Como continuidad de la insurrección de 1780

Hacia el poder político comunitario plurinacional del siglo XXI

07/11/2012
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¡¡NOK`AQ RIMAYNIY, K`ANKUNAPAQ KAY HATUN
PUNCHAYPI, HATUN KAUSAYMAN T`ASKIRINANCHISPAK, WAUK`EYKUNA, PANAYKUNA!!
 
Son tiempos tempestuosos en que se exhiben llanto, dolor, sufrimiento, desprecio y toda forma de discriminación y exclusión de parte de los colonizadores euro-españoles y latino sudamericano, de manera particular, los oligarcas gobernantes del Estado-Nación latino peruano. Sufrimiento que se inició en 1526 con la espada asesina y la cruz de las cruzadas guerreras, con la única finalidad de saquear nuestras riquezas naturales, asesinar a nuestros antepasados y apropiarse de nuestro territorio tawantinsuyano, para imponer su soberbia monárquica y solucionar su famélica economía euro-española de finales del siglo XVI.
 
Las consecuencias de la invasión colonial por más de 398 años (1526-1924), son las políticas colonialistas que subsisten hasta el día de hoy, como herencia colonial de los españoles americanos, es decir, de los criollos y mestizos citadinos que nos impusieron formas de organización social, económica, política republicana, que se postulo para construir el Estado-Nación de los criollo-mestizos, que han introducido el colonialismo interno mediante las constituciones políticas de Estado, copiadas de España y Europa, mal adecuados a la realidad peruana.
 
La republicanización y peruanización de los pueblos y naciones ancestrales de los kechuas, aymaras y amazonenses del Perú-Tawantinsuyano, significó y significa la negación de nuestra identidad pluricultural, nuestra pertenencia territorial y nuestra personalidad etnohistórica, lo que equivale a la negación de nuestra soberanía plurinacional, plurilingüe, pluricultural, sobre todo, a nuestro derecho a la autodeterminación política y ser los gestores de nuestro destino histórico, político y socio-cultural, que permita atender las necesidades materiales y espirituales de toda la sociedad de todas las sangres sin discriminación de ninguna clase.
 
El Tawantinsuyu un modelo de desarrollo socioeconómico
 
La civilización comunitaria de ayllus del Tawantinsuyu, durante miles de años ha construido una sociedad y una estructura socio-económica comunitaria, que garantizó el bienestar de más de 12 millones de habitantes, desarrollando la ingeniería hidráulica para la agricultura y la ganadería que garantizaron el desarrollo integral del RUNA o Ser Humano tawantinsuyano. La construcción de los caminos, del sistema de andenería, de la textilería, la cerámica, la astronomía, la construcción de los centros ceremoniales, de los monumentos arqueológicos y otros elementos culturales que son la muestra fehaciente de la capacidad creativa de los cuatro procesos civilizatorios regionales, que se desarrollaron como expresión de los florecimientos culturales regionales (FCR), que consolidaron la civilización comunitaria de ayllus del Tawantinsuyu.
 
La invasión colonial euro-española del siglo XVI, se constituyó en la noche negra de salvajismo cristiano-castellano, pues, su negra política colonial impuso un modelo de vida y sociedad que nada tenía de civilizado, lo que mostraban era la experiencia guerrera de usurpaciones territoriales en otros continentes, como en África, Asía y Europa. Se presentaron como los émulos de Atila, Nerón, Pilatos, Borgía y otros personajes de la guerra santa. Los pizarristas, toledistas, los abascalistas y otros colonizadores se empeñaron en destruir la grandeza del Tawantinsuyu, no logrando sus propósitos bárbaros, pues, quedan testimonios de la resistencia a la salvajada chapetona.
 
La resistencia histórica y política iniciada en 1533, pasando por los de Juan Santos Atawallpa de 1545, de Tupak Amaru I y de José Gabriel Kunturkanki Noguera-Tupak Amaru II y Pedro Willka Apaza-El Puma Indomable de 1780, son la muestra más clara del repudio a la política colonizadora de los cristianos castellanos de España. La política de resistencia de nuestros héroes ancestrales era el de reconstituir el Tawantinsuyu y expulsar a los invasores que con la cruz y la espada sojuzgaban a los pueblos y naciones del Tawantinsuyu, para agradar a su Dios y a su Rey, personajes extraños en nuestro territorio ancestral.
 
El casco y el bonete se impusieron sin respetar el 5to. Mandamiento de la ley de Moisés, que manda no MATAR, aunque a mi entender no respetaron ni pusieron en práctica su fe católica apostólica y romana, muy por el contrario se convirtieron en la copia fiel del ejército romanos, sedientos de sangre y oro. Oro y plata que por el rescate del Inka Atawallpa recibieron más de 45, 240 pesos de oro y 976. 2 Kg. de plata. Esta riqueza robada al pueblo kechua del Tawantinsuyu ocurrió el 17 de junio de 1533 en K`ahamarka (Cajamarca-Perú). A pesar de este pago, los sirvientes del rey de España, asesinaron al Inka y centenares de miles de indios, por el que exigimos una reparación y un enjuiciamiento a la monarquía española, por el delito de lesa humanidad.
 
Los 398 años de robo y sojuzgamiento al “indio” tawantinsuyano, significa hoy la retoma de la insurgencia histórica y política de la resistencia, contra la opresión colonial interna de los españoles americanos: criollo-mestizos republicanos, herederos de los bárbaros chapetones, que se hicieron del poder político, económico y cultural de la republica oligárquica. Los españoles americanos impulsores de las guerras separatistas del norte y del sur, se convirtieron en los virreyzuelos presidentes republicanos de sus encomiendas modernizadas y denominadas países libres e independientes por la voluntad de Dios y sus ilustrados liberales.
 
El colonialismo interno republicano oligárquico criollo-mestizo
 
El 28 de julio de 1821, en la plaza mayor de Lima, Don José de San Martín proclama la independencia del Perú, en presencia de los españoles americanos, de los realistas traidores al rey, de los indios y negros; mientras el virrey La Serna se parapetaba en la sierra, para continuar con la guerra y recuperar el poder virreinal. El 9 de diciembre de 1824, en la batalla de Ayacucho se sellara la independencia latina sudamericana, con la firma de rendición del virrey La Serna. A partir de esta fecha, los llamados estados nacionales de sudamérica, inspirados en el liberalismo europeo, iniciaran la política del colonialismo interno, sustentándose en los mecanismos de la colonización española.
 
De San Martín y Bolívar a Ollanta Humala Tasso, han transcurrido 191 años (1821-2012), período republicano que no ha solucionado los problemas creados por la invasión colonial de los españoles, puesto que los gobiernos conservadores, liberales, populistas y militaristas han instaurado una política de discriminación, exclusión y explotación de la sociedad más vulnerable, bajo un supuesto hipócrita de modernización, cuando en la realidad, ha sido y es de dependencia a las trasnacionales estadounidenses y europeas, que dentro de una política neocolonial se afirma el colonialismo interno oligárquico en desmedro de los pueblos y naciones kechuas, aymaras, amazonenses y mestizos empobrecidos del país.
 
La usurpación de las tierras comunitarias de producción, como en los tiempos de la colonia, fueron usurpadas por los criollos y mestizos que se convirtieron en terratenientes y latifundistas, quienes se dieron a la tarea de poner sus presidentes para garantizar la usurpación de las propiedades agropecuarias de los kechuas, aymaras y amazonenses. Dentro de esta política oligárquica, las ciudades costeñas desarrollaron el comercio internacional, creándose enclaves económicos como Lima, Trujillo, Arequipa y otros, que exportaban las materias primas especialmente a Inglaterra. Creándose de esta manera un grupo social de comerciantes e intermediarios que impulsaron el desarrollo del “capitalismo”, a través de pequeñas fábricas de productos primarios.
 
 
La lucha histórica y política en contra de la usurpación de las tierras comunitarias de producción
 
La usurpación de las tierras comunitarias se fue acrecentando a lo largo y ancho del país, sin que la autoridad ponga coto y administre justicia por los atropellos de los terratenientes contra las comunidades. Los pueblos y naciones kechuas emprenden la lucha histórica y política por sus derechos a la tierra y el territorio y se organizan para enfrentarse a los terratenientes y sus autoridades. Así nace la organización Comité Pro-Derecho Indígena Tawantinsuyu, que aglutinó a los impulsores del reino de los incas, los incas redentores, los profetas libertarios y el movimiento “Tawantinsuyu”, como lo explica Wilfredo Kapsoli y muchos otros intelectuales indigenistas de la década del 20 al 50 del siglo pasado.
 
Los últimos 30 años del siglo XX, los llamados gobiernos neoliberales no han hecho otra cosa que acrecentar y profundizar el hambre, la miseria, la desocupación, la sobreexplotación, la delincuencia, la prostitución, la inseguridad laboral, la atención de la salud y la exclusión en la profesionalización universitaria. Sobre todo, la corrupción en la administración gubernamental a todo nivel, el entreguismo descarado a los intereses trasnacionales mineras y comerciales de los estadounidenses sefarditas-anglosajones, que controlaron a los gobiernos de Fujimori, Toledo, García y controlan el gobierno populista neoliberal de Ollanta Humala Tasso. Siguiendo la lucha de resistencia iniciada por héroe y aymaras y kechuas de la época colonial, durante la república, fue heroica y victoriosa en las distintas regiones de la sierra central, como del sur, siendo Puno el centro de la resistencia al colonialismo interno, como en los tiempos de la colonización chapetona.
 
 Así encontramos a Miguel Quispe “El Inka” de Paukartambo, con el apoyo de los estudiantes de derecho de la universidad cusqueña, iniciaron litigio contra los terratenientes, como nos lo refiere Luis E. Valcárcel. En el departamento de Puno encontramos al Movimiento Restaurador del Tawantinsuyu, en Azángaro a Ezequiel Urviola: el Illa y a Hipólito Pévez: el Guía, que se enfrentaron a los terratenientes de Ica. La mujer kechua estuvo presente en estas acciones, así en Santiago de Pupuja-Azángaro (Puno-Perú), se enfrentaron a los terratenientes Arturo Díaz Dianderas, hacendado que asesinó como a carneros a los kechuas de la comunidad.
 
Las mujeres kechuas, entre ellas Josefina Cabina, Francisca Cutida, Manuela Huacasi y Tomasa Ccana, reclamaban justicia por la carnicería que había cometido el hacendado Díaz Dianderas y el diputado Luis Luna en las parcialidades de Tahuajalli, Rajascco y Parachi (Azángaro-1920). La usurpación de las tierras a las comunidades era un verdadero atropello a la dignidad de los comuneros, sobre todo, el despojo de sus tierras que eran el sustento de su vida, se constituía en el inicio de su empobrecimiento. Estos atropellos genero una violenta respuesta de parte de los indios, para demandar la devolución de sus tierras usurpadas, pero la autoridad respondió en la mayoría de los casos con la cárcel de los principales que dirigían la demanda de justicia.
 
La lucha política e histórica de los kechuas, aymaras y amazonenses han sido constantes, que los gobiernos oligárquicos prometían reforma agraria para dar solución al problema de la tierra a los comuneros, como aquel que prometió Fernando belaunde Terry, que termino siendo un fiasco, pues la reforma agraria favoreció a los latifundistas y terratenientes de la costa, la sierra y la selva. Este problema al mismo tiempo provoco movimientos guerrilleros que apoyaban la reforma agraria, como los dirigidos por Hugo Blanco en la Convención-Cusco con la toma de tierras y otros que fueron abatidos por las fuerzas armadas de los gobiernos oligárquicos pro latifundistas y terratenientes enfeudados a los Estados Unidos sefardita-anglosajón del norte.
 
¡Campesino, el patrón no comerá más de tu pobreza!
 
Después de una etapa de luchas campesinas, el gobierno militar de Juan Velasco Alvarado, que dio la ley de reforma agraria que quebró el espinazo de los terratenientes y latifundistas, bajo la consigna de “campesino, el patrón ya no comerá de tu pobreza”, convirtiendo las haciendas y latifundios en cooperativas agrarias y sociedades agrarias de interés social, que de alguna manera devolvió al campesino sus tierras bajo la administración de funcionarios mestizos pro-soviéticos cooperativitas, que hicieron fracasar la reforma agraria, que después de un período de gobierno militar nacional reformista, es relegado del gobierno el general de los pobres, por un contra golpe propiciado por los neoliberales emergente a la cabeza del felón pro-aprista Francisco Morales Bermúdez, que entrego el gobierno militar a Belaunde Terry, luego de haber convocado a la Asamblea Constituyente de 1979.
 
El gobierno de Belaunde, que había postulado su ideario político populista en la grandeza del Tawantinsuyu, que la denomino, “El Perú como Doctrina”, traiciona su ideario y se entrega a las fauces del imperio norteamericano y da comienzo a la etapa neoliberal y al Consenso de Washington que, los gobiernos de Fujimori, Toledo, García y Ollanta serán los implementadores de esta política salvaje que ha sumido al pueblo kechua, aymara, amazonense y mestizo empobrecido a la más cruenta inseguridad laboral, a la ausencia de atención a la salud, la profesionalización técnica y universitaria coherente a los requerimientos de desarrollo regional del país.
 
La tormentosa política gubernamental de los criollo-mestizos latino peruanos, a pesar de sus buenas intensiones con la que engatusaron al pueblo elector, para administrar el erario nacional, lo que hicieron fue beneficiar a las trasnacionales y sus socios menores los empresarios nativos criollos citadinos limeñizados. El nipón-peruano Fujimori ha sido el más descarado gobernante de todos los tiempos republicanos, pues, a pesar de ser ladrón, fue un asesino desvergonzado en complicidad con Vladimiro Montesinos y sus mentores empresarios neoliberales, que gozan de la protección del Estado-Nación republicano neoliberal, sustentado en la Constitución Política de Estado fujimorista. La política agraria del fujimorismo fue, el restablecimiento de los latifundios y la privatización de las tierras para la enajenación de las trasnacionales, que los siguientes gobiernos neoliberales no han puesto un punto, para resolver la tenencia de la tierra y el territorio de las comunidades de la sierra y la selva.
 
Esta tormenta neoliberal, sigue con su empeño de afirmar el colonialismo interna republicano, con la política socio-económica toledista, el “cholo sagrado” de Elian Karp y de los politiqueros de Perú Posible, vendidos al dólar americano. El gobierno aprista seudo antiimperialista alanista, fue la continuación de la tormentosa política neoliberal de los gobiernos anteriores, pues, no se diferencian en la aplicación de la privatización de las tierras y sus riquezas no renovables como la minería, del trabajo sin garantía ni protección del derecho laboral, en la privatización de las empresas públicas, de la privatización de la “educación”, de la salud, de la anulación de los derechos sociales y laborales conquistados por los trabajadores del campo y la ciudad, en una palabra, la neoliberalización de la soberanía del pueblo y la afirmación salvaje del colonialismo interno republicano de los criollo-mestizos republicanos.
 
Una esperanza frustrada y la vigencia plena del gobierno neoliberal
 
Después de estos desastrosos gobiernos neoliberales, llega al gobierno peruano, el milico insubordinado y traidor al etnocacerista Antauro Humala Tasso, proclamando una política nacionalista en plena “convicción antineoliberal”, que a estas alturas del gobierno ollantista se ha convertido en un taparrabos del neoliberalismo constitucionalizado por el fujimorismo nipón-peruano. La contienda electoral fue favorable a Ollanta, por qué, la sociedad electora y el conjunto de la sociedad se encontraban cansada de la politiquería apristoide neoliberal, y le dio la oportunidad de ser gobierno a pesar de que cambió su programa de gobierno por la llamada “hoja de ruta”, que traslucía duda y confusión, sobre todo, porque recibía el apoyo de los neoliberales en oposición a la candidatura de la hija del sanguinario en prisión, Keiko Fujimori.
 
Las medidas gubernamentales del gobierno neoliberal de Ollanta Humala, está en la senda del nacionalismo secante y el paternalismo reformista, impulsando políticas de gobierno referidos a la “inclusión”, mediante programas de asistencialismo social a los ancianos, a los estudiantes, sin atender realmente los problemas estructurales por las que atraviesa el país. Problemas estructurales que deben ver con el modelo económico de la sociedad, con las transformaciones reales de todo el aparato estatal, lo que implica atender el problema laboral y ocupacional, la formación profesional concordante con las necesidades de desarrollo local, regional y nacional, la atención de la salud universal, que garantice el bienestar de la sociedad doliente, que espero soluciones reales del gobierno que juro en la constitución aprista en simulado acto de rechazo a la CPE fujimorista, que es un indicador de la incoherencia de la política gubernamental de Humala Tasso.
 
Los distintos gobiernos que antecedieron a Ollanta, no están exentos de la corrupción, de la mentira, de la demagogia y la manipulación politiquera en el ejercicio de la administración gubernamental, que configura el incumplimientos de las promesa electorales, que parece que están ya institucionalizados como un acto carnavalero, que el pueblo impotente antes esta situación del colonialismo interno, se encuentra atado a los llamados “congresistas”, que se arrogaron la voluntad soberana del pueblo, para engañarnos y no cumplir el mandato constitucional. Ollanta Humala en la campaña electoral ofreció llamar a la Asamblea Constituyente, para iniciar una “nueva etapa de la vida republicana”, sin embargo, quedó atrapada en las calendas griegas del neoliberalismo, este ofrecimiento constituyente y reemprendió la política neoliberal de sus antecesores, para estar en paz con los empresarios trasnacionales, que destruyen la producción agropecuaria, las fuentes de agua, el medio ambiente y todo lo que esta ligado a la vida de las comunidades kechuas, aymaras y amazonenses del Perú-Tawantinsuyano.
 
Asamblea constituyente una esperanza política e histórica del Peru-tawantinsuyano del siglo XXI
 
Ante esta realidad gubernamental de Ollanta Humala, los distintos sectores de trabajadores del campo y la ciudad emprendieron su lucha por la dignidad y la vida de sus pueblos y enfrentaron jornadas de lucha contra la explotación minera, contra la no atención de los médicos y el sector de salud, de los transportistas, de los campesinos y otros sectores sociales descontentos y engañados por el gobierno dizque “nacionalista”. En el Perú criollo-mestizo oligárquico, la (in)justicia es otro de los grandes problemas a solucionarse, el pueblo ya no cree en la administración de justicia, debido a que lo relaciona con la corrupción monetaria, politiquera y partidaria, medios corruptores para alcanzar una migaja de “justicia”. Las autoridades del poder judicial, han perdido el horizonte ético y juegan a la politiquería para mantenerse en los cargos jurisdiccionales, para seguir medrando de la injusticia y de la impotencia de los litigantes que no logran encontrar una justicia real y equilibrada.
 
El sistema universitario nacional, se encuentra divorciado de las necesidades de desarrollo socio-económico, político y cultural de la sociedad local, regional y nacional, precisamente porque no ha entendido su rol en la formación integral del ser humano, que busca profesionalizarse y ser un impulsor del desarrollo, pues, la institución universitaria se ha convertido en un lastre, como consecuencia de la equivocada “educación universitaria” que dan a la juventud estudiosa del país. Los profesionales de hoy son una mercancía en la economía de mercado, que de conformidad a la política neoliberal son agentes de la prestación de servicios, de los contratos por producto, sin ninguna clase de protección laboral, lo que hace que muchos de ellos tengan que hacer de taxistas, comerciantes o quedar desocupados por vida. Sentenciados a la muerte lenta por el gobierno neoliberal.
 
La política descentralista de los gobiernos neoliberales, vía los gobiernos regionales, no es más que un engaña niños, pues, no existe una real descentralización regional, que sea capas de atender las más sentidas necesidades de desarrollo e industrialización regional, mucho menos para ejercer políticas de gobierno y administración regionales, que impulsen la real descentralización que esta todavía enfeudada al gobierno central. Las autoridades locales y regionales se encuentran empantanados en sus feudos serviles, sin competencias reales para atender las demandas del pueblo, lo que ocasiona en más de unas veces innecesarias protestas y conflictos político-sociales, con alto costo social, que muchas veces se llega a la violencia con muertes y heridos, del que nadie se hace responsable por las pérdidas de vidas y las consecuencias que la violencia irracional genera.
 
¿Qué hacer ante esta realidad lacerante que soporta la sociedad? ¿Será necesario seguir manteniendo la estructura socio-económica, política y cultural del Estado-Nación republicano de los oligarcas neoliberales? ¿Cómo encontrar un camino de grandes transformaciones que dé bienestar material y espiritual a todos los habitantes del país? Entiendo que no es fácil encontrar una salida equilibrada e inteligente a este problema centenario, pues, siempre hemos sido engañados con regalitos del carnaval electoral de todos los tiempos. Las preguntas que nos formulamos, nos invita a reflexionar en nuestro destino histórico, político y cultural, sobre todo, para nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos del siglo XXI.
 
Nuestros mayores y ancianos con plena sabiduría que les ha dado la vida de sufrimiento a causa del colonialismo interno, nos recomiendan ser prudentes y seguros en nuestras demandas de vida, ellos señalan que no debemos permitir más, el sufrimiento de nuestros pueblos, como ellos vieron pasar desde muchas generaciones anteriores. Nos recuerdan las luchas emprendidas en los departamentos de Puno, Cusco, Arequipa, Ayacucho durante los años de 1921, 1922 y 1923, postulando la Restauración del Tawantinsuyu, como un nuevo orden constituido, creándose el Movimiento Tawantinsuyu, siendo sus miembros comuneros y obreros sojuzgados por terratenientes, latifundistas y los dueños de la fabricas citadinas.
 
Ahora bien, al celebrarse los 232 años (1780-2012) de la insurrección del 4 de noviembre de 1780, al mando de José Gabriel Kunturkanki Noguera y Pedro Willka Apaza-El Puma Indomable, renovamos nuestra convicción de lucha contra el colonialismo interno neoliberal republicano y aspiramos a una vida digna y soberana en el siglo XXI. Para lograr, los ideales de los héroes insurgentes de 1780-1783, que gravitan en la actualidad, unidos a los de la década del 20 al 30, como también a las experiencias de lucha política de los Movimientos Indios de la década del 80 del siglo pasado, hoy postulamos las banderas de lucha que impulsen una real transformación socio-económica, política y cultural del Perú-Tawantinsuyano.
 
 Esto quiere decir, que en las actuales condiciones de la llamada “vida republicana”, se hace IMPRESCINDIBLE, demandar el cumplimiento de la promesa electoral de Ollanta Humala Tasso, LA CONVOCATORIA A LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE, para que la sociedad de todas las sangres vayamos a la realización del PACTO SOCIAL COMUNITARIO y, sancionar una nueva CARTA CONSTITUCIONAL o la LEY DE LEYES, para el siglo XXI y desterrar la CPE fujimorista-aprista que nos condena a la muerte lenta y al bienestar de las trasnacionales y los politiqueros peruanos neoliberales.
 
El Perú-Tawantinsuyano del Siglo XXI, es la esperanza y el horizonte histórico y político para las nuevas generaciones de los kechuas, aymaras, amazonenses y mestizos empobrecidos del país, esto implica reencontrarnos con nuestra identidad pluricultural, con nuestra pertenencia territorial y nuestra personalidad etnohistórica como pueblos y naciones y no como simples clases sociales. El futuro nuestro, está en recrear un modelo de sociedad de economía país de reciprocidad, de justicia plurinacional, de salud comunitaria, de formación profesional comunitaria y un Estado Plurinacional, Plurilingüe y Pluricultural que ponga en evidencia el principio tawantinsuyano de la COMPLEMENTARIEDAD. Es decir, que los saberes y conocimientos científicos contemporáneos se complementen con la sabiduría ancestral tawantinsuyana y reconstituyamos la tridimensionalidad del Runa o ser humano, que garantice la convivencia con el medio ambiente y el cosmos, como expresión de equilibrio y armonía social comunitaria y no caer en la destrucción del medio ambiente, el cosmos y el ser humano, como lo están haciendo las trasnacionales de la muerte, que solo buscan enriquecerse a costa del hambre de la humanidad doliente.
 
Es tiempo de salir de la colonización interna (enfermedad) y descolonizarnos (sanación y curación), para emprender una nueva alborada de vida, sin rencores ni venganzas que la llamada “lucha de clases”, nos ha condenado al genocidio y al autogenocidio por más de 50 años del siglo pasado. Basta de las locuras dogmáticas euro-occidentales del demoliberalismo y socialismo ateo del siglo XX. La lógica de pensamiento cósmico tawantinsuyano es la guía de nuestro futuro histórico y político, para la recuperación de nuestra soberanía y autodeterminación histórica, política y cultural como pueblos y naciones del tercer milenio.
 
¡¡KAUSACHUN HATUN KAUSAYNINCHIS, RUNANCHIS KUNA MUNAYNIMPI!!
 
¡¡KAUSACHUN 4 DE NOVIEMBRE DE 1780!!
 
¡¡KAUSACHUN TUPAK AMARU II, PEDRO WILLKA APAZA!!
 
¡¡HATUN KAUSAYMAN T`ASKIRISUN WAUK`EYKUNA, PANAYKUNA KECHUARUNAKUNAK MAKINMANTA!!
 
Aoxak`a D.F., Aswan karu llaqtamanta pacha, 4 de noviembre del 2012.
 
Dr. Aureliano Turpo Choquehuanca
Socio-etno/antropólogo kechua
https://www.alainet.org/es/active/59406
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