Claves de una barbarie nazifascista

26/07/2011
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
Los bárbaros atentados con bomba y balazos que el nazifascista confeso noruego Ander Behring Breivik, de 32 años, llevó a cabo hace pocos días en el centro de Oslo y en una isla donde acampaban jóvenes del oficialista Partido Laborista, merecen mucha más atención de la que le ha dispensado cierta prensa, no sólo en cuanto a lo acontecido sino en relación a los porqués. Los casi 70 muertos y la destrucción del centro de la ciudad capital noruega pueden ser, como se ha repetido hasta el cansancio, obra de un nazifascista, lunático, xenófobo y racista, que de ese modo, según declaró, intentaba impedir la musulmanización y marxistización de Europa. Pero con eso no alcanza. Las declaraciones de Breivik, propias de un poseso pardo, que trastocó ahora a los judíos por los musulmanes y mantuvo, eso sí, a los marxistas como el peligro fundamental del occidente cristiano y también israelí, del cual dice formar parte, son apenas la punta de un iceberg geopolítico que, además, y como siempre, tiene un color verdinegro y una consistencia oleosa.
 
 Los pecados noruegos
 
 Noruega, país nórdico europeo que alberga apenas a casi 5 millones de habitantes, fue uno de los fundadores de la OTAN, organización a la que hasta hoy pertenece. Aunque contiene en su seno a agrupaciones fascistas y xenófobas como el denominado Partido del Progreso, al cual pertenecía el masacrador antes nombrado, su gobierno, socialdemócrata, aliado con las demás fuerzas de izquierda, administra el país. Formando parte de la OTAN, participó en la agresión a Afganistán luego del 11 de septiembre del 2001- fue criticado por la oposición de derecha de no haber enviado suficientes soldados y pertrechos- y, mas cercano en el tiempo, a Libia, donde todavía las fuerzas otánicas siguen masacrando gente y destruyendo bienes en pos de “salvaguardarlos”. Cuando asumió en el 2005 la administración del país el actual primer ministro Jean Stoltelberg, se produjeron hechos dignos de destacarse:
 
 - la fusión de las empresas petroleras Statoil y Norsk Hydro, que con un plantel de 31.000 empleados produce casi 2 millones de barriles de crudo anuales, siendo Noruega el tercer exportador mundial de petróleo, con reservas probadas de 6.300 millones de barriles, luego de Rusia y Arabia Saudita. Noruega, principal productor de petróleo en el mar, cuenta con el control mayoritario estatal de las empresas fusionadas. El 75% de las ganancias de las empresas fluye a las arcas del Estado, lo que le permite disponer de fondos para desarrollar una política de distribución equitativa de los ingresos.
 
-    el acuerdo entre Noruega y Rusia de explotar conjuntamente, luego de 40 años de diferendos, el petróleo y gas situados en el Ártico, ubicado bajo una superficie de 175 mil kilómetros cuadrados. La disputa entre los dos países, saldada en abril del 2009 durante la visita del presidente ruso Dmitri Meddéved a Oslo, permitirá que “todo yacimiento que cruce la línea de demarcación sólo podrá ser explotado conjuntamente y como un todo”. En ese marco, la Statoil y la rusa Gazprom acordaron ese año explotar conjuntamente el yacimiento de Stockham, una gigantesca bola de gas situada en el lado ruso, explotación que se iniciará en el 2016. Cabe aclarar que la plataforma continental del mar de Barents contiene más de 7.000 millones de toneladas de hidrocarburos anuales. El Ártico, según declaró en su momento el ministro ruso de Recursos Naturales, contiene el 25% de los recursos hidrocarburíferos por descubrir en el planeta. La política de los Laboristas noruegos, en este sentido, ha sido aprobada por partidos de oposición, por las organizaciones ecologistas, por la izquierda, obviamente, y por los sindicatos.
 
 - en el marco del acercamiento comercial con Rusia de parte del Partido Laborista y el gobierno noruego, a partir del 2010 comenzaron a realizarse ejercicios militares conjuntos entre los dos países. Los ejercicios navales “Pomor 2010” y “Pomor 2011”, este último llevado a cabo durante cinco días el 16 de mayo de este año en los mares de Barents y Noruega, contaron con la presencia del destructor ruso “Vicealmirante Kulakov” y la fragata noruega “Helge Instad”, así como guardacostas y aviones de la Flota Rusa del Norte y de la Fuerza Aérea noruega. Las maniobras incluyeron prácticas de tiro, búsqueda y destrucción de submarinos y una operación contra ‘piratas’. Durante los ejercicios y en un acto de camaradería y amistad, los soldados rusos y noruegos intercambiaron armas y dispararon con ellas. Los marinos rusos hicieron fuego con los fusiles noruegos MP-5 y pistolas Glock, y los noruegos, por su parte, utilizaron fusiles de asalto Ak-47 y pistolas Makarov.
 
La vendetta de los innombrables
 
En el marco de acercamiento integral de Noruega con Rusia, y horas mas tarde que el entonces jefe del Pentágono de EE.UU., Bill Gates, advirtiera que la falta de colaboración de los socios de la OTAN ponía en peligro “el éxito de la misión en Libia”, la ministra de Defensa noruega, Grete Faremo, declaró a principios de junio que su país disminuiría la cantidad de aviones destinados al ataque a Libia de 6 a 4 y que el 1 de agosto cesaría toda participación de Noruega en las operaciones aéreas “humanitarias” contra el casi arrasado país africano, también rico en petróleo, gas y reservas acuíferas. Poco antes, el 20 de mayo, una delegación noruega había visitado Cuba, y concretado con ministros de la isla revolucionaria acuerdos conjuntos en cuanto a inversiones noruegas, proyectos sobre acuicultura marina y manejo de recursos petroleros, orientaciones para prevención de desastres naturales y proyectos de protección del medio ambiente. Además, se había acordado llevar a cabo una cooperación bilateral entre Cuba y Noruega en relación con Haití, convertido en portaviones fijo de los EE.UU. luego del terremoto que azotó la isla hace unos años.
 
Teniendo en cuenta estos antecedentes, cabría preguntarse: ¿Quién formó, orientó y financió a Breivik para que cometiera sus crímenes? ¿Quién tendría interés en minar la gobernabilidad del gobierno Laborista que, en el marco de amistad y cooperación con su vecino ruso, habría soslayado a la OTAN como su paraguas defensivo en relación con nadie, y puesto fin, en un futuro cercano, a sus aventuras en Libia? ¿Quien querría que luego de los atentados del nazifascista, quien declaró que asesinó a mansalva a jóvenes del Partido Laborista para terminar con ese partido, el gobierno noruego aplicara mano dura con la inmigración- habida cuenta que ésta significaría un peligro en relación con la acción de bombarderos y asesinos como Breivik - y volviera al redil de los provocadores de agresiones, guerras y rearmamentismo militar y de seguridad?
 
Nada de esto, sin embargo, está ocurriendo. Aún con el azuzamiento xenófobo y financiamiento del imperialismo a los bárbaros; con el diversionismo ideológico de la gran prensa que, luego de adjudicar la masacre a grupos islámicos o anarquistas e izquierdistas, se limitó a definir a Breivik como un nazifascista que actuaba sólo o con marginales como él, desligando por omisión a servicios de inteligencia de potencias occidentales y aún noruegos, en cuanto a la planificación y ejecución de la masacre y los objetivos que persiguió, y otras falaces y rebuscadas hipótesis, el pueblo y gobierno noruegos reaccionaron como debían.
 
Las claves de esta barbarie nazifascista hay que buscarlas en los submundos del poder capitalista e imperialista, y en las lágrimas de cocodrilo de los hipócritas, que hablan de democracia y libertad, mientras ejercen la razón de las armas y la mentira para amparar sus crímenes.
https://www.alainet.org/es/articulo/151467

Del mismo autor

Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS