Wang: Democracia como Coca-Cola

El modelo norteamericano de democracia ha demostrado ser muy útil para la concentración de la riqueza en una ínfima minoría de la población.

03/05/2021
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El secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, y el ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi.
Foto: https://www.escenariomundial.com
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Tomo como punto de partida la charla de Wang Yi, ministro de Relaciones Exteriores de China ante el Consejo de Relaciones Exteriores de Estados Unidos, según informa el Global Times. Wang dice que en Washington piensan que la democracia, como Coca-Cola, debe tener el mismo sabor en todas partes.

 

Estados Unidos siempre ha expresado la voluntad de estandarizar el mundo según su modelo de gobierno, por las buenas o por las malas. El modelo estadounidense es básicamente un sistema bipartidista, para que dé la ilusión de pluralidad, pero ambos partidos están controlados por la misma élite cuyo único programa político es su enriquecimiento parasitario a costa del resto del mundo.

 

De ahí surge su interés en imponer su modelo de democracia de manera universal, como si se tratara de una religión monoteísta e intolerante con el dólar como único Dios verdadero, Diostodopoderoso y vengativo, que no tolera rivales y cuando se levantan los ahoga en sangre.

 

Ya vimos en el pasado cuando existía la Unión Soviética, cuyo modelo de gobierno también tenía pretensiones de monoteísmo universal.

 

Al final de la charla de Wang Yi, hace una alusión al fracaso de la URSS como aspirante a hegemonía. Lo usa como un pronóstico sobre las aspiraciones hegemónicas de Estados Unidos y su modelo democrático que manipula la representación de la voluntad de los ciudadanos, que debe ser la principal base funcional y propósito de la democracia.

 

En Estados Unidos, la voluntad del votante se ve modificada por una complicada maraña de filtros y esquemas interpuestos en un proceso electoral en el que la votación por correo y el uso de máquinas de votación aumenta la posibilidad de fraude, como se pudo ver en la derrota de Trump.

 

El elector norteamericano vota bajo la influencia de los monopolios mediáticos que al final son solo la parte vociferante y sin escrúpulos que impone al ciudadano medio norteamericano, cuyo bajo nivel cultural es notorio, la visión de mundo que mejor sirve a los intereses de la oligarquía financiera internacional.

 

Ya vimos en el pasado, con el caso de la URSS, cómo Estados Unidos utiliza la hegemonía financiera del dólar y la FED para sabotear la economía y la prosperidad de aquellos países independientes que se atreven a tener una política de gobierno diferente a la de Estados Unidos. Los Estados Unidos; es así como ahora se acumulan las sanciones contra las economías de Rusia, China, Cuba, Irán o Venezuela. Países libres y democráticos en términos de regímenes que reflejen la voluntad de los respectivos pueblos; cuyos dirigentes siempre son tachados de dictadores, porque no obedecen las órdenes de la oligarquía norteamericana que vociferan sus agentes instalados en el Capitolio o en la Casa Blanca.

 

Esa política de sanciones continúa hoy contra China.

 

Beijing adoptó un modelo muy diferente, porque no busca enriquecer aún más a los ricos; sino sacar a los pobres de la pobreza. Como China tiene la población más grande del mundo, al otorgar un poder adquisitivo a la mayoría de su población, también se convirtió en el mercado más importante de todos.

 

El canciller chino Wang Yi dijo en su videoconferencia con el Consejo de Relaciones Exteriores de Estados Unidos: “Nunca adoptamos modelos extranjeros, pero incluso cuando nuestra política tiene éxito, no exportamos nuestra ideología, ni exigimos a otros países copiar los métodos de China."

 

El líder chino enunció posteriormente 5 sugerencias para la política estratégica de Estados Unidos con China, que según el diario Global Times, son las siguientes:

 

1. Estados Unidos debe comprender y considerar el desarrollo de China de manera objetiva y racional, sin mirar el éxito de un sistema distinto al suyo como un desafío.

 

2. Estados Unidos debe trabajar con China para trazar un nuevo camino de coexistencia pacífica y cooperación que sea beneficioso para todos.

 

3. Estados Unidos debe respetar la ruta y el sistema que China eligió independientemente.

 

4. Estados Unidos debería practicar el multilateralismo con sentido de la realidad.

 

5. Estados Unidos no debe interferir en los asuntos internos de China.

 

La sabiduría china sabe que "Un país que practica el hegemonismo está destinado al fracaso", en cambio sabemos que "un país seguramente buscará la hegemonía cuando se vuelva más fuerte", según Wang, en una advertencia sobre el aumento de la fuerza de China.

 

Relaciones futuras entre China y Estados Unidos: dependerá del hecho de que Estados Unidos respete y acepte el ascenso pacífico de China y el derecho del pueblo chino a buscar una vida mejor.

 

Al final Wang advirtió a Estados Unidos que la democracia no es como la Coca-Cola que promete el mismo sabor en todo el mundo, ya que la democracia no trata de gusto, sino de la organización social.

 

Estados Unidos debe respetar la ruta y el sistema elegido por el Gobierno independiente de China.

 

Más información sobre el origen de este texto en Global Times

 

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