Lacalle Pou y la nueva derecha en Uruguay
06/09/2014
- Opinión
El 26 de octubre próximo, Uruguay irá a nuevas elecciones presidenciales. El Frente Amplio buscará otro período de gobierno, en este caso con la fórmula Tabaré Vázquez - Raúl Sendic en remplazo de Mujica-Astori, actuales presidente y vice. De acuerdo a los sondeos conocidos hasta el momento, la fórmula encabezada por el ex presidente se impondría, aunque debería ir sí o sí a una segunda vuelta ante el jóven Luis Lacalle Pou, la sorpresa del nuevo mapa político uruguayo. ¿Cuáles son los ejes de la campaña actual del Frente Amplio? ¿Qué propone la oposición, representada principalmente en la candidatura de Lacalle y el Partido Nacional?
El programa de gobierno del Frente Amplio para el período 2015-2020 es contundente en el repaso de la situación previa al 2004 en Uruguay, momento en que Tabaré Vázquez gana las primeras elecciones presidenciales por el FA. "Recibimos el gobierno de un país con uno de los niveles de endeudamiento per cápita más altos del mundo, con un aparato productivo estancado, y con los índices de pobreza e indigencia en los niveles más altos de la historia", reseña la introducción, en un panorama que fue bastante similar en cada uno de los países de la región. Luego, antes de avanzar en las propuestas específicas para el nuevo período de gobierno, se muestran los logros de gestión de los dos mandatos consecutivos: un crecimiento sostenido del PBI, aumentos reales de salarios y jubilaciones, descenso en la tasa del desempleo, y ampliación de políticas sociales para atacar la pobreza y la indigencia.
Ahora bien, ¿cuáles son las propuestas específicas para el nuevo período de gobierno? Mejoras en la calidad del empleo –sobre todo referido a problemáticas de subempleo, bajas remuneraciones y/o informalidad–; transformación en la estructura productiva; desarrollo de la infraestructura en general y del transporte ferroviario en particular; ampliación de los ámbitos de una "economía social y solidaria"; y avanzar en una denominada "sustentabilidad ambiental", entre otros tantos proyectos contemplados en el documento "Bases programáticas. Tercer gobierno nacional 2015-2020", elaborado colectivamente por el Frente Amplio –incluso antes de las elecciones internas que proclamaron a Tabaré como candidato–.
Del lado de la oposición, la sorpresa es sin lugar a dudas la candidatura del joven Luis Lacalle Pou como representante del Partido Nacional. El hijo del ex presidente conservador Luis Alberto Lacalle, intenta "aggiornar" a la derecha uruguaya, algo que también se ve en otros países del continente con exponentes de una "nueva derecha" (Silva en Brasil, Capriles en Venezuela, Rodas en Ecuador). ¿Cuál sería la fórmula común de todos ellos? Reconocer algunos de los avances logrados durante los actuales gobiernos, especialmente en la redistribución del ingreso y en políticas de ampliación de derechos sociales, pero criticar precisamente una "gran injerencia" estatal en el ámbito de la economía –"injerencia" que, vale la pena decirlo para contrarrestar ello rápidamente, es precisamente la que proporciona la posibilidad de ampliar políticas sociales extensivas y no focalizadas–. También, claro, intentar mejorar la relación del gobierno con los grandes empresarios, quienes en la mayor parte de estos casos suelen apoyar –discursivamente, pero también materialmente– sus campañas.
"Vamos a reducir el número de Embajadores políticos y dar protagonismo a los funcionarios de carrera", alega uno de los spots presentados por Lacalle Pou en cuanto al proyecto de relaciones exteriores de su hipotético gobierno. Detrás de esta visión –de orientación "técnica"– se esconde un hecho inobjetable: la política exterior de cualquier país es "política" porque la dirige precisamente el jefe de Estado. Veamos el caso de la integración continental: mientras el programa del Frente Amplio no nombra a la Alianza del Pacífico, y menciona como vectores principales a Unasur y Mercosur, Lacalle Pou habló de una "profundización de los vínculos con la Alianza del Pacífico" en el marco de sus diez propuestas sobre política internacional. Como se ve, toda una definición "política" de asociación, con aquellos países que mejores vínculos han tenido en la última década con Estados Unidos –todos ellos tienen los denominados TLC, Tratados de Libre Comercio, con Washington–.
Si bien hay que destacar que la figura de Tabaré es distinta a la de Mujica –incluso en términos de cercanía a organizaciones y movimientos sociales, y de carisma y llegada a amplios sectores de la población, algo que el actual presidente, por sus orígenes políticos, trabajó mucho más que Vázquez– un posible triunfo de Lacalle Pou en la segunda vuelta uruguaya significaría sin dudas un momento político diferente, distinto, al que supo transitar Uruguay de 2004 para acá. Es decir: por las características programáticas políticas y económicas que analizamos aquí, sólo un triunfo del proyecto del Frente Amplio –cuya renovación se expresa en esta oportunidad en la candidatura de Raúl Sendic (hijo) a la vicepresidencia– podría garantizar una continuidad global del proceso emprendido en los dos gobiernos anteriores. Con menos prensa continental que la disputa que tiene lugar en Brasil, por tanto, la puja electoral en Uruguay también puede tener un impacto regional si efectivamente hay un cambio político –pero también económico– en el vecino país.
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