Nelson Mandela: un cerebro iluminado

19/12/2013
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Profunda huella ha dejado, al momento de partir, el inolvidable e inmortal líder sudafricano Nelson Mandela quien fue héroe de la lucha contra el “apartheid”, reconocido Premio Nobel de la Paz y ejemplo rutilante de paz y convivencia para todos los pueblos del mundo.
 
Fue una vida signada por la adversidad y el sufrimiento. Nacido en el año de 1918 en la localidad de Mvezo, miembro de una familia aristocrática de la tribu xhosa, logra ingresar a la única institución académica que aceptaba estudiantes negros en Sudáfrica y en 1942 se afilia al partido Congreso Nacional Africano (CNA). Desde esta ápoca, la claridad de sus pensamientos y el compromiso inobjetable que asumió por el reconocimiento y la defensa de los Derechos Humanos de su pueblo lo llevan en 1952, por primera vez, a la cárcel.
 
La lucha política que adelantó con fe y esperanza en el triunfo de su causa reivindicatoria lo condujo  a ser condenado a cadena perpetua por las leyes “de los blancos” que no aceptaban, bajo ninguna circunstancia, el reconocimiento que pedía el mundo, para las importantes comunidades negras de Sudáfrica.
 
Después de permanecer durante 27 años en las peores cárceles de Sudáfrica, soportando a la vez innumerables torturas y vejámenes,  que no lograron romper su férrea decisión  de hacer realidad el derogamiento de leyes racistas y descriminadoras de la comunidad negra, fue puesto en libertad por una doble presión jurídica y humanística ejercida a nivel interno y a nivel de la comunidad internacional.
 
Ya en la libertad fue elegido Presidente en el año de 1991 del Partido CNA después de apoyar las huelgas que lograron acabar con el sistema político basado en la supremacía de la mayoría blanca que había sometido a la población negra a sus reglas.
 
Desde esta época, continúa en forma más luminosa su ascenso hacia los altos reconocimientos que la humanidad reserva a los mejores hombres y mujeres que se han dedicado a las causas nobles y justas en beneficio de la sociedad mundial. En 1993 recibe el Premio Nobel de la Paz junto con el presidente de su país  F.W. Klerk, con quien había conducido a Sudáfrica a unas nuevas instancias de convivencia y de reconciliación entre todos.    
 
La sociedad sudafricana y en especial las inmensas mayorías de las comunidades negras ya habían descubierto el inmenso valor humano que anidaba en el cerebro luminoso de Mandela y conscientes de esta responsabilidad deciden respaldar su nombre, su vida, su lucha, sus innumerables sufrimientos, llevándolo a ganar la Presidencia de la República en el año de 1994.
 
Es en esta época cuando comienza a brillar más alto y con más intensidad la estrella luminosa de su pensamiento y se concreta su amplia visión humanística al decir que “Ha llegado el momento de curar las heridas. El momento de salvar los abismos que nos dividen. Nos ha llegado el momento de construir”. Con esta frase histórica que clamaba por la unión de todos los sudafricanos para construir la patria de sus sueños, tomó posesión como Presidente de Sudáfrica.
 
Y hemos titulado este artículo “Nelson Mandela: Un cerebro iluminado” porque según el emblemático investigador médico Deepak Chopra “El término original para designar iluminación es “moksha” que en sánscrito quiere decir “liberación”. ¿Liberación de qué? Del sufrimiento, la mortalidad, el dolor, el ciclo de renovación, el karma”.  (1).
 
 Del libro: Supercerebro. Deepak Chopra – Rudolph E. Tanzi. Pág. 261. Ed. Grijalbo.
 
Esto fue precisamente la vida de Mandela, un proceso largo y continuado de liberación, primero en lo personal, lo que le permitió no solo soportar los largos y penosos años del cautiverio, sino convertirlos en años de liberación de su pensamiento que fue ganando cada vez mayor altura hasta convertirse en un pensamiento salvador no solo de Sudáfrica, sino de todo el mundo.
 
Hoy en día el pensamiento liberador de Mandela es guía práctico, cotidiano para todos los pueblos del mundo que luchan contra las injusticias, la discriminación y ven en su figura y en su pensamiento un ejemplo digno de replicarse para el bien de las causas sublimes de la humanidad como la solidaridad, la fraternidad y la compasión.
 
Nelson Mandela pudo hacer realidad el sueño de liberación que lo acompañó y no lo abandonó nunca, ni en las más oscuras prisiones. Su sueño, fue el sueño inconcluso de “liberación” de nuestro inolvidable sacerdote Camilo Torres Restrepo, dolorosamente truncado  en las complejidades humanas y físicas de Patio Cemento, en Santander. Fue el sueño inconcluso de otro de los grandes de América Latina, Ernesto “Che” Guevara, en las duras selvas bolivianas.
 
En conclusión, Mandela pertenece con Mahatma Gandhi, Martin Luther King a esa selecta pléyade de hombres y mujeres que simbolizan el punto sublime y luminoso de la evolución de la especie humana. Pensando en ellos, nos alienta la fe y la esperanza que la especie superará estas oscuras etapas de la caverna caracterizadas por el capitalismo salvaje y ganará, más temprano que tarde,  las instancias luminosas de la reconciliación, la paz, la solidaridad y la fraternidad para toda la humanidad.
 
Alonso Ojeda Awad, Ex Embajador de Colombia
https://www.alainet.org/en/node/81842
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