Una pandemia de endriagos¹ es la que se ha apropiado de una parte importante de la realidad peruana desde antes que el Coronavirus comenzara a matar gente². Este personaje literario, que es un monstruo que cruza ser humano con hidra y dragón, nos sirve para buscar cómo entender que, en plena pandemia, se están levantado otros virus, aparte del COVID 17, el neoliberalismo y el cambio climático, a los que me he referido en escritos recientes³. Estos nuevos virus tienen nombre y apellido sobre los que aquí queremos informar: Namru 6, Escazú, G5 y Paracas.

Mientras tanto, la crisis de régimen político sigue con el reciente enfrentamiento entre el Ejecutivo y el Congreso de la República que, con una medida anticonstitucional, ha acordado que los congresistas gocen de inmunidad y por lo tanto impunidad. El Presidente ha respondido convocando a elecciones para el 11 de abril del 2021 y planteando que el tema de la inmunidad se decida en un referéndum.

Namru 6

Ya hemos escrito que “Namru” no es el nombre de alguna tribu no contactada en la profundidad de las selvas andino-amazónicas, sino el de una unidad perfectamente conectada con el Departamento de Estado y la Marina de Guerra de los Estados Unidos (el US Naval Medical Research Unit NAMRU-6), así como con la Marina peruana y el Ministerio de Defensa del Perú.

No vamos abundar más en el tema⁴, pero al parecer se trata de un verdadero endriago con tres cabezas – Lima, Iquitos y Puerto Maldonado - y es una entidad dependiente del Comando Sur de los EEUU, es decir con mando norteamericano, el único existente en América Latina, como centro de investigación y monitoreo de enfermedades tropicales que amenazan las operaciones militares de los EEUU en la región. ¿Estará investigando sobre el Coronavirus que nos mata y destruye la economía, para encontrar la vacuna tan ansiada a nivel planetario? ¿O es un centro de inteligencia con 3 sedes – Lima, Iquitos y Puerto Maldonado – para ejercer el control en el presente y futuro de los recursos naturales de la región andino-amazónica? ¿O las dos cosas?

Las acciones realizadas han funcionado bajo el secretismo propio de operaciones que desarrollan las FFAA, bajo el pretexto de la seguridad nacional. Si tales instalaciones están en capacidad de trabajar con el Coronavirus, lo menos que debiéramos saber los peruanos es ¿qué se ha encontrado al respecto? ¿cuál es su finalidad? ¿Es que una vez más la Marina de Guerra del Perú ha sido utilizada por los EEUU empeñados en mantener este tipo de instalaciones en territorios tropicales, con propósitos muy distantes y distintos a la salud pública?

Intuimos que es para realizar labores de inteligencia estratégica que apuntan al control de los recursos naturales de la Amazonía y, de paso, servir de plataforma para apuntar hacia el norte a Colombia y Venezuela y hacia el Sur a Bolivia y Argentina. Es una buena oportunidad para investigarlo a petición de la Defensoría del Pueblo, del Congreso de la República, de los medios de comunicación…

Escazú

En estos días, de la caverna de los endriagos, han salido representantes de los sectores más retrógrados y antipatriotas del país a solicitar al Congreso de la República que no vote a favor del Acuerdo de Escazú, incluyendo en este caso al Canciller de la República en carta enviada a la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso Nacional, aunque en este caso, poco se le entiende. Este Acuerdo, que se refiere al derecho a información, participación pública y acceso a la justicia en asuntos ambientales, fue impulsado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), entidad dependiente de la ONU, luego de la reunión de Río+20 realizada en esa ciudad en el 2012. El Acuerdo fue suscrito por la ministra del Ambiente, Fabiola Mu­ñoz en marzo de 2018, pero como todo acuerdo internacional, este requiere la aprobación del Congreso de la República.

La carta del Canciller a la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso de la República enviada el 15 de junio, es un enredo, por decir lo menos. En el tercer párrafo de la segunda página nuestro Canciller, Gustavo Meza Cuadra, dice en estilo galimático: “De acuerdo con el Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos, la obligación de garantizar implica acciones apropiadas, efectivas y oportunas por parte del Estado, las cuales se extienden no sólo hacia la conducta de sus instituciones y/o agentes, sino a la protección frente a las acciones de particulares. En esto se diferencia del deber de respetar, que consiste esencialmente en no interferir en las actividades de las personas protegidas. Mientras respetar infiere obligaciones negativas de no interferencia, garantizar implica adoptar medidas positivas para garantizarlos”. No soy diplomático ni quiero serlo, pero ¿no es más fácil decir directamente que la Cancillería está en desacuerdo con firmar Escazú?

Más clara, directa y reflexionado es el pronunciamiento de hoy día 12 de julio, de la Sociedad Peruana de Derecho Internacional, que: “considera oportuno que —dentro del mismo ambiente de transparencia que promueve el Acuerdo de Escazú— se desarrolle un diálogo ciudadano informado y desprovisto de motivaciones partidistas, que permita a todos los peruanos conocer y entender las ventajas y alcances que comportaría el perfeccionamiento interno del Acuerdo de Escazú”.⁵ Es decir, debatir el tema pues !!. Ello entre otras razones porque de los 22 Estados que lo suscribieron en el 2018, solo 9 lo han ratificado y 11 aún no han adoptado acción alguna.

El Acuerdo busca garantizar tres derechos de la ciudadanía: 1) acceder en forma oportuna y efectiva a la información ambiental; 2) participar en la toma de decisiones que afecten el ambiente y, 3) acceder a la justicia para asegurar el cumplimiento de las leyes y derechos ambientales o el resarcimiento por daños. Sin embargo, los que salieron de la caverna de los endriagos, con Francisco Tudela (ex canciller de Fujimori), Luis Gonzáles Posada (ex canciller de Alan García) y 50 oficiales generales retirados de la Fuerza Aérea, sostienen que Escazú es un engendro de las ONGs ecologistas y caviares comunistas que buscan poner al servicio de extranjeros, nada menos que más de la mitad la Amazonía peruana.

El diario Expreso es su órgano de expresión y sostienen que: “El Perú perdería la soberanía del 53% de la Amazonía entregándose a un ente supranacional que definiría en última instancia cualquier conflicto ambiental en toda esta gran extensión territorial de selva, si el Congreso de la República decide ratificar la suscripción del Acuerdo de Escazú que sólo beneficiaría a las ONG que estuvieron detrás de este convenio.”⁶

Les preocupa el Artículo 9 del Acuerdo sobre Defensores de los derechos humanos en asuntos ambientales y, sobre todo, el punto 3: “Cada Parte tomará medidas apropiadas, efectivas y oportunas para prevenir, investigar y sancionar ataques, amenazas o intimidaciones que los defensores de los derechos humanos en asuntos ambientales puedan sufrir en el ejercicio de los derechos contemplados en el presente Acuerdo”.⁷ Pero lo que realmente es un incordio para los endriagos mencionados es el Artículo 7 sobre Participación pública en los procesos de toma de decisiones ambientales, en su punto 3 que dice: “Cada Parte promoverá la participación del público en procesos de toma de decisiones, revisiones, reexaminaciones o actualizaciones distintos a los mencionados en el párrafo 2 del presente artículo, relativos a asuntos ambientales de interés público, tales como el ordenamiento del territorio y la elaboración de políticas, estrategias, planes, programas, normas y reglamentos, que tengan o puedan tener un significativo impacto sobre el medio ambiente”.

Pero en realidad. lo que más les preocupa a estos personajes de cuento es que firmar el Acuerdo “fomentaría el bloqueo de las inversiones mineras y en recursos naturales en favor de sectores radicales y de algunas ONG que serían los grandes beneficiados”. Los ex aviadores – ¿no hay militares, marinos y policías? - y la DBA (Derecha Bruta y Achorada) que se consideran nacionalistas y defensores de la soberanía nacional protestan porque el Minam firmó este Acuerdo en el 2018 y la congresista Mirtha Vázquez del Frente Amplio solicitó hace poco que el Congreso se pronuncie al respecto.

Los endriagos sostienen que el Acuerdo de Escazú supuestamente limita soberanía al proteger la biodiversidad, apoyar la realización de ordenamiento territorial y darle derecho a opinar a los pueblos indígenas. Pero, no dicen nada sobre NAMRU 6 que es controlado por la marina de guerra de los EEUU, el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones CIADI del Banco Mundial, los Tratados de Libre Comercio TLC, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos OCDE a la que queremos ingresar, el Fondo Monetario Internacional FMI al que los gobiernos le rinden pleitesía, la Convención del Mar que algunos opinan que debemos firmar y otros engendros antinacionales en los que perdemos soberanía.

No es por nada, pero ya que hablamos de literatura y monstruos, entre los libros de caballería que, según Miguel de Cervantes Saavedra, leía el fabuloso Caballero de la Triste Figura, Don Quijote de la Mancha, hay uno que se titula Amadis de Gaula. Amadis, siendo el Caballero de la Verde Espada, derrota al endriago que quería comerse a su novia Oriana, pero el tal caballero dio cuenta del monstruo: “ …con la gran fuerza que puso e la que el Endriago traía, el espada caló tanto, que le llegó a los sesos; mas el Endriago, como le vido tan cerca, abrazóse con él, e con las sus muy fuertes e agudas uñas rompióle todas las armas de las espaldas e la carne e los huesos fasta las entrañas; e como él estaba ahogado de la mucha sangre que bebía, e con el golpe de la espada que a los sesos le pasó, e sobre todo, la sentencia que de Dios sobre él era dada, e no se podía revocar, no se podiendo ya tener, abrió los brazos e cayó a la una parte como muerto sin ningún sentido …”⁸

A los endriagos anti Amazonía, anti biodiversidad, anti pueblos indígenas, anti Reserva de Paracas⁹ y que están a favor del Namru 6 de los EEUU y de la instalación del G5¹⁰, les hace falta un Amadis que dé cuenta de ellos. Esto con el fin de que no nos destruyan la belleza y los silencios de Paracas y las funciones de Nuestra Amazonía que son: pulmón de buena parte del planeta ya que produce oxígeno O2; riñón del mundo ya que absorbe y produce CO2, uno de los principales gases de efecto invernadero GEI), al concentrar la mayor parte de los bosques del mundo; aguatero de al menos el 25% del agua dulce del mundo que convierten las nubes de este a oeste en verdaderos ríos voladores para irrigar las costas del Perú, Ecuador, Chile y hasta las pampas argentinas y uruguayas¹¹; equilibradora del clima ya que los bosques influyen en la velocidad del viento, lluvias y la composición química de la atmósfera; y, despensa de la biodiversidad del planeta, de los conocimientos ancestrales sobre principios activos de plantas y animales, así como la reserva estratégica de América del Sur para el Buen Vivir en el Siglo XXI.

Lima, 12 de julio del 2020

Hugo Cabieses Cubas

Economista licenciado en la Universidad del Pacífico (Lima,1972), ex Viceministro de Desarrollo Estratégico de los Recursos Naturales del MINAM (2011), actual investigador del Instituto para el Desarrollo y la Paz Amazónica (IDPA) y del Foro Social Pan Amazónico (FOSPA). Socialista convicto y confeso.