzin con su
Centro de Desarrollo de la Medicina Indígena Tradicional de Caltzontzin y los
Médicos Tradicionales de la Comunidad Purhépecha de Caltzontzin, la Comunidad
Purhépecha de Cherán y su Grupo de Médicos Tradicionales Kurikua Ka Irekuarikua,
la Unión de Comuneros Emiliano Zapata y la Organización Legado Purhépecha.
También participan los comuneros de la comunidad purhépecha de Zopoco y un grupo
de médicas tradicionales de las comunidades nahuas de la Costa de Michoacán.
Entre sus planteamientos, que son los que más visibilidad les dan hacia fuera,
está un pronunciamiento, la Declaración de Caltzontzin (junio del 2002), de la
cual transcribimos algunas partes:
"Nos oponemos a todas las políticas de gobierno arriba enunciadas, a la
prohibición decretada por el gobierno federal el 7 de diciembre de 1999 y a
cualquier otra prohibición en el uso de nuestras plantas medicinales y en el
ejercicio libre de la medicina tradicional por parte del pueblo de México. (...)
Los firmantes nos declaramos en justa y legítima rebeldía contra todas las
prohibiciones existentes o que en el futuro se decreten en el uso de nuestras
plantas medicinales y en el ejercicio libre de la medicina tradicional. (...)
Denunciamos la ilegal negativa del Instituto Nacional de Migración para la
internación a nuestro país de cinco delegados del Movimiento Indígena
Tawantinsuyu del Perú con el fin de participar en este Segundo Encuentro, y
preguntamos a la sociedad civil nacional e internacional si realmente existe una
transición democrática en este país".
A nivel de autogobierno de asamblea comunitaria, toda la Meseta está activa,
pero están, salvo en esa reuniones mencionadas, muy para adentro.
Las comunidades que más despuntan son Cherán, Nurío, Angahuan, Caltzontzin y
Santa Ana Zirosto -que ha estado peleando durante años por defender más de 5 mil
hectáreas de la mejor tierra de la Meseta, siempre por la vía pacífica y legal,
y pese a eso tienen más de 187 órdenes de aprehensión y nueve procesos contra el
Consejo Comunal, que datan de los noventa.
También, sin que nadie lo note, vienen empujando los nahuas de la franja nahua
de Michoacán, que abarca por la sierra y la costa de Guagua hasta Boca de Apiza,
ya en la frontera con Colima, y que tiene en Cohuayana, Ostula, Aquila, Pómaro y
Coíre sus principales enclaves. Tienen muchos problemas, pues están rodeados de
narcos y están sentados sobre varios y extraños nuevos minerales, lo que los
hace muy codiciados.
Se libra la nube del remolino que le enseñó una parte de la doble historia que
camina en los pueblos indios: la del saqueo en el que son cómplices políticos y
empresarios, nacionales y extranjeros, sordera y prepotencia, racismo y
represión, pero también la de la palabra india que busca y se busca, la que
habla y escucha, la que viene de lejos e insinúa el futuro, la de la resistencia
y la rebeldía...
Desde las montañas del Sureste Mexicano
Subcomandante Insurgente Marcos.
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