Seis complejidades de estos tiempos de pandemia

04/09/2020
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Raquel Forner (Argentina), Oscuridad, 1943.
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En marzo de 2020, las redes sociales estaban repletas de rumores. Se podían ver cisnes y delfines en los canales totalmente desiertos de Venecia. Un grupo de elefantes llegó a un pueblo en Yunnan (China), donde bebieron vino de maíz y se quedaron dormidos en un jardín de té. Mientras estaba en curso el Gran Confinamiento, parecía como si los animales se hubieran tomado el planeta mientras los seres humanos nos escondíamos en casa. Pero no hubo cisnes ni delfines en Venecia, ni habían tales elefantes borrachos. Fue una ficción del aburrimiento, trucos de Photoshop.

 

En abril, la Organización Mundial del Comercio estimó que el volumen mundial del comercio podría colapsar en un 32%; los mercados se desplomaron, y el dinero buscó refugios más seguros, como el oro. Las estimaciones fueron muy altas. La OMC informó en junio que los volúmenes de comercio cayeron un 3% en el primer trimestre, y que bajarán un 18,5% el segundo. El comercio ha ido aumentando gradualmente a medida que China se va abriendo. El sistema capitalista no era una víctima de la pandemia, ni la naturaleza se estaba defendiendo. Las clases dominantes tomaron prestado del futuro para calmar la ansiedad: el comercio —aunque registró una caída fuerte— ha retomado su actividad. Los grandes tenedores de bonos forzaron al Club de París (acreedores oficiales) y al Club de Londres (acreedores privados) a rechazar cualquier cancelación o diferimiento sustancial de la deuda del Sur Global, para asegurar que las estructuras básicas del servicio de deuda permanezcan intactas. Buques de guerra estadounidenses patrullan agresivamente el Caribe, el golfo Pérsico y el mar del sur de China. En otras palabras, la estructura general del imperialismo no se ha visto alterada.

 

 

En nuestro estudio Coronashock y socialismo, resaltamos la marcada diferencia en el manejo de la pandemia entre países con gobiernos burgueses y países con gobiernos socialistas. Los últimos han actuado en base a la ciencia, el sector público, la acción pública y el internacionalismo —como explican con más detalle los coautores Manolo de los Santos y Subin Dennis—, lo que significa que los sectores del mundo gobernados por socialistas han sufrido una catástrofe menor que los países del orden burgués. Es por eso que es importante la campaña para otorgar el Premio Nobel de la Paz al Contingente Médico Internacional de Cuba “Henry Reeve”.

 

La pandemia ha producido shocks importantes en el sistema capitalista. En este boletín abordaremos seis de sus complejas consecuencias:

 

1. El ataque a la humanidad. Al principio del confinamiento, la mitad de la población activa mundial (1.600 de 3.300 millones de trabajadorxs) —todxs trabajadorxs informales— perdió el 60% de sus ingresos (lxs trabajadorxs en África y América registraron hasta un 80% de pérdidas). Como consecuencia, el número de personas que sufren inseguridad alimentaria aumentará de 149 millones antes de la covid-19 a 270 millones durante la pandemia. La ONU señala que la mitad de la población mundial lucha contra el hambre. Debido a las interrupciones en los servicios de salud y alimentación, la UNICEF señala que cada día podrían morir alrededor de 6.000 niñxs por causas prevenibles en los próximos seis meses. Miles de millones de personas se han vuelto población sobrante, innecesaria para la acumulación de capital. La pandemia ha intensificado el ataque a la humanidad. Hay una necesidad urgente de ayuda directa para las personas desempleadas y hambrientas. La FAO muestra que se pierde o desperdicia el equivalente a un billón de dólares en comida: suficiente para alimentar a 2.000 millones de personas. Que las personas con hambre no tengan dinero para comprar comida, una realidad en el sistema de clases, es la raíz del problema del hambre.

 

2. La destrucción de lxs pequeñxs propietarixs. El capitalismo tiende a extinguir a lxs pequeñxs agricultorxs y artesanxs, arrollándolos con la fuerza de los monopolios del agronegocio y el capital industrial. Antes de la pandemia, lxs dueñxs de pequeños almacenes, restaurantes o negocios estaban protegidxs por diversas razones. Durante la pandemia, están siendo arrasados por el capitalismo de plataformas, ya que lxs consumidorxs han sido entrenadxs para comprar a través de los sitios web, evitando los pequeños negocios. La Organización Internacional del Trabajo dice que más de 436 millones de empresas mayoristas y del retail “enfrentan un alto riesgo de perturbaciones graves”. La transferencia al capitalismo de plataformas implica que esas empresas —que emplean a cientos de millones de personas de un modo geográficamente disperso— serán disueltas y que las empresas de plataformas que son más productivas y eficientes –que emplean a menos personas y lo hacen en áreas geográficas concentradas– las superarán.

 

3. La restauración de las jerarquías de género. Las órdenes de quedarse en casa han tenido un impacto en la división del trabajo al interior de la familia. Hay diversos informes sobre la intensificación de la carga del trabajo doméstico y el cuidado sobre las mujeres. Todas las formas socializadas que alivianan ese trabajo —como la educación pública, las guarderías infantiles y los comedores— han sido cerradas. Un enfoque educacional poco imaginativo —en el que las madres han sido forzadas a ayudar a sortear la brecha digital— llevará a años de educación perdida y a un aumento de la presión sobre las mujeres a que renuncien a su trabajo externo y se enfoquen en los trabajos reproductivos. Las mujeres en la economía de cuidados —incluyendo la atención sanitaria— señalan que los temas que las preocupan en torno a la falta de centros infantiles, los bajos salarios para el trabajo de cuidado, las protecciones precarias de lxs trabajadorxs, así como los despidos masivos y la falta de personal en la economía de los cuidados, han puesto una mayor presión sobre las mujeres trabajadoras. Finalmente, se ha informado un aumento de la violencia contra las mujeres como consecuencia directa del Gran Confinamiento. No se ha adoptado ninguna política pública real para abordar este asunto. Todo esto refuerza las jerarquías patriarcales de género.

 

4. El ataque a la democracia. Bajo el manto del Gran Confinamiento, los gobiernos con compromisos formales con la democracia burguesa han aprovechado la oportunidad para erosionar los derechos básicos. En India, por ejemplo, el gobierno ha retirado protecciones laborales y aumentó la jornada laboral; en Brasil y Sudáfrica, hemos visto evidencia de desalojos de trabajadorxs y campesinxs pobres de sus hogares. Desde Bolivia hasta Tailandia, vemos la consagración de golpes de Estado y el retraso de elecciones. El asesinato de activistas políticxs desde Colombia a Sudáfrica, y el encarcelamiento de disidentes continúa desde India a Palestina. Sin dejar la institucionalidad democrática completamente de lado, estos gobiernos sofocan los procesos democráticos utilizando las mismas instituciones democráticas.

 

5. El uso de la crisis medioambiental para salvar el capitalismo. Incluso cuando la pandemia pone sobre la mesa la necesidad de repensar las destructivas relaciones capitalistas, que han dañado el metabolismo que mantiene el equilibrio entre los seres humanos y la naturaleza, ha habido un mecanismo que reduce la “crisis medioambiental” al “cambio climático” y a la posibilidad de un “capitalismo verde” o —para ser más preciso— de un “Nuevo Acuerdo Verde” o “Green New Deal” como la salvación a la crisis. Este “nuevo acuerdo” es simplemente el uso de dinero público para respaldar la transición de empresas de energía privadas del carbón a energías renovables, sin preocupación por los mineros de cobalto, litio y otros minerales necesarios para las baterías y las pantallas de la tecnología verde. Hay una necesidad de avanzar en el debate sobre la crisis medioambiental trayendo a colación asuntos más amplios como la reforma agraria, la transferencia de bienes productivos al sector público, y una discusión más profunda sobre la transición energética. Los cálculos sugieren que el capitalismo requiere de alrededor del 3% de crecimiento para un funcionamiento normal, lo que significa que el tamaño de la economía mundial debe duplicarse cada 25 años. El planeta no puede sostener ese crecimiento exponencial.

 

6. El uso de la crisis para atacar a China. La profunda agresión del gobierno de Estados Unidos a China ha abierto una serie de nuevos desafíos para el mundo. Lo que comenzó como una disputa comercial en los años noventa ahora ha escalado a lo que solo puede describirse como EE. UU. amenazando la existencia misma de China. Esta amenaza contra China hecha por la totalidad de la clase dominante estadounidense no se debe a motivos irracionales, sino a unos completamente racionales: primero, que EE. UU. ve correctamente que la economía china lentamente se va a convertir en la más grande del mundo, y segundo, que las diversas estrategias de guerra híbrida para debilitar o derrocar al gobierno chino simplemente no serán suficientes para evitar que China eclipse el actual poder de EE. UU. sobre el orden mundial. El único medio a disposición del imperialismo estadounidense es la fuerza armada. Sin una acción armada, que es una amenaza genuina, Estados Unidos está intentando debilitar el rol de China en la economía mundial. Esto será muy difícil de lograr, aunque la clase dominante estadounidense comprende que debe estar dispuesta a sufrir disrupciones temporales para lograr la hegemonía a largo plazo. Es necesario posicionarnos contra una nueva guerra fría y unirse al movimiento en torno a la declaración propuesta por la plataforma No a la Guerra Fría.

 

A pesar de la peligrosa incompetencia de los gobiernos burgueses, su legitimidad no se ha erosionado automáticamente. Siguen en el poder y parecen dispuestos a profundizar su autoridad.

 

Entre las personas que han sido arrestadas está Varavara Rao, el poeta comunista indio, quien ahora está en prisión en malas condiciones de salud. En 1990, imaginó el arresto de un comunista como él en su poema “El otro día”, cuyos versos sugieren la injusticia del sistema que socava nuestra humanidad.

 

La propiedad
Fractura el mundo humano
Entre guardianes y criminales

 

Es mucho mejor ser un criminal en este mundo que un guardián de la inhumanidad.

 

- Vijay Prashad, Instituto Tricontinental de Investigación Social.

Boletín 36 (2020)


 

https://www.alainet.org/es/articulo/208791?language=en
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