Avances y retos de los derechos humanos de las mujeres

24/03/1997
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La pasada IV Conferencia Mundial sobre la Mujer celebrada en Beijing en el 1995, puso en la agenda mundial de organizaciones no gubernamentales y de gobiernos las palabras mujeres y género. Analizar los diversos aspectos de la actividad humana económica, social o política desde una perspectiva de género fue uno de los retos enfrentados al preparar los informes nacionales. Uno de los temas discutidos fue el de los derechos humanos de las mujeres. Ante la cercanía del tan llamado fin del siglo y del milenio resulta importante apreciar los avances y retos de estos derechos humanos en relación a las mujeres. Sin duda este siglo ha concentrado los cambios más drásticos para toda la humanidad en materia de medios de comunicación y de transporte, con las consecuencias que ello ha implicado. Un siglo de grandes cambios también para las mujeres, donde al comienzo del mismo las mujeres en la inmensa mayoría de los países del mundo no eran reconocidas como ciudadanas con el "derecho a tener derechos", como diría Elizabeth Jelin. Este siglo avanza a su fin con más reconocimientos a nivel mundial para los derechos de las mujeres, pero con unas ciudadanías incompletas y en proceso de (re)construcción no sólo de contenidos sino de formas. En los últimos 20 años se han llevado a cabo varias conferencias sobre derechos de las mujeres a nivel mundial. La de Beijing, China, de septiembre de 1995 fue la cuarta de ese tipo que impulsó la ONU (1975-México, 1980- Copenhague, 1985-Nairobi, 1995-Beijing). Se supone que los Estados miembros de la ONU retomen sus compromisos y los conviertan o traduzcan en legislación u otro tipo de instrumentos favorables a la llamada eliminación de la discriminación contra las mujeres. De ahí que para 1975, al ser declarado Año Internacional de la Mujer, se aprobaron e impulsaron leyes en torno a diversas áreas donde las mujeres aparecían y aparecen en un segundo plano. Una de las consecuencias más visibles de legislación en diversos países fue la creación de ministerios, oficinas o comisiones de la mujer en lugares donde no habían y por otro lado, en lugares donde ya existían impulsó aún más la discusión sobre cambios en las situaciones legales, económicas y sociales de las mujeres. Lo mismo debería ocurrir luego de Beijing. Ambiciosamente se habla de que allí se esbozaron las estrategias de acción hasta el año 2.000 y los compromisos de los Estados miembros para lograr los objetivos de agualdad, desarrollo y paz para las mujeres. Derechos con enfoque de género El análisis de género de toda la legislación posible nos permite ver que no es la aprobación de una ley o leyes nada más lo que establece o no mayor acceso a las mujeres a las instancias de justicia, según se establezca en cada país. Es necesario entender que hay que comenzar a discutir los problemas con todos sus matices y diferencias. No todas las mujeres somos iguales entre nosotras y tampoco las luchas por nuestros derechos se encuentran en el mismo punto en todas partes. Hay países donde todavía estamos hablando de reconocer derechos de las mujeres sobre sus hijos/as, a heredar en igualdad que los hombres o a educarse. Ante esta diversidad y en reconocimiento a la misma, es que los marcos jurídicos e instrumentos mejores que podemos utilizar en común son cada día más los convenios, declaraciones y más recientemente la Plataforma de Acción de Beijing. Frente a los embates de la globalización, (que hace posible, por ejemplo zonas francas donde el empleo femenino es extenso y bajo malas condiciones de trabajo) se hace necesario ir más allá del Estado unitario y encontrar en las representaciones globales de los Estados los derechos reconocidos en esos instrumentos mundiales o regionales. Esto ubica muchas campañas posibles, desde unas que respondan al incumplimiento de los compromisos de los Estados a la "Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer", o de la "Convención para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia", de Belém do Pará, hasta campañas para la implantación de las estrategias contra la pobreza que promueven la autonomía económica de las mujeres según la Plataforma de Acción de Beijing. Nuestros retos al impulsar estos instrumentos mundiales o regionales incluyen seguir (re)(de)construyendo el concepto de la igualdad para que se entienda desde la diversidad, como lo es el enfoque de género. Pensemos sobre todo ante la cercanía del aniversario de la Declaración de Derechos Humanos de las Nacionales Unidas. Reconceptualizar esa declaración con óptica de género es también uno de esos retos. * Ana Rivera, abogada portorriqueña, es catedrática de la Interamerican University de Puerto Rico. Integrante del Area Mujeres de ALAI
https://www.alainet.org/es/articulo/104719?language=es
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