Acuerdo oficial con campesinos
10/04/2000
- Opinión
Tras varias semanas de intensas movilizaciones lideradas por el Frente
Sindical y Social y la Mesa Coordinadora Nacional de Organizaciones
Campesinas, el 30 de marzo el gobierno del presidente Luis González Macchi
terminó por suscribir un acuerdo en el que se compromete a atender las
demandas presentadas por dichas fuerzas sociales.
Tanto el Frente Sindical y Social (FSS) como la Mesa Coordinadora Nacional
de Organizaciones Campesinas (MCNOC) han venido trabajando en la definición
de una estrategia clara y coherente para consolidar un bloque fuerte de
oposición, que obligue al gobierno a cumplir los acuerdos a los que se
lleguen, ya que la mayoría de las veces éstos quedan en el papel. El FSS
está integrado por los trabajadores del Estado que se oponen a las
privatizaciones, mientras que de la MCNOC hacen parte más de 86
organizaciones del campo de distintas regiones y departamentos del Paraguay.
Para consolidar ese polo de oposición, el FSS y la MCNOC convocaron a un
Congreso Popular, que tuvo lugar el 13 y 14 del pasado mes de febrero, con
la participación de diversos sectores sociales (juveniles, sindicales,
campesinos, indígenas, etc.), el cual se constituyó como un órgano de
consulta y resolución que garantiza el ejercicio pleno de la soberanía
popular.
La plataforma de lucha adoptada por el Parlamento Alternativo tiene tres
puntos fundamentales: la implementación de una Reforma Agraria Integral que
permita mejorar la forma de distribución de la tierra, la oposición a las
privatizaciones de los sectores estratégicos del Estado, y la defensa de la
soberanía nacional. En tal sentido, este Parlamento decidió llevar adelante
una serie de acciones (movilizaciones, marchas campesinas y obreras,
vigilias, tomas de tierras) para obligar al ejecutivo a un cambio de rumbo
en la conducción económica sobre la base de los tres puntos básicos
referidos en la plataforma de lucha.
En este contexto, el Sindicato de Trabajadores de la Administración Nacional
de Electricidad (SITRANDE) decidió, el 22 de febrero, iniciar una huelga
indefinida por el incumplimiento del contrato colectivo y el conflicto de
intereses con la ANDE y el gobierno, y en rechazo al Proyecto de Ley General
de Reorganización y Reformas de entidades públicas, más conocida como "La
Ley del Decretazo", que faculta al régimen la privatización de los bienes
públicos a través de decretos y la derogación de los contratos colectivos
vigentes.
Descontento generalizado
En un año de gestión, el descontento frente al gobierno de González Macchi
se ha generalizado. Según las encuestas, éste apenas cuenta con la
aprobación del 11% de la población. A las voces de descontento se unió
también la Iglesia Católica, a través de una Carta Pastoral en la que pidió
al mandatario que ponga fin a la marginación de los pobres y los campesinos.
La Carta fue leída durante un acto organizado en conmemoración del
asesinato de los siete jóvenes que hace un año realizaban una vigilia por la
democracia frente al Congreso. "Los obispos creemos indispensable decir
bien alto que esto tiene que empezar por el cambio de cada uno de nosotros y
que tiene que llegar a la conversión y al cambio de toda esta sociedad que
nos duele", expresó el monseñor Jorge Livieres Bank, presidente de la
Conferencia Episcopal del Paraguay.
Los obispos señalan que durante el último año sólo hubo frustrados intentos
de recuperación social y económica por parte del gobierno, que no logró
descifrar el hambre de la población. Además, advierten que "las reiteradas
protestas nos hablan de un malestar que reclama urgentes soluciones" y piden
respetar los derechos humanos ante la denuncia de numerosos casos de
violaciones a los mismos.
Marcha contra el Hambre
El pasado 27 de marzo tuvo lugar la denominada "Marcha contra el Hambre y el
Neoliberalismo" convocada por el Congreso del Pueblo con dos propósitos
centrales: apoyar la huelga indefinida, decretada SITRANDE, el pasado 22 de
febrero, y exigir la realización de una Reforma Agraria Integral que permita
a los campesinos y labriegos una redistribución de la tierra más justa e
igualitaria.
De hecho, la movilización se inició dos días antes con concentraciones
campesinas que luego tomaron la ruta hacia la capital. En Santa Rosa de
Aguaray, al norte del país, mientras se realizaba un evento cívico, la
Policía Nacional reprimió violentamente a los participantes, dejando un
saldo de siete heridos de bala y dos en estado crítico. Este incidente hizo
que la Marcha se transforme en acciones de protesta y repudio tanto a la
represión como a la política económica del régimen.
Llega el acuerdo
Tras trece horas de intensas negociaciones, que se prolongaron por dos días,
el 30 de marzo el gobierno llegó a un acuerdo con los sindicalistas de la
ANDE y los dirigentes de la Mesa Coordinadora Nacional de Organizaciones
Campesinas. Acto seguido, los campesinos abandonaron la plaza que está
frente al Congreso y los trabajadores de SITRANDE levantaron la huelga de 37
días.
El ejecutivo se comprometió otorgar a los campesinos asistencia técnica y
crediticia por un total de 12 millones 150 mil dólares (42 mil 525 millones
de guaraníes). Los líderes campesinos en días pasados entregaron un
documento en el que reclamaban 42 millones de dólares, más la compra de 170
mil hectáreas de tierra. El gobierno manifestó que el Estado no dispone de
la cantidad de dinero exigida por los trabajadores rurales, y realizó una
contraoferta que, finalmente, fue aceptada por los campesinos.
El documento indica que la adquisición de tierras para nuevos asentamientos
se realizará previo un estudio de cada caso en forma conjunta por las
partes. Agrega que el ejecutivo se compromete a concretar la entrega de los
títulos de propiedad, libres de toda deuda, derivados del proceso de
condonación aprobado por ley en marzo del año pasado. El acuerdo también
contempla el compromiso de las autoridades gubernamentales a instalar
puestos de salud, centros de enseñanza, sistemas de electricidad trifásicos,
sistemas de agua potable y caminos vecinales. Además, obliga al ejecutivo a
facilitar ante las instituciones financieras del Estado los créditos que
serán destinados a pequeños productores.
En cuanto a los trabajadores de SITRANDE, el acuerdo ratifica varios puntos
del contrato colectivo y estipula la conformación de una mesa negociadora
para examinar el caso de los 18 electricistas residentes que fueron
suspendidos por su participación en las manifestaciones en la sede de la
ANDE en el mes de febrero.
Ahora se abre un compás de espera entre el gobierno y las organizaciones
sociales. Los voceros de la CNOCN anticiparon que el documento suscrito con
el Ejecutivo será revisado en tres meses y no descartaron otras
movilizaciones si los acuerdos alcanzados no se concretan.
(Recuadro) La Lucha por la tierra
Paraguay tiene actualmente aproximadamente seis millones de habitantes con
una superficie de 22 millones de hectáreas de tierra apta para la
agricultura, de las cuales el 78% está en manos de 351 personas. Esto
significa que en manos de 0.1 de las explotaciones se concentra el 40% de
las tierras. En el otro lado, el 50% de las explotaciones tienen menos de
dos hectáreas.
La mayor parte de los productores se dedica al cultivo de algodón, con
escasa rentabilidad y poca asistencia crediticia y técnica. De las 200 mil
familias que se ocupan de este cultivo, aproximadamente 150 mil productores
quedan al margen del sistema de prestación estatal. Cerca del 70% de los
campesinos obtienen préstamos de los acopiadores en condiciones de
injusticia, lo cual significa la desaparición gradual de los pequeños
productores.
Esta es la realidad del Paraguay de hoy, la lucha por la tierra es
dramática, la apropiación y concentración indebida de la tierra por parte de
los terratenientes es una práctica común, situación que se ve agravada por
la incapacidad del gobierno para implementar una política agraria clara que
permita el desarrollo social. Por ello la conformación de la MCNOC en 1995
fue un hecho histórico y gravitante en defensa de las conquistas de los
trabajadores rurales del país.
La MCNOC considera que una reforma estructural en el sector agrícola es una
necesidad imperiosa para asegurar un reparto coherente y equitativo de las
tierras y, por esa vía, garantizar la seguridad alimentaria de la población.
Un sector agrícola en desarrollo incrementa la renta de los agricultores,
acrecienta la demanda de bienes y servicios producidos por la industria y
por el sector terciario y además afianza el poder adquisitivo de quienes, a
pesar de vivir en zonas rurales, no trabajan en el sector agrícola.
https://www.alainet.org/es/articulo/104756?language=en