Enfermedades globalizadas
06/03/2008
- Opinión
Las consecuencias de la globalización trasciendes los espacios económicos y políticos, al punto que constituyen hoy uno de los focos de emergencia y reemergencia de nuevas y viejas enfermedades a escala global, algunas superadas por el desarrollo humano y con alcance extendido a naciones desarrolladas.
Más allá de las probables causas atribuidas a la dispersión migratoria, el aumento de muertes por enfermedades infecciosas como la malaria, tuberculosis o SIDA agrava una situación cada vez más peligrosa y que solo en el año 2001 representó la pérdida de seis millones de vida, pese a la existencia de vacunas y medicamentos que podían haber prevenido o retrasado el avance de estas patologías.
Para varias organizaciones internacionales, el impacto de estas pandemias se encierra en la denominación de "morbilidad por enfermedades desatendidas", a lo que se suma el renacimiento de otros males que ocasionan la muerte o la incapacidad de millones de personas en naciones subdesarrolladas.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, la malaria afecta hoy a 107 naciones, en las que viven tres mil 200 millones de personas y cada años se reportan entre 350 y 500 millones de casos, mayormente localizados en África, donde se localizan más del 60 por ciento de los casos y el 80 de las defunciones, que alcanzan a casi uno de cada cinco niños menores de cinco años y constituye la causa más frecuente de anemia infantil.
En el caso de la tuberculosis, las estadísticas el número de enfermos en el 2005 totalizaron casi nueve millones, de ellos más de siete millones en naciones subdesarrolladas de Asia y África, cuyos gobiernos solo pueden ofrecer tratamiento a pocos más de dos millones de personas, pese a que los fondos destinados superaron en el 2007 los mil 250 millones de dólares norteamericanos.
Convertida en azote de los débiles sistemas sanitarios de las naciones más pobres del planeta, la tuberculosis muestra incrementos preocupantes en estados altamente poblados como Bangla Desh, Indonesia, Kenya, Myanmar y la República Democrática del Congo, carentes de personal médico, recursos e instalaciones para enfrentar las dimensiones de las pandemias de la globalización.
Prueba de la reemergencia de la tuberculosis se localiza en las antiguas repúblicas soviéticas, donde se aprecia la aparición de cepas resistentes a los fármacos tradicionales, similares a las registradas en otras regiones del este de Europa y el Mediterráneo oriental.
Entre las causas comprobadas de estos males figura el cambio climático, la deforestación, la malnutrición, el hacinamiento, la falta de servicios de salud, el analfabetismo, la ausencia de estrategias nacionales de salubridad y otros tantos problemas que forman el rosario de daños colaterales de la globalización neoliberal.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), las enfermedades desatendidas atacan a poblaciones ya paralizadas por la pobreza y la inequidad: mujeres, niños, poblaciones indígenas y pobres, para las que las previsiones de las instituciones de salud probablemente llegarán tarde.
A lo anterior se suma la irresponsabilidad de las transnacionales en su afán por reducir los costos de producción, la carencia de recursos y la indefinición de prioridades en la preservación de la vida humana, lo que demuestra que las ambiciones monopólicas de los grupos de poder real pueden poner en peligro la especie humana y que la solución depende de alternativas políticas.
X Encuentro Internacional de Economistas Sobre Globalización y Problemas del Desarrollo. La Habana del 3 al 7 de marzo de 2008
Más allá de las probables causas atribuidas a la dispersión migratoria, el aumento de muertes por enfermedades infecciosas como la malaria, tuberculosis o SIDA agrava una situación cada vez más peligrosa y que solo en el año 2001 representó la pérdida de seis millones de vida, pese a la existencia de vacunas y medicamentos que podían haber prevenido o retrasado el avance de estas patologías.
Para varias organizaciones internacionales, el impacto de estas pandemias se encierra en la denominación de "morbilidad por enfermedades desatendidas", a lo que se suma el renacimiento de otros males que ocasionan la muerte o la incapacidad de millones de personas en naciones subdesarrolladas.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, la malaria afecta hoy a 107 naciones, en las que viven tres mil 200 millones de personas y cada años se reportan entre 350 y 500 millones de casos, mayormente localizados en África, donde se localizan más del 60 por ciento de los casos y el 80 de las defunciones, que alcanzan a casi uno de cada cinco niños menores de cinco años y constituye la causa más frecuente de anemia infantil.
En el caso de la tuberculosis, las estadísticas el número de enfermos en el 2005 totalizaron casi nueve millones, de ellos más de siete millones en naciones subdesarrolladas de Asia y África, cuyos gobiernos solo pueden ofrecer tratamiento a pocos más de dos millones de personas, pese a que los fondos destinados superaron en el 2007 los mil 250 millones de dólares norteamericanos.
Convertida en azote de los débiles sistemas sanitarios de las naciones más pobres del planeta, la tuberculosis muestra incrementos preocupantes en estados altamente poblados como Bangla Desh, Indonesia, Kenya, Myanmar y la República Democrática del Congo, carentes de personal médico, recursos e instalaciones para enfrentar las dimensiones de las pandemias de la globalización.
Prueba de la reemergencia de la tuberculosis se localiza en las antiguas repúblicas soviéticas, donde se aprecia la aparición de cepas resistentes a los fármacos tradicionales, similares a las registradas en otras regiones del este de Europa y el Mediterráneo oriental.
Entre las causas comprobadas de estos males figura el cambio climático, la deforestación, la malnutrición, el hacinamiento, la falta de servicios de salud, el analfabetismo, la ausencia de estrategias nacionales de salubridad y otros tantos problemas que forman el rosario de daños colaterales de la globalización neoliberal.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), las enfermedades desatendidas atacan a poblaciones ya paralizadas por la pobreza y la inequidad: mujeres, niños, poblaciones indígenas y pobres, para las que las previsiones de las instituciones de salud probablemente llegarán tarde.
A lo anterior se suma la irresponsabilidad de las transnacionales en su afán por reducir los costos de producción, la carencia de recursos y la indefinición de prioridades en la preservación de la vida humana, lo que demuestra que las ambiciones monopólicas de los grupos de poder real pueden poner en peligro la especie humana y que la solución depende de alternativas políticas.
X Encuentro Internacional de Economistas Sobre Globalización y Problemas del Desarrollo. La Habana del 3 al 7 de marzo de 2008
http://www.eleconomista.cubaweb.cu/globalizacion/2008/dia4_8/enfermedades.html
https://www.alainet.org/es/articulo/126155
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