Davos-Pittsburgh y la varita mágica que no funciona
12/09/2009
- Opinión
Desde que las mafias del sistema financiero y bancario del mundo capitalista, que desde el corazón mismo del Imperio (EE.UU.) desataran premeditadamente la actual crisis económica de su sistema aún no encuentran la “varita mágica”, para salir de la debacle y alcanzar la recuperación y el crecimiento económico.
El sistema capitalista en su conjunto vive envuelto en profundas contradicciones y diversas visiones de cómo resolver la crisis en la cual se encuentra sumido. El desconcierto y la incertidumbre de sus máximos personeros y entidades financiera internacionales, los tiene completamente anonadados y no logran encontrar la llave que les permita superar la actual situación de crisis provocada por aquellos que controlan y dirigen desde las sombras la llamada economía virtual o de papel. De allí que la crisis tiene muchas aristas y consecuencias en el corazón mismo de todo el sistema y en especial en el funcionamiento de la economía real, cuyo mayor desangramiento ha sido la quiebra de empresas y el crecimiento gradual del ejército de desempleados en el mundo, con todas las consecuencias sociales de lo que ello significa.
Pero vamos viendo, la cumbre de Davos no fue otra cosa que un nuevo paseo turístico de todos aquellos mandatarios y expertos económicos que participaron de dicho evento, y que no lograron encontrar la varita mágica que les permitiera resolver diversos aspectos de la crisis. Recientemente en Pittsburgh el eje central de lo tratado en las conversaciones sostenidas por el llamado Grupo de los 20 no fue otra cosa que seguir inyectando dinero público, para que las mafias del sistema bancario y financiero se sigan enriqueciendo al costo de la propia crisis del sistema capitalista mundial, y el desfalco de los recursos públicos de los Estados.
Los indicadores señalan que la recuperación económica no llega, nos muestra por ejemplo que los capitalistas estadounidenses eliminaron 263.000 empleos en septiembre, más de lo esperado, y la tasa de desempleo subió al 9,8%, de acuerdo a lo informado por el propio Gobierno de Obama, lo que prendió las alarmas y temores de que las medidas tomadas y las debilidades del mercado laboral ponga en peligro la recuperación económica del Imperio en decadencia.
Pero además cabe agregar que EE.UU. cerró el año fiscal 2009 (finalizado el pasado 30 de septiembre) con un enorme agujero en las cuentas públicas de 1,4 billones de dólares (945.000 millones de euros), equivalente al 9,9% del PIB. Es el triple del récord marcado en 2008. Un pesado fardo que pone más presión sobre el dólar y que puede complicar al conjunto de la economía estadounidense y mundial.
En la cumbre de Pittsburgh surgieron voces cada vez más fuerte sobre la necesidad de reemplazar el dólar por una moneda internacional que rija el funcionamiento de la economía capitalista y que no dependa de las decisiones del Imperio en esta materia. Lo cierto es que el dólar va cuesta abajo y amenaza con generar más y más problemas a la economía real. La perdida de valor del dólar genera un gran desconcierto a esa mentada recuperación económica, que aún no visualiza signos efectivos de solución y en donde los países exportadores se ven seriamente amenazados por la caída de la divisa norteamericana.
Al respecto el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Ben Bernanke, dijo el 1 de octubre pasado que un avance hacia una moneda internacional de reserva debilitaría al dólar y podría generar "consecuencias inflacionarias", pero sostuvo que no veía esa posibilidad como un riesgo “a corto plazo”. Lo que sí esta claro, es que todo esta por verse y nadie tiene a última palabra al respecto, pues los acontecimiento relacionados con el desmoronamiento de la economía capitalista mundial son de imprevisibles consecuencias, más aún cuando todo el sistema económico esta funcionando de forma anárquica.
Estados Unidos busca desesperadamente resolver sus propios problemas económicos internos, al precio de tener que perjudicar al resto de los países del mundo, abaratando así sus propias exportaciones y manipulando el valor del dólar.
Muchos dentro del propio sistema capitalista ven con preocupación el estallido de la llamada “burbuja del dólar”, un crecimiento gradual de la inflación y la subida pertinente de los tipos de interés, de allí que recomiendan deshacerse de los activos en dólares, antes que la hecatombe entre en su fase final.
Mientras en la llamada zona euro el desempleo aumentó una décima el pasado mes de agosto hasta alcanzar un 9,6%, la tasa más elevada desde marzo de 1999, lo que tiene profundamente preocupado y desconcertado a los respectivos ministros de finanza, que dudan de la recuperación económica, pues hasta el momento lo único que ven crecer es el ejercito de cesante en todo el mundo.
Al respecto el economista jefe del FMI, Olivier Blanchard, cual pitoniso expreso a los medios de prensa que la recesión más profunda desde la Segunda Guerra Mundial ha terminado, además elevó sus previsiones de crecimiento mundial, pero contradictoriamente alertó de que la salida de la crisis será lenta. Expertos económicos del propio sistema, se preguntaban a través de diversos medios de prensa, de cual alcantarilla había sacado la información el Sr. Blanchard, pues la realidad indica que la mentada recuperación económica aún no se hace efectiva y menos el término de la crisis.
Recientemente en Venecia el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean Claude Trichet, ha expresado que hay que seguir "alerta" y no asegurar que las dificultades económicas han pasado”. Trichet ha agregado que hay que ser "cautos" y "prudentes" en lo relativo a la recuperación de la economía de la zona euro. Ello no es otra cosa, que la gran incertidumbre que vive el sistema capitalista mundial y el desconcierto que viven sus propios sostenedores, más aún en donde las mafias financieras y bancarias ligadas a la economía de papel, poco les importa la suerte que vaya a correr la economía real, ligada fundamentalmente a la industria manufacturera y de servicios.
Pero no solo eso, con el objeto de salvar a las mafias bancarias y financieras, los Estados al disponer de recursos públicos para ello, han visto crecer su deuda pública, cuyos costos tendrán que pagar los ciudadanos de sus respectivos países y que se dejara sentir en unas condiciones de vida paupérrimas de los estratos sociales con menor poder adquisitivo.
El conflicto de intereses que vive el mundo capitalista mundial es mayor de lo esperado. Estados Unidos es un país en decadencia cuyo prestigio en el mundo ha caído a niveles inferiores de los de la Guerra Fría, han sostenido influyentes cientistas políticos de la Asociación Estadounidense de Ciencias Políticas en un informe difundido recientemente.
Mientras que la Unión Europea ha perdido la confianza ante el Imperio y buscar romper ataduras y compromisos con este, para pasar a la ofensiva y jugar un papel hegemónico en el manejo de la economía capitalista mundial, que ya no dependa de las decisiones de las grandes corporaciones americanas y de las mafias financieras y económicas de los Estado Unidos.
Por otro lado, los llamados países emergentes Brasil, India, Rusia, China exigen jugar un rol más protagónico en el manejo de la economía mundial.
Ahora hay que tener en cuenta que los sectores más reaccionarios del capitalismo mundial, o sea el poder del dinero en sus diversas expresiones, no quiere saber nada de cambio climático, de ecología, etc., nada que dañe su codicia, sus ambiciones y mezquinos intereses. Ellos solo buscan el saqueo del planeta a cualquier precio, corrompiendo al sistema capitalista en su conjunto y comprando a los políticos de centro derecha para que hagan de guardines de sus intereses económicos.
En Pittsburgh quedo de manifiesto que el ultra neoliberalismo capitalista exige la abolición del proteccionismo, un comercio más y más salvaje, completamente liberalizado y sin ningún tipo de control. Aboga por una reducción de los impuestos a las grandes empresas y estratos sociales más ricos del planeta, y exige la privatización de todas las empresas públicas, para que ellos puedan seguir especulando y lucrando, a costa del empobrecimiento de la gran mayoría de los habitantes del planeta.
Finalmente cabe agregar que las fuerzas progresistas del mundo, los humanistas, las agrupaciones políticas de izquierda, el movimiento sindical a escala internacional, ante el proceso de putrefacción que vive el sistema capitalista a escala mundial, deberá tomar conciencia de la necesidad de impulsar un gran movimiento de masas en todo el planeta, que permita dar el salto final para humanizar la economía, humanizar al mundo político en su conjunto, antes que venga el desastre definitivo del genero humano sobre la faz de la tierra, sin que se pueda construir un mundo más equitativo, más justo y en donde estén superadas las injusticias y desigualdades sociales que ha generado el sistema capitalista a escala mundial.
Fuente: Barómetro Internacional
https://www.alainet.org/es/articulo/136968?language=es
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