La APEC, OMC, TLCAN, ALCA y PPP, una visión desde los excluidos
- Opinión
Nunca como en la actualidad la sociedad mundial ha tenido tanta desconfianza y rechazo hacia los organismos internacionales multilaterales vinculados al comercio, a la producción de alimentos y a la defensa de los derechos humanos. La propia ONU es una institución deteriorada y sin credibilidad, y lo será aun más si permanece anclada a la política belicista del presidente de los EU y a los intereses económicos de las grandes transnacionales.
Los defensores de la ideología neoliberal sostienen que la globalización es el sistema de las grandes oportunidades y que oponerse a ella es ir en contra de la historia. Nosotros no concebimos la globalización como el mundo idílico de oportunidades, sino como un mundo de excluidos, de superexplotación, de despojo y expropiación de las tierras y recursos naturales de las comunidades indígenas; un mundo del imperio de las grandes corporaciones transnacionales y sus instrumentos como el Banco Mundial, el FMI, la OMC y la APEC, cuyo poder está por encima de los gobiernos y los estados nacionales, para repartirse y controlar el mercado de vastas regiones del mundo.
La globalización neoliberal o neoliberalismo globalizador nada tiene que ver con la cooperación ni con la integración económica basada en un intercambio justo y equitativo de productos y servicios entre los distintos países. Inclusive, los tratados comerciales como el TLCAN excluyen, en beneficio de los socios más desarrollados, aspectos como la problemática social de los migrantes y el resarcimiento del deterioro ambiental. En el plano social, la globalización ha generalizado la pobreza y el hambre y, por ende, hay una injusticia globalizada, como lo señala el escritor José Saramago.
El premio Nóbel de economía 2001, Josph E. Stiglitz, autor de El Malestar en la Globalización, señala que organismos multilaterales como el Banco Mundial, el fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial de Comercio, se han convertido en una especie de “gobierno global”, caracterizado además por ser “antidemocrático, colonialista, nada transparente... que decide sobre las vidas de millones de personas sin siquiera consultar con los afectados... en función de criterios ideológicos y políticos, más que técnicos.” Stiglitz compara a los economistas del Banco Mundial con los pilotos de aviones que arrojan bombas desde 15 mil metros de altura.[1] Nosotros agregamos que las bombas de los economistas son aun más certeras, pues en sólo dos décadas la pobreza aumentó en cientos de millones de personas y el número de muertes por desnutrición, hambre y enfermedades supera a las ocasionadas por las guerras que vivió la humanidad a lo largo del siglo XX.
El teólogo Leonardo Boff considera que “los poderosos se apoderaron de la palabra globalización y le impusieron una significación que sirve a sus intereses.” Boff reivindica el concepto de intercambio como opuesto al de competencia, pues éste supone la eliminación de uno de los competidores, ya que en el mercado competitivo se vence o se pierde”. Por ello, aceptaríamos con Boff “...una globalización que pase por la solidaridad, los derechos humanos, la democracia, el control social de los capitales especulativos, en fin, que entienda a nuestro planeta como la casa común que alberga a una civilización planetaria.[2]
Un fantasma recorre el mundo...
Desde el 11 de septiembre del año 2001, un fantasma recorre el mundo... el fantasma del terrorismo. George W. Bush, Tony Blair, Berlusconi y el Grupo de los 7 (hoy de los 8 con la suma de Rusia) y todos los gobiernos neoliberales, el de México incluido, se han unido en santa alianza para combatir en todos los rincones de la tierra al terrorismo, bajo la lógica del presidente Bush de que “quien no esté con él, está a favor del terrorismo”.
En su febril búsqueda no de quien se la hizo, sino de quien se la pague, el presidente Bush, con el apoyo de Inglaterra y los países más ricos de la tierra, invadió, bombardeó y prácticamente destruyó con miles de toneladas de bombas a Afganistán, un paupérrimo país asiático. Aunque las acciones de guerra contra los talibanes duraron meses no lograron el objetivo de capturar a Bin Laden, presunto autor intelectual de los actos terroristas del 11 de septiembre de 2001. Ahora, en nombre del pueblo norteamericano y de la lucha contra el terrorismo, el presidente de los EU pretende hacer de Irak y Sadam Hussein el resumen y la concentración de todas las maldades. Los ataques a este país del oriente medio pueden producirse en cualquier momento aun sin la aprobación de la ONU, del Consejo de Seguridad y del propio pueblo norteamericano.
Desde otra óptica, la destrucción del Word Trade Center y el ataque al Pentágono fue la más grande sacudida de la conciencia de la sociedad norteamericana, este impacto fue más violento que las numerosas guerras injustas que ha tenido que apoyar o al menos tolerar el pueblo estadounidense. Los acontecimientos de septiembre de 2001 ponen en cuestión el chovinismo de gran nación o de superpotencia que por muchos años ha sido el orgullo de los norteamericanos. Hoy, estos ciudadanos están concientes de la vulnerabilidad de su país y de su sociedad, producto de una larga cadena de agravios en distintas partes del planeta.
Por eso, ante las voces del odio y la venganza irracional encabezadas por Bush, se han levantado otras voces que muestran el lado racional, reflexivo y solidario de la gente del pueblo. Muchos norteamericanos se han preguntado, después del 11 de septiembre de 2001, ¿por qué nos odian tanto?. Varios han respondido con gran sensatez a esta pregunta. Por ejemplo Noam Chomsky recuerda que EU ha utilizado el terrorismo internacional de Estado, que consumó numerosas masacres que costaron cientos de miles de vidas; que exterminó a millones de indios, que quitó a México la mitad de su territorio, que realizó depredaciones en Centroamérica y el Caribe, así como en otras regiones del mundo. Estados Unidos “es el único país que ha sido condenado por una Corte Internacional por terrorismo.”[3]
Cabe la pregunta de ¿quiénes han sido amigos entrañables de los gobiernos norteamericanos?. No acaso dictadores sanguinarios como Batista en Cuba, Somoza en Nicaragua, Mobutu en el Congo, Suharto en Indonesia, Pinochet en Chile y el dictador centroafricano Bokassa, conocido también por su canibalismo; o bien neoliberales corruptos como Carlos Menen en Argentina, Carlos Salinas de Gortari en México y Arnoldo Alemán en Panamá. ¿Acaso los pueblos de estos países que sufrieron sangrientas dictaduras y crisis económicas que empobrecieron a su población, pueden guardar gratitud a los gobiernos de EU?. Por ello, cabe otra pregunta: ¿Con qué autoridad llama George W. Bush a todos los gobiernos a combatir el terrorismo mundial?.
En una dramática carta dirigida al presidente Bush después del 11 de septiembre de 2001, el teniente coronel y ex combatiente de la guerra de Vietnam, Robert Bowan, le dice: “Señor presidente: somos blanco de los terroristas porque en la mayor parte del mundo, nuestro gobierno defendió la dictadura, la esclavitud y la explotación humana... y somos odiados porque nuestro gobierno ha hecho cosas odiosas...”[4]
Hace apenas unas semanas, más de 4,000 intelectuales, artistas, académicos y líderes religiosos se manifiestaron, a través de un desplegado en el New York Times, en contra de la guerra sin límites del presidente Bush. Entre esos numerosos manifestantes, figuran Martín Luther King III, Noam Chomsky, Gore Vidal, Robert Altman y la actriz Susan Sarandón. En su histórico manifiesto afirman: “Nos negamos a que (Bush) hable en nombre de todos los estadounidenses. No entregaremos nuestra conciencia a cambio de una hueca oferta de seguridad”. Asimismo, llaman al pueblo estadounidense a “resistir frente a la guerra y la represión contra el mundo...(por ser) injusta, inmoral e ilegítima... Tendemos la mano a quienes en el mundo sufren como consecuencia de estas decisiones.”[5]
La magnitud de la pobreza en mundo
La era de la globalización y la política del presidente Bush, no le deparan a la humanidad ningún futuro optimista y de bienestar. El 11 de julio de 2002, Día Mundial de la Población, el Fondo de Población de la ONU, reconoció que de 6,200 millones habitantes en el planeta, 1,200 millones viven en la extrema pobreza.
La FAO, el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA) y el Programa Mundial de Alimentación (PMA), reconocieron en la Cumbre de Monterrey (marzo de 2002) que una quinta parte de la población mundial, 1,200 millones de personas, viven con un dólar diario y que 800 millones padecen subnutrición crónica y que 12 millones de niños mueren cada año, la mayor parte de ellos por falta de alimentos.[6] El Grupo de los 77 rebeló en la cumbre de Johannesburgo (septiembre de 2002) que en el mundo mueren de hambre17 personas cada minuto, 734 mil al mes y casi 9 millones al año.
En la Cumbre de apertura de la Unión Africana (UA), organismo sucesor de la Organización por la Unidad Africana (OUA), se alertó que tan sólo en el sur de África están en peligro de morir de hambre 60 millones de personas, de las cuales 300 mil podrían morir en los próximos seis meses.[7] A esto hay que agregar la existencia, según la FAO, de 40 millones de infectados de SIDA en el mundo, de los cuales el 70% viven en África. Si no se toman medidas eficaces, esta suma podría aumentar para el año 2020 a 66 millones de afectados por la pandemia más apocalíptica de la humanidad.[8]
Otros estudios nos hablan de que vivimos en un mundo en el que mientras el 20% de la población posee el 86% de la riqueza producida en el mundo, los habitantes de 80 países (la mayoría de África, Asia y América Latina) viven con menos de dos dólares diarios y en donde uno de cada cuatro habitantes vive con menos de un dólar diario; vivimos un mundo donde 200 empresas transnacionales son propietarias del 47% del PIB mundial y sólo dan ocupación al 1.59% de la población, mientras que 1,500 millones de agricultores campesinos le dan de comer al 50% de la población mundial.
El Banco Mundial se propuso reducir la población extremadamente pobre de 1,200 millones a 900 millones en 2015, pero el propio BM junto con diversos organismos multilaterales han tenido que reconocer que ese objetivo no se va alcanzar, que se equivocaron en sus recetas contra la pobreza, pues tanto el número de pobres como los índices de desnutrición han aumentado en muchos países a pesar de los programas de combate a la pobreza.
Organismos internacionales reunidos en la Cumbre de la Deuda social de América Latina en Caracas, del 10 al 13 de julio de 2001, sostienen que si tan sólo se destinaran anualmente 80 mil millones de dólares como ayuda a los países latinoamericanos, en diez años se aseguraría a cada persona alimentación, educación, salud y agua potable. Esa cantidad representa apenas una cuarta parte del presupuesto militar de los EU, el 9% de los gastos mundiales en armamento y un poco más de la fortuna del hombre más rico del mundo.[9]
La experiencia mexicana con el TLCAN
Después de 8 años de operación del Tratado de Libre Comercio entre México, EU y Canadá, podemos afirmar que los empleos, la inversión directa y el incremento de nuestras exportaciones hacia los Estados Unidos prometidos por el Tratado, no han significado ningún impacto positivo en nuestra economía; lo que sí es impactante y preocupante es la confirmación de la pérdida de nuestra soberanía alimentaria, el crecimiento de la pobreza (54% de pobres según SEDESOL, 46% según el Banco Mundial y 72% según Julio Boltvinik), la subnutrición, la migración con su dramática secuela de muerte, las prácticas de dumping que han arruinado nuestra producción de granos, el desmantelamiento de agriculturas campesinas, la contaminación y los nocivos efectos de la manipulación genética de hortalizas y granos, tal es el caso de contaminación de maíces nativos con maíz transgénico procedente de EU en los estados de Oaxaca y Puebla.
El ritmo de crecimiento de la industria de exportación ha sido lento y en beneficio de un pequeño sector (300 empresas según la RMALC); esta misma organización sostiene que en 1982, 91 centavos de insumos de exportación eran mexicanos, actualmente sólo 29 centavos de insumos nacionales participan en cada peso de mercancía exportada. El mercado interno no se ha estimulado, los mercados regionales se han desmantelado, los empleos creados han sido precarios e inestables, pues muchas maquiladoras transnacionales han emigrado en busca de mano de obra más barata en Centroamérica y China; en fin, la tasa de crecimiento durante los años de vigencia del TLC ha sido del 1% como promedio anual, la deuda externa e interna ha crecido más que el presupuesto federal (en lo que va del presente año sumadas la deuda interna con la externa ascienden a 152,534 millones de dólares, es decir, un billón 500 mil millones de pesos), el pago del servicio de la deuda externa compite en tamaño con la inversión extranjera directa; nuestra dependencia alimentaria se ha acentuado, los impactos ambientales y la destrucción de recursos naturales no se han evitado, ya que el deterioro ambiental anual se estima en un 10% del PIB nacional. Hay quienes plantean que la deuda ecológica de los países desarrollados e industrializados a los países de América Latina es mucho mayor que los 700 mil millones de dólares que el sub continente adeuda a los países ricos.
En 1970 Raúl Prebish, siendo director de la CEPAL, sostuvo que por cada dólar recibido por América Latina se pagaban cinco. Actualmente el investigador Juan Castaings sostiene que por cada dólar que se recibe en América Latina, salen los mismos cinco dólares por concepto de patentes, regalías, servicios de deuda, pagos de capital y turismo. O sea que hemos retrocedido más de 30 años.
Lo que más ha alarmado al campesinado y las comunidades indígenas es el hecho de que en 1994, México importó 3 millones de toneladas de maíz, mientras que entre 1998 y el 2000, el promedio fue de 5.2 millones de toneladas anuales. Con ello se han visto afectados 3.5 millones de campesinos productores de maíz y otros granos, que no están en condiciones de competir con economías mucho más desarrolladas y con productores subsidiados. Mientras la Ley Agrícola de los Estados Unidos aprobada hace unas semanas, destina 19 mil millones de dólares anuales tan sólo para subsidios en los próximos 10 años, en México estaremos destinado un promedio de 3 mil millones de dólares anuales de presupuesto total para desarrollo agropecuario a cargo de la SAGARPA, lo cual representa apenas un 16 % del subsidio norteamericano que se concentra en poco más de un 10% de los 2 millones de granjeros.
Los subsidios en Japón y Europa son aun mayores, por ejemplo entre 1999 y 2000, del total de los ingresos de los agricultores de Noruega, el 68% son subsidios directos, en Japón el 60% y en la Unión Europea el 37%, como resultado de los 39 mil millones de euros que destinó para subsidios directos en ese período. En los EU los subsidios directos representan el 22% de los ingresos de los agricultores; sin embargo, la curva de los subsidios a los productores agrícolas muestra un ascenso más pronunciado en EU que en Europa.[10]
La región Asia-Pacífico y el Plan Puebla Panamá
Hoy, están reunidos en Los Cabos representantes de los gobiernos de 21 países que integran el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC). Esta región está formada por países que concentran cerca del 50% de la población mundial (China, EU, Rusia, Japón, Indonesia, Tailandia, México), países altamente desarrollados como EU, Japón y Canadá, pero también países emergentes como los llamados tigres asiáticos, que han sido líderes en desarrollo económico en las últimas décadas (Thailandia, Malasia, Singapur, Corea, Taiwán). En esta reunión de líderes económicos se hablará de negocios no de cómo combatir la pobreza; se hablará de iniciativas empresariales no de cómo hacer más humano el trato a los migrantes; se hablará de cómo lograr que el terrorismo no inhiba las inversiones; se hablará, en fin, del promisorio futuro que nos ofrece la globalización neoliberal.
Para los EU la región representa un valor estratégico tanto por su potencialidad comercial, como por los recursos naturales que en ella se localizan, como es el caso de la región mesoamericana en la que se pretende desarrollar el Plan Puebla Panamá. La APEC contribuyó con el 76% de la inversión extranjera directa en México en el período 1994 a 2001 (la cual ascendió a 73 mil millones de dólares). De esta inversión más de 13 mil empresas norteamericanas participaron con el 82%. Esto da una idea de a quien beneficiará la inversión proyectada con el PPP. Sin embargo, Fox afirma orgullosamente que México es el tercer receptor mundial de inversión extranjera. El presidente no repara en las consecuencias de esta enorme dependencia de nuestro país respecto del capital internacional en los programas sociales, en el mercado interno, en la deuda externa y en nuestra soberanía.
Fox tiene un gran compromiso de integración energética con América del Norte; para ello, necesita activar el Plan Puebla Panamá, necesita la privatización de la industria eléctrica nacional, una reforma fiscal que favorezca al capital y una reforma laboral que debilite y desarticule el movimiento sindical en México. Para la mayoría de los 65 millones de habitantes de los estados mexicanos del sur y sureste y los países centroamericanos, no hay duda que el PPP convertirá a la región en uno de los mayores corredores de maquiladoras del mundo, de que su soberanía será avasallada por las transnacionales; de que en nombre del progreso y la modernidad se acabará con su riqueza y sus valores culturales. Habrá que recordar que el sureste mexicano y el golfo de México son depositarios de la mayor riqueza petrolera del país, de los yacimientos minerales más importantes, de una gran riqueza forestal y faunística, pero sobre todo, concentra más del 70% del agua que se produce en el país.
Por fortuna este plan, concertado por Fox, Bush y los gobiernos centroamericanos, llega en un momento en que los movimientos campesinos e indígenas de la región se han articulado y están en condiciones de resistir en defensa de sus recursos naturales, su biodiversidad y su cultura.
El rechazo a este nuevo proyecto neoliberal se ha manifestado a través de numerosas reuniones, encuentros, foros, declaraciones y publicaciones de ONGs y organizaciones sociales. Entre esas acciones destacan tres foros mesoamericanos (Tapachula, Quetzaltenango y Managua), dos encuentros campesinos mesoamericanos (Tapachula y Managua), dos semanas por la Diversidad Biológica y Cultural (San Cristóbal de las Casas y Xelajú), así como de diversas movilizaciones campesinas, indígenas y populares, como las que se realizaron el pasado 12 de octubre en México, en varias ciudades de provincia y en varias zonas fronterizas como Cd. Juárez, Chih. y la frontera de México con Guatemala.
Los espacios de los excluidos
Hoy, las fuerzas sociales y la izquierda del mundo resisten a la globalización neoliberal, entendida como la mundialización del libre mercado, la estandarización u homogeneización productiva y la homologación de precios mundiales en economías desiguales y con desarrollo y tecnologías asimétricas. Los actuales movimientos sociales se oponen a la globalización neoliberal porque no ha resuelto el problema de la pobreza en el mundo y aun menos el de la seguridad y la soberanía alimentaria en el planeta. También se oponen a la globalización en la medida en que ésta destruye las colectividades y la diversidad tanto de la sociedad, como de la naturaleza. Los pueblos del sur resisten a la imposición de la cultura (patrones productivos y alimentarios, por ejemplo) de los países industrializados sobre los países pobres.
Los movimientos sociales, las organizaciones gremiales, los sindicatos, los organismos no gubernamentales y los grupos académicos y de investigación ha venido construyendo sus espacios de encuentro para el análisis, la reflexión colectiva y de discusión de estrategias de cambio frente a la globalización neoliberal y el capitalismo salvaje. Esos espacios multitudinarios son los foros sociales mundiales que, a su vez, han propiciado foros continentales y nacionales. En 2001 se realizó en Cuba el Foro Mundial de soberanía Alimentaria, donde se reivindicó el derecho de los pueblos a producir los alimentos adecuados a sus necesidades y a su cultura, el derecho de los pueblos indígenas a sus territorios y su cultura; se rechazaron los tratados comerciales como el TLC y el ALCA, se exigió a la OMC que salga de la agricultura, la condonación de la deuda externa de los países pobres, así como el cambio de las políticas de los organismos financieros internacionales que sólo han producido mayor pobreza. Estas y muchas otras demandas fueron ratificadas en el Foro Mundial de las ONG/OSC para la Soberanía Alimentaria, paralela a la Cumbre sobre Alimentación de la FAO, Roma, Italia, del 8 al13 junio de 2002.
Movimientos campesinos en el mundo
En 1993 surgió la red mundial Vía Campesina... (Europa, América del Norte, Centroamérica, Asia, Sudamérica). En las últimas reuniones han tenido una numerosa participación la India, Indonesia, Tailandia, China, Vietnam y Laos. Casi al mismo tiempo han surgido otras redes internacionales como la RIAD, FIAN, APM en África, la Alianza Social Continental y otras. No ha habido acto de protesta en Europa, Asia, África y América Latina donde la frase “globalicemos la lucha, globalicemos la esperanza” no sea coreada por cientos y miles de personas. Otra frase que empieza a ser global y se escucha en casi todos los encuentros internacionales, es la que dice: “¡Zapata vive, la lucha...!”
En 1994 se constituyó en Lima, Perú la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo con unas 30 organizaciones campesinas de México, CA, el Caribe y Sudamérica
En mayo de 2002 se formó en Tapachula, Chis., el Encuentro Campesino Mesoamericano, con organizaciones campesinas mexicanas, de Guatemala, Honduras, Costa Rica Nicaragua, El Salvador y Panamá.
En México, las políticas agrícolas muy adecuadas a los objetivos de los tratados comerciales, la OMC y las transnacionales, ha unificado a una parte del movimiento campesino, principalmente a las organizaciones que participan en la CLOC ( CIOAC, CNPA, CODUC, UNORCA, ANEC, UNTA y CCC), pero también a organizaciones que han venido exigiendo un mayor presupuesto para el campo, la no entrada al país de semillas transgénicas y las organizaciones indígenas.
Entre las propuestas que se repiten y se reafirman en los foros mencionaremos las diguientes:
- defender y fortalecer la soberanía alimentaria
- resistir contra las privatizaciones en beneficio del capital transnacional
- moratoria a la entrada de transgénicos y etiquetado de productos elaborados con OGMs, sin permitir equivalencias.
- fortalecer la agricultura familiar campesina y orgánica
- diversificación productiva y multifuncionalidad de la tierra, incluyendo los servicios ambientales, pago del deterioro ambiental y un mercado verde integral
- reforma agraria con criterios democráticos, sociales, sustentables y ecológicos
- frenar planes que buscan beneficiar a las corporaciones transnacionales o concebidos desde la perspectiva y estrategia militar de los EU, como el PPP, Plan Colombia, Iniciativa Andina.
- En este sentido deben salir de Brasil, Ecuador, Cuba, Colombia y otros países latinoamericanos las bases militares norteamericanas.
- No a la imposición del ALCA y otros acuerdos comerciales en perjuicio del campo
- Debe cesar ya el bloqueo norteamericano a Cuba
- Respeto a los derechos y cultura de los pueblos indígenas
- Alto a la feminización de la pobreza
- Adopción de la tasa Tobin, consistente en un gravamen del 0.2% al capital especulativo
- Transferencia de gastos militares a gasto social
- No al simplismo económico del libre mercado como dogma
El próximo enero de 2003 se realizará en Porto Alegre, Brasil el III Foro Social Mundial donde se espera la asistencia de 100 mil delegados de todos los continentes. En este mago evento donde se expresarán los grandes movimientos sociales del mundo, estará más claro para la humanidad que OTRO MUNDO ES POSIBLE.
México, D.F., octubre 23 de 2002.
Plutarco Emilio García Jiménez. Coordinadora Nacional Plan de Ayala y Universidad Autónoma del Edo. de Morelos
Notas:
[1] Diario La Jornada, 28-08-2002
[2] Boff, Leonardo, ¿Cuál Globalización?, en ALAI, AMÉRICA LATINA en Movimiento, No. 347, Febrero de 2002.
[3] Noam Chomsky, La Nueva Guerra contra el terror, Ed. Paradigmas y Utopías/PT. México, 2001
[4] Carta Abierta al presidente de los EU, George Bus, del Teniente Coronel Robert Bowam, obispo de la iglesia católica de Melbourne Beach, Florida, que voló en 101 misiones de combate en Vietnam. (Volante)
[5] La Jornada. México, 20-09-2002
[6] Diario La Jornada, México, 19-03-2002
[7] Diario La Jornada, México, 11-07-2002
[8] Ibid. 5-07-2002
[9] Declaración final de la Cumbre de la Deuda Social realizada en Caracas, Venezuela del 10 al 13 de julio de 2001.
[10] The Economist, octubre 5 de 2002.
Del mismo autor
- La APEC, OMC, TLCAN, ALCA y PPP, una visión desde los excluidos 22/10/2002
- Con la Ley Agrícola Norteamericana: Nos llueve sobre mojado... 01/10/2002
- La Reforma Agraria Vive 29/04/2002
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