Distribuir para crecer
29/02/2000
- Opinión
Los poderosos del mundo, con los Estados Unidos a la cabeza, pasaron la
última década imponiendo el neoliberalismo a los países pobres con la promesa
de llevarlos al desarrollo y a la riqueza. Los testaferros de esa política
en el Brasil, iniciada con Collor y radicalizada al extremo por Fernando
Henrique Cardoso (FHC), sometieron el país a la globalización neoliberal,
desmontando el Estado, destruyendo políticas públicas, comprometiendo la
soberanía y la autonomía nacionales.
Ahora, dirigentes de organismos internacionales como el FMI y el Banco
Mundial reconocen en público que la pobreza aumentó en el mundo, y que el
neoliberalismo empeoró las condiciones de vida de la mayoría de la población
del planeta.
Fue lo que dijeron en Bangkok, Tailandia, la tercera semana de febrero, el
presidente del BIRD (Banco Mundial), James Wolfensonh, y el director-gerente
del FMI, Michel Camdessus, al despedirse del cargo que ocupó durante 13 años.
Wolfensonh: "el número de los más pobres que viven con menos de un dólar por
día aumentó de 880 millones a 980 millones entre 1987 y 1998. Ahora mismo,
los pobres que viven con apenas dos dólares por día ya son 3 mil millones, o
sea, la mitad de la población de la tierra".
Camdessus: "desarmar sistemáticamente el Estado no es el camino para
responder a los problemas de las economías modernas".
No basta que esos organismos comiencen a hacerse autocríticas y reconozcan
que los pueblos del mundo están más empobrecidos por causa de las políticas
que ellos defendieron y defienden. Es preciso que tengan coraje para
invertir completamente esas políticas y dejen de estar entrometiéndose e
imponiendo condiciones a las economías de los países del tercer mundo.
Las privatizaciones realizadas hasta hoy ?qué resultados dieron? ?A quiénes
beneficiaron? Los testaferros del neoliberalismo internacional aquí, en el
Brasil continúan entregando el patrimonio público. La privatización de
Banespa está ahí para quien quiera ver -con el agravante de que ese banco
puede llegar a ser controlado por los banqueros internacionales-.
El problema fundamental de la pobreza en nuestro país y en el mundo se ha
prestado para mucha demagogia y engaño. Me gusta mucho recordar una
afirmación de Dom Helder Cámara sobre eso: "Cada vez que hablo de la pobreza
soy aplaudido. Cada vez que hablo de las causas de la pobreza soy criticado
y llamado comunista".
Esta es la cuestión: la humanidad está viviendo en la era de las nuevas
tecnologías, de la informática, de la información instantánea, de la alta
productividad; todo eso ya garantiza la producción de bienes y servicios
suficientes para que todas las personas puedan tener condiciones de vida
dignas en todos los países del mundo. Sin embargo, la riqueza y el poder se
vuelven cada vez más concentrados y la miseria y la pobreza crecen en todos
los lugares.
Es lo que acontece en el Brasil. Los compromisos del gobierno de FHC con el
FMI son perjudiciales a los intereses del país. Establecen metas cuyo
objetivo es generar recursos para pagar las deudas privadas y públicas, sin
considerar la situación social. O sea, sin considerar las condiciones de
pobreza y miseria en las que vive la mayoría de nuestro pueblo.
Delante de ese cuadro, el Brasil necesita denunciar los acuerdos vigentes con
el FMI y reorientar la política económica para retomar el crecimiento y la
defensa comercial del país. Eso exige una renegociación soberana, inmediata
y amplia de la deuda externa, bloqueando inclusive las tentativas de
reestatizar la deuda privada. Es necesario también el establecimiento de
mecanismos de control de cambio sobre todas las entradas y salidas de
capitales y de medidas impositivas a las remesas de ganancias de acuerdo a
los niveles internacionales.
Es preciso implementar políticas de distribución de la renta, de incentivo al
empleo, de recuperación de las políticas públicas, de reforzamiento de las
funciones sociales del Estado, de control de los mercados especualtivos.
Todo lo que las oposiciones siempre han defendido y están procurando hacer en
los gobiernos municipales y estatales que administran. Todo lo que está en
el Manifiesto en Defensa del Brasil, lanzado en el final del año pasado por
el Partido de los Trabajadores (PT) y por un amplio frente de oposición al
neoliberalismo.
Termino con una frase del compañero Jorge Viana, gobernador de Acre: "Mucho
dinero en las manos de pocos genera pobreza y miseria para la mayoría. Pero
algún dinero -aunque poco- en las manos de muchos genera desarrollo y riqueza
para todos". Por eso, es preciso distribuir para crecer. El resto son
palabras vanas.
* Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de honor del Partido de los
Trabajadores.
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