Las diferencias entre Gran Bretaña y EEUU frente a la guerra
02/04/2003
- Opinión
Pese a que Londres y Washington están aliadas, entre ambas se
desarrollan significativas discrepancias, las mismas que se dan con
relación a cual debe ser el rol de Naciones Unidas, acerca de la
estrategia militar y de cual deben ser los planes para reconstruir
Irak.
En la época previa al inicio de la invasión el primer ministro
británico insistía en tratar de conseguir la legalidad de la ONU
mediante una resolución que autorice la acción militar. Para el
secretario de defensa norteamericano esto no era necesario e
incluso llegó a chantajear a Londres diciendo que si sus aliados no
entraban a la ofensiva militar EEUU estaba en condiciones de
prescindir de sus servicios.
Donald Rumsfeld ha venido proponiendo la inmediata intervención
unilateral en Irak incluso desde antes de este milenio y sobre todo
al mismo día siguiente del 11 de septiembre. Su estrategia pasa
por considerar que su país tiene tal poder bélico que éste está en
el deber y en el derecho de invadir otros países según lo dicte su
doctrina de seguridad. Los yacimientos iraquíes le son de vital
importancia pues permitirían que la mayor potencia asegure
abastecimiento de su principal fuente energética.
Mientras Blair pedía que toda acción contra Irak sea para eliminar
las armas de destrucción masivas, para Rumsfeld lo importante era
'cambiar el régimen', es decir imponer en Bagdad a un gobierno
aliado. El equipo de Rumsfeld incluso ha tenido roces con varios
generales norteamericanos antiguos como Powell pues quiso ir hacia
una pronta invasión aunque no se hubiese agotado la vía diplomática
ni se hubiese ensamblado un fuerte contingente de tropas.
A él ahora se le acusa de haber decretado el inicio de la guerra
menospreciando al enemigo y bajo el pronóstico que el ataque
resultaría en un paseo. Rumsfeld se defiende explicando que la
coalición viene ganando y que terminará imponiéndose.
Al iniciarse el ataque los mandos británico y estadounidense han
mostrado distintos métodos. En la captura de Umm Qasr los primeros
pedían que la administración del único puerto marítimo iraquí fuese
dada a manos locales, mientras que los EEUU impusieron que éste
fuese concedido a la empresa privada norteamericana Stevedoring
Services, basada en Seattle.
En la prensa británica existe mucha preocupación debido a que se
intuye que los EEUU tuviesen designios secretos para asignar partes
del poder y de la economía iraquíes a personalidades o empresas
norteamericanas. Corresponsales en el norte iraquí del Guardian (1
Abril) revelaron un plan para distribuir un Irak post-Hussein.
Según éste se empezarían a formar un gabinete de 23 ministros todos
norteamericanos que irían administrando las zonas ocupadas.
Ninguna cartera sería asignada a los iraquíes o a sus aliados
británicos o australianos. Cada uno de estos ministros estaría
rodeado de 4 asesores iraquíes.
La principal ficha local de Rumsfeld es Ahmed Chalabi. Este
banquero fue la figura del Congreso Nacional Iraquí, el mismo que
acabó siendo abandonado por las únicas 3 fuerzas opositoras
iraquíes con contingentes armados. Chalabi no es bien visto por la
CIA o el Departamento de Estado. No ha vivido permanentemente en
su país desde 1956 y ha sido acusado en Jordania por estafas. El
tampoco está contento conque se le asigne un rol secundario en el
portafolio de finanzas, pues quisiera que se les deje a él y a
otros asociados iraquíes el control de un Bagdad post-Saddam.
Los británicos cuestionan el hecho que EEUU tuviese ya
supuestamente asignados planes para ciertas empresas de su propio
país para hacerse cargo de la reconstrucción de instalaciones
iraquíes que aún no han sido destruidas. Dichas presiones habrían
obligado a Halliburton, la compañía anteriormente liderada por Dick
Cheney, vicepresidente estadounidense, a retirarse de uno de los
contratos para reconstruir Irak pues les es más perjudicial para su
imagen que los beneficios que pudiesen obtener.
En la cuestión diplomática Londres y Washington tienen distintas
agendas. Blair trata de ganar a los gobiernos de Siria e Irán a
quienes ve como 'moderados' que se van reformando y distanciando de
sus pasados confrontacionales. El mandatario sirio estuvo
recientemente visitando a la reina británica. Bush, en cambio, ha
enojado a Irán al ponerlo en la lista de los 3 'ejes del mal' y
Rumsefled acaba de empujar a damasco al otro bando al denunciarlos
por cooperar con Bagdad. La respuesta siria ha sido la de acentuar
su defensa del pueblo iraquí.
Para los laboristas británicos la derecha republicana no entiende
lo importante de la diplomacia y de crear acuerdos internacionales,
mientras que para los neo-conservadores estadounidenses Londres
está regida por gente que proviene de la izquierda y que por ende
tiene una actitud blanda ante el terrorismo y regímenes
nacionalistas.
Otro motivo de fricción es Israel. Constantemente la prensa
británica hace hincapié en sentido que el mayor poseedor de armas
de destrucción masiva en el medio oriente es Israel y que se
requiere poner inmediatamente fin a ese foco de inestabilidad dando
paso a un estado palestino. Sin embargo, Bush no es muy proclive a
distanciarse de su principal aliado en el medio oriente.
Para varios de sus asesores el principal peligro terrorista no es
al Qaeda sino Hizbolá, el cual tiene hasta su propio canal de TV y
distintas beneficencias y parlamentarios en Líbano. Washington se
encuentra bajo la presión del lobby sionista y del nuevo gobierno
de Sharon donde hay ministros que plantean la anexión de los
territorios ocupados e incluso la transferencia de sus habitantes.
En cuanto a la estrategia militar en la prensa británica se habla
de las diferencias entre los operativos en Nasariya y en Basora.
En la primera ciudad iraquí se han producido numerosos muertos,
incluyendo civiles. A las tropas norteamericanas se les acusa de
no tratar de ganar a la población local o de consumir algunas
provisiones originariamente asignadas a ésta, de no sacarse las
gafas y cascos para que los iraquíes les ven los ojos o de no
salirse de sus blindados. Las tropas británicas son presentadas
como más accesibles a la población local y basadas en una
estrategia de querer promover un levantamiento autóctono anti-
Hussein.
Es posible esperar mayores fricciones entre Londres y Washington si
la guerra sigue demorándose, si se sigue demostrando que los
iraquíes conciben a los atacantes como enemigos que les ocupan, y
si EEUU sigue tratando de tener demasiado hegemonía. Dentro de
importantes medios de prensa y del oficialismo británicos vienen
creciendo las voces en sentido que la relación entre el Reino Unido
y los Estados Unidos no es tan unida ni debería serlo. En estos
círculos se percibe al laborismo como estando arriesgando su unidad
partidaria y el perfil internacional de su país en una desigual
alianza tras la derecha neo-conservadora estadounidense.
Gran Bretaña necesita tratar de evitar un mayor ahondamiento en las
divisiones diplomáticas internacionales y ayudar a reconstruir la
relación entre Rusia, Francia y la UE con EEUU. Washington
necesita la ayuda británica pero dentro de la administración de
Bush, hay sectores, como el del ala de Rumsfeld, que conciben que
los aliados deben marchar tras la pauta de la Casa Blanca.
* Isaac Bigio. Analista Internacional
https://www.alainet.org/es/articulo/107238?language=es
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