Precariedad y flexibilización: causas de la violencia laboral

24/07/2014
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Acoso laboral, coacción o coerción, son nuevos elementos que surgen para evaluar la salud en el trabajo y que exceden lo que antes eran situaciones que violentaban el físico. La precariedad laboral y la flexibilización, en un marco de incertidumbre de permanencia de la fuente de trabajo, son dos elementos esenciales para analizar la violencia laboral.
 
 Oscar Martínez, integrante del Taller de Estudios Laborales (TEL),  es uno de los varios autores del libro “Tiempos violentos, barbarie y decadencia civilizatoria”, presentado el viernes pasado.

El artículo que escribe junto a Julia Campos y Julia Soul, otras dos integrantes del TEL, trata el tema de la violencia laboral en un intento, como dice, “de darle una mirada a un tema que en el mundo laboral o en el mundo académico se puso de moda con el nombre de mobbing o acoso laboral”.

Según su opinión esa mirada tiene un impronta generalmente psicologista y centrada en problemas organizacionales.  En el artículo, ellos intentan reflejar otro enfoque que centra los problemas de la violencia laboral en la violencia de clase. El aumento de los hechos de acoso laboral se explica, por lo tanto, en la precariedad y la flexibilización laboral que ha ido en aumento.

Acoso laboral, coacción o coerción,  son nuevos elementos que surgen para evaluar la salud en el trabajo y que exceden lo que antes eran situaciones que provocaban riesgos en la actividad industrial de carácter físico y químico o problemas posturales, tendinitis y problemas cervicales en las oficinas.

“En los últimos lustros ha aparecido un peso más fuerte de lo que podemos llamar un sufrimiento psíquico. Por un lado, las técnicas japonesas o más modernas ponen el acento en la competencia entre trabajadores, el enfrentamiento entre secciones o sectores. Por otro lado la alta desocupación en una etapa y la precariedad y flexibilización que sigue existiendo, los empleadores  ejercen una violencia que no era habitual porque antes los trabajadores daban media vuelta y se iban. Ahora por el tema de la precariedad y la facilidad del despido y reemplazo de los trabajadores, tienen que soportar mucho más. Otra cosa para resaltar es que se ha naturalizado la violencia. Los propios trabajadores  aceptan cierto nivel de maltrato o arbitrariedad que en otro momento no se aceptaba”, comentó Martínez en una entrevista realizada por el programa Los Locos de Buenos Aires de FM La Tribu.

En el caso de las mujeres el acoso es mayor y suele estar presente el acoso sexual, si bien en este último caso no hay mediciones y  cifras. “Así como en otros aspectos como el salarial, la mujer lleva la peor parte en el acoso laboral y las que mas denuncian la violencia”, aseguró el integrante del TEL.

En este sentido, en la provincia de Santa Fe avanza un proyecto de ley que contempla una reglamentación especial para licencias laborales en casos de violencias de género.  La propuesta inicialmente apunta a modificar la legislación que afecta a las trabajadoras y trabajadores del estado provincial. Sin embargo, sus impulsoras buscan extender este derecho a todas las/los trabajadoras/es del sector privado en la provincia e incluso desde el gremio ATE se evalúa impulsar una acción similar a nivel nacional. (1)

Los mecanismos de violencia laboral psicológica están hoy principalmente atravesados por la amenaza de despido.  “La violencia está instalada en los lugares de trabajo pero también está la habilidad que tienen las patronales para que no se hable de las cosas que pasan en los lugares de trabajo salvo que suceda una muerte o un incendio o un hecho muy grave”, afirmó Martínez.

“Si hay algo que no cambió en la última década, salvo en los casos que los trabajadores pudieron organizarse y dar una batalla fuerte, de la política de los ‘90 es una absoluta arbitrariedad empresaria. Hizo volver atrás conquistas que tenían que ver con el derecho de los trabajadores en lo cotidiano”, agregó.

Respecto a las fuerzas sindicales, algunos han dado batalla fuerte como los trabajadores de Subte o de Paty, hay casos como el Ricardo Pignanelli, secretario general del gremio de los trabajadores metalúrgicos (SMATA), que son casi el brazo ejecutor de la violencia patronal y el reciente caso de Lear.

Recordemos que esta semana,  Piganelli y otros directivos del sindicato, fueron denunciados penalmente por reconocidos abogados y personalidades del ámbito de los derechos humanos por el delito de "coacción" contra los trabajadores de la autopartista norteamericana Lear. La denuncia se funda en las amenazas de despidos y hasta del cierre de la planta en General Pacheco producidas por la empresa Lear y la dirigencia del Smata para obligar a los trabajadores a firmar la revocatoria contra sus delegados, que son independientes de la conducción del SMATA y fueron elegidos hace poco más de un año con el 70 por ciento de los votos de la fábrica. (2)

Uno de las formas más inmediatas de la violencia laboral es el despido, pero también existe otra más sutil que es el hostigamiento hasta lograr que el trabajador se vaya.  Esta última forma de violencia laboral prima más en el sector público. Recordemos las denuncias por violencia laboral psicológica realizadas por los trabajadores del área de Dirección de Sistemas del Ministerio de Trabajo (3).

“Violencia laboral es el gran crimen moderno. Es la manera más fácil de destruir a una persona y salir impune. Son pequeñas acciones que repetidas sistemáticamente a través del tiempo destruyen la autoestima del trabajador. El objetivo no es echar al trabajador sino que el propio trabajador se vaya y es lo que está pasando en el ministerio”, explicó al respecto el delegado de ATE  Sebastián Scarano.  Para lograr este objetivo uno de los mecanismos es que a trabajadores con muchos años de experiencia al frente de equipos de trabajo que costó formar se los deja sin gente a cargo: “Hay trabajadores a quienes se los desplazó al escalafón más  bajo en la nueva estructura. Gente que era líder de proyectos, ingenieros con muchísima experiencia, de repente son programadores rasos y están en el mismo lugar que alguien nuevo que entra a trabajar mañana al Ministerio”, citó como ejemplos.

Respecto a los avances en materia de legislación sobre violencia laborar, Oscar Martínez comentó que en algunos lugares hay reglamentos en ámbitos del sector público que contemplan el tema del acoso laboral, por ejemplo en la Ciudad de Buenos Aires, en la provincia de Buenos Aires y en alguna más: “Pero la realidad demuestra que el único freno es el accionar colectivo. Se han ganado algunos casos pero en normativas que remiten al sector público y no privado pero lo fundamental es recrear la acción colectiva como rechazo a todo lo que es la prepotencia patronal”.

En este sentido, en abril de este año la Central de los Trabajadores de la Argentina (CTA), que lidera Pablo Michelli, presentó en el Parlamento un anteproyecto de ley nacional contra la violencia laboral. En ese momento desde la central se afirmó: "La violencia es un fenómeno severo y extendido en todos los ámbitos laborales y configura una cara más de la explotación y la precarización. La legislación vigente para combatirla existe solo en algunas provincias y está limitada al sector público. En la práctica se ha mostrado ineficaz para combatir el fenómeno. El anteproyecto de ley elaborado por la CTA abarca todo el país, tanto en el sector público como en el privado. Busca apoyarse en una amplia participación de los trabajadores creando comités con poder de resolución en cada establecimiento”.

Este proyecto, junto a una nueva Ley de Riesgos del Trabajo y la de Organizaciones Sindicales, constituyen un grupo de iniciativas parlamentarias de la central sindical que apuntan a dar un marco legal para la protección de los derechos de los trabajadores y su organización democrática y libre. (4)

 
 
Fuente:
https://www.alainet.org/es/active/75687
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