Brasil descubre a Brasil

08/05/2000
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Dos imágenes marcaron las conmemoraciones -en el sentido de hacer memoria- de los 500 años: el indio Gildo Jorge Terena arrodillado frente a la truculencia de la policía del estado de Bahía y los pataxós ocupando la misa concelebrada por los obispos brasileños. El gobierno de Fernando Henrique Cardoso (FHC) tuvo cinco años para preparar las conmemoraciones. Gastó más de 100 millones de reales. Y el fiasco está simbolizado en el fracaso de la réplica de la nave capitana, encallada en el puerto de Aratu. Sin embargo, se conmemoró la réplica del desembarque de la flota de Cabral. ¿O alguien da crédito a las imágenes idílicas de las pinturas de Vítor Meireles? Hay que tener en cuenta que la flota cabralina desembarcó aquí como Fernando Henrique y sus ministros en Porto Seguro: mucho garrote, para mantener la chusma a la debida distancia. El sociólogo FHC escribió, en 1977, que es el Estado que forma la sociedad civil brasileña. No se dio cuenta el presidente de que la realidad desmiente al sociólogo. En los últimos 40 años, la sociedad civil se articula a partir de los movimientos populares, de abajo para arriba, al margen y en conflicto con el Estado dominado por la oligarquía. Pastorales sociales, Central de Movimientos Populares, Movimiento Sin Tierra, Central Única de los Trabajadores, Comisión Pastoral de la Tierra, Consejo Indigenista Misionero y tantas otras entidades, como las que representan los movimientos indígena y negro, tejen una red en la cual emerge el efectivo ejercicio del derecho de ciudadanía. La imagen del presidente sitiado por sus propias tropas en la isla de Comandatuba y, luego, en Porto Seguro, reveló significativamente la extensión y profundidad del foso que hay entre el gobierno y la nación. En ningún momento, la nación fue convocada para discutir un programa común de conmemoraciones. Al contrario, el desprecio por la nación se tradujo, al inicio de los festejos, en la destrucción del monumento indígena en Cabrália. La Iglesia Católica, por la voz de los obispos, pidió perdón por sus graves pecados cometidos contra indígenas y negros. Y viene penitenciándose en la práctica por el apoyo a los movimientos populares. El cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado del Vaticano y amigo personal del ex-dictador Augusto Pinochet, pretendió "despolitizar" el modo como la Iglesia conmemoró los 500 años. Sin embargo, al llegar a Brasil, se hizo recibir por el presidente de la República. Habrían los caciques indígenas acogido con alegría una visita del cardenal. Felizmente, los pataxós tomaron la iniciativa y, al contrario de la misa de Frei Henrique de Coimbra, conquistaron voz y presencia. En aquel altar, ignorar la presencia indígena sería una contradicción con el sentido de la propia misa, sacrificio redentor de Cristo. @STIT = Nuevo Estatuto del Indio Hay 330 mil indígenas, hoy, en Brasil, divididos en 215 pueblos, que hablan 186 idiomas diferentes. Eso hace de este país, tal vez, el más rico del mundo en diversidad cultural. El gobierno reconoce oficialmente 594 tierras indígenas, de las cuales, irrespetando la Constitución, apenas 279 están registradas en el Departamento de Patrimonio de la Unión. Quedan 315 por demarcar y homologar. No obstante, desde 1973, por la Ley 6.001, el gobierno está obligado a demarcar todas las áreas indígenas. Y la Constitución de 1988 dio un plazo de cinco años para que las demarcaciones fuesen concluidas. Transcurridos 12 años, la mayoría de las áreas indígenas enfrenta reclamos administrativos y judiciales, y sufre invasiones y violencias. Ahora, el gobierno culmina su desastrosa conmemoración de los 500 años poniendo a consideración del Congreso el proyecto del nuevo Estatuto del Indio. Hoy, los pueblos indígenas son tutelados por el Estado. El proyecto busca acabar con la tutela y conceder al indio pleno derecho de ciudadanía, excepto a las tribus en fase de aproximación con los blancos. Ahora, ciudadanía supone derechos y deberes. No se puede dejar sin tutela a los indios, sabiendo que, de ellos, es imposible exigir deberes como al resto de la nación. Ellos tienen otra cultura, otra lógica, otros valores. Y, como demostró Lévi-Strauss, no constituyen una etapa primitiva de la escala civilizatoria, ni son "retardatarios" en relación a la cultura europea. Son naciones propias, dotadas de identidades singulares, sin embargo desprovistas de medios de defensa frente a la barbarie de la sociedad que idolatra el lucro y tiene en el mercado a su totem más sagrado. Retirar de los pueblos indígenas la tutela del Estado es abrir el camino para que la policía, tanto la oficial como la contratada, vuelva sistemático lo que ocurrió en Porto Seguro. Es transformar la Fundación Nacional del Indígena (Funai) en Funeraria Nacional de los Indios. Los 500 años sirvieron para que en el banquete de los vencedores se haga oír el grito de los vencidos. El general Alberto Cardoso lamentó que, en esta fiesta de aniversario, no todos los familiares se hayan portado bien. Se olvidó de que no todos los familiares fueron invitados, pero se sintieron con el derecho de participar. La violencia con la que el gobierno trató, en Porto Seguro, a los movimientos indígena, negro y popular, es el retrato fiel de lo que la oligarquía hizo con el pueblo brasileño en estos 500 años. Según la nueva sociología fernandista, la democracia es el mejor de los regímenes. Siempre que el pueblo sea mantenido a distancia y los movimientos sociales tratados con el molde de la dictadura militar. Lo positivo de todo esto es que, ahora, Brasil descubrió a Brasil.
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