Entrevista a Gladis Marín: La otra cara del modelo

06/02/2003
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Gladis Marín
Foto: es.althistory.wikia.com
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Porto Alegre.- Chile es presentado como el paradigma del modelo neoliberal. Pero la imagen que se vende al exterior no tiene nada que ver con el Chile real y verdadero. En Chile todo se ha privatizado y es el "paraíso" del capital extranjero, pero al mismo tiempo ha crecido la desigualdad social, la corrupción, la inseguridad en el trabajo, en tanto que la represión está al orden del día. Sobre estos y otros temas conversamos en Porto Alegre, Brasil, con Gladis Marín, Presidenta del Partido Comunista de Chile, justo después de terminado el Foro Social Mundial 2003.

 

P. Después de 30 años del golpe de Pinochet en Chile. ¿Las cosas parecen que están cambiando en América Latina?

 

 R. Así es, se va a cumplir el próximo 11 de septiembre treinta años del golpe militar fascista que financio, planificó y ejecutó los Estados Unidos. Este golpe que derrocó al gobierno democrático del presidente Salvador Allende fue, naturalmente, un retroceso, una derrota para el pueblo de Chile, con el cual, además se instalaron dictaduras por toda América Latina. Sin embargo, los pueblos lucharon. En el caso de Chile no hay un solo minuto en el que el pueblo no haya luchado, sin embargo, hay que reconocer que no tuvimos la fuerza para resistir el golpe, porque no estuvimos preparados, no tuvimos la visión, una mirada más estratégica del proceso que nosotros mismos estábamos impulsando, después nos dimos cuenta que ante el proceso de grandes transformaciones que encabezaba Allende, la reforma agraria, la nacionalización del cobre, el colocar los bancos y las empresas en manos del Estado, tenía que venir la contrarrespuesta. Yo creo que ahora hay una recuperación de la lucha de los pueblos que da como resultado un momento muy importante. A pesar de la aplicación del neoliberalismo en el ámbito mundial y todas sus consecuencias para la vida cotidiana de la gente, las privatizaciones, el traspaso de la salud y la educación a manos privadas, la política guerrerista de los Estados Unidos, el ALCA en América Latina, se está viviendo un momento muy importante que se expresa en una nueva oleada de respuestas democráticas muy radicales en América Latina.

 

P. En estos momentos de crisis, las miradas se vuelven hacia Chile, porque es el país en donde se inició la aplicación de las políticas neoliberales e incluso es presentado como el paradigma de la aplicación del modelo. ¿Qué es lo que ha pasado en Chile en estos últimos años?

 

 R. Yo creo que los chilenos de izquierda, progresistas, que estamos contra el modelo neoliberal tenemos una gran responsabilidad -y que no la hemos cumplido plenamente- de dar a conocer lo que pasa en el Chile real, porque lo que se vende hacia el exterior es que Chile es un país que se salva de la crisis, que es el paradigma del modelo. En Chile también hay una crisis instalada por la globalización capitalista que trae sus consecuencias, hay crisis en cualquier parte del mundo y repercute dentro de las economías, no es cierto lo que dice, con mucha demagogia, presidente Ricardo Lagos de que Chile está totalmente blindado, de que la crisis en Argentina no va a repercutir. Falso. Chile fue el primer país del mundo en el que se aplicó a fondo el modelo neoliberal, dentro de la dictadura. Se llevó adelante el proceso de privatizaciones, se abrió las puertas al capital extranjero y se le dio todas las garantías. En Chile ya no hay nada que privatizar: las telecomunicaciones, la energía, los caminos, los seguros, los bancos, las radioemisoras, todo está privatizado. Este proceso iniciado por la dictadura, no lo revertieron los gobiernos de la Concertación sino que lo profundizaron, porque son gobiernos que no solo asumen el modelo neoliberal sino se prestan para llevar adelante la política norteamericana. ¿Y cuál es la realidad? La atención de la salud se ha degradado para el 80% por ciento de los chilenos. El 56% de la fuerza laboral es una fuerza desregulada, gente independiente, que no tiene previsión social, que trabaja en las calles, que tiene trabajo por días, que no tiene trabajo fijo, y esta gente ya no tiene ninguna garantía social. La consecuencia de la privatización de los fondos de pensiones es que solo el 25 % de los trabajadores / as va a recibir pensiones de jubilación, el resto no tiene jubilación porque los salarios no les alcanza para conformar el fondo mínimo que se requiere para la jubilación. Hoy día tenemos que Chile es un país en donde más se violan los derechos humanos, con las jornadas más largas de trabajo.

 

 P. De cierto modo ha habido un desarme ideológico, una fragmentación social muy fuerte de las fuerzas populares...

 

 R. Muy fuerte, porque el modelo se aplica en lo cultural, en lo social, en lo ideológico. Se instalan los valores del neoliberalismo, la fragmentación, el individualismo en todos los planos, el concepto de la política cambia, la política ya no es una actividad portadora de ideas sino que está al servicio de grupos, de elites. Es tremendo decir que en Chile tenemos la misma Constitución que nos impuso Pinochet en el año ochenta, una Constitución ilegítima en la forma y en el fondo, antidemocrática por donde se la mire, que establece, en un artículo, que las Fuerzas Armadas son garantes de la institucionalidad, de tal manera que cuando peligre la llamada institucionalidad están llamadas a intervenir. Hay además un sistema electoral que no permite la representación de otros sectores que no sean de la derecha o de la Concertación, porque para tener un parlamentario se necesita un 30 por ciento de la votación. La dictadura fue tan brutal, tan fuerte el golpe, la forma de arrasar e imponer un verdadero genocidio social y político en el país, que durante 17 años, todos los días, todas las horas, se estuvo repitiendo el mismo discurso contra los marxistas, los izquierdistas. Eso se metió en la cabeza de la gente, y la Concertación, durante este tiempo, ha manipulado también este temor que quedó en el consiente o subconsciente de la gente, porque cada vez que se exige que se revisen las privatizaciones, que cambiemos la Constitución, que se revisen los crímenes y los grandes negociados, siempre se amenaza con el golpe militar, pero golpe militar en Chile no va a haber, porque lo objetivos del golpe, los objetivos de la matanza, fueron la instalación de un neocapitalismo, un capitalismo neoliberal, y estos objetivos ya están cumplidos.

 

 P. En este sentido, el tratado de libre comercio de Chile con Estados Unidos, ¿estaría permitiendo un relanzamiento de este capitalismo neoliberal?

 

R. El ciclo neoliberal ya lo completaron... seguimos siendo un exportador de materias primas, que no tiene nada que ver con el programa que planteó la Concertación de pasar a una segunda fase exportadora como la llamaban, para agregar valor a nuestras exportaciones de productos del mar, de la madera, del cobre. Pero además, todos sabemos muy bien lo que son los tratados de libre comercio, no hay libre comercio entre economías absolutamente desiguales, es un tratado para asegurar el flujo de capitales y las inversiones norteamericanas, asegurarlas de aquí para siempre, porque si un gobierno democrático quiere revisar esas inversiones que están en contra de los intereses nacionales, no puede, porque tiene que recurrir a instancias internacionales. Este tratado va a dejar en nada la poca industria nacional que tenemos en el país. Pero más allá de esto, lo más serio del tratado del libre comercio es el sentido político que hace que Chile sea la avanzadilla para asegurar la puesta en marcha del ALCA. Lo ha dicho la presidenta de la Cámara de Comercio Chileno- norteamericano, que el tratado de libre comercio tiene un sentido fundamentalmente geopolítico.

 

 P. Frente a este panorama un poco oscuro, hablemos de las resistencias, por ejemplo de la resistencia del movimiento indígena...

 

R. El panorama es difícil pero no oscuro, sobre todo por los renuncios políticos que se han provocado, de partidos que ayer fueron de izquierda y que acompañaron a Allende y hoy están en el campo neoliberal. Por eso es difícil, porque ha habido una gran cooptación también, del movimiento sindical, de las organizaciones sociales, hacia las instancias del gobierno. Pero nunca oscuro, porque no nos olvidemos que es el pueblo chileno el que logra, en un acto de soberanía popular, que Pinochet sea encarcelado, que sea desaforado, porque nunca existió de parte del gobierno la intención de avanzar en el tema de los derechos humanos. La primera querella contra Pinochet me tocó presentarla a mí en enero de 1998, meses antes de que se presentara en Londres, y gracias a la querella presentada en Chile logramos el desaforo de Pinochet, porque era terrible ver a Pinochet como comandante en jefe del ejército durante la primera transición a la democracia, y luego verlo instalado en el Senado, era realmente una provocación y ahí nos jugamos el todo por el todo en las calles, hubo amenazas pero logramos el desafuero. Hay luchas muy importantes, por ejemplo la de los pescadores artesanales. Porque el mar también ha sido privatizado, ya ni siquiera respetan las 200 millas, se meten los grandes buques y los pescadores ya no tienen mar para hacer su trabajo. El tratado con Europa también les ha afectado. Entonces han salido a las calles, incendiaron una lancha y la metieron ardiendo al Parlamento, una lucha muy grande y decidida. La represión, por cierto, también está ahí, no es lo misma que en la dictadura pero se están aplicando formas de terrorismo de Estado. Y la lucha de los estudiantes por el presupuesto en lo poco de la Universidad pública que va quedando. Y la lucha del pueblo mapuche que es lo más significativo de este tiempo, por la claridad en la demanda de tierras, contra las empresas forestales que son financiadas por el Estado para la plantación de especies que destruyen el bosque nativo, por la autonomía, la defensa de su cultura y también por el derecho a ser reconocido como pueblo, que se enmarca en la demanda de un Estado plurinacional. Y precisamente por esta lucha muy decidida hay presos políticos mapuches en las cárceles del sur, en las cárceles de Concepción y en Temuco, y el gobierno pretende aplicarles la ley anti-terrorista, la ley de seguridad interior del Estado.

 

P. Y a propósito de presos, también hay otros presos políticos, ¿cuál es su situación?

 

 R. Mira es terrible, por todavía hay presos políticos en el país. Hace unos meses atrás estuve visitando a los presos políticos mapuches en Concepción, acusados de atentados terroristas en el alto Bio Bio, y me encontré con los presos políticos que llevan nueve y doce años, que incluso no pueden acogerse a los beneficios carcelarios. Son presos políticos que lucharon contra la dictadura de Pinochet y que luego, en el primer tiempo de la Concertación, estimaron que debían seguir peleando. A ellos no se les pueden aplicar las mismas leyes de los llamados presos comunes.

 

P. Finalmente ¿Cuál es la situación de la izquierda en Chile?

 

R. La izquierda lucha contra el sistema neoliberal y sus objetivos van mucho más allá que una democracia profunda, pero la lucha pasa por objetivos inmediatos, por las demandas de la gente. Nosotros, el Partido Comunista, trabajamos con una izquierda en donde está el Movimiento de Izquierda Socialista, que es un desprendimiento importante del Partido Socialista que está en el gobierno, con el Movimiento por el Socialismo, con el Frente Amplio de Profesionales de Izquierda y también con la Asamblea de Cristianos de Izquierda. Hay otros grupos de izquierda, pero el sistema ha operado para que no se produzca la unidad y quedan resabios, sectarismos. Y uno ve lo que sucede en Argentina, que está un pueblo luchando, con manifestaciones todos los días, pero no se logra la alternativa política, social, para decir aquí estamos, para que la crisis caiga para acá y no vuelva a caer en manos de los mismos. Tenemos la necesidad de unirnos. En Chile es importante la Asamblea popular que se ha creado en torno al Foro Social Mundial, ahí hemos logrado una articulación más amplia del mundo social en su diversidad sindical, campesina, ahí está la representación de Vía Campesina, los movimientos estudiantiles, partidos políticos, y tenemos una gran esperanza de que la izquierda se reconstituya a través de esta Asamblea popular pro Foro Social.

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