Tegucigalpa: ¿La Ciudad Cárcel de América Latina?
27/02/2014
- Opinión
El 30 de octubre de 1880, en el gobierno Liberal de Marco Aurelio Soto, Tegucigalpa fue reconocida como ciudad capital de Honduras. Está conformaba por dos ciudades gemelas: Tegucigalpa y Comayagüela. Varios de los historiadores que han vivido y viven en Tegucigalpa, la siguen recordando como una ciudad fresca, pacifica y colonial. En la actualidad esta percepción ha empezado a cambiar, ya que hace mucho calor por la destrucción de su bosque aledaño y vegetación, es una ciudad violenta según el índice de homicidios- el más alto de América Latina-y su crecimiento desordenado y modernismo de “chepe” ha destruido parte de las construcciones físicas ancestrales.
Se estima (cifras no oficiales) que la población de la ciudad es de casi 2 millones de habitantes, de los cuales la mitad vive en situación de pobreza; la población económicamente activa (PEA) supera el 60%. Contrario a ciudades como Lima que en otrora se presentaba como una de las ciudades más violentas de Latinoamérica, pero que ha dado y seguirá dando un cambio radical con su apuesta al turismo, integración de los barrios marginales al desarrollo, gastronomía y el control selectivo de la violencia, Tegucigalpa más bien ha retrocedido. La última autoridad municipal que gobernó la ciudad por cerca de ocho años, la convirtió en una cárcel pública, sucia, poco transitable, inundada de pobreza, miseria, corrupta y huraña al turismo.
Muchos factores sirven de justificación para que ello sucediera. En primer lugar, la falta de un plan de desarrollo urbano y asentamientos humanos creíble, acuerpado por los principales actores de la ciudad (empresarios, colegios profesionales, transportistas, comerciantes, pintores, patronatos, juntas de agua, etc.); en ello, estudios para el ordenamiento del sistema de transporte vial, construcción de un nuevo relleno sanitario y reasentamientos humanos, para corregir este problema apoyado por la Agencia Japonesa de Cooperación (JICA) se tiraron al cesto de la basura. En segundo lugar, el clientelismo político ha permitido que la ciudad se use como refugio de la población que huye del campo, sin ningún mecanismo de control efectivo que se haga respetar. En tercer lugar, la fuerte corrupción ha posibilitado la concentración del suelo urbano en pocas manos y el desarrollo de proyectos urbanísticos que en otros países son ilegales. En cuarto lugar, el desprecio a la cultura por los escasos recursos que se destinan de los impuestos al desarrollo de arte. Finalmente, la falta de un mecanismo de coordinación efectivo con las demás autoridades de gobierno no permite que se prioricen obras y recursos; más bien de lo que se trata es figurar para obtener votos en las próximas elecciones y robar.
Más de 200 barrios y colonias de la ciudad capital con una población estimada de 200,000 familias operan como cárceles públicas, donde se ha instalado una verja con guardias de seguridad para que los delincuentes no entren. Las familias muy temprano están en sus hogares ya que no pueden circulan libremente por sus colonias. Ello ha aumentado los costos para las familias, en tanto el pago de la vigilancia es obligatorio. Ha aumentado también el gasto en combustible por el cierre de calles principales de las colonias lo que ocasiona retrasos. Curiosamente, los índices de homicidios no bajan como se requiere y los asaltos están a la vuelta de la esquina.
Hay evidencia, según se desprende de las declaraciones de las nuevas autoridades municipales, de actos de corrupción en el manejo de los fondos que la municipalidad capta vía impuestos, préstamos de los OFIs y las cuotas de aportación en el régimen de previsión y aseguramiento social. El proyecto TRANS 450 que en Lima y en otras capitales de América Latina es un orgullo, en Tegucigalpa se ha paralizado por falta de plata, uso de materiales de mala calidad y evidencia de poca transparencia en el manejo de los recursos.
Se ha detectado que existen grandes empresarios evasores del fisco, sin que se haga algo por recuperar estos recursos. Es más, se ha privatizado la recolección de impuestos, por lo que la evasión puede aumentar y legalizarse. Existen más de 2 mil personas de escasos recursos contratadas con fondos de la municipalidad para mantener limpia la ciudad, pero sobre todo para que actúen como fuerza de choque cuando se trata de denunciar y acusar al Alcalde por actos de corrupción, o para contrarrestar las marchas de la oposición política al partido de gobierno.
En nuevo Alcalde electo ha prometido cambiar la imagen de la ciudad, desterrando la corrupción y eliminando las verjas en los barrios y colonias; incluso habla de apoyar más la cultura y el arte. Está en proceso el traspaso de del acueducto de alcantarillado y agua potable a la ciudad capital por parte de la Empresa Publica (SANAA) para incorporar la participación de agentes privados en la gestión del servicio y abaratar costos para los usuarios de bajos ingresos, igual el Colegio de Arquitectos de Honduras ha presentado un proyecto que permitirá embaular el Rio Choluteca, tal como está sucediendo en Lima. Para bien de la ciudad capital, esperamos que así sea. Es muy importante que se aprenda de la gestión municipal en otras ciudades capitales, y traiga cosas buenas para los capitalinos, capitalinas y turistas.
Tegucigalpa, DC. 26 de febrero de 2014.
https://www.alainet.org/en/node/83539?language=en
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