Asesinos de la democracia
12/12/2000
- Opinión
Asesinos de la democracia
Emir Sader
Río de Janeiro
En los años 60 y comienzos de los 70, el gobierno de los Estados Unidos se
dedicó a liquidar el movimiento negro en aquel país. Los derechos civiles
conquistados ponían en movimiento una fuerza social y cultural que resultaba
muy radical para los patrones norteamericanos y, en especial, para épocas
como la de la guerra de Vietnam y la asunción de Richard Nixon.
El movimiento negro fue liquidado, en todas sus vertientes, del pacifismo de
Martín Luther King al radicalismo de los Black Panthers, pasando por Malcolm
X. Apenas algunas décadas después, la juventud negra es diezmada por el
crac, protagoniza abiertamente la crisis social de la violencia urbana,
llevando a que ciudades predominantemente negras en la composición de su
población, como Washington, tengan toque de queda permanente.
Los negros hoy viven peor que en los años 60, desplazados de los puestos de
trabajo por los trabajadores inmigrantes, que son obligados a trabajar en
cualquier condición, por no tener la tarjeta de trabajo, al contrario de los
negros, rebeldes, pasibles de sindicalización.
Habría sido mucho mejor para la construcción de una democracia con alma
social en los Estados Unidos la convivencia -si bien que difícil- con los
movimientos negros, que representaban sus expresiones políticas organizadas,
aquellas que daban racionalidad a sus reivindicaciones. Lo peor son las
expresiones desordenadas, en el enfrentamiento violento con la policía, que
lleva a gran parte de ellos a ser parte de la mayor población carcelaria del
mundo, otros a vegetar en los guetos urbanos de la droga, mientras otro
sector sigue la difícil lucha por la conquista de la ciudadanía.
MST Brasil
Algo parecido sucede hoy con los sin tierra en Brasil. Las élites bien
puestas se dedican a tratar de liquidar el movimiento que busca rescatar la
ciudadanía de las personas más pobres, más humildes, más masacradas del
país, con todo el peso de su fuerza. Gobierno, Policías Militares,
Ejército, grandes medios de comunicación se juntan para tratar de
criminalizar al más bello y meritorio movimiento social que la historia del
Brasil haya tenido.
Un movimiento que, conforme reconocen las Naciones Unidas en su último
informe sobre el Indice de Desarrollo Humano, con su lucha, hace que un
millón de personas tengan acceso a la tierra, contra la voluntad de las
élites y de los gobiernos, que en 500 años, solo concentraron la tierra y la
protegieron con la violencia. Más aún: en los asentamientos de los sin
tierra, no hay un niño fuera de la escuela, el único lugar en Brasil donde
todos los niños están en la escuela, en un sistema escolar formulado y
organizado por ellos mismos, con profesores pagados por las alcaldías, con
un currículo decidido por ellos, pero autorizado por el Ministerio de
Educación. Como dice José Claudio Todorov, responsable de alfabetización
del Ministerio: los sin tierra hicieron por la alfabetización en Brasil más
de lo que 500 años de historia.
Es a este movimiento que las élites conjugadas quieren destruir, para que
Pará vuelva a ser como era, según testimonio de la Pastoral de la Tierra de
ese estado: una zona del lejano oeste, donde los trabajadores rurales eran
masacrados cotidianamente, sin siquiera constituir noticia en los
periódicos. Quieren que proliferen guerrillas rurales en Brasil, como en
Colombia, como anhela el General Alberto Cardoso (Ministro Jefe de Gabinete
de Seguridad Institucional de la Presidencia de la República), deseoso de
militarizar aún más los conflictos rurales en Brasil, al decir que los sin
tierra van a "apelar a otros medios". Si Brasil no se ha transformado en
una Colombia en el campo, no es gracias a los Cardosos y a su muchacho, Raúl
Jungmann (Ministro de Desarrollo Agrario), sino gracias al MST.
¿Es eso lo que quieren los asesinos de lo poco de democracia que
construimos? ¿Es eso lo que quieren de nuevo, todos los magnates de la gran
prensa que -con la única excepción de Ultima Hora- apoyaron y propagaron el
golpe militar, escondieron sus crímenes y actuaron juntos en la dilapidación
del país?
Defender a los sin tierra en su lucha pasó a ser un certificado de carácter
en el Brasil de hoy. Dígame cómo Ud. considera a los sin tierra y yo te
diré quien eres, de tal forma se presenta el combate entre pobres y ricos,
poderosos y débiles, trabajadores y especuladores, pueblo y élites.
Emir Sader
Río de Janeiro
En los años 60 y comienzos de los 70, el gobierno de los Estados Unidos se
dedicó a liquidar el movimiento negro en aquel país. Los derechos civiles
conquistados ponían en movimiento una fuerza social y cultural que resultaba
muy radical para los patrones norteamericanos y, en especial, para épocas
como la de la guerra de Vietnam y la asunción de Richard Nixon.
El movimiento negro fue liquidado, en todas sus vertientes, del pacifismo de
Martín Luther King al radicalismo de los Black Panthers, pasando por Malcolm
X. Apenas algunas décadas después, la juventud negra es diezmada por el
crac, protagoniza abiertamente la crisis social de la violencia urbana,
llevando a que ciudades predominantemente negras en la composición de su
población, como Washington, tengan toque de queda permanente.
Los negros hoy viven peor que en los años 60, desplazados de los puestos de
trabajo por los trabajadores inmigrantes, que son obligados a trabajar en
cualquier condición, por no tener la tarjeta de trabajo, al contrario de los
negros, rebeldes, pasibles de sindicalización.
Habría sido mucho mejor para la construcción de una democracia con alma
social en los Estados Unidos la convivencia -si bien que difícil- con los
movimientos negros, que representaban sus expresiones políticas organizadas,
aquellas que daban racionalidad a sus reivindicaciones. Lo peor son las
expresiones desordenadas, en el enfrentamiento violento con la policía, que
lleva a gran parte de ellos a ser parte de la mayor población carcelaria del
mundo, otros a vegetar en los guetos urbanos de la droga, mientras otro
sector sigue la difícil lucha por la conquista de la ciudadanía.
MST Brasil
Algo parecido sucede hoy con los sin tierra en Brasil. Las élites bien
puestas se dedican a tratar de liquidar el movimiento que busca rescatar la
ciudadanía de las personas más pobres, más humildes, más masacradas del
país, con todo el peso de su fuerza. Gobierno, Policías Militares,
Ejército, grandes medios de comunicación se juntan para tratar de
criminalizar al más bello y meritorio movimiento social que la historia del
Brasil haya tenido.
Un movimiento que, conforme reconocen las Naciones Unidas en su último
informe sobre el Indice de Desarrollo Humano, con su lucha, hace que un
millón de personas tengan acceso a la tierra, contra la voluntad de las
élites y de los gobiernos, que en 500 años, solo concentraron la tierra y la
protegieron con la violencia. Más aún: en los asentamientos de los sin
tierra, no hay un niño fuera de la escuela, el único lugar en Brasil donde
todos los niños están en la escuela, en un sistema escolar formulado y
organizado por ellos mismos, con profesores pagados por las alcaldías, con
un currículo decidido por ellos, pero autorizado por el Ministerio de
Educación. Como dice José Claudio Todorov, responsable de alfabetización
del Ministerio: los sin tierra hicieron por la alfabetización en Brasil más
de lo que 500 años de historia.
Es a este movimiento que las élites conjugadas quieren destruir, para que
Pará vuelva a ser como era, según testimonio de la Pastoral de la Tierra de
ese estado: una zona del lejano oeste, donde los trabajadores rurales eran
masacrados cotidianamente, sin siquiera constituir noticia en los
periódicos. Quieren que proliferen guerrillas rurales en Brasil, como en
Colombia, como anhela el General Alberto Cardoso (Ministro Jefe de Gabinete
de Seguridad Institucional de la Presidencia de la República), deseoso de
militarizar aún más los conflictos rurales en Brasil, al decir que los sin
tierra van a "apelar a otros medios". Si Brasil no se ha transformado en
una Colombia en el campo, no es gracias a los Cardosos y a su muchacho, Raúl
Jungmann (Ministro de Desarrollo Agrario), sino gracias al MST.
¿Es eso lo que quieren los asesinos de lo poco de democracia que
construimos? ¿Es eso lo que quieren de nuevo, todos los magnates de la gran
prensa que -con la única excepción de Ultima Hora- apoyaron y propagaron el
golpe militar, escondieron sus crímenes y actuaron juntos en la dilapidación
del país?
Defender a los sin tierra en su lucha pasó a ser un certificado de carácter
en el Brasil de hoy. Dígame cómo Ud. considera a los sin tierra y yo te
diré quien eres, de tal forma se presenta el combate entre pobres y ricos,
poderosos y débiles, trabajadores y especuladores, pueblo y élites.
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