La presencia política de la izquierda en el Chile de hoy es una realidad que no se puede negar. Tras largos años, de represión primero y de exclusión luego, los movimientos y partidos de la izquierda chilena irrumpen, en un país binominal y neoliberal, como los genuinos herederos del legado de Allende. La proclamación de la candidatura del señor Jorge Arrate, un socialista allendista de amplia trayectoria política, marca un punto de inflexión en un camino que no ha sido nada fácil y que ha estado plagado de obstáculos y prejuicios.

El discurso de la izquierda del siglo XXI conjuga su larga historia de luchas democráticas y populares durante el siglo XX, con los nuevos escenarios signados por la crisis económica mundial que ya ha comenzado a causar estragos entre los trabajadores de nuestro país. Tras varias décadas en que se ha tejido una interesada leyenda negra en torno a la Unidad Popular, la candidatura del señor Arrate resulta ser una vindicación de la figura del presidente socialista Salvador Allende.

La actual izquierda chilena, en un conglomerado plural y diverso, que, no obstante ha encontrado su unidad en torno a un conjunto de ideas para el presente. En primer lugar, se busca una nueva Carta Constitucional, pues la que nos rige es una Constitución antidemocrática fraguada durante la dictadura militar. En segundo lugar, se buscan reformas económicas serias para paliar los efectos de una amenazante crisis económica que golpea a los trabajadores en nuestro país y un nuevo modelo de desarrollo más justo e inclusivo que el orden neoliberal, al mismo tiempo que sustentable respecto del medioambiente. Por último, se manifiesta una clara solidaridad hacia los pueblos hermanos de América Latina, empeñados en procesos de emancipación y lucha social, cuya expresión política se encuentra en Unasur.

El candidato de la izquierda deberá enfrentar a aquel de la derecha, señor Sebastián Piñera y al ex presidente señor Eduardo Frei, representante del la Concertación, dos figuras políticas que monopolizan los medios de comunicación y que cuentan con amplios recursos. No obstante, no debemos desconocer el malestar generalizado que existe entre los chilenos ante los reiterados casos corrupción protagonizados por el conglomerado oficialista, así como los abusos del sector empresarial que incluyen, por cierto, al empresario candidato señor Piñera.

La candidatura del señor Jorge Arrate debe ser valorada más allá de la contingencia política. En una perspectiva histórica más amplia, asistimos a la reconfiguración de un sector político que ha sido excluido de la vida nacional. La candidatura de la izquierda representa también un cambio generacional, pues, si bien se trata de aquellos que han padecido el dolor y el luto, estamos ante una nueva generación capaz de ofrecerle al país una senda de justicia social para el mañana. La izquierda chilena del siglo XXI se erige así como uno de los actores fundamentales para la profundización de la democracia en el Chile de hoy.