El ALCA y la crisis de destino
03/08/2002
- Opinión
Cuando los representantes de las trece colonias de América del Norte
se reunieron por primera vez para rechazar las nuevas propuestas
aduaneras de la metrópoli, jamás imaginaron las consecuencias de este
acto. Al final del Siglo XVIII, Inglaterra era la nación más poderosa
del mundo, dotada de una armada invencible y nadie osaba desafiarla.
En aquel momento, hubo una encrucijada histórica. La decisión de
aquella generación definió el destino de los Estados Unidos de
América.
Este no fue un episodio aislado. La historia está repleta de
situaciones como esta. Cada período de crisis profunda proporcionó un
nuevo arreglo del orden mundial Antiguas colonias emergieron como
naciones poderosas e imperios invencibles retrocedieron a situaciones
coloniales. Son momentos de riesgos y posibilidades.
No es cualquier crisis la que genera tales posibilidades. Nos queda
por saber si la actual crisis, que apenas comienza a instalarse,
cuestionará nuestro destino.
La estrategia de los Estados Unidos para nuestro continente impone la
construcción del ALCA. Se trata de la expansión y radicalización del
Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA). En la
práctica, el ALCA posibilitará la total desregulación de las economías
latinoamericanas y, consecuentemente, la anulación del papel de los
estados nacionales.
Si el ALCA se viabiliza, ¿cuál será el destino del Brasil?
Podemos afirmar con seguridad que nuestra economía estará
definitivamente orientada a un centro económico matriz, estaremos
desprovistos de moneda propia, sin una política económica autónoma y
sometidos a centros externos de decisión jurídica. En otras palabras,
nos encuadraremos en la definición clásica de una colonia.
¿Nación o colonia? Caio Prado Junior nos enseñó que todo pueblo tiene
su evolución, vista a la distancia, un cierto “sentido” histórico. En
nuestro caso, nacemos colonia y nuestro sentido de futuro ha sido dado
por la capacidad de transformar aquella “no-nación” original en una
nación.
Por lo tanto, estamos delante de una crisis de destino. De nuestra
capacidad de impedir el ALCA en los próximos años dependerá el papel
que ocuparemos en un nuevo período histórico.
Ese es nuestro gran desafío: construir un poderoso movimiento de masas
que inviabilice el ALCA. No será una campaña fácil. Tendremos que
concientizar, movilizar, y organizar millares de luchadores populares
en los próximos años.
El Plebiscito Nacional es apenas el comienzo. Será el gran
instrumento pedagógico para que el pueblo se inserte en el centro del
debate. Todo militante podrá montar una urna y recoger votos. Todos
podrán participar. Será una oportunidad impar para despertar la
conciencia anti-imperialista, organizar a los luchadores populares y
debatir con el pueblo la necesidad de construir una alternativa.
La lucha contra el ALCA exigirá paciencia y osadía, mas posibilitará
la más importante victoria del pueblo brasileño: nuestra segunda y
definitiva independencia.
* Ricardo Gebrim es integrante de la Coordinación Nacional del
Movimiento Consulta Popular.
MST Informa
Ano I - nº 18
domingo, 4 de agosto de 2002
Ano I - nº 18
domingo, 4 de agosto de 2002
https://www.alainet.org/es/articulo/106198
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