Los niños y las niñas de la calle
16/10/1997
- Opinión
El pasado 9 de octubre, Casa Alianza acudió ante la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos para exponer sobre "La Situación de los niños y niñas de la Calle en América Latina". Por
la importancia del tema recogemos la intervención realizada por Bruce Harris, Director Regional
para Amércia Latina de dicha entidad.
Si todos estuvieran en un mismo lugar, tendrían su propio país; un representante en las Naciones
Unidas, y de repente hasta cuantiosos préstamos del Banco Mundial. Son millones... son los niños que
sobran... los hijos de nadie. Son los niños y niñas de la calle.
Según los informes de UNICEF, existen 100 millones de niños abandonados en todo el mundo, de las
cuales 40 millones pertenecen a América Latina. Estos niños, cuyos edades oscilan entre los 10 y 14
años, son los condenados a intentar sobrevivir en el único hogar que poseen: las violentas calles del
continente.
Desafortunadamente muchos no lo logran...
Los niños no escogen ir a la calle. La gran mayoría está huyendo de graves situaciones de abuso físico
o sexual dentro del seno familiar. No son huérfanos de padre y madre, pero casi en su totalidad son
hijos de madres solteras y tienen hasta cinco hermanos más, algunos de ellos viven juntos en la calle.
Echarle la culpa a la familia y a la falta de responsabilidad paternal, resulta muy fácil. Existen los
factores socio-económicos que afectan directamente a la situación de total abandono de la niñez en
América Latina. Un ejemplo, es el caso de Centroamérica, en donde el 44% de los recién nacidos
pertenecen a madres solteras; las cuales asumen la enorme carga de la crianza y desarrollo de varios
hijos completamente solas.
Los salarios de éstas madres -si tienen suerte de haber encontrado trabajo- no son suficientes para dar
de comer a sus hijos. Es por esto que el hijo mayor se ve obligado a salir de la casa para buscar su
sustento diario. A falta del padre, el hijo mayor asume este rol con la misma responsabilidad, a la corta
edad de 12 ó 13 años.
La madre busca un compañero y aparece dentro del núcleo familiar la figura del "padrastro".
Inmediatamente empiezan los problemas con el hijo mayor quien ha sido desplazado de su rol de
padre. La mayoría de las veces el padrastro abusa física y sexualmente de los niños. Esta situación
coloca a la madre en la posición de elegir entre su compañero de apoyo financiero, aguantando los
abusos en contra de sus hijos, o apoyar a los niños. Es triste decir, pero la mayoría de las veces la
madre decide por su compañero. Esto conlleva a que el hijo mayor no pueda tolerar más cualquiera de
estos abusos y huya a la calle...
Hasta este punto ya han sido violados una serie de derechos de la niñez según la Convención
Americana de Derechos Humanos: derecho a ser protegido (Art. 19); derecho a la integridad personal
(Art. 5); derecho a la protección de la Honra y la Dignidad (Art. 11), el derecho a un nombre, entre
otros. Los Estados miembros han fallado y continúan irrespetando la protección establecida para la
infancia en la Convención. Consecuentemente los niños continúan sufriendo...
Los desechables
Hoy en día, no existe empatía hacia a los niños abandonados. Y peor aún, hay cero tolerancia; cero.
Son tres los países en el mundo reconocidos por los graves asesinatos a sangre fría de sus niños de la
calle -y los tres son de América Latina: Brasil, Colombia y Guatemala. Desafortunadamente esta lista
ha crecido y como se puede apreciar en el último informe publicado por Casa Alianza (de fecha 7 de
octubre de 1997) sobre tortura de niños de la calle, se incluye al estado de Honduras también.
Al principio, estos niños piden limosna y tratan de trabajar. Por la alta tasa de desempleo, los trabajos
"tradicionales" de los niños -de vender chicles en los semáforos o hacer tonterías vestidos como
payasos- están siendo asumidos por adultos, forzandolos a asumir trabajos más difíciles y peligrosos
que van desde escupir gasolina sobre una llama de fuego (tira fuego), a robos simples (como espejos
retrovisores, un pedazo de pan, carteras, entre otros), incluyendo su entrada a la prostitución infantil.
Si ni el estado ni la sociedad les dan de comer a estos niños, ¿qué más podemos esperar de ellos?.
Ellos, pequeñas víctimas, terminan siendo los culpables, los delincuentes, los vagos... los desechables.
Los niños de la calle no son vistos como lo que verdaderamente son -niños. Las autoridades y la
sociedad los ven como algo menos que seres humanos. En Costa Rica, por ejemplo, los llaman
"chapulines" -parásitos de la sociedad que uno pisa sin pensar dos veces.
Prostitución y abusos sexuales
La mayoría de las niñas de la calle atendidas por Casa Alianza en nuestros programas en México,
Guatemala y Honduras, son víctimas de la prostitución. Infantes, para las que su cuerpo es nada más
que una herramienta de sobrevivencia. Los gobiernos están enterados de esta cruel realidad,
continuamente se denuncian éstos vergonzosos hechos, lamementablemente no son prioridad, ni para el
estado, ni para la sociedad. Esta problemática fue claramente reconocida a nivel mundial en el
Congreso sobre la Explotación Comercial Sexual de la Niñez, en Estocolmo en agosto del año pasado.
Como resultado de ésta prostitución y abuso sexual, el 5% de la población infantil que atendemos están
infectados por el virus del SIDA. Tomado en cuenta la edad promedio de la población que servimos,
este porcentaje es escalofriante. Más aún cuando se visualiza que esta población en su mayoría no
tiene acceso a servicios de salud por parte del Estado, lo que contradice una vez más el Artículo 19 de
la Convención.
En marzo del presente año en Honduras una niña de la calle de 16 años fue detenida por dos miembros
de las Fuerzas de Seguridad Publica sin orden de captura y sin haber cometido delito alguno. Dentro de
la misma estación de policía fue violada por uno de los servidores públicos. El abuso sexual que se
comete por agentes de la policía en perjuicio de estas niñas, son una realidad cotidiana en estos países.
El peor enemigo
El peor enemigo de los niños de la calle es la policía. Quienes aprovechan su poder para maltratar a
estos niños sabiendo que no tienen quienes respondan por ellos -los violan, los mandan a robar, los
torturan y finalmente hasta los matan.
En junio de este año el niño Engelber pedía las sobras de pizza de los clientes saliendo de un
restaurante en la Ciudad de Guatemala. La policía privada, quienes por ley están bajo la coordinación
del Ministerio de Gobernación, se molestó y cuando el niño no quiso salir de la vía publica, disparó con
su escopeta en contra del niño. Engelber va a perder su brazo...
Otro de los muchos casos en Guatemala fue el de un hombre que vestido de civil entregó un pedazo de
pollo a un niño que pedía comida afuera de un restaurante. El niño feliz por su primera comida del día,
sin saber que debajo de los papitas había una granada que explotó y lo mató.
Estos crimenes a la fecha no han merecido ningun tipo de investigación formal por parte de las
autoridades guatemaltecas, convertiéndose en un simple ejemplo más de la impunidad.
Hemos visto la masacre de los niños en la Iglesia Candelaria en Brasil; los niños que viven y mueren en
los alcantarillados de Bogotá; la limpieza social de niños de la calle en El Salvador, Guatemala y
Honduras. En todos estos casos han estado implicadas las fuerzas de seguridad del Estado -las que
supuestamente son responsables de brindar protección a la sociedad...
En siete años Casa Alianza ha presentado más de 540 denuncias criminales en las que han estado
involucrados centenares de policías locales, privados y militares entre otros. De estos casos
aproximadamente menos del 15% han llegado a la etapa condenatoria.
Manteniéndose la impunidad de estos agentes, y más grave aún, es el hecho de que cuando Casa
Alianza denuncia estos casos, la respuesta de las autoridades ha sido la intimidación y amenazas tanto
por la vía legal como por la extrajudicial.
De igual modo Casa Alianza ha tramitado cientos de casos de habeas corpus por detenciones ilegales y
el envío de menores a cárceles de adultos. Esta situación se vió en Honduras y está ocurriendo
actualmente en Nicaragua, donde alrededor de 200 menores se encuentran en espera de juicio, estando
hacinados junto a reos adultos, lo que pone en peligro la integridad personal y psicológica de éstos
menores, y en total incumplimiento con el articulo 19 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos y las demás normas internacionales para la protección de la niñez.
https://www.alainet.org/es/articulo/104419
Del mismo autor
- Los niños y las niñas de la calle 16/10/1997